Puntos Sobresalientes de 1 Corintios - 2 Corintios

Puntos Sobresalientes de la Lectura de la Biblia: 1 Corintios - 2 Corintios

Puntos sobresalientes de la lectura de la Biblia: 1 Corintios - 2 Corintios


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1 Corintios

2 Corintios


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PUNTOS SOBRESALIENTES DEL LIBRO DE 1 CORINTIOS - 2 CORINTIOS


Corintios, Cartas A Los

*** it-1 págs. 554-557 Corintios, Cartas a los ***
Dos cartas canónicas e inspiradas escritas por el apóstol Pablo a los cristianos de Grecia en el siglo I E.C. Ocupan los puestos séptimo y octavo, respectivamente, en la mayoría de las versiones españolas de las Escrituras Griegas Cristianas. Pablo se identifica como el escritor de ambas cartas; Primera a los Corintios la dirige a “la congregación de Dios que está en Corinto”, y Segunda a los Corintios, a “la congregación de Dios que está en Corinto, junto con todos los santos que están en toda Acaya”. (1Co 1:1, 2; 2Co 1:1.)
No se puede cuestionar con seriedad que Pablo fuera en realidad el escritor de Primera y Segunda a los Corintios. Además del propio testimonio del apóstol, la autenticidad y aceptación general de ambas cartas están confirmadas por testimonio externo. Escritores de los tres primeros siglos citan de ellas y se las atribuyen a Pablo. Asimismo, el llamado “canon de Atanasio” (367 E.C.) incluye entre “catorce cartas de Pablo el apóstol”, “dos a los corintios”. Este es el primer ejemplo de catálogo de libros de las Escrituras Griegas Cristianas que sigue el orden actual, y precedió en treinta años al publicado por el Concilio o Sínodo de Cartago (África), en 397 E.C.
El ministerio de Pablo en Corinto. Pablo llegó a Corinto hacia el año 50 E.C. Al principio pronunciaba discursos en la sinagoga todos los sábados “y persuadía a judíos y a griegos”. (Hch 18:1-4.) Sin embargo, cuando estos empezaron a oponerse y a hablar injuriosamente, dirigió su atención a la “gente de las naciones”, los gentiles de Corinto. Pablo se reunió con ellos en una casa contigua a la sinagoga, y muchos “empezaron a creer y a bautizarse”. El Señor le dijo en una visión que tenía a “mucha gente en [esa] ciudad”, de modo que el apóstol se quedó allí un año y seis meses, “enseñando entre ellos la palabra de Dios”. (Hch 18:5-11.) Como se usó a Pablo para establecer la congregación de Corinto, pudo decirles: “Aunque ustedes tengan diez mil tutores en Cristo, ciertamente no tienen muchos padres; porque en Cristo Jesús yo he llegado a ser padre de ustedes mediante las buenas nuevas”. (1Co 4:15.)
El ambiente de Corinto era muy inmoral, lo que con el tiempo llegó a afectar a la congregación cristiana de esa ciudad. Debido a ello, Pablo creyó necesario reprender a la congregación mediante una carta porque había un caso de ‘fornicación como ni siquiera lo había entre las naciones’: cierto hombre había tomado la esposa de su padre. (1Co 5:1-5.) También los animó a ser fieles con una ilustración que podían entender bien. Sabía que estaban familiarizados con la pruebas atléticas de los juegos ístmicos, que se celebraban cerca de Corinto, de modo que les escribió: “¿No saben ustedes que los corredores en una carrera todos corren, pero solo uno recibe el premio? Corran de tal modo que lo alcancen. Además, todo hombre que toma parte en una competencia ejerce autodominio en todas las cosas. Pues bien, ellos, por supuesto, lo hacen para obtener una corona corruptible, pero nosotros una incorruptible”. (1Co 9:24, 25.)
Primera a los Corintios. Durante su tercer viaje misional, Pablo permaneció algún tiempo en Éfeso. (Hch 19:1.) Fue probablemente en el transcurso de su último año en esa ciudad cuando el apóstol recibió noticias preocupantes acerca de las condiciones que había en la congregación corintia. “Los de la casa de Cloe” le informaron que existían disensiones entre los corintios. (1Co 1:11.) Además, Estéfanas, Fortunato y Acaico también habían llegado de Corinto y tal vez diesen detalles de la situación existente en aquella congregación. (1Co 16:17, 18.) Por otra parte, la congregación cristiana de Corinto le había enviado a Pablo una carta con preguntas. (1Co 7:1.) Por lo tanto, movido por un profundo interés en el bienestar espiritual de sus compañeros creyentes de esa ciudad, Pablo escribió su primera carta a la congregación cristiana de Corinto hacia el año 55 E.C. Las palabras de Pablo registradas en 1 Corintios 16:8 —“Mas voy a permanecer en Éfeso hasta la fiesta del Pentecostés”— confirman que esta carta se escribió en Éfeso.
En la introducción de Primera a los Corintios Pablo menciona a un compañero, Sóstenes, quien tal vez haya escrito la carta dictada por el apóstol. Esta idea parece verosímil en vista de las palabras de conclusión: “Aquí está mi saludo, de Pablo, de mi propia mano”. (1Co 1:1; 16:21.)
Segunda a los Corintios. Es probable que Pablo escribiera su segunda carta a los Corintios durante la parte final del verano o a principios del otoño del año 55 E.C. Había escrito la primera carta en Éfeso, donde al parecer permaneció, tal como había planeado, hasta el Pentecostés de ese año o tal vez más tiempo. (1Co 16:8.) Después partió hacia Troas, donde le desilusionó no encontrar a Tito, a quien se había enviado a Corinto para ayudar en la colecta para los santos de Judea. Por lo tanto, continuó su viaje a Macedonia, donde se le unió Tito, que llevaba un informe de la reacción de los corintios a su primera carta. (2Co 2:12, 13; 7:5-7.) Desde allí Pablo les escribió la segunda carta, que probablemente Tito llevó a Corinto. Unos meses más tarde se vieron cumplidos sus deseos de visitar la ciudad. Pablo visitó a los corintios en dos ocasiones. Tras su primera visita, cuando estableció la congregación, planeó una segunda, que no se llevó a efecto. Pero “la tercera vez” que se lo propuso o estuvo “listo” para ir, consiguió materializar su deseo, de modo que en el año 56 E.C. pudo verlos de nuevo. (2Co 1:15; 12:14; 13:1.) Durante esta segunda visita a Corinto escribió su carta a los Romanos.
Por qué se escribió. Tito le había llevado a Pablo un informe favorable. La primera carta a los Corintios había despertado en ellos tristeza de manera piadosa, arrepentimiento, solicitud, un deseo de librarse de culpa, indignación, temor y corrección del error. Pablo los encomió en su segunda carta por cómo habían aceptado y puesto por obra el consejo, y los instó a que “[perdonasen] bondadosamente y [consolasen]” al hombre arrepentido que habían expulsado de la congregación. (2Co 7:8-12; 2:1-11; compárese con 1Co 5:1-5.) El apóstol también deseaba estimularlos a proseguir con la obra de socorro en favor de sus compañeros creyentes necesitados de Judea. (2Co 8:1-15.) Además, en la congregación había quienes continuaban desafiando la posición de Pablo y su autoridad de apóstol, lo que hacía necesario que defendiese su posición apostólica. En realidad, no fue por sí mismo, sino “fue para Dios”, es decir, para salvar a la congregación que pertenecía a Dios, por lo que Pablo habló en términos enérgicos en su carta y se ‘jactó’ de sus credenciales como apóstol. (2Co 5:12, 13; 10:7-12; 11:16-20, 30-33; 12:11-13.)
Esclarecen escritos inspirados anteriores. Pablo dio fuerza a los argumentos que utilizó en sus escritos inspirados a los corintios remitiéndose a las Escrituras Hebreas. Cuando expuso la tontedad de la sabiduría mundana de los falsos apóstoles, mostró la importancia de conseguir la sabiduría superior de Dios. Para ello señaló lo que el salmista había dicho a una generación de hacía siglos: “Los pensamientos de los hombres [...] son como una exhalación” (Sl 94:11; 1Co 3:20), y preguntó lo que Isaías había preguntado a los judíos rebeldes: “¿Quién ha tomado las proporciones del espíritu de Jehová, y quién [...] puede hacerle saber algo?”. (Isa 40:13; 1Co 2:16.) Pablo probó que el ministro cristiano tiene derecho a recibir ayuda material mostrando que Deuteronomio 25:4 —“No debes poner bozal al toro mientras está trillando”— en realidad se escribió por causa de los ministros de Dios. (1Co 9:9, 10.) Demostró que Dios había prometido la resurrección desde hacía mucho tiempo citando Isaías 25:8 y Oseas 13:14, donde se dice que la muerte será tragada. (1Co 15:54, 55.) Además, arrojó mucha luz sobre la celebración de la Cena del Señor examinando en detalle las palabras que Jesús pronunció cuando instituyó esta celebración. (Lu 22:19, 20; 1Co 11:23-34.)
Pablo demostró cuál había sido siempre la actitud de Dios en cuanto a la limpieza espiritual citando o aludiendo a Deuteronomio 17:7; Levítico 26:11, 12; Isaías 43:6; 52:11, y Oseas 1:10. (1Co 5:13; 2Co 6:14-18.) Mostró que los siervos de Dios de tiempos antiguos no habían pasado por alto el dar material y que Jehová ve con favor al cristiano generoso. (Sl 112:9; 2Co 9:9.) También indicó que el principio de la ley de establecer todo asunto sobre la base de dos o tres testigos aplica en la congregación cristiana. (Dt 19:15; 2Co 13:1.) Estas y otras referencias a pasajes escritos antes de su tiempo los ilustran y esclarecen su aplicación para nuestro día.
[Recuadro en la página 555]

PUNTOS SOBRESALIENTES DE PRIMERA A LOS CORINTIOS

Carta que Pablo escribió a la congregación de Corinto después de recibir informes alarmantes sobre disensiones e inmoralidad y en respuesta a una pregunta en cuanto al matrimonio
Escrita desde Éfeso alrededor de 55 E.C.
Exhortación a la unidad (1:1–4:21)
Seguir a hombres resulta en divisiones
Lo que cuenta es el punto de vista de Dios sobre lo que es sabio y lo que es necedad
No se jacten en hombres, sino en Jehová, quien da todas las cosas mediante Cristo
Hay que ser maduro, espiritual, reconociendo que el crecimiento espiritual se debe a Dios y que Cristo es el fundamento sobre el que se edifican las personalidades cristianas
Nadie debe hincharse, pensando que es mejor que sus compañeros cristianos
Mantener la limpieza moral de la congregación (5:1–6:20)
Expulsen a cualquiera que se haga fornicador, idólatra, injuriador, borracho, practicante de extorsión o que esté dominado por la avidez
Mejor ser defraudado que llevar a un compañero cristiano a los tribunales ante incrédulos
La inmundicia moral contamina el templo de Dios e impide la entrada en el Reino
Consejo sobre el matrimonio y la soltería (7:1-40)
Debe rendirse el débito conyugal, pero con consideración
El matrimonio es mejor que la soltería para quien está encendido de pasión
El cristiano casado no debe irse del cónyuge incrédulo; con el tiempo puede ayudarle a obtener la salvación
No es necesario cambiar de estado al hacerse cristiano
El matrimonio aumenta la ansiedad; la soltería puede ser ventajosa para quien desee servir al Señor sin distracción
Consideración por el bienestar espiritual de otros (8:1–10:33)
No hagan tropezar a otros comiendo alimentos ofrecidos a los ídolos
Para no dificultar a nadie la aceptación de las buenas nuevas, Pablo no ejercitó su derecho a recibir ayuda material
Tomen a pecho los ejemplos amonestadores de la experiencia de Israel en el desierto, a fin de beneficiarse personalmente y no ser una causa de tropiezo a otros
Aunque todas las cosas son lícitas, no todas edifican
Orden en la congregación (11:1–14:40)
Respeten la jefatura cristiana; la mujer debe usar cobertura para la cabeza
Respeten la Cena del Señor
Usen los dones del espíritu con reconocimiento de su fuente y su propósito
El amor es el camino sobrepujante
Mantengan el orden en las reuniones de congregación
La esperanza de la resurrección es segura (15:1–16:24)
La resurrección de Cristo, una garantía
Los cristianos ungidos deben morir para ser levantados a inmortalidad e incorrupción
La labor del cristiano no es en vano en lo relacionado con el Señor; hay que estar firme en la fe
[Recuadro en la página 556]

PUNTOS SOBRESALIENTES DE SEGUNDA A LOS CORINTIOS

Carta complementaria a la primera con relación a la acción que debe tomarse a fin de mantener limpia la congregación, fomentar el deseo de ayudar a los hermanos de Judea y contrarrestar la influencia de los falsos apóstoles
Pablo la escribió en 55 E.C., unos pocos meses antes de hacer su segunda y última visita a Corinto
Interés amoroso de Pablo; su posición y la de Timoteo con respecto a sus hermanos (1:1–7:16)
La tribulación que Pablo y Timoteo habían experimentado por ser cristianos casi les había causado la muerte, pero Dios los había liberado, y esto podía servirles de consuelo
Se habían comportado con santidad y sinceridad piadosa; no eran amos de la fe de ellos, sino colaboradores para su gozo
La primera carta se escribió por amor y con muchas lágrimas; ahora debían perdonar y consolar al hombre que había sido inmoral
Dios había capacitado a Pablo y a sus compañeros como ministros del nuevo pacto; los corintios son su carta de recomendación, inscrita en su propio corazón
Al llevar a cabo este ministerio, no adulteran la Palabra de Dios, sino que predican a Cristo como Señor; estas buenas nuevas solo están veladas entre aquellos a quienes ha cegado el dios de este sistema de cosas
Aunque Pablo, Timoteo y los corintios moran en tiendas terrestres, comparten la esperanza de moradas celestiales eternas; pero cada uno será puesto de manifiesto ante el tribunal de juicio del Cristo
Cualquiera que esté en unión con Cristo es una nueva creación; todos ellos comparten el ministerio de la reconciliación; todos, como embajadores, ruegan: “Reconcíliense con Dios”
El aguante de Pablo y sus compañeros, así como la prueba que dieron de tener el espíritu de Dios, los recomienda como ministros de Dios
Con el corazón ensanchado instan a sus hermanos a ensancharse en sus afectos, a evitar unirse bajo yugo desigual con los incrédulos y a limpiarse de cualquier contaminación de la carne y del espíritu
Pablo se siente confortado por cómo respondieron al consejo de su primera carta
Animados a ayudar a los hermanos que estaban experimentando adversidad en Judea (8:1–9:15)
A pesar de su pobreza, los macedonios pidieron participar
Cristo se hizo pobre para que los corintios (y otros) llegaran a ser ricos
Encomia a los corintios por su disposición a compartir
Que cada uno haga como lo haya resuelto en su corazón; Dios ama al dador alegre
Argumentos para contrarrestar la influencia de los falsos apóstoles (10:1–13:14)
Respuesta a las acusaciones de que era “débil”, “inferior”, “irrazonable”, de “habla desdeñable”, ‘se había introducido en el territorio que les pertenecía’ y había demostrado no ser un apóstol como ellos al humillarse a realizar trabajo seglar
Pablo igual en genealogía; superior en registro de persecución y dificultades a causa del Cristo, en interés amoroso por las congregaciones, en visiones, en señales de apóstol
Deben seguir poniéndose a prueba para ver si están en la fe

Libro bíblico número 46: 1 Corintios

*** si págs. 210-214 Libro bíblico número 46: 1 Corintios ***

Escritor: Pablo
Dónde se escribió: Éfeso
Cuándo se completó: c. 55 E.C.
CORINTO era “una ciudad célebre y voluptuosa, donde los vicios de Oriente y Occidente se encontraban”. Situada en un istmo angosto entre el Peloponeso y la Grecia continental, Corinto dominaba la ruta terrestre al continente. En los días del apóstol Pablo la ciudad tenía una población de unas 400.000 personas, superada solamente por las de Roma, Alejandría y Antioquía de Siria. Al este de Corinto estaba el mar Egeo, y al oeste el golfo de Corinto y el mar Jónico. De modo que Corinto, la capital de la provincia de Acaya, con sus dos puertos de Cencreas y Lequeo, ocupaba una posición de estratégica importancia comercial. Era también un centro de la cultura griega. “Su riqueza —se ha dicho— era tan renombrada como para ser proverbial; también lo eran el vicio y el libertinaje de sus habitantes”. Entre sus prácticas religiosas paganas estaba la adoración de Afrodita (equivalente de la Venus romana). La sensualidad era un producto de la adoración corintia.
2 Fue a esta metrópoli próspera, pero moralmente decadente, del mundo romano adonde viajó Pablo alrededor de 50 E.C. Durante su estadía de 18 meses allí, se estableció en la ciudad una congregación cristiana. (Hech. 18:1-11.) ¡Cuánto amaba Pablo a aquellos creyentes que mediante él habían oído por primera vez las buenas nuevas acerca de Cristo! Por carta les recordó el lazo espiritual que existía entre ellos y él, al decir: “Aunque ustedes tengan diez mil tutores en Cristo, ciertamente no tienen muchos padres; porque en Cristo Jesús yo he llegado a ser padre de ustedes mediante las buenas nuevas”. (1 Cor. 4:15.)
3 El profundo interés de él en el bienestar espiritual de ellos impulsó a Pablo a escribir su primera carta a los cristianos corintios durante su tercera gira misional. Habían pasado algunos años desde que había residido en Corinto. Ahora era alrededor de 55 E.C., y Pablo se hallaba en Éfeso. Parece que había recibido una carta de la relativamente nueva congregación de Corinto, y era preciso contestarla. Además, Pablo había recibido informes perturbadores (7:1; 1:11; 5:1; 11:18). Tan angustiosos le fueron estos que el apóstol ni siquiera se refirió a la carta que los corintios le habían enviado con preguntas sino hasta el primer versículo del capítulo 7 de su carta. Especialmente debido a aquellos informes, Pablo se sintió impelido a escribir a sus compañeros cristianos de Corinto.
4 Pero ¿cómo sabemos que Pablo escribió Primera a los Corintios desde Éfeso? En primer lugar, al concluir la carta con saludos el apóstol incluye los de Áquila y Prisca (Priscila) (16:19). Hechos 18:18, 19 muestra que estos se habían trasladado de Corinto a Éfeso. Puesto que Áquila y Priscila residían entonces en esta última ciudad y Pablo los incluyó en los saludos finales de Primera a los Corintios, él debe haber estado en Éfeso cuando escribió la carta. Sin embargo, un punto que disipa toda duda en cuanto a ello es la declaración de Pablo en 1 Corintios 16:8: “Mas voy a permanecer en Éfeso hasta la fiesta del Pentecostés”. De modo que Pablo escribió Primera a los Corintios en Éfeso, aparentemente hacia el final de su estadía allí.
5 La autenticidad de Primera a los Corintios, y también de Segunda a los Corintios, es incuestionable. Los cristianos primitivos atribuyeron a Pablo estas cartas, las aceptaron como canónicas y las incluyeron en sus colecciones. De hecho, se dice que por lo menos seis veces se alude a Primera a los Corintios y se cita de ella en una carta enviada de Roma a Corinto, fechada alrededor del año 95 E.C. y llamada Primera de Clemente. Parece que el escritor hizo referencia a Primera a los Corintios al instar a los que recibirían su carta: “Consideren la epístola del bendito Pablo el apóstol”. También citan directamente de Primera a los Corintios Justino Mártir, Atenágoras, Ireneo y Tertuliano. Hay prueba clara de que una recopilación o colección de las cartas de Pablo, entre ellas Primera y Segunda a los Corintios, “se hizo y publicó en la última década del primer siglo”.
6 La primera carta de Pablo a los corintios nos da la oportunidad de mirar dentro de la congregación corintia misma. Estos cristianos tenían problemas que afrontar y cuestiones que resolver. Había facciones dentro de la congregación, pues algunos seguían a hombres. Había surgido un caso escandaloso de inmoralidad sexual. Algunos estaban experimentando dificultades en su hogar debido a sus creencias. ¿Deberían permanecer con sus cónyuges incrédulos, o separarse? ¿Y qué hay de comer carne sacrificada a ídolos? ¿Deberían hacerlo? Los corintios necesitaban consejo respecto a cómo conducir sus reuniones, incluso la celebración de la Cena del Señor. ¿Cuál debería ser la posición de las mujeres en la congregación? Además, entre ellos había personas que negaban la resurrección. Había muchos problemas. No obstante, el apóstol estaba particularmente interesado en restaurar a los corintios en sentido espiritual.
7 Puesto que las circunstancias internas de la congregación y el ambiente que reinaba en la antigua Corinto, con su prosperidad y libertinaje, tienen paralelos modernos, el excelente consejo que Pablo escribió bajo inspiración divina capta nuestra atención. Lo que Pablo dijo está tan lleno de significado para nuestros días que el considerar con meditación su primera carta a los amados hermanos y hermanas de Corinto resultará ser verdaderamente provechoso. Tenga presente el espíritu del tiempo y el lugar. Medite y escudriñe, tal como deben haberlo hecho los cristianos corintios, mientras repasamos las palabras penetrantes, conmovedoras e inspiradas de Pablo a sus compañeros de creencia de la antigua Corinto.

CONTENIDO DE PRIMERA A LOS CORINTIOS

8 Pablo denuncia el sectarismo, exhorta a la unidad (1:1–4:21). Pablo tiene buenos deseos para los corintios. Pero ¿qué hay de las facciones y disensiones que hay entre ellos? “El Cristo existe dividido” (1:13). El apóstol está agradecido de haber bautizado a muy pocos de ellos, para que no puedan decir que han sido bautizados en su nombre. Pablo predica a Cristo fijado en el madero. Esto es causa de tropiezo para los judíos, y necedad para las naciones. Pero Dios escogió las cosas necias y débiles del mundo para avergonzar a los sabios y fuertes. De modo que Pablo no usa habla extravagante, sino que deja que los hermanos vean el espíritu y poder de Dios a través de sus palabras, para que cifren su fe en el poder de Dios más bien que en la sabiduría de los hombres. Hablamos las cosas reveladas por el espíritu de Dios, dice Pablo, “porque el espíritu escudriña todas las cosas, hasta las cosas profundas de Dios”. El hombre físico no puede entender estas cosas, sino solamente el hombre espiritual (2:10).
9 Ellos están siguiendo a hombres... algunos a Apolos, otros a Pablo. Pero ¿quiénes son estos? Son solo ministros mediante los cuales los corintios habían llegado a ser creyentes. Los que plantan y riegan no son nada, pues ‘Dios seguía haciéndolo crecer’, y ellos son Sus “colaboradores”. La prueba del fuego demostrará quién ha hecho obras duraderas. Pablo les dice: “Ustedes son el templo de Dios”, en quienes mora Su espíritu. “La sabiduría de este mundo es necedad para con Dios.” Por lo tanto, que nadie se jacte en los hombres, porque en verdad todas las cosas pertenecen a Dios (3:6, 9, 16, 19).
10 Pablo y Apolos son humildes mayordomos de los secretos sagrados de Dios, y los mayordomos deben ser fieles. ¿Quiénes son los hermanos de Corinto para que se jacten, y qué tienen que no hayan recibido? ¿Han llegado a ser ricos, han empezado a gobernar como reyes y se han hecho muy discretos y fuertes, mientras que los apóstoles, que han llegado a ser un espectáculo teatral tanto a ángeles como a hombres, todavía son necios y débiles, el desecho de todas las cosas? Pablo envía a Timoteo para que les ayude a recordar sus métodos relacionados con Cristo y a ser imitadores de él. Si Jehová quiere, Pablo mismo irá dentro de poco y llegará a conocer, no solo el habla de los que están hinchados, sino su poder.
11 Sobre mantener limpia la congregación (5:1–6:20). ¡Se informa de un escandaloso caso de inmoralidad entre los corintios! Un hombre ha tomado la esposa de su padre. A tal hombre hay que entregarlo a Satanás, porque un poco de levadura hace fermentar toda la masa. Ellos tienen que cesar de mezclarse en la compañía de cualquiera que se llame hermano pero sea inicuo.
12 ¡Los corintios hasta habían estado llevándose unos a otros a los tribunales! ¿No hubiera sido mejor que se dejaran defraudar? Puesto que han de juzgar al mundo y a los ángeles, ¿no pueden hallar a alguien entre ellos que juzgue entre los hermanos? Más que eso, deben ser limpios, pues los fornicadores, idólatras y otros como estos no heredarán el Reino de Dios. Eso es lo que algunos de ellos eran, pero han sido lavados y santificados. “Huyan de la fornicación”, dice Pablo. “Porque fueron comprados por precio. Sin falta, glorifiquen a Dios en el cuerpo que son ustedes” (6:18, 20).
13 Consejo sobre la soltería y el matrimonio (7:1-40). Pablo contesta una pregunta acerca del matrimonio. Debido a la ocurrencia común de la fornicación, pudiera ser aconsejable que el hombre o la mujer se casara, y los que están casados no deben estar privándose mutuamente del débito conyugal. Es bueno que los no casados y las viudas permanezcan solteros, como Pablo; pero si no tienen autodominio, que se casen. Una vez que se hayan casado, deben permanecer juntos. Aun cuando su cónyuge sea incrédulo, el creyente no debe irse, pues pudiera ayudarle a alcanzar la salvación. En cuanto a la circuncisión y la esclavitud, que cada uno esté contento con permanecer en la condición en que fue llamado. Respecto a la persona casada, está dividida porque quiere ganar la aprobación de su cónyuge, mientras que la persona soltera está ansiosa solamente por las cosas del Señor. Los que se casan no pecan, pero los que no se casan ‘hacen mejor’ (7:38).
14 Hacer todas las cosas por causa de las buenas nuevas (8:1–9:27). ¿Qué hay del alimento ofrecido a los ídolos? ¡Un ídolo no es nada! Hay muchos “dioses” y “señores” en el mundo, pero para el cristiano hay “un solo Dios el Padre” y “un solo Señor, Jesucristo” (8:5, 6). Sin embargo, alguien pudiera ofenderse si observara a uno comer carne sacrificada a un ídolo. Pablo aconseja que en tales circunstancias el cristiano no debe comerla, para evitar que su hermano tropiece.
15 Pablo se niega a sí mismo muchas cosas por causa del ministerio. Como apóstol tiene derecho a ‘vivir de las buenas nuevas’, pero se ha refrenado de hacerlo. No obstante, le está impuesta la necesidad de predicar; de hecho, dice: “¡Ay de mí si no declarara las buenas nuevas!”. De modo que se ha hecho esclavo de todos y ha llegado a ser “toda cosa a gente de toda clase” para “que de todos modos salve a algunos”, haciendo todas las cosas “por causa de las buenas nuevas”. A fin de ganar la carrera y la corona incorruptible, trata severamente su cuerpo para que, después de haber predicado a otros, él mismo “no llegue a ser desaprobado de algún modo” (9:14, 16, 19, 22, 23, 27).
16 Advertencia contra las cosas perjudiciales (10:1-33). ¿Qué hay de los “antepasados”? Estos estuvieron bajo la nube y fueron bautizados en Moisés. La mayoría de ellos no alcanzaron la aprobación de Dios, sino que quedaron tendidos en el desierto. ¿Por qué? Desearon cosas perjudiciales. Los cristianos deben tomar eso como advertencia para evitar la idolatría y la fornicación, y no poner a Jehová a prueba ni murmurar. El que piense que está en pie debe cuidarse para no caer. La tentación vendrá, pero Dios no dejará que sus siervos sean tentados más allá de lo que puedan soportar; les dará una salida para que puedan aguantarla. “Por lo cual”, escribe Pablo, “huyan de la idolatría” (10:1, 14). No podemos ser partícipes de la mesa de Jehová y de la mesa de los demonios. Con todo, si estuvieran comiendo en una casa, no pregunten de dónde vino la carne. Pero si alguien les advierte que ha sido sacrificada a ídolos, por consideración a la conciencia de esa persona no la coman. “Hagan todas las cosas para la gloria de Dios”, escribe Pablo (10:31).
17 Jefatura; la Cena del Señor (11:1-34). “Háganse imitadores de mí, así como yo lo soy de Cristo”, declara Pablo, y entonces pasa a exponer el principio divino de la jefatura: La cabeza de la mujer es el hombre, la cabeza del hombre es Cristo, la cabeza de Cristo es Dios. Por lo tanto, la mujer debe tener “una señal de autoridad” sobre su cabeza cuando ora o profetiza en la congregación. Pablo no puede alabar a los corintios, pues existen divisiones entre ellos cuando se congregan. En tal condición, ¿cómo pueden ellos participar debidamente de la Cena del Señor? Él repasa lo que sucedió cuando Jesús instituyó la Conmemoración de su muerte. Cada uno debe escudriñarse a sí mismo antes de participar, no sea que se acarree juicio por no discernir “el cuerpo” (11:1, 10, 29).
18 Dones espirituales; el amor y el seguir tras él (12:1–14:40). Hay variedades de dones espirituales, pero el mismo espíritu; variedades de ministerios y operaciones, pero el mismo Señor y el mismo Dios. De igual manera hay muchos miembros en el único cuerpo unido de Cristo, y cada miembro necesita al otro como sucede en el cuerpo humano. Dios ha puesto cada miembro en el cuerpo como a Él le agrada, y cada uno tiene su propia función que desempeñar, de modo que ‘no debe haber división en el cuerpo’ (12:25). Los usuarios de los dones espirituales no son nada si no tienen amor. El amor es sufrido y bondadoso, no es celoso, no se hincha. Se regocija solamente con la verdad. “El amor nunca falla” (13:8). Los dones espirituales, como el profetizar y hablar en lenguas, serán eliminados, pero la fe, la esperanza y el amor permanecen. De estos, el mayor es el amor.
19 “Sigan tras el amor”, aconseja Pablo. Los dones espirituales han de usarse con amor para edificar a la congregación. Por eso el profetizar debe preferirse a hablar en lenguas. Pablo preferiría hablar cinco palabras con entendimiento para enseñar a otros a decir diez mil en una lengua desconocida. Las lenguas sirven de señal para los incrédulos, pero la profecía es para los creyentes. No deben ser “niñitos” en su entendimiento de estos asuntos. En cuanto a las mujeres, deben estar en sujeción en la congregación. “Que todas las cosas se efectúen decentemente y por arreglo” (14:1, 20, 40).
20 La certeza de la esperanza de la resurrección (15:1–16:24). El resucitado Cristo se apareció a Cefas, a los 12, a más de 500 hermanos juntos, a Santiago, a todos los apóstoles y, como último de todos, a Pablo. ‘Si Cristo no ha sido levantado —escribe Pablo —, nuestra predicación y fe son en vano’ (15:14). Se levanta a cada uno en su propio orden: Cristo las primicias, y después los que le pertenecen durante su presencia. Finalmente Cristo entrega el Reino a su Padre después que todos sus enemigos han sido puestos bajo sus pies. Hasta la muerte, que es el último enemigo, será reducida a nada. ¿De qué le sirve a Pablo enfrentarse continuamente con peligros de muerte si no hay resurrección?
21 Pero ¿cómo han de ser levantados los muertos? Para que se desarrolle el cuerpo de una planta, el grano sembrado tiene que morir. La resurrección de los muertos es similar a eso. “Se siembra cuerpo físico, se levanta cuerpo espiritual. [...] Carne y sangre no pueden heredar el reino de Dios” (15:44, 50). Pablo dice un secreto sagrado: No todos se dormirán en la muerte, pero durante la última trompeta serán cambiados en un abrir y cerrar de ojos. Cuando esto que es mortal se vista de inmortalidad, la muerte será tragada para siempre. “Muerte, ¿dónde está tu victoria? Muerte, ¿dónde está tu aguijón?” Desde el corazón Pablo exclama: “¡Pero gracias a Dios, porque él nos da la victoria mediante nuestro Señor Jesucristo!” (15:55, 57).
22 Para concluir, Pablo aconseja que haya orden cuando se recojan las contribuciones que se han de enviar a Jerusalén para ayudar a los hermanos necesitados. Habla sobre su próxima visita vía Macedonia e indica que quizás Timoteo y Apolos también los visiten. “Manténganse despiertos —exhorta Pablo —, estén firmes en la fe, pórtense como hombres, háganse poderosos. Efectúense todos sus asuntos con amor” (16:13, 14). Pablo envía saludos de las congregaciones de Asia, y entonces escribe un saludo final de su propia mano como expresión de su amor.

POR QUÉ ES PROVECHOSO

23 Esta carta del apóstol Pablo es muy provechosa para ampliar nuestro entendimiento de las Escrituras Hebreas, de las cuales hace muchas citas. En el capítulo 10 Pablo señala que los israelitas bajo Moisés bebieron de una masa rocosa espiritual, que significó el Cristo. (1 Cor. 10:4; Núm. 20:11.) Luego pasa a referirse a las consecuencias desastrosas de desear cosas perjudiciales, según quedó demostrado en el caso de los israelitas bajo Moisés, y añade: “Pues bien, estas cosas siguieron aconteciéndoles como ejemplos, y fueron escritas para amonestación de nosotros a quienes los fines de los sistemas de cosas han llegado”. ¡Que nunca confiemos en nosotros mismos y creamos que no podemos caer! (1 Cor. 10:11, 12; Núm. 14:2; 21:5; 25:9.) De nuevo Pablo deriva una ilustración de la Ley. Hace referencia a los sacrificios de comunión que se efectuaban en Israel para mostrar que los que participan de la Cena del Señor deben participar dignamente de la mesa de Jehová. Entonces, para apoyar su argumento de que es apropiado comer todo lo que se vende en la carnicería, cita de Salmo 24:1 y dice: “A Jehová pertenecen la tierra y lo que la llena”. (1 Cor. 10:18, 21, 26; Éxo. 32:6; Lev. 7:11-15.)
24 Al mostrar la superioridad de “las cosas que Dios ha preparado para los que lo aman” y la vanidad de “los razonamientos de los sabios” de este mundo, Pablo cita nuevamente de las Escrituras Hebreas. (1 Cor. 2:9; 3:20; Isa. 64:4; Sal. 94:11.) Como autoridad para sus instrucciones en el capítulo 5 sobre expulsar al malhechor, cita de la ley de Jehová para que ‘eliminen lo malo que haya entre ellos’. (Deu. 17:7.) Al considerar su derecho a vivir del ministerio, Pablo hace otra referencia a la Ley de Moisés, que decía que a los animales que trabajaban no se les debía poner bozal para impedir que comieran, y que los levitas que servían en el templo debían recibir su porción del altar. (1 Cor. 9:8-14; Deu. 25:4; 18:1.)
25 ¡Qué provechosa instrucción inspirada hemos recibido de la primera carta de Pablo a los cristianos corintios! Medite sobre el consejo que se da contra las divisiones y el seguir a hombres (capítulos 1-4). Recuerde el caso de inmoralidad, y cómo recalcó Pablo la importancia de la virtud y la limpieza dentro de la congregación (capítulos 5 y 6). Considere su consejo inspirado respecto a la soltería, el matrimonio y la separación (capítulo 7). Piense en lo que el apóstol dijo acerca de los alimentos ofrecidos a ídolos y en cuán enérgicamente hizo ver que no se debía causar tropiezo a otros ni caer en la idolatría (capítulos 8-10). El consejo sobre la debida sujeción, una consideración de los dones espirituales, el muy práctico examen de la excelencia de la cualidad perdurable y que nunca falla, el amor... estas cosas también recibieron atención. ¡Y cuán claramente subrayó el apóstol la importancia de mantener el orden en las reuniones cristianas (capítulos 11-14)! ¡Qué defensa maravillosa de la resurrección escribió inspirado por espíritu (capítulo 15)! Estos asuntos y otros han pasado por la mente... ¡y cuán valiosos son para los cristianos de nuestros días!
26 Esta carta nos hace entender mucho mejor el glorioso tema bíblico del Reino de Dios. Da la advertencia firme de que los que no son justos no entrarán en el Reino, y enumera muchos de los vicios que descalificarían a uno. (1 Cor. 6:9, 10.) Pero lo más importante es que explica la relación que hay entre la resurrección y el Reino de Dios. Muestra que Cristo, “las primicias” de la resurrección, tiene que “reinar hasta que Dios haya puesto a todos los enemigos debajo de sus pies”. Entonces, cuando haya abatido a todos los enemigos, entre ellos la muerte, “él entrega el reino a su Dios y Padre, [...] para que Dios sea todas las cosas para con todos”. Finalmente, en cumplimiento de la promesa del Reino hecha en Edén, Cristo y sus hermanos espirituales resucitados magullarán por completo la cabeza de la Serpiente. Ciertamente la perspectiva de la resurrección es magnífica para los que han de compartir la incorruptibilidad de Cristo Jesús en el Reino celestial. Basándose en la esperanza de la resurrección, Pablo aconseja: “Por consiguiente, amados hermanos míos, háganse constantes, inmovibles, siempre teniendo mucho que hacer en la obra del Señor, sabiendo que su labor no es en vano en lo relacionado con el Señor”. (1 Cor. 15:20-28, 58; Gén. 3:15; Rom. 16:20.)

Puntos sobresalientes de las cartas a los Corintios

*** w08 15/7 págs. 26-28 Puntos sobresalientes de las cartas a los Corintios ***
DURANTE su tercer viaje misionero, alrededor del año 55 de nuestra era, Pablo se encuentra de visita en Éfeso. Está muy preocupado por el estado espiritual de los hermanos de Corinto, pues ha oído que discuten mucho y están tolerando la inmoralidad sexual. Además, la congregación le ha escrito para preguntarle sobre ciertas cuestiones. Todo esto lo lleva a escribir su primera carta a los corintios.
Más tarde, al parecer unos meses después, vuelve a escribirles. A los cristianos de la actualidad nos resultará muy útil examinar el mensaje de estas dos cartas, pues la situación de Corinto en el siglo primero, tanto dentro como fuera de la congregación, es semejante en muchos aspectos a la que vivimos nosotros (Heb. 4:12).

“DESPIERTOS”, “FIRMES” Y “PODEROSOS”

(1 Cor. 1:1–16:24)
Pablo escribe: “Los exhorto, hermanos, [...] a que todos hablen de acuerdo” (1 Cor. 1:10). Les explica que deben edificar las cualidades cristianas sobre Jesucristo, y no sobre “ningún otro fundamento” (1 Cor. 3:11-13). Además, les habla de un caso de inmoralidad sexual dentro de la congregación y les da la siguiente orden: “Remuevan al hombre inicuo de entre ustedes” (1 Cor. 5:13). “El cuerpo no es para fornicación —les recalca—, sino para el Señor.” (1 Cor. 6:13.)
Teniendo presentes “las cosas [sobre las] que escribieron” los corintios, el apóstol les ofrece buenos consejos acerca del matrimonio y la soltería (1 Cor. 7:1). Luego les habla sobre el principio cristiano de autoridad, el orden que debe mantenerse en las reuniones y la certeza de la resurrección. Finalmente, les dice: “Manténganse despiertos, estén firmes en la fe, pórtense como hombres, háganse poderosos” (1 Cor. 16:13).

Respuestas a preguntas bíblicas:

1:21. ¿De verdad recurre Jehová a la “necedad” para salvar a los creyentes? Por supuesto que no. Pero eso es lo que pudieran pensar quienes pertenecen al “mundo [que] mediante su sabiduría no llegó a conocer a Dios”. A sus ojos, los medios que Dios utiliza para salvar a las personas son puras tonterías (Juan 17:25).
5:5. ¿Qué significa entregar al pecador “a Satanás para la destrucción de la carne, a fin de que el espíritu sea salvado”? Cuando alguien peca gravemente y no se arrepiente, es expulsado de la congregación. Como en ese momento vuelve a formar parte del mundo malvado de Satanás, puede decirse que ha sido entregado al Diablo (1 Juan 5:19). Además, con la expulsión se destruye, o elimina, una influencia carnal, o corruptora, y se protege el espíritu, o actitud reinante, de la congregación (2 Tim. 4:22).
7:33, 34. ¿Qué son “las cosas del mundo” por las que se inquietan los cristianos casados? Son los asuntos del diario vivir de los que deben ocuparse —como la comida, la ropa y la vivienda—, y no las cosas malas del mundo, que todos debemos evitar (1 Juan 2:15-17).
11:26. ¿Con cuánta frecuencia debe conmemorarse la muerte de Jesús, y hasta cuándo? Este versículo no da a entender que la muerte de Jesús se conmemoraría muy a menudo. La palabra griega traducida “cuantas veces” también puede verterse “siempre que” o “cada vez que”. Por tanto, lo que el apóstol indicó es que cada vez que los ungidos participaran del pan y del vino de la Conmemoración —una vez al año, el 14 de nisán—, estarían “proclamando la muerte del Señor”. Y lo harían “hasta que él lleg[ara]” para recibirlos en el cielo gracias a la resurrección (1 Tes. 4:14-17).
13:13. ¿En qué sentido es el amor mayor que la fe y la esperanza? Cuando lleguen “las cosas que [...] esperan” los siervos de Dios y se haga realidad su “expectativa segura”, habrá determinados aspectos de su fe y esperanza que perderán vigencia (Heb. 11:1). Sin embargo, el amor durará para siempre, y por eso se dice que es mayor que la fe y la esperanza.
15:29. ¿Qué significa bautizarse “con el propósito de ser personas muertas”? Estas palabras no significan que haya que bautizarse en favor de las personas que han muerto sin estar bautizadas. El apóstol habla de la vida que llevan los ungidos como si fuera una inmersión. Tienen que mantenerse íntegros hasta la muerte para luego levantarse en la resurrección como seres espirituales.

Lecciones para nosotros:

1:26-31; 3:3-9; 4:7. Debemos ser humildes y no jactarnos, o hablar con orgullo, de nosotros, sino solo de Jehová. Así fortaleceremos la unidad de la congregación.
2:3-5. Cuando Pablo fue a predicar a Corinto, quizás se preguntara si sería capaz de convencer a alguien en aquel gran centro de la cultura y filosofía griega. Pero no se dejó dominar por sus miedos y debilidades, sino que llevó a cabo el ministerio que Dios le había encomendado. Nosotros tampoco debemos darnos por vencidos si hacemos frente a situaciones poco comunes. Como Pablo, pedimos ayuda a Jehová y seguimos anunciando las buenas nuevas del Reino de Dios.
2:16. Tener “la mente de Cristo” significa conocer bien su forma de razonar, pensar como él, comprender todos los rasgos de su personalidad e imitar su ejemplo (1 Ped. 2:21; 4:1). Para lograrlo, es esencial estudiar a fondo su vida y ministerio.
3:10-15; 4:17. Debemos analizar nuestro modo de enseñar y hacer discípulos, y esforzarnos por mejorar (Mat. 28:19, 20). Si somos negligentes, el estudiante tal vez no sobreviva a las pruebas de fe. Y aunque nosotros nos salvemos, será “como a través de fuego”: con el dolor de haberlo perdido.
6:18. Para “[huir] de la fornicación”, no basta con evitar los actos sexuales englobados por el término griego pornéia. Hay que rechazar todo lo que podría llevarnos a caer en ella, como la pornografía, la inmundicia moral, las fantasías eróticas y el coqueteo (Mat. 5:28; Sant. 3:17).
7:29. Los cónyuges no deben estar tan pendientes el uno del otro que dejen los intereses del Reino en segundo plano.
10:8-11. A Jehová le ofendió mucho que los israelitas hablaran mal de Moisés y Aarón. Por eso, no sería sabio que cayéramos en el vicio de andar criticando a los demás.
16:2. La planificación y la regularidad son esenciales para no descuidar nuestra aportación monetaria a favor de la obra del Reino.

“CONTINÚEN [...] SIENDO REAJUSTADOS”

(2 Cor. 1:1–13:14)
Al enterarse Pablo de que un pecador de la congregación corintia había respondido bien a la reprensión recibida y se había arrepentido, recomienda a los hermanos “perdonarlo bondadosamente y consolarlo”. Es cierto que el apóstol los había afligido con su primera carta, pero estaba muy contento porque con ella había conseguido que fueran “entristecidos para arrepentimiento” (2 Cor. 2:6, 7; 7:8, 9).
Ya que “están abundando en todo”, Pablo los anima a que “abunden también en [...] dar”. Luego responde a las acusaciones de sus enemigos y da un último consejo: “Continúen regocijándose, siendo reajustados, siendo consolados, pensando de acuerdo, viviendo pacíficamente” (2 Cor. 8:7; 13:11).

Respuestas a preguntas bíblicas:

2:15, 16. ¿En qué sentido somos “un olor grato de Cristo”? Los cristianos obedecemos lo que dice la Biblia y predicamos su mensaje. De este modo, difundimos un “olor” que resulta muy agradable para Jehová y para la gente de buen corazón, pero que a los injustos les produce repugnancia.
5:16. ¿Cómo es que los ungidos “no [conocen] a nadie según la carne”? Ellos no juzgan a ninguna persona según criterios carnales, es decir, haciendo distinciones étnicas, sociales o nacionales. Consideran que lo más importante es su relación espiritual con los hermanos en la fe.
11:1, 16; 12:11. ¿Fue Pablo irrazonable y presumido con los corintios? No, pero algunos quizás lo pensaran al escuchar las cosas que tuvo que decir para defender su autoridad como apóstol.
12:1-4. ¿Quién “fue arrebatado al paraíso”? Es razonable pensar que fue Pablo, pues él habla de este suceso justo después de haber defendido su condición de apóstol, y en ningún lugar de la Biblia se dice que otra persona tuviera la visión mencionada. Probablemente, lo que Pablo contempló fue el paraíso espiritual del que disfrutaría la congregación cristiana en “el tiempo del fin” (Dan. 12:4).

Lecciones para nosotros:

3:5. De este versículo se desprende el siguiente principio: Jehová es quien nos capacita para el ministerio cristiano. Y lo hace valiéndose de su Palabra, su fuerza activa y la parte terrestre de su organización (Juan 16:7; 2 Tim. 3:16, 17). Por eso, apliquémonos al estudio de la Biblia y de las publicaciones que la explican; pidámosle a Jehová su espíritu constantemente, y asistamos con asiduidad a las reuniones, sin olvidarnos de participar en ellas (Sal. 1:1-3; Luc. 11:10-13; Heb. 10:24, 25).
4:16. Jehová renueva “de día en día” al “hombre que somos interiormente”. Por ello, tenemos que aprovechar siempre las ayudas que nos da y no permitir que pase una sola jornada sin hacer algo por nuestra espiritualidad.
4:17, 18. Tener presente que “la tribulación es momentánea y liviana” nos ayudará a soportarla.
5:1-5. Esta bella descripción de Pablo muestra cuánto desean los ungidos vivir en el cielo.
10:13. Por lo general, debemos limitarnos a predicar en el territorio asignado a nuestra congregación, a menos que nos pidan que ayudemos en cierta zona donde hay necesidad.
13:5. Los cristianos deben estar “poniéndose a prueba para ver si están en la fe”, es decir, examinando si su conducta está de acuerdo con lo que manda la Biblia. Además, deben estar “dando prueba de lo que [...] son”, o sea, evaluando su espiritualidad, sus “facultades perceptivas” y sus obras de fe (Heb. 5:14; Sant. 1:22-25). Sin duda, los sabios consejos de Pablo nos ayudan a seguir en el camino de la verdad.
[Ilustración de las páginas 26 y 27]
¿Qué significan las palabras “cuantas veces coman este pan y beban esta copa”? (1 Cor. 11:26)

“Hagan todas las cosas para la gloria de Dios”

*** w90 15/9 págs. 24-25 “Hagan todas las cosas para la gloria de Dios” ***

Puntos sobresalientes de Primera a los Corintios

LA GLORIA de Jehová Dios es de interés vital para todos los que lo adoran “con espíritu y con verdad”. (Juan 4:23, 24.) Por eso el apóstol Pablo dijo a sus compañeros cristianos de la antigua Corinto: “Sea que estén comiendo, o bebiendo, o haciendo cualquier otra cosa, hagan todas las cosas para la gloria de Dios”. (1 Corintios 10:31.) El hacer esto requiere que aceptemos la solución de Jehová a nuestros problemas en este mundo materialista e inmoral y de mucha religión falsa.
Los cristianos corintios necesitaban ayuda divina para resolver sus problemas, pues vivían en una ciudad próspera e inmoral donde la religión falsa abundaba. Ubicada en un istmo entre la Grecia continental y el Peloponeso, Corinto era la capital de la provincia romana de Acaya, con una población de unos 400.000 habitantes. Pablo estableció la congregación allí alrededor del año 50 E.C. (Hechos 18:1-11.)
Los corintios habían escrito a Pablo para preguntarle sobre el matrimonio y el comer carne que hubiera sido ofrecida a ídolos (7:1). Las divisiones y un caso de crasa inmoralidad entre ellos angustiaron a Pablo. Necesitaban consejo sobre cómo observar apropiadamente la Cena del Señor. Hasta amenazaba la apostasía, y la congregación necesitaba consejo sobre cómo manifestar amor. Por razones de esa índole Pablo escribió su primera carta inspirada a los corintios desde Éfeso alrededor del año 55 E.C. Pero esta carta también puede beneficiarnos a nosotros.

La unidad y la limpieza moral son vitales

Si ‘hacemos todas las cosas para la gloria de Dios’, no seguiremos a nadie que procure causar divisiones en la congregación... uno de los problemas que plagaban a los corintios (1:1–4:21). Pablo los exhortó a ‘que hablaran de acuerdo y estuvieran unidos en la misma mente y en la misma forma de pensar’. Habrá unidad si seguimos este consejo y cultivamos cualidades espirituales. En vez de jactarnos con relación a algún humano pecaminoso, debemos recordar que aunque ‘plantamos y regamos, Dios es quien sigue haciéndolo crecer’ en sentido espiritual. Los que se jactaban en Corinto no tenían nada que no hubieran recibido; por eso, nunca nos veamos como mejores que otros compañeros de creencia. Un espíritu de humildad nos ayudará a promover la unidad.
Para que exista unidad los ancianos nombrados tienen que actuar para mantener limpia a la congregación espiritualmente (5:1–6:20). Puesto que “un poco de levadura hace fermentar toda la masa”, los fornicadores, los codiciosos, los idólatras, los injuriadores, los borrachos y los extorsionistas que no se arrepientan tienen que ser expulsados. La inmundicia moral, que contamina al templo de Dios, no se puede tolerar entre el pueblo de Jehová. Más bien, los fieles tienen que hacer lo que glorifique a Dios.
Sea considerado con los demás
Para ‘hacer todas las cosas para la gloria de Dios’ tenemos que aplicar el consejo de Pablo sobre el matrimonio y la soltería (7:1-40). Los que están unidos por el enlace marital deben rendir su débito sexual con consideración. El cristiano casado no debe separarse de su cónyuge incrédulo, pues el permanecer juntos pudiera ayudar al incrédulo a alcanzar la salvación. Mientras que el matrimonio trae nuevas inquietudes, la soltería puede beneficiar al que desea ayudar a otros espiritualmente mientras sirve al Señor sin distracción.
El tomar en consideración el bienestar espiritual de los demás es deber de todo cristiano, sea soltero o casado (8:1–10:33). Por eso, a los corintios se les aconsejó que no causaran tropiezo a otros mediante comer alimento que hubiera sido ofrecido a ídolos. Para no servir de estorbo a nadie respecto a aceptar las buenas nuevas, Pablo ni siquiera ejercía su derecho de recibir ayuda material. También ‘aporreaba su cuerpo para que, después de haber predicado a otros, él mismo no fuera desaprobado’. El tomar a pecho las experiencias del pecaminoso Israel en el desierto nos ayuda a evitar la idolatría y a no cometer males. Además, ‘si hacemos todo para la gloria de Dios’ no causaremos tropiezo a nadie.

Muestre respeto y mantenga el orden

El ‘hacer todas las cosas para la gloria de Dios’ requiere que mostremos el debido respeto (11:1-34). La cristiana del primer siglo mostraba respeto por la jefatura al cubrirse la cabeza cuando oraba o profetizaba en la congregación. Hoy día las mujeres piadosas muestran el mismo respeto por la jefatura. También, para no llegar a ser como aquellos corintios que necesitaban corrección, todos tenemos que manifestar respeto por la Cena del Señor.
Para ‘hacer todas las cosas para la gloria de Dios’ tenemos que conducir las reuniones de manera ordenada (12:1–14:40). Cuando los cristianos primitivos se reunían, los dones del espíritu como el hablar en lenguas se usaban con respeto y con aprecio a su fuente y su propósito. Aunque ahora no tenemos estos dones, glorificamos a Dios al mostrar amor, que es superior a aquellos dones. También glorificamos a Jehová porque nuestras reuniones están bien organizadas, y aplicamos respetuosamente este consejo de Pablo: “Que todas las cosas se efectúen decentemente y por arreglo”.
El ‘hacer todas las cosas para la gloria de Dios’ exige que respetemos las doctrinas de la Biblia y que sigamos firmes espiritualmente (15:1-16:24). Posiblemente era por influencia de la filosofía griega que algunos de la congregación corintia decían: “No hay resurrección de los muertos”. (Compárese con Hechos 17:18, 32.) Quizás hayan tenido el punto de vista apóstata de que no habría resurrección futura porque creían que los cristianos vivos ya habían experimentado una resurrección simbólica, espiritual. (2 Timoteo 2:16-18.) Pablo apoyó la esperanza verdadera al mencionar la resurrección de Jesús, y también mostró que los cristianos ungidos tenían que morir para ser levantados a la vida celestial con inmortalidad. Sus palabras nos ayudan a evitar de otras maneras también la apostasía y a ‘estar firmes en la fe’.

Siempre haga las cosas para la gloria de Dios

El consejo de Pablo en Primera a los Corintios es tan provechoso hoy como lo fue en el siglo I E.C. Incita a los testigos de Jehová de hoy a servir unidamente a Dios como pueblo limpio. Las palabras del apóstol deben movernos a mostrar consideración y el debido respeto a otros. Lo que Pablo dijo también puede hacernos fuertes ante la apostasía y firmes a favor de la fe verdadera.
No hay duda de que todo siervo fiel de Jehová desea sinceramente bendecir a Dios, anunciar su Reino y glorificar su santo nombre. (Salmo 145:1, 2, 10-13.) En verdad la primera carta de Pablo a los corintios nos ayuda a ‘hacer todo para la gloria de Dios’.
[Fotografía/Recuadro en las páginas 24, 25]
A MUERTE SEGURA: En más de una ocasión en sus cartas a los corintios Pablo aludió a la muerte en la arena. Por ejemplo, escribió: “Me parece que a nosotros los apóstoles Dios nos ha puesto últimos en exhibición como hombres designados para muerte, porque hemos llegado a ser un espectáculo teatral al mundo, tanto a ángeles como a hombres”. (1 Corintios 4:9.) Puede que Pablo haya tenido presentes las exhibiciones de los bestiarii (hombres que luchaban contra bestias) y de los gladiadores (hombres que combatían contra otros hombres). Algunos peleaban por un sueldo, pero a los criminales se les obligaba a pelear. A aquellos prisioneros al principio se les permitía usar armas, pero después se les hacía salir desnudos, indefensos, a la muerte segura.
Puesto que “ángeles” y “hombres” (no solo “el mundo” de la humanidad) eran espectadores, los apóstoles eran como los que estaban a punto de morir en aquel cruel espectáculo final. Pablo dijo que había “peleado con bestias salvajes en Éfeso”, pero hay quienes dudan que a un ciudadano romano lo hubieran sometido a tal experiencia y dicen que él aludía a opositores bestiales. (1 Corintios 15:32.) Sin embargo, la declaración de Pablo de que Dios lo había rescatado “de tan grande cosa como la muerte” en el distrito de Asia (donde se encontraba Éfeso) encaja mejor con una experiencia con bestias salvajes verdaderas en una arena que con la oposición de hombres. (2 Corintios 1:8-10; 11:23; Hechos 19:23-41.)
[Ilustración/Recuadro en la página 25]
TENGA PRESENTE EL PREMIO: Pablo usó ciertos aspectos de los antiguos juegos griegos para ilustrar puntos importantes. (1 Corintios 9:24-27.) En competencias como los juegos ístmicos que se celebraban cada dos años cerca de Corinto, el programa consistía en carreras, boxeo y otros eventos de ese tipo. Mientras se preparaban para tales competencias, los corredores y los boxeadores tenían que ejercer autodominio, llevar una dieta saludable y de poca grasa, y abstenerse de vino por diez meses. Pero en vez de recibir una guirnalda perecedera de pino o de hiedra como la que se otorgaba a los ganadores de los juegos ístmicos, el cristiano ungido se esfuerza por obtener la corona incorruptible de la vida inmortal. Para ganar ese premio, tiene que mantener los ojos fijos en él y ejercer autodominio. El mismo principio aplica a los testigos de Jehová que tienen la esperanza de vivir para siempre en la Tierra.

Libro bíblico número 47: 2 Corintios

*** si págs. 214-217 Libro bíblico número 47: 2 Corintios ***
Escritor: Pablo
Dónde se escribió: Macedonia
Cuándo se completó: c. 55 E.C.
QUIZÁS corría ahora el final del verano o el principio del otoño de 55 E.C. En la congregación cristiana de Corinto todavía había asuntos que preocupaban al apóstol Pablo. No habían pasado muchos meses desde que él había escrito su primera carta a los corintios. Tito ya había sido enviado a Corinto para ayudar en la colecta que se efectuaba allí para los santos de Judea y posiblemente también para observar cómo habían reaccionado los corintios a la primera carta. (2 Cor. 8:1-6; 2:13.) ¿Cómo la habían tomado? ¡Qué consuelo fue para Pablo saber que la carta los había movido a sentir pesar y a arrepentirse! Tito había vuelto con este buen informe a Pablo, que se hallaba en Macedonia, y ahora el corazón del apóstol rebosaba de amor a sus amados compañeros de creencia corintios (7:5-7; 6:11).
2 Así que Pablo les escribió de nuevo. Esta conmovedora y enérgica segunda carta se escribió desde Macedonia, y parece que fue entregada por Tito (9:2, 4; 8:16-18, 22-24). Una de las preocupaciones por las cuales Pablo escribió era que entre los corintios había “apóstoles superfinos”, a quienes él describió también como “apóstoles falsos, obreros engañosos” (11:5, 13, 14). Estaba en peligro el bienestar espiritual de aquella congregación relativamente nueva, y la autoridad de Pablo como apóstol estaba bajo ataque. Por eso su segunda carta a Corinto satisfizo una gran necesidad.
3 Puede señalarse que Pablo dijo: “Esta es la tercera vez que estoy listo para ir a ustedes”. (2 Cor. 12:14; 13:1.) Él había hecho planes para visitarlos por segunda vez al tiempo de escribir su primera carta, pero, aunque se preparó para ello, este “segundo motivo de gozo” no se realizó. (1 Cor. 16:5; 2 Cor. 1:15.) Así que en realidad Pablo había estado allí solo una vez antes, por 18 meses, durante 50-52 E.C., cuando se fundó la congregación cristiana de Corinto. (Hech. 18:1-18.) Con todo, posteriormente Pablo vio realizado su deseo de visitar de nuevo a Corinto. Mientras estuvo en Grecia por tres meses, probablemente en 56 E.C., pasó por lo menos parte del tiempo en Corinto, y desde allí escribió su carta a los romanos. (Rom. 16:1, 23; 1 Cor. 1:14.)
4 Segunda a los Corintios siempre se ha considerado junto con Primera a los Corintios y las demás epístolas paulinas como parte auténtica del canon de la Biblia. De nuevo se nos permite mirar dentro de la congregación de Corinto y derivar provecho de las palabras que Pablo escribió bajo inspiración como consejo a ellos y a nosotros.

CONTENIDO DE SEGUNDA A LOS CORINTIOS

5 Ayuda del “Dios de todo consuelo” (1:1–2:11). Pablo incluye a Timoteo en su saludo de apertura. “Bendito —dice Pablo— [es] el Padre de tiernas misericordias y el Dios de todo consuelo, que nos consuela en toda nuestra tribulación” para que nosotros, también, podamos consolar a otros. Aunque Pablo y sus compañeros han estado bajo extremada presión y con la vida en peligro, Dios los ha rescatado. Los corintios también pueden ayudar mediante orar por ellos. Pablo les escribe con confianza en su propia sinceridad y en la bondad inmerecida de Dios. Las promesas de Dios han llegado a ser “Sí” mediante Jesús, y Dios ha ungido a los que pertenecen a Cristo y les ha dado “la prenda de lo que ha de venir, es decir, el espíritu” en sus corazones (1:3, 4, 20, 22).
6 Parece que el hombre que fue objeto de los comentarios de Pablo en el quinto capítulo de su primera carta fue echado de la congregación. Pero se ha arrepentido y demuestra su pesar. Por lo tanto Pablo dice a los corintios que muestren perdón genuino y confirmen su amor al arrepentido.
7 Capacitados como ministros del nuevo pacto (2:12–6:10). Pablo se presenta a sí mismo y presenta a los cristianos de Corinto como en una procesión triunfal con Cristo. (Los corintios estaban familiarizados con la suave fragancia del incienso que se quemaba en la ruta de las procesiones de los ejércitos victoriosos en aquellos días.) Hay un marcado contraste entre el “olor” del cristiano para los que han de alcanzar la vida y el “olor” que tienen para los que están pereciendo. “No somos vendedores ambulantes de la palabra de Dios”, afirma Pablo (2:16, 17).
8 Pablo y sus colaboradores no necesitan documentos ni cartas de recomendación escritas para los corintios ni de ellos. Los creyentes corintios mismos son cartas de recomendación, escritas “por nosotros como ministros” e inscritas, no en tablas de piedra, sino “en tablas de carne, en corazones”, declara Pablo. Dios ha capacitado adecuadamente a los ministros del nuevo pacto. El código escrito era una administración de muerte, con una gloria que se desvanecía, y era temporario. Sin embargo, la administración del espíritu lleva a la vida, es duradera y abunda en gloria. Cuando “se lee a Moisés”, un velo descansa sobre el corazón de los hijos de Israel, pero cuando estos se vuelven a Jehová, el velo se quita y ellos “son transformados en la misma imagen de gloria en gloria” (3:3, 15, 18).
9 Entonces Pablo pasa a decir: ‘Tenemos este ministerio debido a la misericordia que se nos mostró. Hemos renunciado a las cosas solapadas y no hemos adulterado la palabra de Dios, sino que nos hemos recomendado mediante poner de manifiesto la verdad. Si el mensaje de buenas nuevas está velado, es porque el dios de este mundo ha cegado la mente de los incrédulos. Con todo, nuestros corazones están iluminados con el glorioso conocimiento de Dios por el rostro de Cristo. ¡Qué magnífico tesoro tenemos! Está en vasos de barro, para que el poder que va más allá de lo normal sea de Dios. Bajo persecución y opresión, sí, frente a la muerte misma, ejercemos fe y no nos rendimos, pues la tribulación momentánea obra para nosotros una gloria que es de más y más sobrepujante peso y es eterna. De modo que tenemos los ojos fijos en las cosas que no se ven’ (4:1-18).
10 ‘Sabemos —escribe Pablo— que nuestra casa terrestre será reemplazada por una eterna en los cielos. Mientras tanto seguimos adelante con fe y buen ánimo. Aunque ausentes de Cristo, procuramos ser aceptos a él’ (5:1, 7-9). Los que están en unión con Cristo son “una nueva creación” y tienen un ministerio de reconciliación. Son “embajadores en sustitución de Cristo” (5:17, 20). Pablo se recomienda como ministro de Dios en el pleno sentido de la palabra. ¿Cómo? ‘Por el aguante de mucho en cuanto a tribulaciones, golpes, labores, noches sin dormir; por pureza, por conocimiento, por gran paciencia, por bondad, por espíritu santo, por amor libre de hipocresía, por habla verídica, por el poder de Dios, como pobre mas enriqueciendo a muchos, como no teniendo nada y, sin embargo, poseyendo todas las cosas’ (6:4-10).
11 “Perfeccionando la santidad en el temor de Dios” (6:11–7:16). Pablo dice a los corintios: ‘Nuestro corazón se ha ensanchado para recibirlos’. Ellos también deben ensanchar sus tiernos cariños. ¡Pero ahora da una advertencia! “No lleguen a estar unidos bajo yugo desigual con los incrédulos” (6:11, 14). ¿Qué consorcio tiene la luz con la oscuridad, o Cristo con Belial? Como templo de un Dios vivo, ellos tienen que separarse y dejar de tocar la cosa inmunda. Pablo dice: “Limpiémonos de toda contaminación de la carne y del espíritu, perfeccionando la santidad en el temor de Dios” (7:1).
12 Pablo añade: “Estoy lleno de consuelo, estoy rebosando de gozo en toda nuestra aflicción” (7:4). ¿Por qué? No solo por la presencia de Tito, sino también por el buen informe procedente de Corinto acerca del anhelo de ellos, de su lamento y de su celo por Pablo. Él comprende que su primera carta produjo tristeza temporal, pero se regocija de que los corintios fueran entristecidos para el arrepentimiento que lleva a la salvación. Los encomia por cooperar con Tito.
13 La generosidad será recompensada (8:1–9:15). Con relación a las contribuciones para los “santos” necesitados, Pablo cita el ejemplo de los macedonios, cuya generosidad a pesar de su gran pobreza iba en verdad más allá de lo que podían hacer; y ahora espera ver la misma clase de dar por parte de los corintios como demostración de lo genuino de su amor al Señor Jesucristo, que se hizo pobre para que ellos pudieran ser ricos. Este dar según lo que tienen resultará en una igualación, para que el que tiene mucho no tenga demasiado, y el que tiene poco no tenga muy poco. Tito y otros son enviados a ellos con relación a ese don bondadoso. Pablo se ha estado jactando de la generosidad y prontitud de ánimo de los corintios, y no quiere que queden avergonzados porque de algún modo no completen la dádiva liberal. Sí, “el que siembra liberalmente, liberalmente también segará”. Que sea del corazón, pues “Dios ama al dador alegre”. Además, Dios puede hacer que su bondad inmerecida abunde para con ellos y puede enriquecerlos para toda clase de generosidad. “A Dios vayan las gracias por su indescriptible dádiva gratuita” (9:1, 6, 7, 15).
14 Pablo defiende su apostolado (10:1–13:14). Pablo reconoce que es humilde de apariencia. Pero los cristianos no guerrean según la carne; sus armas son espirituales, “poderosas por Dios” para derrumbar razonamientos contrarios al conocimiento de Dios (10:4). Algunos, al ver las cosas solo según su valor aparente, dicen que las cartas del apóstol son de peso, pero que su habla es desdeñable. Que esas personas tengan en cuenta que las acciones de Pablo serán exactamente como sus palabras por carta. Los corintios deben comprender que Pablo no se jacta de logros en territorio ajeno. Él les ha llevado personalmente las buenas nuevas. Además, si ha de haber jactancia alguna, que sea en Jehová.
15 A Pablo le parece que tiene la responsabilidad de presentar a la congregación corintia como virgen casta al Cristo. Como Eva fue seducida por la astucia de la Serpiente, hay peligro de que la mente de ellos sea corrompida. Por eso Pablo habla con vigor en contra de los “apóstoles superfinos” de la congregación corintia (11:5). Estos son apóstoles falsos. Satanás mismo sigue transformándose en ángel de luz, así que no es extraño que sus ministros hagan lo mismo. Pero en cuanto a ser ministros de Cristo, ¿cómo son cuando se les compara con el registro de las obras de Pablo? Él ha aguantado mucho: prisiones, golpes, tres naufragios, muchos peligros, y con frecuencia la ha pasado sin dormir y sin comer. No obstante, a través de todo eso Pablo jamás perdía de vista las necesidades de las congregaciones y siempre ardía de indignación cuando se hacía tropezar a alguien.
16 Por eso, si alguien tiene razón para jactarse, ese es Pablo. ¿Podían los demás llamados apóstoles que había en Corinto decir que a ellos se les había arrebatado al paraíso para oír cosas inexpresables? Con todo, Pablo habla de sus propias debilidades. Se le dio “una espina en la carne” para que no se sintiera desmedidamente ensalzado. Pablo suplicó que se le quitara tal espina, pero se le dijo: “Mi bondad inmerecida es suficiente para ti”. Pablo prefiere jactarse con relación a sus debilidades para que “el poder del Cristo” permanezca como tienda sobre él (12:7, 9). No, Pablo no ha resultado inferior a los “apóstoles superfinos”, y los corintios han visto las pruebas del apostolado que él produjo entre ellos “por todo aguante, y por señales y portentos presagiosos y obras poderosas”. No procura las posesiones de ellos, tal como Tito y sus otros colaboradores a quienes envió no se aprovecharon de ellos (12:11, 12).
17 Todas las cosas son para la edificación de los corintios. Sin embargo, Pablo dice que teme que cuando llegue a Corinto halle a algunos que no se hayan arrepentido de obras de la carne. Advierte de antemano a los pecadores que tomará la acción debida y no perdonará a ninguno, y aconseja a toda la congregación que siga poniéndose a prueba para ver si está en la fe en unión con Jesucristo. Pablo y Timoteo orarán a Dios por ellos. Pablo les pide que se regocijen y que sean restaurados a la unidad para que el Dios de amor y paz esté con ellos, y concluye enviando los saludos de los santos y sus propios mejores deseos por el bienestar espiritual de ellos.

POR QUÉ ES PROVECHOSO

18 ¡Cuán estimulante y alentador es el aprecio de Pablo por el ministerio cristiano como se expresa en Segunda a los Corintios! Considerémoslo como él lo hizo. El ministro cristiano que ha sido adecuadamente capacitado por Dios no es ningún vendedor ambulante de la Palabra, sino que sirve con sinceridad. Lo que lo recomienda no es ningún documento escrito, sino el fruto que produce en el ministerio. No obstante, aunque en verdad el ministerio es glorioso, esto no es motivo para que él se hinche. Los siervos de Dios, como humanos imperfectos, tienen este tesoro de servicio en frágiles vasos de barro, para que quede claro que el poder es de Dios. Así que requiere humildad aceptar el privilegio glorioso de ser ministros de Dios, ¡y qué bondad inmerecida de Dios es servir como “embajadores en sustitución de Cristo”! ¡Cuán apropiada, pues, fue la exhortación de Pablo de ‘no aceptar la bondad inmerecida de Dios y dejar de cumplir su propósito” (2:14-17; 3:1-5; 4:7; 5:18-20; 6:1)!
19 Pablo ciertamente dio un ejemplo espléndido que los ministros cristianos pueden imitar. En primer lugar, estimó y estudió las inspiradas Escrituras Hebreas, pues vez tras vez citó de ellas, aludió a ellas y las aplicó. (2 Cor. 6:2, 16-18; 7:1; 8:15; 9:9; 13:1; Isa. 49:8; Lev. 26:12; Isa. 52:11; Eze. 20:41; 2 Sam. 7:14; Ose. 1:10.) Además, como superintendente mostró profundo interés por el rebaño, y dijo: “Por mi parte muy gustosamente gastaré y quedaré completamente gastado por sus almas”. Se entregó de lleno a favor de sus hermanos, como claramente lo muestra el registro. (2 Cor. 12:15; 6:3-10.) Fue incansable en sus labores mientras enseñó, exhortó y enderezó asuntos en la congregación corintia. Advirtió claramente contra el compañerismo con la oscuridad, al decir a los corintios: “No lleguen a estar unidos bajo yugo desigual con los incrédulos”. Debido a su interés amoroso por ellos, no quería que les corrompieran la mente “así como la serpiente sedujo a Eva por su astucia”, y por eso de todo corazón les amonestó: “Sigan poniéndose a prueba para ver si están en la fe, sigan dando prueba de lo que ustedes mismos son”. Los movió a desplegar generosidad cristiana al señalarles que “Dios ama al dador alegre”, y él mismo expresó las más profundas gracias a Dios por Su indescriptible dádiva gratuita. Sus hermanos de Corinto ciertamente estaban inscritos en amor sobre la tabla carnal del corazón de Pablo, y el servicio ilimitado de él para beneficio de ellos es lo que debería identificar a un superintendente celoso y alerta. ¡Qué ejemplo sobresaliente para nosotros hoy (6:14; 11:3; 13:5; 9:7, 15; 3:2)!
20 El apóstol Pablo nos orienta en la dirección correcta al indicar que el “Padre de tiernas misericordias y el Dios de todo consuelo” es la verdadera fuente de fortaleza en los momentos de prueba. Él es quien “nos consuela en toda nuestra tribulación” para que podamos aguantar y alcancemos la salvación que nos permitirá entrar en su nuevo mundo. Pablo también señala a la esperanza gloriosa de “un edificio procedente de Dios, una casa no hecha de manos, eterna, en los cielos”, y dice: “Por consiguiente, si alguien está en unión con Cristo, es una nueva creación; las cosas viejas pasaron, ¡miren!, cosas nuevas han llegado a existir”. Segunda a los Corintios realmente contiene maravillosas palabras que fortalecen la confianza de los que, como Pablo, heredarán el Reino celestial (1:3, 4; 5:1, 17).

“Sigan poniéndose a prueba para ver si están en la fe”

*** w90 15/9 págs. 26-27 “Sigan poniéndose a prueba para ver si están en la fe” ***
Puntos sobresalientes de Segunda a los Corintios
EL APÓSTOL Pablo se interesaba en los cristianos de Corinto. ¿Cómo habían recibido el consejo que les había dado en su primera carta? Estaba en Macedonia cuando Tito llegó con el informe favorable de que los corintios, entristecidos por aquella carta, se habían arrepentido. ¡Cuánto regocijó aquello a Pablo! (2 Corintios 7:8-13.)
Pablo escribió Segunda a los Corintios desde Macedonia, probablemente pasada ya la mitad del año 55 E.C. En esta carta consideró las medidas que se habían tomado para mantener limpia la congregación, edificó el deseo de contribuir a favor de los creyentes necesitados de Judea y defendió su apostolado. Mucho de lo que Pablo dijo puede ayudarnos a ‘ponernos a prueba para ver si estamos en la fe’ (13:5). Entonces, ¿qué podemos aprender de esta carta?

Ministros para el Dios de consuelo

El apóstol mostró que tal como Dios nos consuela en toda nuestra tribulación, nosotros debemos consolar a otras personas y orar por ellas (1:1–2:11). Aunque Pablo y sus compañeros habían estado bajo extrema presión, Dios los había rescatado. Sin embargo, los corintios podían ayudar orando por el bien de ellos, tal como nosotros oramos por el bien de otros que aceptan la fe verdadera. Pero ¿qué hay del hombre inmoral mencionado en el capítulo 5 de 1 Corintios? Parece que se le había expulsado, pero él se había arrepentido. ¡Cuánto tiene que haberle consolado el que los corintios le extendieran perdón y amorosamente lo restablecieran entre ellos!
Las palabras de Pablo pueden aumentar nuestro aprecio por el ministerio cristiano y fortalecer nuestra postura en pro de la fe verdadera (2:12–6:10). ¡Pues los ministros del nuevo pacto tienen el privilegio de estar en “una procesión triunfal” en la que Dios está a la vanguardia! Pablo y sus colaboradores tenían aquel atesorado ministerio por la misericordia que se les había mostrado. Como ellos, los ungidos del día actual tienen un ministerio de reconciliación. Pero todo testigo de Jehová enriquece a otros mediante su ministerio.
Santidad perfecta y generosidad
Pablo nos muestra que los ministros cristianos tienen que perfeccionar la santidad en el temor de Jehová (6:11–7:16). Para mantenernos firmes en la fe no debemos unirnos bajo yugo con los incrédulos, y tenemos que limpiarnos de la contaminación carnal y espiritual. Los corintios hicieron una limpieza al expulsar al malhechor inmoral, y Pablo se regocijó de que su primera carta los hubiera entristecido hasta el grado de moverlos a arrepentirse para su salvación.
También aprendemos que a los ministros que temen a Dios se les recompensa por su generosidad (8:1–9:15). Respecto a las contribuciones para “los santos” necesitados, Pablo mencionó el ejemplo excelente de los macedonios. Estos habían sido sumamente generosos, y él esperaba ver la misma generosidad por parte de los corintios. El dar de ellos —como el nuestro— debería venir del corazón, pues “Dios ama al dador alegre” y enriquece a su pueblo por toda forma de generosidad que muestra.
Pablo: apóstol que se interesaba en los demás
Cuando logremos algo como ministros en el servicio de Jehová, jactémonos en él y no en nosotros mismos (10:1–12:13). Después de todo, es solo con armas espirituales “poderosas por Dios” como podemos contrarrestar los razonamientos falsos. Los jactanciosos “apóstoles superfinos” entre los corintios jamás podrían igualar el registro de aguante de Pablo como ministro de Cristo. Sin embargo, para que no se ensalzara demasiado, Dios no le quitó su “espina en la carne”... lo que pudiera haber sido dificultades visuales o quizás falsos apóstoles. De todos modos, Pablo prefería jactarse en sus debilidades para que “el poder del Cristo” continuara sobre él como una tienda. Como hombre firme en la fe, él no había resultado inferior a los apóstoles superfinos. Los corintios habían visto las pruebas que el apostolado de Pablo había producido entre ellos “por todo aguante, y por señales y portentos presagiosos y obras poderosas”.
Como ministro y apóstol, Pablo velaba por los intereses espirituales de sus compañeros de creencia, lo mismo que nosotros debemos hacer (12:14–13:14). ‘Con gusto se gastaba completamente por sus almas.’ Pero Pablo temía que al llegar a Corinto hallaría a algunos que no se habían arrepentido de las obras de la carne. Por eso aconsejó a todos que siguieran poniéndose a prueba para ver si estaban en la fe, y oraba que ‘no hicieran nada malo’. En conclusión, los exhortó a que se regocijaran, se reajustaran y se consolaran, que pensaran de acuerdo y vivieran en paz. ¡Qué excelente consejo para nosotros, también!

¡Sigan poniéndose a prueba!

Así, pues, la segunda carta de Pablo a los cristianos de Corinto sugiere varias maneras de ponernos a prueba para ver si estamos en la fe. Sus palabras ciertamente deben impulsarnos a consolar a otros, tal como Dios nos consuela en todas nuestras tribulaciones. Lo que el apóstol dijo acerca del ministerio cristiano debe movernos a efectuarlo fielmente mientras perfeccionamos la santidad en el temor de Jehová.
El aplicar el consejo de Pablo bien pudiera llevarnos a ser más generosos y útiles. Sin embargo, sus palabras deben impelernos a jactarnos en Jehová, no en nosotros mismos. Deben profundizar en nosotros el amor e interés por nuestros compañeros de creencia. Y no hay duda de que estos y otros puntos de Segunda a los Corintios pueden ayudarnos a ‘seguir poniéndonos a prueba para ver si estamos en la fe’.
[Ilustración/Recuadro en la página 26]
REFLEJE LA GLORIA DE JEHOVÁ: Cuando Moisés bajó del monte Sinaí con las tablas del Testimonio, su rostro emitía rayos porque Dios había hablado con él. (Éxodo 34:29, 30.) Pablo mencionó esto y dijo: “Todos nosotros, mientras con rostros descubiertos reflejamos como espejos la gloria de Jehová, somos transformados en la misma imagen de gloria en gloria, exactamente como lo hace Jehová el Espíritu”. (2 Corintios 3:7-18.) Los antiguos espejos de mano eran de metal como el bronce o el cobre y se pulían muy bien para que la superficie produjera buen reflejo. Como espejos, los ungidos reflejan la gloria de Dios que brilla a ellos desde Jesucristo y que progresivamente ‘los transforma según la imagen’ comunicada por el Hijo, quien refleja la gloria de Jehová. (2 Corintios 4:6; Efesios 5:1.) Por espíritu santo y las Escrituras, Dios crea en ellos “la nueva personalidad”, un reflejo de Sus propias cualidades. (Efesios 4:24; Colosenses 3:10.) Sea nuestra esperanza vivir en el cielo o vivir en la Tierra, despleguemos esa personalidad y atesoremos el privilegio de reflejar la gloria de Dios en nuestro ministerio.
[Ilustración/Recuadro en la página 27]
“LAS ARMAS DE LA JUSTICIA”: Un modo como Pablo y sus compañeros se recomendaban como ministros de Dios era “mediante las armas de la justicia a diestra y a siniestra”. (2 Corintios 6:3-7.) La mano derecha se usaba para empuñar la espada, y la izquierda para sujetar el escudo. Aunque fueran atacados por todos lados, Pablo y sus colaboradores estaban armados para llevar a cabo su guerrear espiritual. Esta era una pelea contra los falsos maestros y los “apóstoles superfinos” para que la congregación corintia no fuera extraviada de su devoción a Cristo. Pablo no recurrió a armas de la carne pecaminosa: astucia, engaño o tretas. (2 Corintios 10:8-10; 11:3, 12-14; 12:11, 16.) Más bien, “las armas” que usó fueron medios rectos o justos de dar adelanto a la causa de la adoración verdadera en contra de todo ataque. Los testigos de Jehová usan ahora esas “armas de la justicia” con el mismo propósito.