Mestizaje en Venezuela



Las castas mexicanas, atribuido a José de Páez, México, 1720. BERROETA, Pedro.
Tarot del amor mestizo. Caracas : Fundación Polar, 1994.

  • Introducción
  • El caso americano
  • Mestizaje en Venezuela

El vocablo significa cruzamiento biológico entre individuos pertenecientes a razas diferentes, y por extensión a la mezcla de culturas diferentes, aunque para esto último se utiliza la palabra «aculturación» y con más propiedad la de «transculturación». Mestizo se denominó en la América colonial al hijo de un español y una india, y en términos amplios, a quien descendía de ancestros españoles e indígenas en algún grado, por lo que el mestizaje calificó usualmente el intercambio entre españoles e indios, si bien el término es igualmente válido para cualquier otro tipo de cruzamiento biológico interétnico. De aquí que el término «raza» sea tan controvertido, ya que no existe ninguna pura o propiamente dicha. Se acepta no obstante la existencia de 3 grupos raciales, que son los caucasoides o blancos, los mongoloides o amarillos, y los africánidos o negros, pero es imposible establecer subdivisiones raciales dentro de ellos, como han pretendido algunos planteamientos políticos racistas. Los 3 troncos raciales se han conformado mediante un largo proceso de interacción genética en el que han influido elementos mutacionales, de selección y de influencia ambiental, que han producido ciertas variantes de tipo físico, transmisibles parcialmente de padres a hijos, según las leyes de la herencia. El mestizaje interétnico es un fenómeno que se produce desde la Prehistoria. En Europa fue particularmente importante a comienzos de la Edad Media, con grandes migraciones de pueblos nórdicos y asiáticos, y continuó luego ininterrumpidamente, produciendo verdaderos complejos étnicos. La ampliación del mundo, producida por el descubrimiento de América a fines del siglo XV, activó aún más el mestizaje, especialmente en el Nuevo Continente, en donde afluyeron grupos muy diversos: españoles, portugueses, franceses, africanos, etc. El mestizaje fundamental se dio, como señalamos, entre los españoles, los indios y los negros, ninguno de los cuales era obviamente una raza; los españoles, por ejemplo, procedían de ancestros muy diversos: indoeuropeos, semitas y camitas y los indios eran producto del cruzamiento de grupos mongoloides, australianos, malayo-polinésicos y del sureste asiático. El mestizaje de españoles e indios se inició en el primer viaje de Cristóbal Colón, y aumentó con el proceso de colonización, por razones muy diversas: el escaso número de mujeres españolas durante los primeros años de colonización (apenas un 10% de los hombres); los factores de prestigio favorables a la unión de mujer india con el español; los escasos prejuicios raciales de éste (el español tenía muchos prejuicios religiosos y hasta sociales, pero no raciales); los regalos de mujeres indígenas a los conquistadores como garantía de tratados de paz; la juventud de los pobladores ibéricos (su promedio de 20 años); y la ruptura de los rígidos patrones culturales ibéricos en el medio americano. La aparición de los mestizos fue una sorpresa para la Corona, que había pensado en una sociedad indiana bipolar de españoles e indios, pero fue interpretada como una unión de las 2 «razas», que consolidaba, en definitiva, el dominio español. Los mestizos gozaron de gran prestigio a comienzos de la colonización pues sus padres eran conquistadores, y a menudo, sus madres eran mujeres indígenas de gran rango, y fueron adscritos al grupo español. El Inca Garcilaso de la Vega es quizá el mejor representante de esta generación, que se sintió muy orgullosa de sus ancestros. La situación comenzó a cambiar de signo al promediar el siglo XVI, cuando aumentó el prestigio de los criollos y bajó el de los mestizos, pues estos últimos fueron ya frecuentemente resultado de uniones ilegítimas. No representaban aún ningún peligro para la sociedad dominante, pues se les prohibió ejercer determinados oficios sin autorización real, portar armas y ser caciques en los pueblos de indios. La situación se agravó en el siglo XVIII, cuando su enorme crecimiento demográfico empezó a alarmar a los estamentos dominantes. Téngase en cuenta que los mestizos eran en Hispanoamérica el 3,5% de la población a mediados del siglo XVII (según Ángel Rosenblat) y un siglo después representaban ya el 28% de la misma, convirtiéndose en un elemento desestabilizador de la sociedad, pues presionaban sobre las tierras de los indios y respaldaban todo tipo de agitación, como ocurrió en las revoluciones antifiscales, e intervinieron también decisivamente en el movimiento emancipador. Mestizaje fue también el cruce entre españoles y negros, cuya primera hibridación fue llamada mulato. El problema fue igualmente insignificante al principio, pero aumentó de grado cuando se produjo el gran tráfico esclavista para el laboreo de las minas y las haciendas. Las mezclas fueron cada vez más complejas, como el cuarterón (español y mulato), el quinterón (español y cuarterón) etc., especialmente en la zona circuncaribe. También se produjo el mestizaje de indios y negros cuyos resultantes fueron llamados zambos. El mestizaje originó en Hispanoamérica una sociedad estamentalizada, en la que el grupo «blanco» dominante, especialmente en los sectores urbanos, comenzó a subclasificar a los distintos grupos humanos producidos por los cruces; surgieron así los exóticos nombres de las «castas» tales como castizo, morisco, lobo, jíbaro, coyote, etc., y los aún más curiosos de «salto atrás», «tente en el aire», etc.

En Venezuela, como en el resto de las posesiones españolas, el proceso de mestizaje primario, como resultado del cruce hispano-indio, se inició desde las décadas de 1520 y 1530, tanto en la región de Cubagua y Margarita al oriente, como en Curazao y Coro al occidente. La progenie resultante del español con la india era biológicamente mestiza pero desde el punto de vista cultural, se dieron 2 situaciones extremas: cuando el hijo permanecía junto a la madre en el ambiente aborigen, era un mestizo aindiado; cuando permanecía en el ambiente del padre y era tomado en cuenta por éste, se convertía en un mestizo hispanizado; estos últimos tuvieron una actuación notable sobre todo durante la segunda mitad del siglo XVI, como lo demuestra el caso de Francisco Fajardo quien, además del español, hablaba varias lenguas aborígenes. Posteriormente, con la llegada de mujeres españolas y la presencia del esclavo africano, el mestizaje se hizo más complejo y ya en el siglo XVIII, como resultado de varios cruces entre individuos que tenían antepasados europeos indios y negros, surgió el estrato social de los pardos, término comúnmente utilizado para señalar, exclusivamente, la mezcla de negro con blanco. Eduardo Arcila Farías ha señalado que en la provincia de Caracas y en vísperas de la emancipación, éstos eran 37,8% de la población, mientras que los blancos (entre los que se contaban los mestizos hispanizados), apenas llegaban al 25,6%; estos originaron entonces un movimiento discriminatorio hacia los pardos, que se reflejó en su oposición a las denominadas cédulas de "gracias al sacar", privilegio dado por la Corona para que los pardos pudieran acceder a determinados oficios, mediante el pago de unas sumas de dinero. La Guerra de Independencia y los nuevos gobiernos republicanos abolieron formalmente las distinciones humanas producidas por el mestizaje, pero las poblaciones mezcladas siguieron marginadas durante una buena parte del siglo XIX. El acceso de estos grupos a la sociedad dominante ha sido un fenómeno del siglo XX y acompañó por lo regular, a las grandes convulsiones político-sociales. En términos generales el mestizaje ha acompañado siempre a las grandes civilizaciones del mundo y el aislamiento étnico ha sido propio de culturas primitivas. M.L.S.

BIBLIOGRAFÍA: LEMMO, ANGELINA. Y tenemos de todos los reinos: opúsculo tentativo sobre la idiosincrasia del venezolano. Caracas: Fondo Editorial Facultad de Humanidades y Educación, Universidad Central de Venezuela, 1986; MORENO GÓMEZ, LUIS. País pardo. Caracas: Cromotip, 1987; ROSENBLAT, ÁNGEL. La población indígena y el mestizaje en América. Buenos Aires: Editorial Nova, 1954. 2 v.; SÁNCHEZ ALBORNOZ, NICOLÁS. La población de América Latina desde los tiempos precolombinos al año 2.000. Madrid: Alianza Editorial, 1973; USLAR PIETRI, ARTURO. El mestizaje y el Nuevo Mundo. Caracas: s.n., 1967; __. Veinticinco ensayos. Caracas: Monte Ávila, 1969.