Significado de Prejuicio (Definición, Concepto, Qué es)


Significado de Prejuicio: Definiciones y Conceptos

Definición de Prejuicio

Un prejuicio (del lat. praejudicium, ‘juzgado de antemano’) es el proceso de formación de un concepto o juicio sobre alguna cosa de forma anticipada, es decir, antes de tiempo;1 implica la elaboración de un juicio u opinión acerca de una persona o situación antes de determinar la preponderancia de la evidencia, o la elaboración de un juicio sin antes tener ninguna experiencia directa o real. Consiste en criticar de forma positiva o negativa una situación o una persona sin tener suficientes elementos previos. Es una actitud que puede observarse en todos los ámbitos y actividades de la sociedad, en cualquier grupo social y en cualquier grupo de edad, e implica una forma de pensar íntimamente relacionada con comportamientos o actitudes de discriminación.
En el campo de la psicología, un sesgo cognitivo es una distorsión (distorsión cognitiva) en el modo en el que los seres humanos perciben la realidad. Algunos de estos procesos han sido verificados empíricamente en el campo de la psicología, otros están siendo considerados como categorías generales de prejuicios.
En la actividad científica en general, un sesgo es un error que aparece en los resultados de un estudio debido a factores que dependen de la recolección o del análisis o de la interpretación o de la publicación o de la revisión de los datos que pueden conducir a conclusiones que son sistemáticamente diferentes de la verdad o incorrectas acerca de los objetivos de una investigación. Este error puede ser sistemático o no, y es diferente al error aleatorio.
En el ámbito de cualquier disciplina científica, se le denomina sesgo al hecho de que el científico haga lo posible, ya sea de manera deliberada o por un error involuntario, para que los datos de sus experimentos coincidan con lo que de ellos se espera....
Gordon Allport, psicólogo de la Universidad de Harvard, quien dedicó gran parte de su trabajo al tema, en su libro “The Nature of Prejudice” publicado en 1954, definió al prejuicio como: "una actitud suspicaz u hostil hacia una persona que pertenece a un grupo, por el simple hecho de pertenecer a dicho grupo, y a la que, a partir de esta pertenencia, se le presumen las mismas cualidades negativas que se adscriben a todo el grupo” (Allport 1979 : 7). En esta definición, se refiere principalmente a la etiquetación que hacemos de manera negativa, en base a una forma de pensar que adoptamos desde pequeños. Esta forma de pensar surge como resultado de la necesidad que tiene el ser humano de tomar decisiones firmes y concretas de manera rápida, tomando información generalizada de la que se tiene hasta el momento para emitir juicios, y sin verificar su veracidad. El prejuicio hace referencia a lo infundado del juicio y al tono afectivo. Allport señala que la frase “pensar mal de otras personas” debe entenderse como “una expresión elíptica, la cual incluye sentimientos de desprecio o desagrado, de miedo y aversión, así como varias formas de conducta hostil, tales como hablar en contra de ciertas personas, practicar algún tipo de discriminación contra ellas o atacarlas con violencia”. En las prácticas cotidianas de los sujetos, el prejuicio opera a partir de presupuestos valorativos basados en costumbres, tradiciones, mitos y demás aprendizajes adquiridos a lo largo de los procesos de conformación de las identidades. Allport no incluye la posibilidad de calificación positiva en su definición. Su ensayo fue escrito con la finalidad de que sirviera como material didáctico para los estudiantes universitarios y público en general referente al tema de la discriminación étnica, particularmente la que sufrían los judíos y los negros americanos por lo cual es considerado un texto importante en la psicología social, debido a que plantea que el racismo es producido por “temores imaginarios”, lo que nos lleva a una visión positiva de que es posible erradicar el prejuicio para poder vivir en una sociedad más armónica.
El prejuicio surge por conveniencia, para discriminar, descartar o dominar a otras personas o aceptarlas preferentemente, sin tener remordimientos y sin reflexionar si eso es bueno o malo, o si es una opinión objetiva o subjetiva. Comúnmente es una actitud hostil o, menos frecuentemente, favorable hacia una persona que pertenece a determinado grupo (social, étnico, sexual, político, socioeconómico, ocupacional, religioso, deportivo, etario, de salud o de enfermedad o de cualquier índole, incluso territorial o geográfica) simplemente por el hecho de pertenecer (voluntaria o involuntariamente, consciente o inconscientemente) a ese grupo, en la presunción de que posee las cualidades negativas o positivas atribuidas por muchas personas al mismo. La opinión se produce primero respecto del grupo prejuiciado y después incorpora al individuo.
El prejuicio es una evaluación preconcebida de las personas, una idea preconcebida que se tiene sobre los otros.
El prejuicio consiste en tener una opinión o idea acerca de un miembro de un grupo sin realmente conocer al individuo. La antipatía suele basarse en información pasada y en la experiencia con un individuo en particular.

Concepto de Prejuicio

Se designa con el término de prejuicio a aquel juicio u opinión, casi siempre con una tendencia de tipo negativa, que se forma sin motivo alguno alguien de antemano y sin que exista antes un conocimiento previo de la persona o la cuestión que se prejuzga. Porque un prejuicio se dará cuando sin tener un cabal conocimiento acerca de una cuestión, o mucho antes que haya transcurrido un tiempo oportuno que reporte sobre el tema el adecuado conocimiento, vertimos una opinión que tiene muy pocas chances de ser real o de representar la realidad de un hecho o de una persona, ya que en realidad todavía se lo conoce muy pero muy poco como para opinar.
Por ejemplo, creer que todos los judíos son avaros solamente porque se les haya hecho tal fama vaya uno a saber porqué y nosotros tan solo y sin preguntarnos si en efecto es así, de donde surge tal creencia, si tiene fundamentos o no, la creemos, la damos como válida, sin más y sin menos. O suponer que por el hecho de no contar con una edad cronológica equiparada, sentenciar que un hombre de 50 años jamás será del todo feliz con una joven de 25 por la cantidad de años que los separan. O sea, puede suceder que la pareja no resulte finalmente, pero seguramente la edad no sea el factor desencadenante de la ruptura, una mala convivencia, un engaño pueden serlo, porque cuantos ejemplos nos ofrece la realidad acerca de parejas bien parejas que tampoco perduran en el tiempo aún teniendo la misma edad.
Generalmente, cuando se afirma una cuestión si contar con las debidas pruebas o documentación que testifique que realmente es así estaremos ante un prejuicio, como dijimos y reproduciendo entonces un estereotipo.
En la mayoría de los casos la manera de pensar en la cual fundamentalmente priman los prejuicios se encuentra muy vinculada a la discriminación, porque tal como mencionábamos más arriba, en nuestro primer esbozo sobre el tema, los prejuicios suelen ser muy negativos, es decir, es casi imposible encontrarse con un prejuicio que proponga una cuestión positiva.
El prejuicio, tal como se desprende del ejemplo precedente que vertimos acerca de los judíos, tenderá siempre a fomentar la división, la separación entre las personas, porque si yo sostengo que los judíos son personas avaras, entonces, lo que hago además de una generalización caprichosa y antojadiza es contribuir a hacerles una mala fama entre el resto de la gente que escucha mis comentarios y que capaz hasta ese momento desconocían la situación, pero yo los advierto y pongo dudas, siembro enconos.
Según sostiene la Psicología los prejuicios cognitivos resultan ser distorsiones que alterarán la manera en la cual las personas perciben la realidad.
Por tanto, los prejuicios resultan seriamente dañinos a la hora de fomentar o desarrollar lazos sociales y de amistad entre las personas, e incluso, muchas veces, al rechazar evidencias lo que hacemos es trabar el conocimiento verdadero de las cosas.

Significado de Prejuicio

El prejuicio es la acción y efecto de prejuzgar (juzgar las cosas sin tener cabal conocimiento o antes del tiempo oportuno). Un prejuicio, por lo tanto, es una opinión previa acerca de algo que se conoce poco o mal.
Por ejemplo: “Creer que todos los árabes son fundamentalistas sin siquiera haber viajado a Asia es un prejuicio”, “Deja de lado los prejuicios y anímate a usar camisas coloridas”, “Pensé que nunca me podría enamorar de una mujer de una cultura tan diferente, pero eran sólo prejuicios”.
Los prejuicios, por lo tanto, se elaboran a partir de opiniones que surgen antes de juzgar la determinación de las evidencias. En otras palabras, un prejuicio es una crítica que se realiza sin tener los suficientes elementos previos para fundamentarla. Si una persona que nunca viajó a Francia afirma que los franceses son poco afectuosos y distantes en el trato, estará incurriendo en un prejuicio y reproduciendo un estereotipo.
Este tipo de formas de pensar están vinculadas a la discriminación. Los prejuicios suelen ser negativos (se rechaza a algo o alguien antes de tener el conocimiento suficiente para juzgarlo con motivos) y fomentan la división entre las personas: si un sujeto cree que alguien es malo, no se acercará ni siquiera para conocerlo y comprobarlo.
Para la psicología, los prejuicios cognitivos son distorsiones que alteran el modo en que las personas perciben la realidad. Varios de estos procesos fueron verificados de forma empírica por los científicos. Los prejuicios llevaron a la Iglesia católica a rechazar, en su momento, evidencias científicas que comprobaban que la Tierra giraba alrededor del sol, entre muchas otras.

Qué es Prejuicio

Juicio u opinión preconcebidos sobre cualquier persona, situación o cosa, se relacionan, por tanto, con aspectos de conducta de caracter irracional.
Aunque el concepto tiene valor positivo y negativo, puesto que se refiere tanto a la disposición en favor como en contra de una persona, cosa, grupo o situación, su uso implica, por lo general, tanto en el aspecto popular como en el ciéntifico, la connotación negativa.
El prejuicio está más cargado de emoción y sugiere una reacción o sentimiento más fuerte que la intolerancia. Aunque es corriente hablar de prejuicios personales e incluir tales actitudes en el análisis de la personalidad, parece más adecuado resaltar los aspectos colectivos del prejuicio.
Los prejuicios de religión, raza, nación y clase se reflejan en la conducta del individuo como resultado de la relación mutua existente entre la personalidad y la cultura. Ordinariamente, el interés principal que despierta este fenómeno revierte sobre las situaciones sociales que los producen y sobre su papel funcional en las relaciones entre las personas y entre los grupos.
Como el prejuicio viene a ser una especie de actitud, se revela en la conducta, por cuyas manifestaciones, puede determinarse su función y la situación que lo engendra. Antaño se aceptaba la explicación de la génesis del prejuicio en términos de disposición natural.
La hipótesis, anterior a la aparición de la psicología del instinto, vino a ser apoyada por esta doctrina. Las reacciones individuales ante los extaños y lo exótico, como se testimonian en las primeras de individuos y grupos proporcionan en parte argumento a tal teoría.
La psicología social, mejor documentada, ha utilizado datos de carácter más empirico para desacreditar la explicación de prejuicio en tales términos. El prejuicio surge del conflicto que se plantea a los grupos con respecto al mantenimiento o consecución de una situación determinada, que puede ser del tipo económico, social, política, o resultar de una combinación de estos factores, desde este punto de vista, el prejuicio viene a ser un mecanismo de defensa.
Aunque se puede señalar pequeñas diferencias en el funcionamiento de las diferentes clases de prejuicio, puede afirmarse que el mecanismo fundamental es el mismo en las manifestaciones religiosas, raciales, nacionalistas, etc.

Definición de Prejuicio

La palabra prejuicio, reconoce su origen etimológico en el vocablo latino “praejudicium” aludiendo a lo que origina una conclusión o una afirmación sobre algo sin haberse reunido las pruebas suficientes que lo convalidan.
La falta de argumentos sólidos para sostener lo que se expresa o piensa es lo que caracteriza a un prejuicio, que puede basarse o conducir a un estereotipo (donde se califica del mismo a todos los que integran ese grupo) o ser producto de elaboraciones de nivel individual, aunque en general tienen una profunda carga social.
Son, salvo excepciones, apreciaciones negativas sobre un sujeto, hecho u objeto. Se basan en la ignorancia, en anteriores experiencias, en comentarios de otros, o en el deseo de sentirse superior, por ejemplo, en el primer caso, cuando se dice “el arte abstracto es horrible” es porque no se lo entiende (para no ser un prejuicio debe conocerse de arte).
En cuanto a los que se dirigen a otros seres humanos pueden ser motivados por razones de sexo, de religión, de raza, de ideología, de edad, etcétera, aplicándose al caso, frases hechas sin analizarlas, o si se lo hace a conciencia, puede ser con el fin de rebajar al otro en su autoestima o en la consideración de los demás. Si es un prejuicio positivo, tampoco es bueno, ya que realzar a algo o a alguien sin motivo, no es tampoco correcto ni justo con respecto a ese sujeto u objeto, ni a los demás.
Los prejuicios pueden dar lugar a actitudes discriminatorias, de exclusión, y de violencia verbal y física.
El psicólogo John Dollard, estudió en 1937 la situación de los negros en el sur de Estados Unidos, viendo que los prejuicios contra ellos, nacía de que los blancos no querían renunciar a su posición de privilegio, pues reconocer la igualdad de los otros iría en contra de sus propios intereses. Esto conduce a buscar otro motivo para el prejuicio, el miedo a perder las conquistas, si el grupo menospreciado deja de serlo. Este autor buscó el origen de los prejuicios desde el punto de vista psicológico, y los halló en las frustraciones infantiles del propio individuo que prejuzga, que le genera agresión, que la canaliza en el exterior de su grupo, al no poder hacerlo allí.
Por su parte, Theodor Adorno, en 1950, basó el prejuicio del racismo en un tipo depersonalidad, la autoritaria, forjada por una educación demasiado estricta, que no acepta nada que sea diferente de lo que él concibe, como producto de su proceso desocialización, como bueno o positivo.



Última actualización de esta pagina el 21 de octubre de 2020


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