El Adjetivo

Gramática Española de María Moliner

Gramática Española de María Moliner

a) CLASIFICACIÓN DEL ADJETIVO

-En primer lugar, en «calificativos» y «determinativos», según que expresen una cualidad del nombre o que expresen a cuáles o cuántos de los objetos designados por éste se refiere el que habla: 'Un hombre alto, este hombre, cinco hombres'. Los «calificativos» pueden ser «especificativos» o «epítetos», según que expresen algo atribuido al nombre por el que habla o algo que le es inherente: 'Las aguas estancadas. El espacio infinito'. Los adjetivos «determinativos» reciben, según su aplicación, las siguientes denominaciones: demostrativos (este, ese); indefinidos (algunos, pocos); numerales cardinales (tres, cuatro); numerales ordinales (primero, segundo); numerales partitivos (quinta parte, dieciseisava parte); y posesivos (mí, vuestros). Cualquier clase de adjetivo puede desempeñar su función de dos maneras, que es interesante especificar, porque no todos los adjetivos pueden usarse en ambas: o bien se unen al nombre por simple yuxtaposición, o bien se le aplican mediante un verbo copulativo: 'La inestable fortuna. El tiempo está frío. Yo vengo cansado'. Algunos gramáticos llaman al adjetivo usado con cópula «atributivo», y al unido sin ella «asindético» o «epíteto»; como esta terminología no es de uso general
y, además, se presta a confusiones (algunos gramáticos ingleses llaman precisamente «atributivos» a los adjetivos unidos sin cópula, y aplican la designación de «predicativos» a los unidos con ella). Cuando un adjetivo puede usarse solamente en una de esas formas se especifica en el artículo correspondiente. Los que pueden usarse yuxtapuestos pueden serlo también en aposición, equivaliendo a una oración de relativo o adverbial: 'Alfonso el Sabio. Mi hermano, crédulo como siempre... El diablo, harto de carne...'; expresiones que equivalen a: 'Alfonso, a quien se conoce por el Sabio. Mi hermano que, como siempre, fue crédulo... El diablo, cuando estuvo harto de carne... '

b) COLOCACIÓN DEL ADJETIVO.

-No es posible dar un conjunto de reglas todas absolutas sobre la colocación del adjetivo. En general, el adjetivo calificativo, tanto yuxtapuesto como unido mediante cópula, sigue, en español, al nombre a que se refiere, salvo cuando el nombre es propio, pues entonces se trata realmente de un epíteto y se coloca delante: 'El buen Andrés'. (A menos que se construya como nombre calificativo en aposición: 'Guzmán el Bueno'.) Pero aun con nombres comunes, razones de eufonía o de ritmo, no siempre conscientes, así como la presencia de un matiz emocional o subjetivo, pueden, en cualquiera de esos usos, transportarlo a cualquier lugar de la oración: 'Su situación es difícil. Difícil es su situación. Despistado, como siempre, mi marido no se enteró de lo que pasaba'. Generalmente, el adjetivo epíteto precede al nombre: 'Los verdes prados. Las cristalinas fuentes'. Pero también puede seguirle: 'El cielo azul. El espacio infinito', frases que no sonarían bien de otra manera. En cambio: 'las infinitas maneras de perder el tiempo'. El epíteto se coloca especialmente detrás del nombre en los vocativos: '¡Niña querida! ¡Gloria ansiada!' Puede decirse, en general, que cuando el adjetivo expresa una valoración afectiva, bien por su propio significado, bien por el sentido que se le da, se coloca o se puede colocar delante del nombre; en este caso están los adjetivos «bueno, malo, mejor, peor, excelente, pésimo, despreciable», etc., que se colocan muy frecuentemente delante del nombre: 'Él está en mejor posición que su hermano. Resultó un excelente negocio, Se divisaba un soberbio panorama'; igualmente, los que se emplean en sentido figurado o humorístico o en frases hechas: 'Una gran persona. En el santo suelo. Con su santa paciencia. Una solemne majadería. La negra honrilla'. En muchos casos, el adjetivo cambia de significado según se anteponga o posponga al nombre: 'Hombre pobre. Pobre hombre'. En cuanto a los adjetivos determinativos, si van yuxtapuestos preceden generalmente al nombre: 'Esta ciudad. Tres árboles. Muchos libros'. Pero, salvo los indefinidos, pueden también seguirle, poniendo entonces delante del nombre un artículo: 'Los libros míos. Las deudas aquellas'. Los indefinidos de cantidad pueden posponerse al nombre y al verbo cuando se pone énfasis en el nombre: 'Dinero, tiene mucho'; particularmente cuando la frase termina con otra expresión contrapuesta en la que el adjetivo va igualmente pospuesto: '...pero educación, ninguna'.
Los adjetivos determinativos usados con cópula, aunque su construcción general es detrás del verbo, se construyen, con más frecuencia que los calificativos, antepuestos a él: 'Estos son mis poderes. Muchos son los llamados. Vuestra es la culpa'.
El adverbio yuxtapuesto a un adjetivo inmediatamente, en general, le precede: 'Estoy muy satisfecho. Esto es francamente bueno'.

c) CONCORDANCIA DEL ADJETIVO.

-Las únicas dudas que pueden existir se refieren, al caso de un solo adjetivo referido a más de un nombre:
1.) Adjetivo yuxtapuesto.-La regla general es que concierta en plural, y en masculino siempre que lo sea alguno de los nombres: 'Los estupendos concierto y comida que nos dieron. El jardín y la casa abandonados'. Pero esta construcción resulta en la mayoría de los casos demasiado «pensada», y, aunque se respeta generalmente en el caso del adjetivo pospuesto, para el antepuesto es mucho más frecuente la llamada de proximidad, que consiste en hacer concertar el adjetivo con el nombre más próximo, cualquiera que sea su género y su número: 'Su asombrosa inteligencia y amor al trabajo. Esas miradas y modo de hablar'. Y hasta en el caso del adjetivo pospuesto hay muchos ejemplos de autores clásicos en que el adjetivo concierta con el nombre más próximo: 'No hay palabra, ni pensamiento, ni movimiento desordenado que [Dios] no lo tenga escrito' (Fray Luis de Granada, «Guía de Pecadores»). En frases como 'el conocimiento de una materia o asunto determinado', en que la unión de los nombres es disyuntiva, suena especialmente natural la construcción de proximidad. Ahora bien: si puede haber equívoco, se impone la concordancia en plural: 'Sólo puede comer pescado y carne blancos'. Si el adjetivo no se refiere a todos los nombres que van juntos, habrá que determinarlo así, por ejemplo repitiendo alguna preposición o adjetivo determinativo que de otro modo quedaría elíptico, o invirtiendo el orden de los nombres: 'Su clara inteligencia y su sentido de responsabilidad' o 'Su sentido de responsabilidad y clara inteligencia'. Hay un caso de concordancia del adjetivo sobre el que es difícil dar una regia terminante: cuando entre el nombre y el adjetivo se interpone un inciso con otro nombre de distinto género al que el adjetivo se refiere igualmente: 'Una persona, particularmente un niño, muy flaco [flaca]. Un niño, en general una persona, muy flaca [flaco]'. Lo natural parece considerar este caso como si los dos nombres estuvieran unidos por «o», y aplicar la concordancia de proximidad: en el caso del primer ejemplo, 'flaco'; y en el segundo, 'flaca'.
2.) En español, el adjetivo posesivo concierta con la cosa poseída y no con el poseedor: 'Mis amigos. Vuestras fincas'.
3.) Con los títulos de tratamiento, el adjetivo posesivo se pone en el género de la persona a que se refiere: 'Vuestra majestad es muy generoso. Su reverencia está enfermo'.
4.) Adjetivo con cópula.-Concierta indefectiblemente en masculino si
en el sujeto hay algún nombre de este género, y en el número del verbo: 'La estancia y los viajes le cuestan caros'.

d) RÉGIMEN DEL ADJETIVO.

-Los adjetivos llevan complementos con distintas preposiciones. Unas veces éstas son las propias del complemento o forman una locución de forma determinada y no dependen del adjetivo: 'Torcido por la punta. El mejor sin disputa'. Pero otras es el adjetivo el que exige determinada preposición. Se dan a continuación unas reglas generales referentes a este asunto, de ninguna manera fijas y, menos aún, completas.
Rigen «a» los de efecto en los sentidos y los de subordinación: 'Áspero al tacto. Desagradable al oído. Grato a la vista. Obediente a las leyes. Dócil al mando'. «Con», los de afecto o actitud: 'Cariñoso con todos. Altivo con los soberbios'. «De», los que llevan como complemento un verbo en infinitivo: 'Fácil de obtener. Duro de pelar'. «En», los compuestos de «en» o «in»: 'Inserto en un mango'. También rigen «en» los que expresan pericia: 'Ducho en esos lances. Entendido en automóviles'. Llevan «para» los de utilidad o inutilidad: 'Aprovechable para alguna cosa. Un sitio bueno para veranear'. Los ordinales llevan en general «en»: 'El primero en llegar'. Pero también pueden llevar «a»: 'El último a firmar'. Los participios adjetivos suelen llevar la preposición propia del verbo a que corresponden: 'Dispuestos a [para] marchar'.

e) ELIPSIS DEL ADJETIVO DEL ADJETIVO

-Solamente puede sufrirla el yuxtapuesto; el unido mediante cópula puede substituirse por «lo», pero no elidirse:
'Si él es terco, tú lo eres más'.
Es permitida la supresión de un adjetivo repetido que no sea posesivo o demostrativo, aunque el género y número sean distintos para los varios casos: 'Tenemos magnífica temperatura y alrededores'; sin embargo, si no hay en contra una razón de eufonía o de otra clase, es preferible la construcción, más lógica: 'tenemos magníficos alrededores y temperatura'. En 'tiene la misma cara y gestos que su padre', el cambio de orden, si bien más natural gramaticalmente, sería menos natural ideológicamente. A los adjetivos posesivos y demostrativos no se les aplica la elipsis: 'Vino con su padre y su madre. Se vende esta casa y este jardín'; pero, en el caso de los posesivos, si el número es distinto, puede aplicarse: 'Vive con su padre y hermanos.

f) CONSTRUCCIONES ESPECIALES DEL ADJETIVO

-A veces el adjetivo se aplica, no al objeto que califica, sino a la cosa en que este objeto está, uniendo el adjetivo al objeto realmente calificado con «de»: 'Un hombre corto de vista. Una mujer larga de talle. Una casa alta de techo'. Los adjetivos convertidos en nombres calificativos se unen con «de» al nombre calificado: 'El bruto del portero. Los pobres de los niños'. Esto es frecuentísimo en exclamaciones: '¡Desgraciado de ti si lo olvidas! ¡Pobre de él si lo pierde!' El adjetivo forma con «que» expresiones reiterativas: 'Sigue terco que terco'.
Se substantiva con «lo» para designar el conjunto o el género de cosas que participan de la cualidad expresada por el adjetivo: 'Retira lo inútil. No me gusta lo confuso'. También representa el adjetivo substantivado con «lo» la parte de una cosa que tiene la cualidad expresada: 'Lo blanco de los ojos. Quita lo manchado'. Además de eso, y ello constituye una particularidad del español, sirve en la misma forma para referirse a la cualidad, con grado o cantidad determinados, en un caso concreto: 'Lo largo del palo no bastaba para llegar con él a la ventana'. Del mismo modo que un nombre de cualidad con su artículo adquiere fácilmente valor ponderativo, como si se hubiese elidido «mucho» entre el artículo y el nombre ('me pasma el atrevimiento que tiene'), los adjetivos con «lo» pueden ser, y lo son en la mayor parte de los casos, expresiones ponderativas, como si entre «lo» y el adjetivo se hubiese elidido «muy»: 'Me gusta lo independiente que es. No puedes figurarte lo guapa que estaba'. Otra aplicación del adjetivo substantivado con «lo» es su empleo para suplir nombres de cualidad inexistentes, circunstancia muy frecuente en español; por ejemplo, no existiendo el nombre de cualidad correspondiente a «tragedia» (no hay «tragicidad» como hay «dramatismo»), habrá que decir 'lo trágico de la situación'. También forma el adjetivo expresiones ponderativas precedido de «así de» o «tan»: 'Así de [Tan] dura tiene la cabeza'. Con «tan» puede completarse la frase con «como todo eso»: 'Es tan insensato como todo eso'.

g) ALGUNAS PARTICULARIDADES RELATIVAS AL USO DE LOS ADJETIVOS.

-Un adjetivo sólo puede modificar a otro si éste se usa como nombre calificativo: 'Un verdadero sinvergüenza'. Es frecuentísimo el uso de «gran» en esta forma: 'Un gran embustero'. (En cambio, el uso de «pequeño» no es frecuente, y suenan a galicismo frases como 'un pequeño idiota'.)
El adjetivo se representa cuando hace papel de atributo por «lo» en vez de por «ello», como sería lógico: '¿Está muy enfermo? -Lo está. ¿Es realmente español? -Lo es'(y no «es ello» o «eso» o «así»). Gran número de adjetivos se pueden emplear como nombres calificativos. Por ejemplo, 'gandul' puede significar, aplicado a un nombre, «que» es perezoso; y como nombre él mismo, designar a «el que» es perezoso. Pero estos adjetivos substantivados siguen admitiendo el acompañamiento de un adverbio de cantidad: 'El muy infeliz todavía le cree'.
Es muy frecuente substituir un nombre de cualidad por un adjetivo. Se dice: 'La insuficiente alimentación es causa...', en vez de 'la insuficiencia de alimentación...'
Todos los adjetivos cuyo significado se presta a ello se pueden aplicar a las palabras «manera» o «modo»: 'De manera inesperada. De modo insensible'. Estas expresiones con «modo» o «manera» y un adjetivo equivalen a los adverbios en «-mente»: 'Inesperadamente, insensiblemente'. También pueden, en general, cuando se aplican a una persona, ser aplicados a sus actos y palabras o a las cosas de esa persona en que radica la cualidad expresada por el adjetivo. Pero esto no es constante; no se dice, por ejemplo, 'una frase, un acto sinvergüenza'.
No hay en español posibilidad de formar adjetivos mediante derivación de otras palabras, como se forman adverbios con la terminación «¬mente» o como se forman adjetivos en otros idiomas; de aquí que falten adjetivos correspondientes a muchas, que en otros idiomas existen; por ejemplo, los correspondientes a la mayoría de los adverbios. Esta falta se suple utilizando los mismos adverbios, o un nombre con la preposición «de»: 'El periódico de ayer. El lado de allí. La ropa de color'. Aun existiendo adjetivos correspondientes, hay una marcada tendencia a sustituirlos por expresiones de esta clase: 'El pan de cada día'(en vez de 'cotidiano' o 'diario'.). 'La moda de ahora'(en vez de 'actual'). 'El piso de arriba'(en vez de 'superior').