Puntos Sobresalientes de Levítico 21, 22, 23, 24

Puntos sobresalientes de la Biblia: Levítico 21, 22, 23, 24

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Puntos sobresalientes del libro de Levítico 21 a 24


CAPITULO 21:


Levítico 21:1
w02 1/9 págs. 16-17 párr. 15 “Sin ilustración no les hablaba”
15. ¿Por qué no podía nadie justificar la indiferencia del sacerdote y del levita en la ilustración del buen samaritano?
15 Cabe mencionar algo más respecto a la alusión de Jesús al camino que “bajaba de Jerusalén a Jericó”. Según la parábola, primero un sacerdote y luego un levita pasaron por él, si bien ninguno de los dos se detuvo a socorrer a la víctima (Lucas 10:31, 32). Los sacerdotes oficiaban en el templo de Jerusalén, y los levitas los asistían. Muchos miembros de ambos grupos residían en Jericó cuando no trabajaban en el templo, ya que esta ciudad apenas distaba 23 kilómetros de Jerusalén. Así pues, sin duda tendrían ocasión de transitar por aquel camino. Observemos también que el sacerdote y el levita bajaban “de Jerusalén”, o sea, estaban alejándose del templo. Por tanto, nadie podía justificar la indiferencia de aquellos hombres diciendo: “Eludieron al herido porque parecía que estaba muerto, y si tocaban un cadáver, habrían quedado temporalmente incapacitados para servir en el templo” (Levítico 21:1; Números 19:11, 16). ¿No es evidente que la ilustración de Jesús reflejaba aspectos conocidos para sus oyentes?

w01 1/2 pág. 14 párr. 2 ¿Cumplimos con nuestra dedicación?
2. ¿Qué significa dedicación en la Biblia? Ilústrelo.
2 Ahora bien, ¿qué significa dedicación en el sentido bíblico? Dedicar traduce un verbo hebreo que significa “mantener separado; estar separado; retirar”. En el antiguo Israel, el sumo sacerdote Aarón llevaba en el turbante “la santa señal de dedicación”, una lámina resplandeciente de oro puro en la que figuraba en hebreo la inscripción “La santidad pertenece a Jehová”. Esa señal recordaba al sumo sacerdote que debía evitar todo lo que profanara el santuario, “porque la señal de la dedicación, el aceite de la unción de su Dios, [estaba] sobre él” (Éxodo 29:6; 39:30; Levítico 21:12).

CAPITULO 22:


w02 1/5 pág. 13 párrs. 17-18 Satisfacer los requisitos divinos engrandece a Jehová
17, 18. a) ¿Por qué maldijo Jehová ‘al que actuaba astutamente’? b) ¿Qué no habían tenido en cuenta aquellos que actuaban astutamente?
17 Los contemporáneos de Malaquías eran responsables individualmente de sus actos, y nosotros también lo somos (Romanos 14:12; Gálatas 6:5). En consecuencia, Malaquías 1:14 dice: “Maldito es el que actúa astutamente cuando existe en su hato un animal macho [sin tacha], y hace un voto y sacrifica uno arruinado a Jehová”. Quienes tenían un hato no poseían un único animal, como una sola oveja, de modo que no les quedara elección. Al seleccionar un animal para el sacrificio, no estaban obligados a elegir el que fuera ciego, cojo o enfermo. Si lo escogían, mostraban desprecio por las disposiciones de Jehová en cuanto a los sacrificios, pues el hombre que poseyera un hato no tendría dificultad en encontrar un animal sin dichos defectos.
18 Con razón maldijo Jehová al que actuaba astutamente, es decir, al que disponía de un macho sano, pero llevaba, tal vez a rastras, uno ciego, cojo o enfermo para que el sacerdote lo sacrificara. Sin embargo, no hay ni un solo indicio de que algún sacerdote citara de la Ley de Dios para explicar que aquellos animales defectuosos eran inaceptables (Levítico 22:17-20). Cualquier persona razonable sabía que saldría perjudicada si intentaba ofrecerle a su gobernador un regalo como ese. Pues, en realidad, estaban tratando con el Soberano del universo, que es mucho mayor que un gobernador humano. Malaquías 1:14 lo expresa así: “Yo soy un gran Rey —ha dicho Jehová de los ejércitos—, y mi nombre será inspirador de temor entre las naciones”.

w13 15/12 pág. 13 párr. 6 ¿Haremos sacrificios por el Reino?
6. ¿Qué dos cosas exigía Jehová de todo el que hacía sacrificios voluntarios, y cuánta importancia tenían estos requisitos?
6 En primer lugar, la persona tenía que dar lo mejor. Jehová solo aprobaba los sacrificios de animales sanos (Lev. 22:18-20). Por eso, si el animal tenía algún defecto, no lo consideraba un sacrificio aceptable. En segundo lugar, quien ofrecía el sacrificio tenía que estar limpio e incontaminado según la Ley. En caso de que estuviera contaminado, antes tenía que recuperar el favor de Dios llevándole una ofrenda por el pecado o una ofrenda por la culpa (Lev. 5:5, 6, 15). Era un asunto serio, pues la Ley castigaba con la muerte a la persona que estando contaminada comiera de un sacrificio de comunión, que podía ser una ofrenda voluntaria (Lev. 7:20, 21). Por el contrario, si estaba limpia a los ojos de Dios y su sacrificio no tenía defecto, podía regocijarse y disfrutar de una conciencia tranquila (lea 1 Crónicas 29:9).

w08 15/12 pág. 3 párr. 4 ¿Por qué debemos ser cristianos íntegros?
4. ¿Qué abarca la integridad, y qué aprendemos de la ley que dio Jehová sobre los sacrificios de animales?
4 Mucha gente desconoce todo lo que abarca el concepto de integridad. Hay políticos, por ejemplo, que presumen de ser íntegros, queriendo decir con ello que son honrados. Y claro, la honradez es importante, pero es tan solo una parte de la integridad. Como bien muestra la Biblia, la persona íntegra es la que lleva una vida intachable, la que actúa con entereza moral. De hecho, los términos hebreos relacionados con la palabra “integridad” provienen de una raíz que significa “entero”, “intacto”, “sin tacha o defecto”. Y uno de estos términos hebreos se emplea para referirse a los animales que se ofrecían a Jehová. Para que él los aceptara, debían estar sanos y sin defectos (léase Levítico 22:19, 20). De ahí que Jehová condenara tan enérgicamente a quienes desobedecían esa norma y ofrecían animales cojos, enfermos o ciegos (Mal. 1:6-8).

w12 15/1 págs. 17-18 párrs. 6-7 Lecciones que aprendemos de “la armazón [...] de la verdad”
6, 7. a) ¿Qué requisito debían tener en cuenta los israelitas al seleccionar sus ofrendas, y a qué señalaba? b) ¿Qué preguntas deberíamos hacernos?
6 Cuando los israelitas sacrificaban a Jehová un animal, era imprescindible que este se encontrara totalmente sano: sin deformidades, ceguera, heridas ni enfermedades (Lev. 22:20-22). Igualmente, cuando le presentaban frutos o granos, debían ser las “primicias”, o primeros frutos, y “lo óptimo”, sí, lo mejor de la cosecha (Núm. 18:12, 29). Él no iba a aceptarles ofrendas de segunda categoría. ¿A qué señalaba el requisito de entregarle únicamente animales sin defectos? Al hecho de que el sacrificio de Jesús sería perfecto, sin tacha alguna, y que al proporcionar este medio para redimir a la humanidad, Jehová estaría dando lo mejor y lo que más quería (1 Ped. 1:18, 19).
7 Sin duda, el adorador que agradecía de corazón la bondad divina seleccionaba para Jehová lo mejor que tenía a su alcance. Cierto, cada uno decidía si la dádiva sería de mayor o menor calidad. Pero nadie debía olvidar que si presentaba algo defectuoso daba a entender que veía la ofrenda como un mero trámite e incluso una carga, por lo cual no complacería a Dios (léase Malaquías 1:6-8, 13). Teniendo en cuenta este hecho, hacemos bien en preguntarnos: “¿Con qué espíritu le sirvo a Jehová? ¿Me convendría evaluar la calidad de mi adoración y mis motivos al realizarla?”.

w11 15/2 pág. 15 párr. 11 La aprobación de Dios nos conduce a la vida eterna
11. ¿Qué bendición esperaban obtener los israelitas al hacer sacrificios a Jehová?
11 El pacto de la Ley establecía que, para conseguir el favor de Dios, había que hacerle ofrendas que fueran gratas a sus ojos. Así, leemos en Levítico 19:5 que los israelitas debían presentar el “sacrificio de comunión a Jehová” de tal modo que les permitiera “granjearse [su] aprobación”. Y ese mismo libro indica que tenían que ofrecerle el “sacrificio de acción de gracias” de tal forma que pudieran “granjearse [su] aprobación” (Lev. 22:29). Cada vez que los israelitas presentaban sobre el fuego del altar un sacrificio animal digno, el humo que se elevaba era para Jehová como un “olor conducente a descanso” (Lev. 1:9, 13). Dicho de otro modo, aquellas expresiones de amor de sus siervos le producían sosiego y placer (Gén. 8:21, nota). Estos detalles de la Ley nos enseñan un principio aplicable hoy: recibiremos la aprobación de Jehová si le ofrecemos los sacrificios que le agradan. Pero ¿cuáles son estos sacrificios? Centrémonos en dos facetas: nuestras acciones y nuestras palabras.

w04 15/5 pág. 24 Puntos sobresalientes del libro de Levítico
Lecciones para nosotros:
Levítico 22:32; 24:10-16, 23. No debe difamarse el nombre de Jehová. Al contrario, debemos alabar su nombre y pedir en oración que sea santificado (Salmo 7:17; Mateo 6:9).

CAPITULO 23:


w06 1/11 pág. 27 párr. 3 Respetemos nuestras reuniones sagradas
3. ¿Qué ejemplo ilustra el carácter sagrado de las asambleas de Israel?
3 Los israelitas se juntaban periódicamente para adorar a Jehová y oír la lectura de la Ley. Durante sus fiestas había ciertos días en los que celebraban reuniones conocidas como convocaciones santas o asambleas solemnes, lo que subrayaba su carácter sagrado (Levítico 23:2, 3, 36, 37). Por ejemplo, en una asamblea pública convocada en tiempo de Esdras y Nehemías, los levitas se dedicaron a ‘explicar la ley’. Como “todo el pueblo estaba llorando mientras oía las palabras de la ley”, lo mandaron callar diciendo: “¡Guarden silencio!, porque este día es santo”. Entonces, la gente celebró con “regocijo muy grande” la fiesta de las Cabañas, que duraba siete días. “Hubo lectura en voz alta del libro de la ley del Dios verdadero día a día, desde el primer día hasta el último día; y siguieron celebrando la fiesta siete días, y al octavo día hubo una asamblea solemne, conforme a la regla.” (Nehemías 8:7-11, 17, 18.) En efecto, aquellas eran reuniones verdaderamente santas, y la gente debía atender con mucho respeto.

w05 15/5 pág. 23 párr. 14 Conozcamos los caminos de Jehová
14. ¿Cómo le recalcó Dios a Israel la importancia de dar prioridad a los asuntos espirituales?
14 Demos prioridad a los asuntos espirituales. Los israelitas no debían dejar que la preocupación por satisfacer las necesidades físicas los llevara a descuidar las actividades espirituales. No debían ocupar su vida exclusivamente con los quehaceres cotidianos. De hecho, Jehová había designado cierto tiempo cada semana para utilizarlo con fines sagrados. En este período solo podían realizarse actividades relacionadas con la adoración del Dios verdadero (Éxodo 35:1-3; Números 15:32-36). Además, todos los años había que apartar algún tiempo para acudir a asambleas santas (Levítico 23:4-44). Estas proporcionarían oportunidades para relatar los hechos poderosos de Jehová, recordar Sus caminos y darle gracias por toda su bondad. Al expresar su devoción a Jehová, el pueblo crecería en temor piadoso y amor, y recibiría ayuda para andar en Sus caminos (Deuteronomio 10:12, 13). Los sanos principios que hay tras aquellas instrucciones también son beneficiosos para los siervos de Dios de hoy día (Hebreos 10:24, 25).

w03 15/2 pág. 14 párr. 10 ¿Por qué debemos observar la Cena del Señor?
10. ¿Cada cuánto tiempo debe observarse la Conmemoración?
10 ¿Debería conmemorarse la muerte de Jesús todos los meses, todas las semanas o incluso todos los días? No. Jesús instituyó la Cena del Señor y murió el día de la Pascua, que se celebraba en “memoria” de la liberación de Israel del cautiverio egipcio en 1513 a.E.C. (Éxodo 12:14). La Pascua tenía lugar solo una vez al año, el día decimocuarto del mes judío de Nisán (Éxodo 12:1-6; Levítico 23:5). Este hecho indica que la muerte de Jesús debía conmemorarse con la misma periodicidad que la Pascua: una vez al año, y no mensual, semanal ni diariamente.

w13 15/12 pág. 19 párr. 11 “Tiene que servirles de memoria”
11. a) ¿Qué cosas pasaron el día de la Pascua del 33 de nuestra era? b) ¿Por qué fue el 15 de nisán un sábado “grande”? (Vea la nota.)
11 En vista de todo esto, ¿cuándo se celebró la Pascua del año 33 de nuestra era? Pues bien, el 13 de nisán, al acercarse el día “en que [había] que sacrificar la víctima de la pascua”, Cristo les dijo a Pedro y a Juan: “Vayan y preparen la pascua para que la comamos” (Luc. 22:7, 8). “Al fin [...] llegó la hora” de la cena pascual, un jueves por la noche, después de la puesta del Sol con la que comenzó el 14 de nisán. Jesús tuvo aquella comida con sus apóstoles y, a continuación, instituyó la Cena del Señor (Luc. 22:14, 15). Esa noche fue arrestado y juzgado. Alrededor del mediodía del 14 de nisán fue colgado en el madero, y esa tarde falleció (Juan 19:14). De modo que “Cristo nuestra pascua [fue] sacrificado” el mismo día que se degolló el cordero pascual (1 Cor. 5:7; 11:23; Mat. 26:2). Por último, fue sepultado hacia el final de ese día judío, antes de que comenzara el 15 de nisán (Lev. 23:5-7; Luc. 23:54).

w07 1/1 pág. 21 párrs. 5-6 “Serán ustedes completamente dichosos”
5, 6. a) ¿Cuándo resucitó Jesús, y cómo se prefiguró este suceso en la Ley? b) ¿Cómo hace posible la resurrección de Jesús que se cumpla Génesis 3:15?
5 Al tercer día después de su muerte, Jesús fue resucitado para que presentara al Padre el valor de su sacrificio (Hebreos 9:24). La resurrección de Jesús fue prefigurada en otra festividad. El día después del 14 de nisán empezaba la fiesta de las Tortas no Fermentadas, y el día siguiente, el 16, los israelitas llevaban al sacerdote una gavilla de las primicias de la cebada —el primer cereal que se segaba— para que la meciera delante de Jehová (Levítico 23:6-14). ¡Qué apropiado, pues, que ese mismo día del año 33 Jehová frustrara los malvados planes del Diablo de silenciar para siempre al “testigo fiel y verdadero”! El 16 de nisán del año 33, Jehová resucitó a Jesús y le otorgó vida espiritual e inmortal (Revelación [Apocalipsis] 3:14; 1 Pedro 3:18).
6 Jesús vino a ser “las primicias de los que se han dormido en la muerte” (1 Corintios 15:20). A diferencia de los que habían resucitado antes, él no volvió a morir, sino que ascendió al cielo y se sentó a la diestra de Jehová, esperando a que él lo instalara como Rey de su Reino celestial (Salmo 110:1; Hechos 2:32, 33; Hebreos 10:12, 13). Desde que fue colocado en el trono, Jesús está en situación de aplastarle la cabeza al gran enemigo, Satanás, y aniquilar a su descendencia (Revelación 11:15, 18; 20:1-3, 10).

w00 15/7 págs. 13-14 párr. 17 La esperanza de la resurrección es segura
17. ¿Cómo señalaron a la resurrección de Jesucristo “las cosas expuestas en la Ley”?
17 La esperanza que tenía Pablo en la resurrección armonizaba con “las cosas expuestas en la Ley”. Dios había dicho a los israelitas: “Tienen que llevar una gavilla de las primicias de su siega al sacerdote. Y [el 16 de Nisán] él tiene que mecer la gavilla de acá para allá delante de Jehová para granjearles aprobación” (Levítico 23:9-14). Tal vez teniendo presentes estas palabras, Pablo escribió: “Cristo ha sido levantado de entre los muertos, las primicias de los que se han dormido en la muerte”. Jesús resucitó el 16 de Nisán del año 33 como “las primicias”. Posteriormente, durante su presencia, tendría lugar la resurrección del resto de la cosecha, sus seguidores ungidos con espíritu (1 Corintios 15:20-23; 2 Corintios 1:21; 1 Juan 2:20, 27).

w07 1/1 pág. 21 párr. 7 “Serán ustedes completamente dichosos”
7. ¿Qué se hacía en la fiesta de las Semanas?
7 Jesús fue la Descendencia prometida en Edén que Jehová utilizaría para “desbaratar las obras del Diablo” (1 Juan 3:8). No obstante, las palabras de Jehová a Abrahán indicaron que su “descendencia” estaría formada por más de una persona: sería “como las estrellas de los cielos y como los granos de arena que hay en la orilla del mar” (Génesis 22:17). La aparición de otros miembros de la “descendencia” fue representada por otra alegre festividad. Contando cincuenta días desde el 16 de nisán, Israel celebraba la fiesta de las Semanas, tal como lo prescribía la Ley: “Hasta el día después del séptimo sábado deben contar, cincuenta días, y tienen que presentar una ofrenda de grano nuevo a Jehová. De sus moradas deben llevar dos panes como ofrenda mecida. De dos décimas de efá de flor de harina deben resultar. Deben ser cocidos con levadura, como primeros frutos maduros a Jehová” (Levítico 23:16, 17, 20).

w07 1/1 págs. 23-24 párrs. 14-15 “Serán ustedes completamente dichosos”
14, 15. ¿Qué hacían los israelitas durante la fiesta de las Cabañas, y qué les recordaba esto?
14 Después del Día de Expiación, los israelitas celebraban la fiesta de las Cabañas, la más alegre de las fiestas del año judío (Levítico 23:34-43). Duraba del 15 al 21 de etanim y concluía con una asamblea solemne el día 22. Esta fiesta marcaba el final de la recolección y era un tiempo para agradecer a Dios su desbordante generosidad. Por esa razón, Jehová dijo a los celebrantes: “El Señor su Dios los bendecirá en todas sus cosechas y en todo su trabajo, y serán ustedes completamente dichosos” (Deuteronomio 16:15, Versión Popular). ¡Qué ocasión tan feliz debe de haber sido aquella!
15 Por espacio de siete días, los israelitas habitaban en cabañas, lo que les recordaba el período en que moraron en cabañas durante su marcha por el desierto. Esta fiesta les brindaba una magnífica oportunidad de reflexionar sobre el cuidado paternal de Jehová (Deuteronomio 8:15, 16). Y el hecho de que todos, ricos y pobres, habitaran en cabañas parecidas les recordaba que con relación a la fiesta todos eran iguales (Nehemías 8:14-16).

w13 15/12 pág. 12 párr. 4 ¿Haremos sacrificios por el Reino?
4. ¿Qué beneficios recibían los israelitas por hacer sacrificios?
4 En el antiguo Israel, los sacrificios eran la base para recibir el perdón de pecados y la aprobación de Jehová. Algunos eran obligatorios, mientras que otros eran voluntarios (Lev. 23:37, 38). Las ofrendas quemadas, en las que se ofrecía el animal completo a Dios, podían ser sacrificios voluntarios, o dádivas, hechos a Jehová. Una ocasión notable en la que los israelitas ofrecieron sacrificios fue cuando se dedicó el templo en los días de Salomón (2 Crón. 7:4-6).

CAPITULO 24:


4. ¿Por qué se puede decir que la ley de pagar “ojo por ojo” no promovía la venganza personal?
(Lev. 24:19, 20.) [14 de jul., w09 1/9 pág. 22 párrs. 3, 4.]

w09 1/9 pág. 22 ¿Es realmente dulce la venganza?
Nunca falta quien se justifique citando las conocidas palabras bíblicas de “ojo por ojo, diente por diente” (Levítico 24:20). A simple vista, parecería que la ley de pagar “ojo por ojo” fomenta la idea de tomar represalias. Pero la verdad es que se estableció para frenar o limitar la venganza sin sentido. Veamos por qué decimos esto.
Si un israelita agredía a otro y le hacía perder un ojo, la Ley dictaba el debido castigo. De modo que la víctima no podía tomarse la justicia por su propia mano, atacando al agresor o a su familia. La Ley, más bien, exigía que se llevara el asunto ante las autoridades correspondientes, es decir, los jueces. Además, esta disposición detenía a todo el que quisiera atentar contra la integridad de los demás, pues era bien sabido que se le haría sufrir un daño igual al causado por él. Pero este mandato implicaba mucho más.

w00 15/4 págs. 14-15 párrs. 8-9 ¿Estará usted en el nuevo mundo?
8, 9. a) ¿En qué sentido ‘subsistirá’ el pueblo de Dios? b) ¿Qué significa la profecía que dice que los siervos de Jehová le adorarán “de luna nueva en luna nueva y de sábado en sábado”?
8 Revelación 21:4 indicaba que la muerte ya no existiría. El pasaje de Isaías 66 concuerda con esta afirmación. Podemos ver a partir del versículo 22 que Jehová sabe que los nuevos cielos y la nueva tierra no serán temporales, de duración limitada. Del mismo modo, su pueblo perdurará; ‘subsistirá delante de él’. Lo que Dios ya ha hecho por su pueblo escogido nos da razón para tener confianza. Los cristianos verdaderos se han enfrentado a persecución despiadada, con la que, en ocasiones, se ha pretendido incluso su exterminio (Juan 16:2; Hechos 8:1). No obstante, ni siquiera enemigos muy poderosos del pueblo de Dios, como el emperador romano Nerón y Adolf Hitler, lograron erradicar a los siervos leales de Dios portadores de su nombre. Jehová ha preservado a la congregación de sus siervos, y estamos seguros de que puede hacerla subsistir indefinidamente.
9 De igual modo, los que sean fieles a Dios como parte de la nueva tierra, la sociedad de adoradores verdaderos del nuevo mundo, subsistirán a nivel individual porque adorarán con pureza al Creador de todas las cosas. Esa adoración no será ocasional ni irregular. La Ley que Dios dio a Israel mediante Moisés estipulaba ciertos actos de adoración cada mes, señalado por la luna nueva, y cada semana, señalada por el sábado (Levítico 24:5-9; Números 10:10; 28:9, 10; 2 Crónicas 2:4). De modo que Isaías 66:23 predice una adoración regular y continua a Dios, semana tras semana y mes tras mes. El ateísmo y la hipocresía religiosa no se conocerán entonces. “Vendrá toda carne para inclinarse delante” de Jehová.

w11 1/4 pág. 22 El juicio más infame de la historia
Una gran carga de responsabilidad
Antes de que los testigos presentaran su testimonio en los procesos con posible pena capital, los tribunales judíos les hacían la siguiente advertencia relacionada con el valor de la vida:
“¿Lo que ustedes dicen no estará basado en suposiciones, o en rumores, o en lo que les dijeron otros testigos, o en lo que les dijo una persona digna de confianza? ¿Ustedes saben que sus declaraciones las vamos a someter a investigaciones e indagaciones? Tengan en cuenta que los juicios criminales no son como los procesos por dinero. En las causas por dinero [el testigo] puede indemnizar y expiar de ese modo [el daño]; en los juicios criminales responde por la sangre [derramada], y la de sus descendientes hasta el fin del mundo.” (El Talmud de Babilonia, “Sanedrín”, 37a.)
Cuando al acusado se le declaraba culpable, los testigos tenían que participar en la ejecución (Levítico 24:14; Deuteronomio 17:6, 7)

w10 15/3 pág. 24 párr. 1 Un solo rebaño, un solo pastor
1. ¿Qué trato dio Jehová a los descendientes de Abrahán, y por qué decimos que no dejó de lado a las personas de otras naciones?
JEHOVÁ amó a Abrahán, y por eso les tuvo el mismo cariño a sus descendientes, los israelitas, y fue leal con ellos. Por más de quince siglos los vio como su pueblo elegido y su “propiedad especial” (léase Deuteronomio 7:6). Pero no dejó de lado a las personas de otras naciones. Si deseaban adorarle, podían unirse a Israel. Estos conversos —llamados prosélitos— eran considerados miembros de aquella nación especial, y como tales, tenían el derecho a ser tratados como hermanos y el deber de someterse a todas las leyes divinas (Lev. 19:33, 34; 24:22).

Referencias consultadas en: Watchtower Library 2013 CD‒ROM

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