Artrosis Cervical

Autor: Dr. Mariano Crespo Peña

  • Introducción
  • ¿Qué son las cervicales?
  • ¿Por qué es tan frecuente el dolor cervical?
  • ¿Qué síntomas tiene y cómo se diagnostica la artrosis cervical?
  • ¿Qué factores se relacionan con la artrosis cervical?
  • ¿Cuáles son las complicaciones de la artrosis cervical?
  • ¿Cómo se trata la artrosis cervical?

INTRODUCCIÓN

Las "cervicales" son con frecuencia el origen de diferentes síntomas, como dolor en el cuello, dolor de cabeza, tensión muscular o dolor irradiado a los hombros y brazos. También se achaca a problemas cervicales, muchas veces sin un confirmación médica bien establecida, síntomas como sensación de inestabilidad, mareo o vértigo. La columna cervical, al igual que la columna lumbar u otras partes del esqueleto, como las manos, las rodillas o las caderas es una de las localizaciones donde puede desarrollarse la artrosis.
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¿QUÉ SON LAS CERVICALES?

Las cervicales son las siete vértebras que forman la denominada columna cervical, que es la parte de la columna vertebral que da la estructura y movilidad a nuestro cuello. Por la parte superior limita con el cráneo y por la parte inferior limita con la primera de las doce vértebras que forman la columna dorsal, aunque esta última forma parte de lo que denominamos el tórax. No todas las vértebras cervicales son iguales: las dos superiores tienen una estructura diferente y nombre propio. A la primera se le denomina atlas, haciendo referencia al gigante de la mitología que llevaba la tierra sobre su espalda, ya que es la vértebra encargada de sujetar el cráneo. La segunda vértebra se le denomina axis, y tiene una especie de pivote sobre el que gira el atlas y el cráneo, siendo la principal responsable de que seamos capaces de girar la cabeza a izquierda y derecha. Las cinco vértebras cervicales restantes son semejantes entre sí, y las articulaciones entre ellas hacen posible que el cuello sea una estructura flexible y que podamos flexionar y extender la cabeza o inclinarla hacia los lados.

¿POR QUÉ ES TAN FRECUENTE EL DOLOR CERVICAL?

La columna cervical es uno de los sistemas articulares más complicados del cuerpo humano y está sometida a movimientos, constantemente, a lo largo de día. Las vértebras cervicales participan en prácticamente todas las actividades de la vida diaria, ya que la postura del cuello es fundamental para una correcta posición de la cabeza, lo que nos permite dirigir la mirada, trabajar, etc. Por ello el dolor cervical es muy frecuente, ya que se estima que hasta un 70 % de la población ha padecido alguna vez dolor cervical. Entre las causas más frecuentes de dolor cervical están los traumatismos, como golpes y movimientos bruscos. Una mala postura, mantenida de forma prolongada, puede dar lugar a una contractura muscular que también origine dolor cervical. Por otro lado la artrosis cervical, que es la enfermedad reumática más frecuente, es la responsable en muchas ocasiones del dolor cervical. Es importante tener en cuenta que muchas veces los dolores cervicales son sólo la expresión de una tensión muscular secundaria a otro problema que nada tiene que ver con las articulaciones del cuello, como por ejemplo en los estados de estrés o tensión emocional, en la ansiedad e incluso en la depresión.
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¿QUÉ SÍNTOMAS TIENE Y CÓMO SE DIAGNOSTICA LA ARTROSIS CERVICAL?

Los dos síntomas principales que produce la artrosis cervical son el dolor en el cuello, localizado en la parte posterior del mismo, que en ocasiones se extiende a la parte posterior de la cabeza o a ambos hombros, y la limitación o dificultad para mover el cuello. El dolor que origina la artrosis es lo que se denomina de "carácter mecánico"; es decir, que guarda relación con los movimientos. De esta forma, el dolor aumenta con la actividad y los movimientos del cuello, cediendo o al menos disminuyendo parcialmente su intensidad cuando se mantiene el reposo. La artrosis cervical también puede originar una disminución lentamente progresiva en la capacidad de movimiento del cuello, como son los giros de la cabeza hacia la derecha o la izquierda, o los movimientos de flexión o extensión de la cabeza. El diagnóstico de la artrosis cervical es sencillo y se basa en la historia clínica que efectúa el médico al paciente, con el interrogatorio sobre los síntomas que padece, y la exploración física del cuello. Esto se complementa con la práctica de una radiografía de la columna cervical, en la que el médico puede apreciar la existencia de los signos típicos de artrosis, que confirman el diagnóstico.
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¿QUÉ FACTORES SE RELACIONAN CON LA ARTROSIS CERVICAL?

La edad es un factor de riesgo que se asocia con la aparición de artrosis en las cervicales. Cuanta más edad tenemos mayor es la probabilidad de que padezcamos una artrosis en las cervicales. Además, parece ser que hay factores hereditarios que hacen que, en determinadas familias, haya una mayor predisposición a padecer artrosis. Por otra parte, existen otros factores que, aunque no sean responsables directamente de la aparición de la artrosis, sí que tienen una clara relación con ella, empeorando la evolución y los síntomas de la artrosis. Esto es así en determinados tipos de trabajo, en los que se mantienen posturas fijas mantenidas y posiciones nocivas para la columna cervical.

¿CUÁLES SON LAS COMPLICACIONES DE LA ARTROSIS CERVICAL?

En ocasiones, el dolor localizado en el cuello típico de la artrosis se extiende por uno de los miembros superiores y alcanza la mano. Este dolor suele ser de gran intensidad y se acompaña de una sensación de quemazón, hormigueo o acorchamiento. Este tipo de dolor tiene su origen en la irritación de uno de los nervios que salen de la médula espinal en la columna cervical, por un agujero que dejan entre sí dos vértebras cervicales contiguas. Cuando la artrosis cervical está muy evolucionada, la deformación vertebral y las rebabas óseas que se forman pueden comprimir estos nervios, originando esta complicación de la artrosis. Es excepcional que la artrosis cervical origine síntomas tan frecuentes como el mareo, la sensación de inestabilidad y el vértigo. Normalmente estos síntomas tienen su origen en problemas neurológicos, problemas de visión y en alteraciones en el oído o en el órgano del equilibrio, que se sitúa en la proximidad del órgano de la audición. Además, con mucha mayor frecuencia son los estados de ansiedad, que se acompañan de mala relajación y tensión muscular, o los estados de depresión, los responsables de estos síntomas de mareo, aunque este origen psicológico de los síntomas sea difícil de reconocer y de aceptar por parte de los pacientes. Por lo tanto, no se debe aceptar el hecho de que se atribuyan los problemas de mareo a "tener mal las cervicales".
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¿CÓMO SE TRATA LA ARTROSIS CERVICAL?

En primer lugar, se debe consultar con un médico para que evalúe los síntomas y confirme el diagnóstico de artrosis. Una vez que la artrosis cervical ha sido diagnosticada, el médico planteará un tratamiento que básicamente irá orientado a conseguir el alivio de los síntomas, y si es posible a evitar la progresión de la artrosis. En las fases de dolor y rigidez cervical más intenso, el reposo hasta que se consigue mejorar los síntomas es una de las primeras medidas a adoptar, acompañado de la aplicación local de calor, que puede efectuarse con una manta eléctrica, bolsa de agua caliente, etc. Excepcionalmente, y nunca como norma, habrá que recurrir a la colocación de un collarín cervical, que generalmente deberá emplearse durante un tiempo breve y determinado. Los medicamentos también se utilizan en los periodos dolorosos como tratamiento sintomático, comenzando por los analgésicos para el tratamiento del dolor, o los antiinflamatorios. En ocasiones se emplean relajantes musculares, que alivian la contractura muscular que tan frecuentemente se asocia a la artrosis cervical. Finalmente, el médico valorará en cada paciente la conveniencia o no de utilizar fármacos capaces de retrasar a largo plazo la evolución de la artrosis. En ocasiones, las técnicas de fisioterapia y rehabilitación de la columna cervical completan el abordaje terapéutico del paciente con artrosis cervical. Estas técnicas incluyen los ejercicios de movilidad de columna cervical, las sesiones de electroterapia (las denominadas "corrientes") y en determinadas indicaciones, las tracciones cervicales. En todo caso, siempre se tienen que cumplir las normas de protección de la columna cervical que le recomiende su médico. Asimismo, deberá efectuar los ejercicios de rehabilitación que éste le indique.

Fuente de información e imágenes: artrosis.livemed.es/index.html