Puntos Sobresalientes de Éxodo 23-26

Puntos sobresalientes de la lectura de la Biblia: Éxodo 23-26


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Éxodo 23-26

Capítulo 23:


w05 15/2 pág. 20 párr. 12 Protejamos nuestra identidad cristiana
12. ¿Qué pauta y qué ejemplo nos ayudarán a tener una confianza inquebrantable en Dios?
12 Cuando la presión exterior amenaza con arruinar nuestro sentido de la identidad cristiana, conviene recordar que nuestra lealtad a Jehová es mucho más importante que la opinión pública o las tendencias populares. Las palabras de Éxodo 23:2 nos sirven de pauta: “No debes seguir tras la muchedumbre para fines malos”. En la ocasión en que la mayoría de los israelitas dudaron de la capacidad de Jehová para cumplir sus promesas, Caleb se negó rotundamente a apoyarlos. Estaba convencido de que las promesas de Dios eran fidedignas, postura que le reportó abundantes bendiciones (Números 13:30; Josué 14:6-11). ¿Estamos también dispuestos a resistir la presión de la mayoría y proteger nuestra relación con Dios?

w11 15/7 pág. 10 párr. 3 ¿Seguiremos la amorosa guía de Jehová?
3. a) ¿Por qué es arriesgado seguir a otros viajeros cuando no sabemos qué dirección tomar? b) ¿Qué importante principio encontramos en Éxodo 23:2?
3 Supongamos que ya hemos iniciado el viaje. ¿Qué haremos si no estamos seguros de por dónde debemos continuar? Quizás veamos a muchos conductores tomando cierta salida y nos sintamos tentados a ir detrás de ellos. Pero es peligroso tomar un rumbo tan solo porque lo haga la mayoría. No todos los conductores van a ir al mismo lugar que nosotros, ni tampoco tienen por qué conocer bien la zona. Este ejemplo nos enseña una lección. Se trata de un principio que extraemos de una de las leyes que Jehová dio a Israel. A cada persona que fuera a servir de testigo o juez en un tribunal, Dios le dijo: “No debes seguir tras la muchedumbre” (léase Éxodo 23:2). ¿Por qué hizo esta advertencia? Porque sabía que, debido a la imperfección, es fácil ceder a las presiones de la gente y cometer una injusticia. Claro, la norma de no seguir ciegamente a los demás no solo es aplicable a los procesos judiciales, sino a cualquier situación de la vida.

w11 15/4 págs. 13-14 párr. 3 Tomemos decisiones que honren a Dios
3. ¿Qué factores no deberían influir en nuestras decisiones?
3 No podemos ser indecisos cuando están en juego los principios de la Biblia. De lo contrario, nuestros compañeros de estudios o trabajo concluirán que no estamos convencidos de nuestras creencias y que somos fáciles de manipular. Tal vez mientan, hagan trampa o roben y luego insistan en que nos unamos a ellos, o que por lo menos los encubramos. Pero eso es “seguir tras la muchedumbre”, es decir, ir ciegamente tras la mayoría (Éxo. 23:2). El cristiano que sabe tomar decisiones que honran a Dios no permite que el temor o el deseo de ser aceptado lo lleven a pasar por alto su conciencia educada por la Biblia (Rom. 13:5).

w12 1/10 pág. 5 ¿Por qué sigue habiendo corrupción?
La influencia del mundo malvado en que vivimos.
Nuestro mundo se caracteriza por la codicia y el egoísmo. En ese ambiente, a algunas personas les cuesta mucho ser diferentes. Así que llevadas por la ambición egoísta, se vuelven ávidas de poder y cultivan un intenso deseo de tener más dinero y más bienes de lo que realmente necesitan. Lamentablemente, no les importa recurrir a medios poco honrados para conseguir lo que quieren. En vez de oponerse a las influencias negativas, optan por “seguir tras la muchedumbre para fines malos” (Éxodo 23:2).

w09 15/5 págs. 29-30 párr. 6 ¿Por qué debemos seguir a Cristo?
6. ¿Qué revelan acerca de Jehová las enseñanzas de Jesús?
6 Con sus enseñanzas, Jesús mostró lo que Dios espera de sus siervos y lo que siente por ellos (Mat. 22:36-40; Luc. 12:6, 7; 15:4-7). Por ejemplo, después de citar uno de los Diez Mandamientos —el que dice: “No debes cometer adulterio”—, explicó lo que ocurre en el corazón de un hombre antes de incurrir en ese pecado, y lo que Dios piensa de ello. Él dijo: “Todo el que sigue mirando a una mujer a fin de tener una pasión por ella ya ha cometido adulterio con ella en su corazón” (Éxo. 20:14; Mat. 5:27, 28). Además, aclaró un mandamiento de la Ley que habían malinterpretado los fariseos. Ellos decían que había que amar al prójimo y odiar al enemigo. No obstante, Jesús explicó lo que su Padre pensaba del asunto con estas palabras: “Continúen amando a sus enemigos y orando por los que los persiguen” (Mat. 5:43, 44; Éxo. 23:4; Lev. 19:18). Cuanto mejor entendamos la manera de pensar y sentir de Dios y lo que él espera de nosotros, más fácil nos será imitarlo

w03 15/3 pág. 20 párrs. 1-2 Los primeros cristianos y la Ley mosaica
1, 2. ¿Cuáles fueron algunos beneficios que obtuvieron los israelitas que obedecieron cuidadosamente la Ley mosaica?
EN 1513 antes de la era común, Jehová dio a los israelitas un código de leyes y les dijo que si obedecían Su voz, los bendeciría y disfrutarían de una vida feliz y gratificante (Éxodo 19:5, 6).
2 Aquel código, llamado la Ley mosaica o simplemente “la Ley”, era “santo y justo y bueno” (Romanos 7:12). Promovía la buena vecindad y valores como la bondad, la honradez y la moralidad (Éxodo 23:4, 5; Levítico 19:14; Deuteronomio 15:13-15; 22:10, 22). También estimulaba a los judíos a amarse unos a otros (Levítico 19:18). Además, no debían mezclarse con gentiles que no estaban sujetos a la Ley ni tomar esposas de entre esas personas (Deuteronomio 7:3, 4). Como un “muro” que separara a judíos de gentiles, la Ley mosaica protegió al pueblo de Dios de contaminarse con la forma de pensar y las prácticas del paganismo (Efesios 2:14, 15; Juan 18:28).

w10 15/6 pág. 25 párr. 1 Las actividades espirituales nos reaniman
1. ¿Qué mandato dio Jehová en el monte Sinaí, y con qué objetivo?
CUANDO Jehová instituyó el pacto de la Ley en el monte Sinaí, incluyó el mandato de celebrar el sábado. Mediante Moisés dio esta orden a la nación de Israel: “Seis días has de hacer tu trabajo; pero el séptimo día has de desistir, para que descansen tu toro y tu asno y para que se refresquen el hijo de tu esclava y el residente forastero” (Éxo. 23:12). En una muestra de amor y consideración por sus siervos israelitas, Dios estableció un día de descanso semanal “para que se refres[caran]” o renovaran las fuerzas.

w12 15/9 págs. 30-31 párr. 11 Jehová congrega a un pueblo feliz
11. ¿Qué fiestas anuales instituyó Dios en el antiguo Israel?
11 Jehová ordenó a los israelitas que acudieran a Jerusalén año tras año para celebrar tres fiestas: la de las Tortas no Fermentadas, la de las Semanas (después llamada Pentecostés) y la de las Cabañas. La Ley establecía lo siguiente: “En tres ocasiones del año se presentará todo varón tuyo delante del rostro del Señor verdadero, Jehová” (Éx. 23:14-17). Muchos cabezas de familia comprendían los beneficios espirituales de estas ocasiones, así que asistían a ellas con toda su familia (1 Sam. 1:1-7; Luc. 2:41, 42).

w00 15/2 pág. 12 párr. 10 Conozcamos “la mente de Cristo”
10. ¿Qué muestra que José y María eran personas temerosas de Dios?
10 Jesús tuvo unos padres temerosos de Dios que lo criaron y cuidaron. Su madre, María, fue una mujer sobresaliente. Recordemos que cuando el ángel Gabriel la saludó, le dijo: “Buenos días, altamente favorecida, Jehová está contigo” (Lucas 1:28). José también era un hombre devoto. Todos los años viajaba fielmente 150 kilómetros para asistir a la Pascua en Jerusalén. María lo acompañaba, aunque esta fiesta solo era obligatoria para los varones (Éxodo 23:17; Lucas 2:41). En una de esas ocasiones, tras una búsqueda cuidadosa, José y María encontraron a Jesús en el templo entre los maestros. Este, que entonces contaba 12 años de edad, dijo a sus preocupados padres: “¿No sabían que tengo que estar en la casa de mi Padre?” (Lucas 2:49). La palabra “Padre” debía tener una connotación afectuosa y positiva para el joven Jesús, pues seguramente se le había informado de que Jehová era su verdadero Padre. Además, José fue, sin duda, un buen padre adoptivo para él, pues Jehová no habría seleccionado a un hombre duro y cruel para criar a Su querido Hijo.

w04 15/3 pág. 27 Puntos sobresalientes del libro de Éxodo
Respuestas a preguntas bíblicas:
Éxodo 23:19. ¿Qué significaba el mandato de no hervir un cabrito en la leche de su madre? Parece que hervir un cabrito en la leche de su madre era un rito pagano que se observaba para que lloviera. Además, puesto que la leche de la madre era para que alimentara a su cría, hervir a esta en esa leche sería cruel. Dicha ley enseñó al pueblo de Dios que debían ser compasivos.

w06 15/4 pág. 30 ¿Recuerda usted?
¿Qué aprendemos de la prohibición de la Ley de cocer un cabrito en la leche de su madre? (Éxodo 23:19.)
Tal acto pudo haber constituido un rito pagano para invocar la lluvia (Levítico 20:23). Dios dio la leche a la cabra para alimentar a sus crías y ayudarlas a crecer. Cocer el cabrito en ella equivalía a despreciar la relación divinamente establecida entre progenitor y cría. Este precepto evidencia la tierna compasión de Dios.—1/4, página 31.

w06 1/4 pág. 31 Preguntas de los lectores - Preguntas de los lectores
¿Qué podemos aprender de la prohibición que aparece en Éxodo 23:19, que dice: “No debes cocer el cabrito en la leche de su madre”?
Esta directriz de la Ley mosaica —que aparece tres veces en la Biblia— nos ayuda a comprender el sentido que Jehová tiene de lo que es recto, así como su compasión y su ternura. Al mismo tiempo destaca el odio que siente hacia la adoración falsa (Éxodo 34:26; Deuteronomio 14:21).
Cocer un cabrito, o cualquier otro animal, en la leche de su madre sería contrario al orden natural establecido por Jehová. El Creador dispuso que la leche materna sirviera para alimentar a la cría y ayudarla a crecer. Por tanto, cocer al animalito en la leche de su propia madre constituiría, en palabras de cierto erudito, una muestra de “desprecio a la relación que Dios ha implantado y santificado entre progenitor y cría”.
También, hay quienes dicen que la costumbre formaba parte de un rito pagano para hacer llover. Si tal fuese el caso, la disposición serviría para proteger a los israelitas de las tradiciones religiosas inútiles y crueles que practicaban las naciones de su alrededor. La Ley mosaica les prohibía claramente andar en los estatutos de dichas naciones (Levítico 20:23).
Por último, este mandato en particular deja ver la tierna compasión de Jehová. De hecho, la Ley contenía varios preceptos similares que condenaban la crueldad hacia los animales y que impedían atentar contra el orden natural. Por ejemplo, prohibía sacrificar un animalito que no hubiera estado por lo menos siete días con la madre; degollar a un animal y su cría el mismo día, y llevarse de un nido los huevos o los polluelos junto con la madre (Levítico 22:27, 28; Deuteronomio 22:6, 7).
Queda claro, pues, que la Ley no era solo un complicado sistema de mandatos y prohibiciones. Entre otras cosas, sus principios nos inculcan una elevada sensibilidad moral que refleja a todas luces las maravillosas virtudes de Jehová (Salmo 19:7-11).

w10 15/12 pág. 6 ¿Recuerda usted?
¿A qué ángel envió Dios delante de los israelitas cuando los liberó de Egipto? (Éxo. 23:20, 21.)
En vista de que Jehová dijo sobre este ángel: “Mi nombre está dentro de él”, es lógico pensar que fuera su Hijo primogénito, quien siglos más tarde llegaría a ser Jesús (15/9, página 21).

w10 15/9 págs. 21-22 párrs. 2-3 “Solamente tienen un Líder, [...] el Cristo”
2, 3. ¿De qué maneras intervino el Hijo de Dios a favor de la nación de Israel?
2 Siglos antes de que se fundara la congregación cristiana, Jehová nombró a un ángel para dirigir a su pueblo. Tras liberar de Egipto a la nación de Israel, Dios le anunció: “Voy a enviar un ángel delante de ti para mantenerte en el camino y para introducirte en el lugar que he preparado. Cuídate a causa de él y obedece su voz. No te portes rebeldemente contra él, porque no perdonará la transgresión de ustedes; porque mi nombre está dentro de él” (Éxo. 23:20, 21). ¿Quién era este ángel? En vista de que Jehová dijo: “Mi nombre está dentro de él”, tenemos razones para pensar que se trataba de su Hijo primogénito.
3 Todo indica que, antes de venir a la Tierra, el Hijo de Dios era conocido por el nombre Miguel. En el libro de Daniel se le llama “el príncipe de [Israel]” (Dan. 10:21). Por otro lado, el discípulo Judas menciona un suceso que muestra que mucho antes de los días de Daniel, Miguel ya actuaba a favor del pueblo de Dios. Cuando Moisés murió, parece que Satanás intentó usar su cadáver con malos fines, posiblemente para fomentar la idolatría entre los israelitas. Sin embargo, Miguel intervino para impedírselo. Judas señala en su carta que “cuando Miguel el arcángel tuvo una diferencia con el Diablo y disputaba acerca del cuerpo de Moisés, no se atrevió a llevar un juicio contra él en términos injuriosos, sino que dijo: ‘Que Jehová te reprenda’” (Jud. 9). Poco después de aquel suceso y justo antes del asedio a Jericó, el “príncipe del ejército de Jehová” —sin duda Miguel— se le apareció a Josué para confirmarle que contaba con el respaldo divino (léase Josué 5:13-15). Y siglos más tarde, en tiempos de Daniel, el arcángel Miguel acudió en auxilio de un ángel que llevaba un importante mensaje para el profeta, pero que había sido interceptado por un poderoso demonio (Dan. 10:5-7, 12-14).

w04 15/3 pág. 27 Puntos sobresalientes del libro de Éxodo
Respuestas a preguntas bíblicas:
Éxodo 23:20-23. ¿Quién era el ángel que se menciona aquí, y en qué sentido estaba el nombre de Jehová “dentro de él”? Es probable que este ángel fuera Jesús en su forma prehumana. Se le utilizó para dirigir a los israelitas hacia la Tierra Prometida (1 Corintios 10:1-4). El nombre de Jehová está “dentro de” Jesús en el sentido de que él sobresale en sostener y santificar el nombre de su Padre.

w08 15/2 pág. 13 párr. 7 Jesucristo, el más grande de los misioneros
7. ¿Cómo respondieron los judíos a la Ley?
7 Antes de convertirse en humano, es probable que Jesús, “la Palabra”, fuera el Vocero de Dios que guió a los israelitas a través del desierto (Juan 1:1; Éxo. 23:20-23). Pero ellos, aunque “recibieron la Ley según fue transmitida por ángeles”, “no la [guardaron]” (Hech. 7:53; Heb. 2:2, 3). Y en el siglo primero, los líderes religiosos judíos malinterpretaron el propósito de dicha Ley. La norma con respecto al sábado es un buen ejemplo (léase Marcos 3:4-6). Los escribas y los fariseos “[desatendieron] los asuntos de más peso de la Ley, a saber: la justicia y la misericordia y la fidelidad” (Mat. 23:23). A pesar de todo, Jesús no se dio por vencido; continuó proclamando la verdad.
w12 15/10 pág. 25 párr. 11 Obedezca a Dios y verá cumplidas sus promesas
11. ¿Qué hicieron los israelitas cuando Dios los invitó a entrar en un pacto con él como su nación escogida?
11 Jehová no obligó a los israelitas a jurar que le obedecerían, ni tampoco a entrar en esa privilegiada relación con él. Fue por su libre voluntad que dijeron: “Todo lo que Jehová ha hablado estamos dispuestos a hacerlo” (Éx. 19:8). Tres días después, Jehová les dijo lo que tenían que hacer como nación escogida. Primero oyeron los Diez Mandamientos, y luego Moisés les transmitió otros mandatos (Éx. 20:22–23:33). ¿Qué hicieron? “Todo el pueblo respondió con una sola voz y dijo: ‘Todas las palabras que ha hablado Jehová estamos dispuestos a ponerlas por obra’.” (Éx. 24:3.) Más tarde, Moisés escribió las leyes en “el libro del pacto” y las leyó en voz alta para que toda la nación pudiera oírlas de nuevo. Al instante, el pueblo prometió por tercera vez: “Todo lo que Jehová ha hablado estamos dispuestos a hacerlo, y a ser obedientes” (Éx. 24:4, 7, 8).

w10 15/6 págs. 8-9 párrs. 13-15 El pueblo de Jehová nos ofrece protección
13-15. a) ¿Qué le sucedió a Dina, y qué nos enseña su experiencia? b) ¿Por qué es una protección relacionarnos con otros cristianos?
13 El ejemplo de Dina, la hija de Jacob, ilustra los peligros de las malas compañías. El relato de Génesis señala que solía frecuentar a las muchachas cananeas que vivían cerca de su familia. Sin embargo, los habitantes de Canaán no compartían las altas normas morales de los siervos de Jehová. Todo lo contrario. Según testimonios arqueológicos, terminaron llenando su país de idolatría, inmoralidad, violencia y depravados ritos sexuales (Éxo. 23:23; Lev. 18:2-25; Deu. 18:9-12). ¿En qué acabó la amistad de Dina con aquellas jóvenes?
14 Siquem, un cananeo que, según el relato, era “el más honorable de toda la casa de su padre”, la tomó, “se acostó con ella y la violó” (Gén. 34:1, 2, 19). ¡Qué tragedia! ¿Cree usted que Dina se imaginaba que podría ocurrirle algo así? Lo más probable es que solo le interesara la amistad de los jóvenes de la región y que los considerara inofensivos. Sin embargo, no podía estar más equivocada.
15 Este pasaje nos enseña una lección importante: es poco realista esperar que no pase nada malo si hacemos vida social con no creyentes. Como advierten las Escrituras, “las malas compañías echan a perder los hábitos útiles” (1 Cor. 15:33). En cambio, es una protección relacionarse con quienes aman a Jehová y comparten nuestras creencias y normas morales. Ellos siempre nos animarán a actuar con sabiduría (Pro. 13:20).

w10 1/1 pág. 13 ¿Por qué mandó Dios exterminar a los cananeos?
¿Por qué no permitió Dios que ambas naciones compartieran la tierra? Con respecto a los cananeos, Dios le advirtió a Israel: “No deben morar en tu tierra, para que no te hagan pecar contra mí. En caso de que sirvieras a sus dioses, eso llegaría a ser un lazo para ti” (Éxodo 23:33). Y tiempo después, Moisés le recordó al pueblo: “Es por la iniquidad de estas naciones por lo que Jehová tu Dios las va a expulsar de delante de ti” (Deuteronomio 9:5). Pero ¿de veras eran tan malvados?

Capítulo 24:


w02 1/5 pág. 14 párr. 2 Jehová odia la traición
2. ¿Cómo trataron traidoramente a Jehová muchos israelitas?
2 Sin embargo, no todo el mundo desea hacer la voluntad de Jehová. Oseas revela que incluso muchos israelitas no querían hacerla. Como nación, habían aceptado establecer un pacto, o un acuerdo, con Dios para obedecer sus leyes (Éxodo 24:1-8). No obstante, al poco tiempo habían “traspasado el pacto” al quebrantar dichas leyes. Por ello, Jehová dijo que los israelitas ‘trataron traidoramente’ con él (Oseas 6:7). Así ha hecho mucha gente desde entonces. Pero Jehová odia la traición, sea que se le traicione a él o a sus siervos que lo aman.

w13 15/8 pág. 3 párr. 2 Ustedes han sido santificados
2. ¿Cómo se había convertido Israel en una nación santa?
2 Israel era una nación dedicada a Dios. En el año 1513 antes de nuestra era, los israelitas se habían comprometido de buena gana a hacer la voluntad de Jehová. Habían dicho: “Todas las palabras que ha hablado Jehová estamos dispuestos a ponerlas por obra” (Éx. 24:3). Como resultado, él los había santificado, es decir, los había separado para que fueran su pueblo. ¡Qué gran privilegio! Cuarenta años después, Moisés le recordó a la nación: “Tú eres un pueblo santo a Jehová tu Dios. Es a ti a quien Jehová tu Dios ha escogido para que llegues a ser su pueblo, una propiedad especial, de entre todos los pueblos que están sobre la superficie del suelo” (Deut. 7:6).

w12 15/10 pág. 25 párr. 11 Obedezca a Dios y verá cumplidas sus promesas
11. ¿Qué hicieron los israelitas cuando Dios los invitó a entrar en un pacto con él como su nación escogida?
11 Jehová no obligó a los israelitas a jurar que le obedecerían, ni tampoco a entrar en esa privilegiada relación con él. Fue por su libre voluntad que dijeron: “Todo lo que Jehová ha hablado estamos dispuestos a hacerlo” (Éx. 19:8). Tres días después, Jehová les dijo lo que tenían que hacer como nación escogida. Primero oyeron los Diez Mandamientos, y luego Moisés les transmitió otros mandatos (Éx. 20:22–23:33). ¿Qué hicieron? “Todo el pueblo respondió con una sola voz y dijo: ‘Todas las palabras que ha hablado Jehová estamos dispuestos a ponerlas por obra’.” (Éx. 24:3.) Más tarde, Moisés escribió las leyes en “el libro del pacto” y las leyó en voz alta para que toda la nación pudiera oírlas de nuevo. Al instante, el pueblo prometió por tercera vez: “Todo lo que Jehová ha hablado estamos dispuestos a hacerlo, y a ser obedientes” (Éx. 24:4, 7, 8).

w06 1/4 págs. 21-22 párr. 3 ‘Vayan y hagan discípulos, bautizándolos’
3. ¿Qué pasos tenemos que dar para disfrutar de una relación personal con Dios?
3 Para figurar entre los que disfrutan de esa preciada relación con Jehová Dios, tenemos que dedicarnos a él y simbolizarlo públicamente mediante el bautismo en agua. Esto lo hacemos en conformidad con el mandato directo que dio Jesús a sus discípulos: “Vayan, por lo tanto, y hagan discípulos de gente de todas las naciones, bautizándolos en el nombre del Padre y del Hijo y del espíritu santo, enseñándoles a observar todas las cosas que yo les he mandado” (Mateo 28:19, 20). Los israelitas escucharon la lectura del “libro del pacto” (Éxodo 24:3, 7, 8). Gracias a ello, entendieron bien las obligaciones que contrajeron con Jehová. Del mismo modo, antes de dar el paso del bautismo hoy día, hay que tener conocimiento exacto de la voluntad de Dios según se expone en su Palabra, la Biblia.

w06 15/2 pág. 23 párr. 11 Se reúnen las cosas en los cielos y las cosas en la Tierra
11. ¿Qué dan a entender los ungidos al beber del vino de la Conmemoración?
11 Al instituir la Conmemoración de su muerte, Jesús dio la copa de vino a sus fieles apóstoles y dijo: “Beban de ella, todos ustedes; porque esto significa mi ‘sangre del pacto’, que ha de ser derramada a favor de muchos para perdón de pecados” (Mateo 26:27, 28). Tal como la sangre de toros y machos cabríos selló el pacto de la Ley entre Dios y la nación de Israel, así la sangre de Jesús validó el nuevo pacto que Jehová hizo con el Israel espiritual en el Pentecostés del año 33 (Éxodo 24:5-8; Lucas 22:20; Hebreos 9:14, 15). Al beber el vino que simboliza la “sangre del pacto”, los ungidos dan a entender que han entrado en el nuevo pacto y que se benefician de él.

w04 1/8 págs. 10-11 párr. 12 Jehová revela su gloria a los humildes
12. ¿Cómo muestra el ejemplo de Moisés que Jehová favorece a los humildes?
12 Por otra parte, en la Biblia abundan los ejemplos de personas humildes a las que se favoreció con una visión de la gloria divina. Moisés, “con mucho el más manso” de todos los hombres, vio la gloria de Dios y disfrutó de una relación muy estrecha con él (Números 12:3). Este hombre humilde, que había sido un modesto pastor por cuarenta años —mucho de ese tiempo, probablemente en la península arábiga—, recibió de múltiples maneras y en abundancia el favor del Creador (Éxodo 6:12, 30). Gracias al respaldo de Jehová, Moisés fue el vocero y organizador principal de la nación de Israel. Disfrutaba de una comunicación cara a cara con Dios y llegó a contemplar en visión “la apariencia de Jehová” (Números 12:7, 8; Éxodo 24:10, 11). Los que aceptaron a este humilde siervo y representante de Dios fueron bendecidos. Del mismo modo, si reconocemos y obedecemos a Jesús —el profeta mayor que Moisés— y al “esclavo fiel y discreto” que Él nombró, también se nos bendecirá (Mateo 24:45, 46; Hechos 3:22).

Capítulo 25:


w04 15/6 pág. 17 párr. 16 Valoremos debidamente el don de la vida
16. ¿Qué debería comunicarnos la traducción “la sangre de ese”?
16 La traducción “la sangre de ese” es muy significativa y debería comunicarnos varios matices. Hacía falta algo más que la muerte de alguien, aunque ese alguien fuese el hombre perfecto Jesús. Él llevó a cabo todo lo que prefiguraba la Ley, en particular, el Día de Expiación. Ese día especial se sacrificaban los animales estipulados y, después, el sumo sacerdote introducía parte de la sangre en el Santísimo del tabernáculo o el templo, y allí la presentaba ante Jehová, como si estuviera en su presencia (Éxodo 25:22; Levítico 16:2-19).

w09 15/9 pág. 27 párr. 8 ¿Valoramos lo que Jehová ha hecho para liberarnos?
8. ¿Qué hacía el sumo sacerdote en el Día de Expiación?
8 Entre los sacrificios más importantes que exigía la Ley estaban los que se ofrecían el Día de Expiación. En esa celebración anual, el sumo sacerdote realizaba una serie de actos simbólicos. Para empezar, le presentaba ofrendas a Jehová para expiar los pecados, primero los de la clase sacerdotal, y luego los de las tribus no sacerdotales. Después entraba en el Santísimo del tabernáculo o del templo. Solo él podía entrar en ese lugar y solo podía hacerlo ese día. Allí salpicaba la sangre de los sacrificios delante del arca del pacto. En ocasiones aparecía sobre el arca una nube brillante que representaba la presencia de Jehová (Éxo. 25:22; Lev. 16:1-30).

Capítulo 26:


w11 15/9 págs. 27-28 párrs. 13-14 ¿Me conoce Jehová?
13, 14. ¿De qué formas demostró Moisés que era una persona humilde?
13 A diferencia de Coré, “Moisés era con mucho el más manso de todos los hombres que había sobre la superficie del suelo” (Núm. 12:3). ¿Cuál fue una de las formas en que manifestó esa actitud mansa? Siguiendo humildemente las órdenes divinas (Éxo. 7:6; 40:16). En la Biblia no lo vemos cuestionando vez tras vez los mandatos del Creador o quejándose de sus decisiones. Pensemos tan solo en la orden de Jehová de que se le construyera un tabernáculo, una tienda donde sería adorado. Moisés recibió indicaciones muy precisas sobre la confección de las telas, el color de las hebras, el número de presillas y muchos otros detalles (Éxo. 26:1-6). A lo largo de la historia, Jehová ha usado en su organización superintendentes para guiar a su pueblo. Claro, quizás nos sintamos desanimados cuando dan instrucciones que nos parecen demasiado meticulosas. Pero nuestro Padre celestial es un superintendente perfecto, y sabe confiar en sus siervos y delegarles autoridad. Por eso, siempre que da muchos detalles lo hace con buenas razones. Cuando Moisés recibió tantas especificaciones para el tabernáculo, no se enojó con Jehová ni pensó que lo estuviera rebajando o que estuviera reprimiendo su creatividad y libertad. Todo lo contrario. Fue muy obediente y se aseguró de que los trabajadores realizaran sus labores exactamente como se había dispuesto (Éxo. 39:32). ¡Cuánta humildad demostró Moisés! Sin duda, reconocía que era la obra de Dios y que él no era más que un instrumento suyo.
14 Tiempo después, volvió a dar un ejemplo de humildad al enfrentarse a circunstancias que lo afectaron directamente. Fue en cierta ocasión en la que los israelitas se pusieron a quejarse. Él perdió los estribos y, lo que es peor, no dio gloria a Jehová. Como castigo, se le anunció que no introduciría a su pueblo en la Tierra Prometida (Núm. 20:2-12). Recordemos que, junto con su hermano Aarón, había soportado durante años las protestas de los israelitas. Y ahora, por haber cometido aquel único error, se le indicó que se quedaría sin presenciar el cumplimiento de algo que llevaba mucho tiempo esperando. ¿Cómo reaccionó al saberlo? Aunque lógicamente se sentiría decepcionado, aceptó con humildad la decisión de Jehová. Sabía que es un Dios recto “con quien no hay injusticia” (Deu. 3:25-27; 32:4). No hay duda de que Moisés era una de las personas a quienes Jehová conocía como fieles siervos suyos (léase Éxodo 33:12, 13).

Referencias consultadas en: Watchtower Library 2013