El Adverbio

Gramática Española de María Moliner

Gramática Española de María Moliner

a) Algunos adverbios admiten corrientemente diminutivos: 'despacito, poquito'. En lenguaje humorístico lo admiten casi todos: 'Es, no un poquito, sino un muchito fresco'. Más raro es aplicarles aumentativo; se usan «arribota» y «muchazo». También hay algunos superlativos: 'Muchísimo. Poquísimo'. Los en «-mente» se hacen superlativos uniendo la terminación de superlativo al adjetivo de que se forman: 'Clarísimamente'. Pero la forma propia para el superlativo de los adverbios es una perífrasis construida con las expresiones «lo más [todo lo, todo lo más]... que»: 'vendré lo más [todo lo, todo lo más] pronto que pueda'.

b) El adverbio se pronuncia siempre acentuado. Aun en el caso en que se una un adverbio monosílabo con una preposición bisílaba, la preposición es proclítica y es el adverbio el que lleva el acento: 'desde bien temprano'.

c) COLOCACIÓN DEL ADVERBIO


-Un adverbio aplicado a un verbo, en general le sigue inmediatamente; pero, a veces, con cierto énfasis, le precede; se prestan particularmente a esto los adverbios de lugar, modo o tiempo: 'Allí te espero. Así me gusta. Entonces lo sabremos'. Pueden intercalarse entre ambos otros elementos de la oración y, particularmente, un inciso: 'Mucho la quieres. Mal se ha portado contigo. Pronto, si no recuerdo mal, es tu cumpleaños'. Pero hay que tener cuidado de evitar anfibologías, colocando el adverbio, cuando pueden ocurrir, más cerca del verbo a que se refiere que de otro cualquiera. No es lo mismo, por ejemplo, 'querrá venir en seguida' que 'en seguida querrá venir', 'hoy me ha prometido hacerlo' que 'me ha prometido hacerlo hoy'.

El adverbio yuxtapuesto a un adjetivo le precede generalmente: 'Muy útil. Bastante bueno'. Pero los que no son de cantidad, y especialmente los en «-mente», cuando la unión no es tan íntima y el adverbio puede considerarse referido al verbo, expreso o tácito, se colocan a veces después del adjetivo: 'Está serio casi siempre. Útil para ti indudablemente'.

El adverbio puede intercalarse entre el adjetivo y su complemento: 'Difícil siempre de predecir'. También se puede intercalar entre el nombre y el adjetivo y entre el artículo y el adjetivo: 'La juventud siempre inquieta. La siempre inquieta juventud'. Un adverbio que modifica a otro le precede generalmente: 'Es todavía pronto'. Pero puede también seguirle: 'Es pronto todavía'. Los adverbios «aquí, ahí, allí, allá, mañana, hoy, ayer» preceden a cualquier otro adverbio: 'Aquí cerca. Mañana temprano'; solamente a «ya» le sigue a veces otro: 'Ya ayer noté algo anormal'. El adverbio «muy» precede a cualquier palabra a que afecte: 'Eso es muy importante. La muy señorona'.

Cualquier adverbio aplicado a un nombre tomado adjetivamente le precede: 'El entonces rey'.

d) El complemento de un adverbio suele unirse a éste mediante su preposición propia: 'Ayer por la tarde. Mañana a mediodía'. Los en «­mente» suelen llevar la preposición propia del adjetivo de que proceden: 'Juntamente con. Proporcionalmente a'. Los comparativos de cantidad, lugar o tiempo llevan «de» cuando el término de la comparación es un nombre o un pronombre: 'Más de cincuenta quilómetros. Menos de lo que creíamos. Más abajo del puente'. Y llevan «que» cuando el término de la comparación es una oración, aunque esté implícito el verbo: 'De aquí a Ávila hay más que (hay) de aquí a Toledo'. Según, pues, en cuál de los dos sentidos se tome, se puede decir: 'La tienda está más allá de mi casa' o 'la tienda está más allá

que (está) mi casa'.

e) No interesa la clasificación de los adverbios, pues las denominaciones de las distintas clases («de lugar, de tiempo», etc.) son perfectamente comprensibles. Pero sí merecen mención especial los adverbios «como, cuando, cuanto, donde», cuya función es muy compleja. Sirven, en primer lugar, como «interrogativos», para preguntar por la circunstancia que corresponde al significado de cada uno de ellos, con o sin preposición: '¿Cómo estás? ¿De dónde vienes?'. En segundo lugar, con valor correspondiente, se usan en exclamaciones: '¡Cómo me gusta! ¡Cuánto lo siento!' En tercer lugar, hacen de «relativos» refiriéndose a un antecedente situado en otra oración: 'Tiene todo cuanto quiere'. Y, por fin, si este antecedente se suprime, el adverbio queda como aglutinante de las dos oraciones, formando parte tanto de una como de otra, y haciendo oficio de «conjunción»: 'Tiene cuanto quiere. Lo hago como lo haces tú'.

f) A estos adverbios corresponden las expresiones «como quiera, cuando quiera, donde quiera», que equivalen a «de cualquier manera, en cualquier tiempo, en cualquier lugar»; las cuales, lo mismo que estas otras frases a las que equivalen, se emplean como antecedente del relativo «que»: 'Donde quiera que esté, lo encontraré'. Pero es

posible, como licencia, la supresión del relativo «que»: 'Donde quiera esté, ella es la primera'. Y, con frecuencia, invirtiendo la oración con «quiera»: 'Vaya donde quiera va a estorbar'.

g) Las palabras «mucho, poco, más» y «menos», primariamente adverbios, son también adjetivos; se portan como los adjetivos demostrativos y, lo mismo que ellos, no se pueden posponer al nombre ni admiten (salvo «mucho» y «poco» en un caso particular ) un adjetivo demostrativo antepuesto: se dice 'menos longitud', pero no se dice 'esa menos longitud'.

h) El español no admite la aplicación de un adverbio en «-mente» a otro, como lo admite, por ejemplo, el inglés con los equivalentes en «ly». Por eso, en los casos en que habrían de usarse así, por ejemplo al traducir de otros idiomas, hay que recurrir a una perífrasis, resolviendo uno de los adverbios en una expresión formada con el adjetivo correspondiente precedida de «de manera [modo]»: en vez de 'pasmosamente fácilmente, de manera pasmosamente fácil'. Aun en casos en que no se trata de un choque de dos adverbios en «-mente» aplicados uno a otro, se huye de la repetición de ellos, e incluso hay peculiar tendencia a substituirlos con expresiones adverbiales formadas con un nombre de cualidad: en vez de «seguramente, fácilmente, alegremente» o «confidencialmente», suele decirse «con seguridad [facilidad, alegría, confianza]». Lo que proporciona otra forma de resolver la aplicación

de un adverbio en «-mente» a otro: 'Con pasmosa facilidad'.

i) Algunos adverbios se usan como nombres aplicándoles el artículo «el»: 'El mañana. El más allá'.

j) Otros adverbios, los que expresan cantidad o intensidad, se substantivan con el artículo «lo»: 'Lo más que puede pasar. Puedo ir lo de prisa que quieras'.

Una particularidad del español es que el adverbio así substantivado puede no sólo expresar la magnitud de que se trate en abstracto, sino también representarla con su grado y calidad en un caso determinado: 'Lo a gusto que estábamos nos hizo olvidarnos de todo'. k) Del mismo modo que los nombres que expresan una circunstancia tienen frecuentemente valor ponderativo, como si entre el artículo y el nombre hubiera un «mucho» intercalado ('el [mucho] frío nos retenía en casa'), también los adverbios substantivados con «lo» pueden ser, y lo son en la mayor parte de los casos, ponderativos; como si se elidiera «muy» entre «lo» y el adverbio: 'Me dijo lo mal que resultó la expedición. No sabes lo bien que lo pasamos'. (Correspondientemente, el adverbio «mucho» puede elidirse y la frase sigue siendo ponderativa: 'No sabes lo que te recordamos'.) l) El adverbio «bien» u otro cualquiera de los que se construyen con «estar» puede ser representado en papel de atributo por el pronombre neutro; pero el pronombre que lo representa no es «ello», como parecería lógico, sino «lo»: 'Dicen que está muy bien. -Y lo está'(no 'y está ello' o 'y está eso').

m) Los adverbios de tiempo y de lugar que expresan relación («antes, después, encima»...) y algún otro, como «además» o «aparte», dan lugar a locuciones prepositivas con «de» y locuciones conjuntivas con «que» o «de que»: 'Encima del aparador. Antes que [de que] me avisaras'. Se discute por los gramáticos si el uso de «de» en el segundo caso es no sólo superfluo, sino incorrecto.

n) Con la preposición «de» antepuesta, los adverbios de lugar y de tiempo, convertidos de esta manera en locuciones adjetivales, substituyen o suplen muy frecuentemente a los adjetivos: 'La emisión de hoy, el coche de delante, de abajo, de cerca, de después... ' o) La preposición «por» antepuesta a algunos adverbios de lugar les da sentido vago y, a veces, sentido despectivo: 'Por ahí debe de estar. Anda por allá echando discursos'.