Puntos Sobresalientes de Números 1, 2, 3

Puntos sobresalientes de la Biblia: Números 1, 2, 3

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CAPITULO 1:


w11 1/9 pág. 29 Un hombre agradable al corazón de Jehová
No se indica qué edad tenía David cuando esto ocurrió. Sin embargo, algún tiempo después encontramos a sus tres hermanos mayores —Eliab, Abinadab y Samah— alistados en el ejército de Saúl. Quizás los otros cinco eran demasiado jóvenes para acompañarlos. Es posible que ninguno de ellos hubiera cumplido todavía los 20 años, edad a la que los hombres ingresaban en el ejército de Israel (Números 1:3; 1 Samuel 17:13). En cualquier caso, aunque David era muy joven cuando Jehová lo escogió, parece que ya era una persona muy espiritual. Es obvio que tenía una estrecha relación con Jehová y que la cultivó meditando en lo que sabía de Dios.

w07 15/9 pág. 19 Jonatán: “fue con Dios con quien él trabajó”
La Biblia indica que, al comienzo del reinado de Saúl, Jonatán era comandante militar, por lo que debía de tener al menos 20 años (Números 1:3; 1 Samuel 13:2). Saúl reinó cuarenta años y murió el mismo día que Jonatán —alrededor del año 1078 antes de nuestra era—, por lo que este tendría unos 60 años al morir. Como para entonces David tenía 30 años, se deduce que Jonatán era unos treinta años mayor que David (1 Samuel 31:2; 2 Samuel 5:4).

w02 1/12 págs. 9-10 Los recuerdos de Josué
Josué pertenecía a una familia de la tribu de Efraín. Su abuelo, Elisamá, era el principal de la tribu y, según parece, comandó un ejército de 108.100 hombres de una de las divisiones de tres tribus de Israel (Números 1:4, 10, 16; 2:18-24; 1 Crónicas 7:20, 26, 27). Sin embargo, cuando los amalequitas atacaron a Israel poco después del éxodo, Moisés eligió a Josué para que preparara la defensa (Éxodo 17:8, 9a). ¿Por qué no eligió a su padre o a su abuelo? Una posibilidad es, según una obra, que “a juicio de Moisés, [él] era el más capacitado para seleccionar y coordinar a los combatientes, pues era un principal de la importante tribu de Efraín, tenía la reputación de ser un buen organizador y disfrutaba de la total confianza del pueblo”.

w08 1/7 pág. 21 ¿Lo sabía?
¿Por qué suele hablarse de las doce tribus de Israel si en realidad eran trece?
Las tribus de Israel estaban formadas por los descendientes de los hijos de Jacob. Este patriarca, a quien se le conoció posteriormente como Israel, tuvo doce hijos: Rubén, Simeón, Leví, Judá, Dan, Neftalí, Gad, Aser, Isacar, Zabulón, José y Benjamín (Génesis 29:32–30:24; 35:16-18). Cada tribu llevaba el nombre de uno de los hijos, con la excepción de José. En su caso, se formaron dos tribus con los nombres de sus dos hijos, Efraín y Manasés, a quienes se les consideró cabezas tribales de pleno derecho. Entonces, si en Israel había trece tribus, ¿por qué la Biblia habla casi siempre de doce?
En primer lugar, a los hombres de la tribu de Leví se les eximió del servicio militar para que pudieran servir en el tabernáculo de Jehová y posteriormente en el templo. Dios le dijo a Moisés: “Sólo a la tribu de Leví no debes inscribir, y la cuenta de ellos no la debes incluir entre los hijos de Israel. Y tú mismo nombra a los levitas sobre el tabernáculo del Testimonio y sobre todos sus utensilios y sobre todo lo que le pertenece” (Números 1:49, 50).
Además, a los levitas no se les ubicó en una zona específica de la Tierra Prometida; más bien, recibieron 48 ciudades distribuidas por todo el país (Números 18:20-24; Josué 21:41).
Por estas dos razones, la tribu de Leví casi nunca se menciona cuando se enumeran las tribus de Israel, y por eso suele hablarse de doce tribus y no de trece (Números 1:1-15).

w07 1/7 pág. 30 párr. 15 “Sigue venciendo el mal con el bien”
15. ¿Qué recomendación le hizo un falso profeta a Nehemías, y por qué se negó él a seguirla?
15 Por último, le pidieron al israelita Semaya que engañara a Nehemías para que desobedeciera la Ley de Dios. Aquel traidor le dijo: “Encontrémonos [...] en la casa del Dios verdadero, dentro del templo, y cerremos las puertas del templo; porque van a venir para matarte”. En otras palabras, recomendó a Nehemías que corriera a esconderse en el templo para que no lo asesinaran. Pero como Nehemías no era sacerdote, ocultarse en la casa de Dios habría sido un pecado. ¿Violaría la Ley divina con tal de salvarse? No, sino que respondió: “[¿]Pudiera entrar [yo] en el templo y vivir? ¡No entraré!”. ¿Por qué no cayó Nehemías en la trampa? Porque sabía que aunque Semaya era su hermano judío, “no era Dios quien lo había enviado”; un verdadero profeta jamás le habría aconsejado desobedecer la Ley de Jehová. Así, Nehemías volvió a evitar que sus malévolos adversarios lo vencieran. Poco después dio este informe: “Por fin el muro quedó completo el día veinticinco de Elul, en cincuenta y dos días” (Nehemías 6:10-15; Números 1:51; 18:7).

w02 1/8 pág. 10 párrs. 6-7 Sumisión leal a la autoridad divina
6, 7. a) ¿Cuál era la relación entre los sacerdotes y los levitas que no pertenecían al sacerdocio? b) ¿Qué nos enseña el hecho de que los levitas llevaran a cabo distintas tareas? (Colosenses 3:23.)
6 Atender las necesidades espirituales de una nación de varios millones de personas constituía una empresa colosal. Puesto que los sacerdotes eran relativamente pocos, Jehová dispuso que otros miembros de la tribu de Leví los ayudaran. Le dijo a Moisés: “Tienes que dar los levitas a Aarón y sus hijos. Ellos son gente dada, dados a él de los hijos de Israel” (Números 3:9, 39).
7 Los levitas estaban muy bien organizados. Se les dividió en tres familias —guersonitas, qohatitas y meraritas—, y a cada una de ellas se le encargó una labor (Números 3:14-17, 23-37). Algunas tareas quizá parecieran más importantes que otras, pero todas eran esenciales. La naturaleza de su trabajo colocaba a los qohatitas muy cerca del arca del pacto y el mobiliario del tabernáculo. Sin embargo, todos los levitas, fueran qohatitas o no, disfrutaban de maravillosos privilegios (Números 1:51, 53). Lamentablemente, algunos no los apreciaron. En vez de someterse con lealtad a la autoridad divina, se sintieron descontentos y cedieron al orgullo, la ambición y los celos. Coré fue uno de estos.

CAPITULO 2:


w02 15/9 pág. 21 “La salvación pertenece a Jehová”
¿Realmente va en contra de la devoción exclusiva que merece Jehová Dios saludar una bandera que representa al Estado o arrodillarse ante ella? Es verdad que cuando residían en el desierto, los antiguos israelitas tenían “señales”, o estandartes, en torno a los cuales se reunían las divisiones de tres tribus (Números 2:1, 2). Sin embargo, la Cyclopedia de McClintock y Strong dice respecto a los términos hebreos que designan tales estandartes: “Ninguno de estos términos transmite la idea que nos da a nosotros la palabra estandarte, a saber, la de una bandera”. Además, el pueblo de Israel no los consideraba sagrados ni celebraba ceremonias relacionadas con ellos. Eran meras señales que indicaban al pueblo dónde reunirse.

w04 1/8 pág. 24 Puntos sobresalientes del libro de Números
Respuestas a preguntas bíblicas:
Números 2:1, 2. ¿Qué eran “las señales” en torno a las cuales acampaban en el desierto las divisiones de tres tribus? La Biblia no nos explica en qué consistían estas señales. Sin embargo, no se las consideraba símbolos sagrados ni se les atribuía ningún significado religioso. Su función era eminentemente práctica: ayudar a toda persona a encontrar su lugar en el campamento.

w11 1/6 pág. 13 ¿Tiene Dios una organización?
Mediante Moisés, Jehová organizó al pueblo de Israel para que le sirviera. A modo de ejemplo, piense en cómo se distribuyó el campamento de la nación durante su estadía en el desierto de Sinaí. Habría sido caótico si se hubiera permitido a cada familia elegir dónde colocar su tienda. Por eso, Jehová especificó dónde debía acampar cada tribu (Números 2:1-34). La Ley de Moisés también incluyó normas detalladas de salud e higiene, como el tratamiento de los excrementos humanos (Deuteronomio 23:12, 13).

w11 15/12 pág. 19 párr. 10 Fieles de la antigüedad guiados por el espíritu de Dios
10. ¿A qué se debió el triunfo en la batalla de Josué y su ejército?
10 Josué fue el elegido. Ahora bien, si para acceder al cargo hubiera tenido que indicar su experiencia laboral, ¿qué oficios habría podido enumerar? ¿Trabajos forzados? ¿Mezcla de barro y paja? ¿Recolección de maná? Su abuelo Elisamá estaba bien adiestrado, pues fue el principal cabeza de la tribu de Efraín y, al parecer, comandó una de las divisiones de tres tribus de Israel, compuesta por 108.100 hombres (Núm. 2:18, 24; 1 Cró. 7:26, 27). Pero Dios no lo seleccionó ni a él ni a su hijo Nun. Más bien, guió a Moisés para que nombrara a Josué comandante del ejército que derrotaría al enemigo. La batalla duró casi todo el día. Gracias a que Josué fue obediente y siguió la guía del espíritu santo de Dios, Israel obtuvo la victoria (Éxo. 17:9-13).

w04 15/9 pág. 26 Puntos sobresalientes del libro de Deuteronomio
¿Cómo sucedió que no se desgastaron las prendas de los israelitas ni se les hincharon los pies durante su viaje por el desierto? Este hecho, al igual que el suministro regular de maná, fue un milagro. Desde que comenzaron su viaje, los israelitas utilizaron la misma ropa y el mismo calzado, probablemente pasándoselos unos a otros según crecían los niños y morían los adultos. Los dos censos realizados al inicio y al final de su travesía por el desierto revelaron que el número de israelitas no había aumentado, por lo que las existencias originales de tales artículos habrían bastado (Números 2:32; 26:51).


CAPITULO 3:


w02 1/5 pág. 15 párr. 7 Jehová odia la traición
7. ¿Por qué estaba enojado Jehová con los maestros de la Ley?
7 Siglos antes de la época de Malaquías, Jehová había encomendado a los levitas el cuidado del tabernáculo (más tarde, el templo) y su sagrado ministerio. Eran los maestros de la nación de Israel. Cumplir con aquella asignación habría significado vida y paz para ellos y para la nación (Números 3:5-8). Sin embargo, los levitas perdieron el temor de Dios que habían tenido en un principio. Por ello, Jehová les dijo: “Ustedes se han desviado del camino. Ustedes han hecho que muchos tropiecen en la ley. Ustedes han arruinado el pacto de Leví [...,] no estaban guardando mis caminos” (Malaquías 2:8, 9). Debido a que no enseñaron la verdad y dieron un mal ejemplo, los sacerdotes extraviaron a muchos israelitas, por lo que Jehová tenía razón para enojarse con ellos.

w02 1/8 pág. 10 párrs. 6-7 Sumisión leal a la autoridad divina
6, 7. a) ¿Cuál era la relación entre los sacerdotes y los levitas que no pertenecían al sacerdocio? b) ¿Qué nos enseña el hecho de que los levitas llevaran a cabo distintas tareas? (Colosenses 3:23.)
6 Atender las necesidades espirituales de una nación de varios millones de personas constituía una empresa colosal. Puesto que los sacerdotes eran relativamente pocos, Jehová dispuso que otros miembros de la tribu de Leví los ayudaran. Le dijo a Moisés: “Tienes que dar los levitas a Aarón y sus hijos. Ellos son gente dada, dados a él de los hijos de Israel” (Números 3:9, 39).
7 Los levitas estaban muy bien organizados. Se les dividió en tres familias —guersonitas, qohatitas y meraritas—, y a cada una de ellas se le encargó una labor (Números 3:14-17, 23-37). Algunas tareas quizá parecieran más importantes que otras, pero todas eran esenciales. La naturaleza de su trabajo colocaba a los qohatitas muy cerca del arca del pacto y el mobiliario del tabernáculo. Sin embargo, todos los levitas, fueran qohatitas o no, disfrutaban de maravillosos privilegios (Números 1:51, 53). Lamentablemente, algunos no los apreciaron. En vez de someterse con lealtad a la autoridad divina, se sintieron descontentos y cedieron al orgullo, la ambición y los celos. Coré fue uno de estos.

w02 1/8 pág. 10 párr. 5 Sumisión leal a la autoridad divina
5. Además de establecer jueces, ¿qué otras disposiciones dictó Jehová para cuidar de su pueblo?
5 Jehová dictó otras disposiciones para satisfacer las necesidades espirituales de su pueblo. Aun antes de que este llegara a la Tierra Prometida, Dios ordenó la construcción de un tabernáculo que constituiría el centro de la adoración verdadera. También instituyó un sacerdocio para enseñar la Ley, ofrecer sacrificios animales y quemar el incienso de la mañana y de la tarde. Dios nombró sumo sacerdote de Israel al hermano mayor de Moisés, Aarón, y designó a los hijos de este para ayudar a su padre en sus funciones (Éxodo 28:1; Números 3:10; 2 Crónicas 13:10, 11).

w11 15/9 pág. 7 párr. 3 Jehová es nuestra herencia
3. ¿Cómo llegó la tribu de Leví a encargarse del sacerdocio?
3 Antes de la Ley mosaica, cada cabeza de familia se encargaba de las labores sacerdotales. Pero cuando se instituyó la Ley, estas funciones quedaron reservadas a la tribu de Leví, cuyos hombres se dedicarían exclusivamente a trabajar como sacerdotes o ayudantes de estos. ¿Cómo se llegó a este sistema? Recordemos que, cuando Jehová dio muerte a los primogénitos varones de Egipto, explicó que había santificado a los primogénitos de Israel, es decir, los había convertido en propiedad suya a fin de que le sirvieran. Sin embargo, más tarde decidió utilizar a los levitas “en lugar de todos los primogénitos de los hijos de Israel”. Eso sí, como el número total de primogénitos resultó ser mayor que el de levitas, mandó pagar un rescate para compensar la diferencia (Núm. 3:11-13, 41, 46, 47). A partir de entonces, la tribu de Leví comenzó su servicio sagrado en la nación.

w11 15/9 pág. 27 párr. 11 ¿Me conoce Jehová?
11. Al parecer, ¿qué privilegios tuvo Coré, y con qué actitud sirvió a Jehová por años?
11 Moisés y Coré eran dos hombres a los que Jehová no veía de igual modo. ¿Por qué? Porque habían manifestado actitudes completamente opuestas ante el orden que él había establecido y las instrucciones que había dado. Repasemos la trayectoria de Coré, levita de la familia de Qohat. Tuvo grandes privilegios, entre los cuales probablemente estuvieron presenciar la liberación de su pueblo en el mar Rojo, respaldar el castigo de Jehová contra los rebeldes en el monte Sinaí y ayudar a transportar el arca del pacto (Éxo. 32:26-29; Núm. 3:30, 31). Parece que fue fiel a Jehová por muchos años, lo que le ganó el respeto de buena parte del campamento israelita.

w02 1/8 págs. 10-11 párr. 8 Sumisión leal a la autoridad divina
8. a) ¿Quién era Coré? b) ¿Qué hechos quizá lo indujeran a ver a los sacerdotes desde una óptica puramente humana?
8 Coré no era el cabeza de la casa paterna de Leví, como tampoco lo era de las familias de los qohatitas (Números 3:30, 32). No obstante, era un jefe respetado en Israel cuyos deberes tal vez lo pusieran en estrecho contacto con Aarón y sus hijos (Números 4:18, 19). Al ver por sí mismo las imperfecciones de estos hombres, puede que pensara: “¡Con lo imperfectos que son estos sacerdotes... y encima tengo que someterme a ellos! No hace mucho, Aarón fabricó un becerro de oro, y nuestro pueblo cayó en la idolatría por adorarlo. ¡Y ahora resulta que Aarón, el hermano de Moisés, es el sumo sacerdote! ¡Qué favoritismo! ¿Y Nadab y Abihú, los hijos de Aarón? Tanta falta de respeto mostraron por sus privilegios, que Jehová mismo les dio muerte” (Éxodo 32:1-5; Levítico 10:1, 2). Sin importar cuáles fueran los pensamientos de Coré, está claro que comenzó a ver el sacerdocio desde una óptica humana, y eso lo indujo a rebelarse contra Moisés, contra Aarón y, en definitiva, contra Jehová (1 Samuel 15:23; Santiago 1:14, 15).

w01 15/10 pág. 31 Preguntas de los lectores
¿Cómo estaban situados los varales que se utilizaban para transportar el arca del pacto, dado que 1 Reyes 8:8 indica que se veían desde el Santo?
Algunos se han imaginado que los varales tocaban la cortina y producían bultos visibles. Pero eso no era posible si los varales estaban orientados de norte a sur y la cortina quedaba paralela a ellos (Números 3:38). Hay una explicación más razonable. Los varales se verían si había un pequeño espacio entre la cortina y la pared del templo, o cuando el sumo sacerdote tenía que entrar en el Santísimo. La cortina impedía contemplar el Arca, pero tal vez por la abertura era posible ver los varales que se extendían a ambos lados. Aunque dicha explicación es plausible, no podemos ser dogmáticos a este respecto.

Referencias consultadas en: Watchtower Library 2013 CD‒ROM

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