Historia de Coro, Capital del Estado Falcón | Historia de Venezuela

Diccionario de Historia
de Venezuela

Diccionario de Historia de Venezuela


Capital del estado Falcón y del municipio Miranda. Está formada por los núcleos urbanos de los municipios San Antonio, San Gabriel y Santa Ana. Sede obispal. Coro fue fundada con el nombre de Santa Ana de Coro, en 1527 por Juan de Ampíes hijo, quien actuaba en nombre de su padre, el conquistador del mismo nombre. Fue el primer asentamiento que perduró en Tierra Firme. La ciudad de Coro es una de las que cuenta con más documentación histórica en Venezuela. Decía de esta localidad, en 1529 el relator Pedro de Aguado: «Se hallan muy pocos naturales cerca de Coro que les pudiesen dar a los españoles el sustento que habían menester...» La presencia de los aborígenes en las tierras corianas (del término curiana parece proceder el de Coro) era de varios siglos antes de la llegada de los conquistadores y ello se ha comprobado por los hallazgos arqueológicos que se han realizado en sus cercanías. Con la llegada de los europeos, si bien permanecieron en el sector cierto número de aborígenes, otros optaron por retirarse a la sierra de San Luis, a otros parajes de tierra adentro así como a la península de Paraguaná. Referente a los caquetíos de Paraguaná y a los vecinos de Coro, en 1546 se decía en la Relación de las tierras y provincias de la gobernación de Venezuela: «Estos indios [los de Paraguaná] sustentan a los españoles que residen en Coro de caza y pesca, porque son muy domésticos indios...» José de Oviedo y Baños es quien precisa que la fundación de Coro se realizó bajo el nombre de Santa Ana: «...buscando el sitio que le pareció más a propósito, el día de Santa Ana del mismo año de quinientos y veinte y siete, fundó una ciudad, a quien por esta circunstancia, y ser en la provincia Coriana, intituló Sta. Ana de Coro...» La Vela de Coro recibió de primero el nombre de Puerto de la Vela, según Joseph Luis de Cisneros (1764), y si bien no dice cuando surgió, su formación como desembarcadero estaba relacionada, lógicamente, con la ciudad de Coro. Altolaguirre (1768) hace mención del puerto de La Vela. Si bien en cédula real de 1531, se menciona la «ciudad de Coro» y Nicolás de Federmann (1531) escribe «ciudad de Coro»; hubo un momento en que se produjo una confusión de términos y se aplicó el nombre de Venezuela a Coro. López de Velasco (1571-1574) trata de ello cuando expresa: «La ciudad de Coro, que comúnmente llaman Venezuela...»; y añade que sólo reunía 30 vecinos «todos pobres». La confusión debió provenir del hecho que Coro fuese la capital de la Venezuela de aquellos tiempos. Pedro Simón (1624) es quien hizo mención expresa de la drástica disminución de los naturales por «...la mucha saca de indios...» Oficialmente subsistió la denominación de Santa Ana de Coro y esta denominación se puede encontrar en documentos de encomiendas de 1662. El obispado de Coro fue erigido por el papa Clemente VII por bula del 21 de julio de 1531 y permaneció por años sin obispo residente y sin otra parroquia, por largo tiempo, que la de Santa Ana de Coro. El 27 de marzo de 1528 se había fundado la gobernación de Venezuela, encomendada por Carlos V a los Welser. Coro, con denominación de ciudad, fue la base de las penetraciones de los conquistadores-colonizadores tierra adentro. El primer obispo, Rodrigo de Bastidas, aplazó su incorporación a Coro residiendo en Puerto Rico; y no hizo su entrada a la ciudad tomando posesión de la diócesis hasta 1537 cuando salieron a recibirle únicamente 30 hombres y algunas mujeres; tan escasos eran los habitantes de la población. En 1577, el gobernador Juan de Pimentel resolvió establecerse en Santiago de León de Caracas; a raíz de esta decisión abandonaron Coro algunos de sus escasos vecinos. Esta ciudad fue la capital de Venezuela hasta 1602, pero de hecho la capitalidad se ejercía desde Caracas. Coro y todas las tierras del actual estado Falcón y ello hasta 1815, fueron gobernadas desde Caracas; dado que la provincia de Coro no fue erigida hasta dicho año. Lo dicho hasta aquí no ha de hacer creer que Coro, que antes de 1578 había sufrido ataques por parte de piratas y corsarios, hubiera desaparecido como centro socioeconómico; por el contrario, su función económica se incrementó hasta convertirse en una verdadera y próspera ciudad. Ello se debió a 2 factores principales: el incremento de la economía agropecuaria de los espacios de tierra adentro donde habían ido surgiendo pueblos y unidades de explotación, junto a las actividades comerciales en buena parte ilegales que se practicaban en Coro. El desarrollo económico de las Antillas y el hecho de haber ocupado los holandeses las islas de Curazao, Aruba y Bonaire facilitaron, en grado sumo, el contrabando tanto respecto a la entrada de mercancías varias como el de la salida de productos de la tierra, en especial ganado, entre éste mayormente equinos. Los intentos para poner término a este tipo de comercio no controlado, fracasaron debido, por una parte, a la necesidad de preservar la economía de las tierras que contaban con Coro como centro de las contrataciones y lugar de almacenamiento; y por otra, a la desidia o complicidad de las propias autoridades locales, que en algunos casos eran las más interesadas en los irregulares negocios. Altolaguirre aporta un documento de 1768 en el cual se dice que Coro y su jurisdicción reunía una población de «...4.300 y más personas...»; y en este documento se habla de una agricultura basada en la caña de azúcar, maíz, plátano, yuca, membrillo, repollo y apio; y también se mencionan los trapiches. El obispo Mariano Martí (1773), afirma que reunía 5.823 h que moraban en 447 casas concentradas en la ciudad de Coro y en 261 casas dispersas. El curato se denominaba Santa Ana de Coro. Durante los tiempos de la vida más mísera de la ciudad y cuando sus habitantes se enfermaban, era corriente que se les enviara a la península de Paraguaná donde se restablecían. El viaje se hacía por mar saliendo del puerto de La Vela de Coro para desembarcar en la costa oriental de la península, posiblemente en Adícora. Abundaba la caza en las áridas tierras peninsulares y del cerro de Santa Ana (815 m) descendían arroyos de buenas aguas. Es muy posible que la formación de diversos pueblos de Paraguaná se debiera, en parte, a que muchos de los enfermos al sanar, optaran por residenciarse en la península y a ello debía contribuir que desde ésta el negocio del contrabando era aún más factible. El istmo de los Médanos no constituía un ambiente propicio para trasladarse de Paraguaná a Coro dado que la arena y la falta absoluta de agua potable hacían la travesía sumamente dura cuando no peligrosa por una distancia de más de 27 km. En la actualidad, la situación es otra ya que una moderna carretera se alarga por el istmo y con un recorrido de 79 km cubre la distancia de Coro a Pueblo Nuevo en el centro de la península. En 1806, el Precursor Francisco de Miranda, en la frustrada expedición, desembarcó en La Vela de Coro, donde izó la bandera tricolor creada por él y luego, entró en Coro donde también ondeó la bandera por varios días.
Durante la Guerra de Independencia Coro fue por largo tiempo una base de las fuerzas realistas y ello explica que por una real cédula de 19 de diciembre de 1815, se organizara la provincia de Coro; y así persistió, por orden del rey de España hasta 1818, sin que pudiera realizarse a plenitud, lo ordenado respecto a dicha provincia. En 1821, con la independencia se constituyó el departamento de Maracaibo que comprendía la provincia de Coro. Por la Constitución de 1830 dicha provincia adquiere plena personalidad y la ciudad de Coro es su capital. El 20 de febrero de 1859 se inició en Coro la Guerra Federal, cuyo caudillo principal fue el general Juan Crisóstomo Falcón; concluida la guerra, se instituyó el estado de Coro. A partir de entonces, dicho estado persistió aunque por la Constitución de 1874, pasó a denominarse estado Falcón, con capital en Coro. No faltaron intentos para cambiar la situación ya que entre 1881 y 1890, los estados Falcón y Zulia fueron unidos en uno solo. En 1899 fue de nuevo denominado estado de Coro pero a partir de 1901 se ha mantenido el nombre de estado Falcón. El núcleo inicial de Coro se formó alrededor de la actual catedral; y a lo largo del tiempo, la ciudad se extendió primero hacia el O debido a la influencia ejercida por la vía de relación con Los Puertos de Altagracia y por consiguiente con Maracaibo, y más tarde hacia el E a lo largo de la vía, también por tierra, que iba al puerto de La Vela de Coro, a Pueblo Cumarebo y a continuación, hacia la depresión de Yaracuy. Al mismo tiempo, tendía a avanzar hacia el S por la influencia que ejercía la vía que llegaba hasta Barquisimeto rodeando la sierra de San Luis. No fue hasta bastante más tarde que avanzó hacia el N ocupando unas tierras ligeramente depresionadas que se encharcaban al producirse copiosas lluvias. Esta franja había demorado la expansión del ambiente urbano; vencido este obstáculo se ha producido un nuevo avance hacia el N debido a la atracción que ha ejercido la carretera que conduce a la península de Paraguaná, a partir de la década de 1940. La población de la ciudad de Coro se formó principalmente con indios caquetíos del grupo arawaco occidental; y europeos procedentes de las tierras hispánicas de habla castellana; si bien los alemanes se residenciaron cierto tiempo en Coro, no puede decirse que figurasen entre los pobladores, dado que relativamente pronto abandonaron el lugar; tal fue el caso de Nicolás de Federmann quien regresó a su tierra de origen. El elemento femenino europeo contó poco en los inicios del proceso de poblamiento lo cual explica el intenso Mestizaje inicial. El africano entró pronto en calidad de esclavo, para sustituir la mano de obra indígena que disminuía rápidamente. La entrada de los negros y su legítima aspiración de libertad, dio lugar a la formación de cimarroneras duras de combatir. Estos negros provenían de las Antillas a donde eran trasladados desde sus tierras africanas. Más adelante, negros fugitivos de Curazao incrementaron la población de color de la ciudad de Coro. En 1795, los negros de Coro se insurreccionaron a las órdenes de José Leonardo Chirino. Tanto la insurrección como la represión fueron de extrema dureza. Haciendo un gran salto cronológico, pasamos a las primeras décadas de la República cuando desde Curazao y Aruba llegaron a Coro diversas familias de religión hebrea. Se trataba de hombres y mujeres cuyos antepasados habían sido expulsados de las tierras peninsulares de la Corona de Castilla y León y se habían refugiado en los Países Bajos. De los Países Bajos, sus descendientes, en número apreciable, se residenciaron en Curazao, Aruba y Bonaire bajo soberanía holandesa, donde practicaban el comercio y actividades artesanales y liberales. Los que pasaron a Coro traían consigo su evidente capacidad mercantil y su dedicación al trabajo; así como una formación intelectual de un considerable nivel. Estos aspectos, más que la diferencia de religión respecto a la de los criollos, debieron ser los instigadores, en 1831 y luego en 1855, de una difícil convivencia que se tradujo en escritos atacando a los judíos e incluso a sus propiedades. Si bien esta situación dio lugar a que algunos regresaran a Curazao, otros permanecieron en Coro y constituyeron una Inmigración que dio a Venezuela personas de alta calidad en el campo de las ciencias y de otras actividades intelectuales. En los aledaños de Coro, los judíos tuvieron un cementerio. La población extranjera actual de Coro, es predominantemente colombiana y le sigue en número la procedente de las Antillas holandesas y a continuación, la procedente de Estados Unidos. Referente a los hispánicos, en su gran mayoría están nacionalizados e integrados, de pleno, a la vida ciudadana. Se halla a 19 m de altitud y alejada del mar, en línea recta, unos 8 km; al sur del istmo de los Médanos y a distancia, muy semejante, del golfo de La Vela y del golfete de Coro. Este alejamiento de la orilla del mar se debió, presumiblemente, a 3 razones fundamentales: el poder contar con el agua potable aunque no abundante, del río Coro que desemboca en el golfo de La Vela y cuyas aguas se pierden en la arena, y las que llegan al mar se salinizan por un trecho; el apartarse un tanto de los médanos que se forman al contacto con el golfo de La Vela y así no recibir de pleno la arena que el viento transporta a todo lo largo del año en dirección NE a SO, y por último, situarse prudentemente a cierta distancia del mar con el objeto de prever, en lo posible, los ataques de enemigos dado que el relieve no proporcionaba ninguna elevación que pudiera servir tanto para otear el mar como para instalar defensas eficientes. La temperatura media es de 28,4 °C con extremas máximas de 41,6 °C y mínimas extremas de 13,4 °C. Estas últimas se han registrado en madrugadas de los meses que corresponden al invierno del hemisferio N. El volumen de lluvias es muy bajo: medias anuales de 442 mm con máximas de 839 y mínimas de 127 mm. Es frecuente que se sucedan incluso 6 meses sin precipitación alguna; y en contraste, que ocasionalmente se produzcan fuertes aguaceros. La época de lluvias es de agosto a noviembre, pero incluso en estos meses puede ocurrir que transcurra todo un mes sin lluvia alguna. La fuerte insolación y los vientos del E así como los alisios del NE muy constantes, originan una fuerte desecación de los suelos y la acción del viento ocasiona la deformación de los árboles tales como los cujíes. La media de la evaporación anual es de 1.878 mm y la velocidad media del viento es de 14 km/h. La vegetación espontánea corresponde, como es lógico, a este árido clima y en ella dominan los espinares y las cactáceas. Si se consideran los aspectos indicados podría parecer absurdo la fundación de Santa Ana de Coro donde hoy se halla la ciudad de Coro; pero considerando que a sus espaldas existía la sierra de San Luis, la situación era más prometedora ya que esta sierra por su altitud y desarrollo, facilita la condensación del vapor de agua atmosférico que los vientos procedentes del mar contienen en cantidad. Ello permite que en las altas laderas de la sierra, la cual alcanza los 1.502 m, las lluvias sean de notable volumen con medias superiores a los 700 mm y en determinados lugares son superiores a los 1.000 mm. La existencia del río Coro se debe, precisamente, a que se forma en la sierra de San Luis; y que sus aguas así como las de otras corrientes, hayan podido aprovecharse para formar el embalse El Isiro que asegura el agua a la ciudad de Coro, a otras localidades y aún proporciona riego. El río Coro que hoy cruza el sector oriental de la ciudad, si bien es de pocas aguas, puede transportar por cierto tiempo un caudal de espectacular abundancia por las fuertes lluvias en la sierra. Este río también ha sido conocido con el nombre de Seco. Es posible que parte de sus aguas circulen bajo su lecho. Durante la época colonial, cuando el núcleo urbano cubría poca superficie, el río circulaba un tanto lejos de las viviendas y por ello se pensó, repetidamente, en la construcción de una acequia para conducir el agua hasta la localidad. Trabajo que se alargó por muchos años debido a la desidia de muchos de los vecinos quienes alegaban que era trabajo de esclavos y que ellos no los tenían. Eran demasiado señores para hacer trabajos manuales. El río Coro, dentro de la ciudad, recibe la quebrada Chávez; más al O cruza los áridos suelos la quebrada El Toro; unas quebradas de lechos blanqueados que al producirse fuertes aguaceros y por corto tiempo, se convierten en ríos. La ciudad de Coro y el puerto de La Vela de Coro que constituye su puerta de relación con el mar, forman de hecho, una sola gran comunidad humana. Por La Vela de Coro, la capital del estado Falcón recibe mercancías importadas de muy variada especie que son transportadas hasta los almacenes de la ciudad por una carretera de 14 km. Esta escasa distancia, toda de tierra llana, ha configurado un binomio económico y social entre ambas localidades. Si bien las tierras que cruza la carretera de Coro a La Vela de Coro son altamente áridas, la construcción de lagunas que se comunicaran con el mar, proporcionaría espejos de agua que podrían rodearse con vegetación halófila. Los que habitan la ampliación hacia el N, sufren los inconvenientes de la fina arena que el viento transporta. Con la fijación de los médanos y suelos arenosos esta molestia tiende a disminuir. El avance de los médanos es sin embargo evidente, dado que pueden verse los troncos muertos de árboles emergiendo entre la fina arena. Junto con la fijación de los médanos se han de sembrar cocoteros y uveros de playa a todo lo largo de las costas del golfo de La Vela. La economía coriana, en lo que se refiere al aspecto agrícola, se ha beneficiado del embalse El Isiro. Los cultivos de maíz están relacionados con las laderas bajas de la sierra de San Luis, así como la producción de las caraotas negras. Existen silos para el Maíz. Allí donde se cuenta con riego, se cultiva el cambur, el tomate y el pimentón. Estos productos juntamente con algunas hortalizas más que nada procedentes de tierra adentro, se consumen en Coro pero en parte son dirigidos a las vecinas islas de Curazao, Aruba y Bonaire; principalmente a las 2 primeras. Por lo que se refiere a la cría en los alrededores de Coro, predomina en forma absoluta la de los caprinos. El uso del asno para el transporte en los aledaños de Coro, subsiste entre los campesinos. Su cría se remonta a los principios de la Colonia y junto con la del caballo, permitió la de los mulos que constituían ganado de exportación. Hoy día, la cría de caballos de calidad cuenta con las haras La Floresta. La explotación forestal es nula en las tierras que rodean a Coro; empero la artesanía y la industria local se proveen de maderas del interior del estado, especialmente de jabillo, charo, apamate y cedro. El puerto de La Vela de Coro aprovisiona la ciudad de pescado obtenido por una flota pesquera que utiliza, principalmente, nasas, palangre y cordel. El control de la pesca es ejercido por la Inspectoría de Pesca que funciona en dicho puerto. Las minas de carbón cercanas a Coro son la de El Saladillo y la de El Isiro; en ambos casos se trata de un mineral sedimentado en aguas poco profundas y con gran contenido de impurezas. En estos yacimientos abundan los fósiles vegetales. Tocando el golfete de Coro cuaja la sal marina. En el golfo de La Vela existen áreas probadas de yacimientos petrolíferos que son considerados como formando parte de la cuenca petrolífera del golfo de Venezuela. El golfete de Coro está cruzado por oleoductos y gasoductos que relacionan los campos petroleros del lago de Maracaibo con las refinerías y puertos de embarque de la fachada occidental de la península de Paraguaná. Plantas termoeléctricas proporcionan la energía. En el aspecto industrial, predominan las empresas relacionadas con la alimentación y las bebidas y las procesadoras de granos. Funcionan manufacturas de prendas de vestir y de calzado. Se fabrican muebles. Existen alfarerías y se trabajan las pieles de los caprinos y de otros animales de cría. Se dispuso una zona industrial al O de la ciudad, entre las quebradas de Chávez y del Toro; más al occidente se instalaron las tenerías. Coro constituye un centro de comunicaciones por tierra dado que convergen a la ciudad carreteras procedentes de los 4 puntos cardinales. Dista de Maracaibo 254 km; de Caracas, 453 km, de Barquisimeto, 279 km; de Puerto Cabello, 263 km y de Punto Fijo, 88 km. Posee un aeropuerto nacional de intenso movimiento y un puerto de importación en La Vela de Coro. Funcionan radiodifusoras comerciales y la televisión está cubierta por los diversos canales difusores con centro en Caracas. Tiene un museo arqueológico y ofrece a los visitantes la artesanía tradicional, contando con servicios hoteleros de primera categoría. Los centros de interés turístico se hallan, por una parte, en la propia ciudad; por otra, en las tierras periféricas. El núcleo central de la ciudad presenta al forastero la imagen de una ciudad colonial donde se distinguen la catedral, que guarda interesantes cuadros, imágenes y objetos de la litúrgica del siglo XVIII, como su rica custodia. Otro templo colonial es el de San Clemente. Son muy dignas de verse como expresión de arquitectura civil colonial, la Casa del Balcón de los Arcaya, la Casa de las Ventanas de Hierro y la Casa del Balcón de los Senior. Una continuación de viviendas más sencillas, muestran sus ventanas enrejadas y salientes en las fachadas y sus grandes portalones más o menos adornados. Se ha tenido en buen juicio de mantener ciertas calles con el empedrado de los viejos tiempos. Muy cercano a la ciudad existe el parque nacional de Los Médanos que cubre 90.280 ha y ofrece las formas cambiantes de los médanos con sus finas arenas y las conchas de ostras que el viento moviliza. Al O se extiende el golfete de Coro, de aguas poco profundas, donde se forman islas de coral que retienen al emerger sobre las aguas, las arenas que transportan los vientos. En la sierra de San Luis, distanciada de Coro unos 30 km por carretera, se registran suaves temperaturas con medias de 22 °C y suficientes lluvias como para conservar verde la vegetación durante todo el año. Los paisajes serranos son atrayentes y cerca de allí donde se yerguen picachos que asemejan grandes castillos, se encuentran valles de agradable aspecto. La utilización de estos ambientes como parajes vacacionales, respetando con gran cuidado la ecología, podría convertirse en un complemento de la vida de los ciudadanos de Coro ya que en media hora se desciende de una media térmica de 28 °C a otra de 22 °C. En el aspecto educacional, Coro cuenta con la Universidad Experimental Francisco de Miranda y con escuelas de artes plásticas y de Música. Igualmente posee otras instituciones importantes: Asociación Venezolana de la Industria de la Pesca; Cámara Industrial, Comercial y Agrícola del Estado Falcón. En cuanto a la salud existen el hospital Antonio Smith, el hospital de Niños M. Iturbe, clínica San Bosco y hospital General. También funcionan agencias bancarias y servicios tanto del estado como nacionales. Se publican los diarios El Falconiano, La Mañana, La Prensa, y El Nuevo Portavoz. Radiodifusoras: Ondas de los Médanos, radio Coro y Radio Guadalupana. Dependen de ella las parroquias: San Antonio, San Gabriel, Santa Ana, Guzmán Guillermo, Mitare, Río Seco y Sabaneta. Entre 1941 y 1950 la población de Coro pasó de 18.962 a 29.341 h; consecuencia de la industrialización del petróleo en la península de Paraguaná y la sustancial mejora de la red vial; este incremento prosiguió, alcanzando la ciudad de Coro, en 1971, 68.701 h; en 1981 los municipios que la constituyen alcanzaron una población de 99.757 h y en 1990 censó 124.506 h. M.A.V.

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Información recuperada de:
Diccionario de Historia de Venezuela. 2da Edición. Caracas: Fundación Polar, 1997.