José Antonio Páez | Historia de Venezuela

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de Venezuela

Diccionario de Historia de Venezuela

Nace en Curpa (Edo. Portuguesa) el 13 de junio de 1790 y muere en Nueva York (Estados Unidos) el 6 de mayo 1873

General en jefe de la Independencia de Venezuela. Presidente de la República en 3 ocasiones. Hijo de Juan Victorio Páez, funcionario del Estanco del Tabaco y de María Violante Herrera. La figura de Páez domina la escena política venezolana a partir de la batalla de Carabobo, en 1821, hasta el Tratado de Coche, en 1863, cuando concluye la Guerra Federal. Estudia primeras letras en la escuela privada de Gregoria Díaz, en Guama. Al lado de su cuñado Bernardo Fernández desempeña algunas tareas de comercio menor. En 1807, cuando iba de regreso de Cabudare, fue asaltado en el bosque de Mayurupí por 4 malhechores; Páez dio muerte a uno de ellos y puso en fuga a los otros. Este hecho le obligó a escapar hacia los llanos de Apure, donde se empleó como peón en el hato La Calzada, propiedad de Manuel Antonio Pulido. En 1809 contrajo matrimonio en Canaguá (hoy Libertad, Edo. Mérida) con Dominga Ortiz. En 1810 sentó plaza en el escuadrón de caballería organizado y mandado por Pulido. Allí militó hasta 1813, cuando pidió la baja, ya de sargento primero. Ese año, en Canaguá, recibió orden de Antonio Tíscar, gobernador realista de Barinas, para que recogiese un ganado; cumplió la comisión, pero rechazó el despacho de capitán que Tíscar le ofreció. Días después, se incorporó, en Santa Bárbara (Edo. Barinas), a las tropas republicanas que mandaba Pulido, y con él siguió a la ciudad de Barinas, que había sido evacuada por los realistas como resultado de la ofensiva del brigadier Simón Bolívar (Campaña Admirable).

En Barinas recibió Páez la orden de atacar al comandante realista Miguel Marcelino, quien ocupaba a Canaguá con unos 400 soldados de caballería. Cumplió esta comisión y el 27 de noviembre, derrotó a su contrario en las Matas Guerrereñas; después de esta acción fue ascendido a capitán. De regreso a Barinas fue hecho prisionero por los realistas, escapó de ser pasado por las armas y logró su libertad gracias a un acto de astucia. En enero de 1814 integró las fuerzas que, bajo el mando del coronel Ramón García de Sena, guarnecían la ciudad de Barinas, asediada por tropas realistas mandadas por Antonio Puy (Puig); participó en la retirada que llevó a cabo García de Sena, a partir del 19 de ese mes, en dirección a Mérida. Allí, bajo las órdenes del capitán Antonio Rangel, participó en el combate de Estanques (18 febrero) contra el comandante Aniceto Matute. Páez permaneció en Mérida hasta fines de septiembre de ese año, cuando se incorporó a la columna del general Rafael Urdaneta que, desde Barquisimeto, se retiraba hacia Nueva Granada. Páez mandaba un piquete de la caballería que antes perteneció a la división de García de Sena. De Bailadores, Páez se dirigió a los llanos de Casanare; en Poré se incorporó al regimiento de caballería que mandaba el comandante Francisco Olmedilla y cooperó con este jefe en la toma de Guasdualito (29.1.1815). En el transcurso de ese año, Olmedilla fue sustituido por el general de brigada Joaquín Ricaurte; en la división de éste, Páez era comandante de un escuadrón de caballería cuando, el 31 de octubre, combatió en la batalla del Banco de Chire, contra el coronel Sebastián de la Calzada, con victoria para los republicanos. Después de breve tiempo en Apure, Ricaurte regresó a Casanare y dejó a Páez con 300 lanceros. A la cabeza de éstos, derrotó el 16 de febrero de 1816 al coronel Francisco López en el combate de Mata de la Miel. El gobierno de Nueva Granada le concedió el empleo de teniente coronel. El 13 de junio del mismo año obtuvo otra victoria en el paso El Frío.

Poco después de estos hechos se hallaba Páez en la Trinidad de Arichuna cuando recibió orden del coronel Miguel Valdés para que asistiese, en la villa de Arauca (pueblo de Colombia en la margen derecha del río del mismo nombre), a una junta de oficiales, tanto granadinos como venezolanos, cuyo propósito era la formación de un gobierno provisorio, también llamado Gobierno de Guasdualito. El teniente coronel Fernando Serrano, gobernador, en otro tiempo, de Pamplona, fue elegido presidente; para ministro secretario, Francisco Javier Yanes y para consejeros de Estado, los generales Rafael Urdaneta y Manuel Serviez. El coronel Francisco de Paula Santander recibió el nombramiento de comandante general del Ejército. Para septiembre de dicho año (1816), se le presentó a Páez una situación que tuvo marcada influencia tanto en la posición de éste como en muchos aspectos de la historia de Venezuela. "ÖEste es uno de los más notables acontecimientos de mi vidaÖ", expresó Páez. Tan pronto llegó a la Trinidad de Arichuna aquel grupo de ciudadanos, designados para ejercer el gobierno recién creado, cuando varios oficiales venezolanos se propusieron derrocarlo para poner en su lugar al hombre que más convenía en aquellos momentos: un jefe único en quien confiasen los llaneros para que los condujese a la guerra. Se reunió una junta compuesta por los coroneles Juan Antonio Paredes y Fernando Figueredo; los tenientes coroneles José María Carreño, Miguel Antonio Vásquez, Domingo Meza, José Antonio Páez y el sargento mayor Francisco Conde; dicha junta procedió a elegir la persona que debía desempeñar simultáneamente las funciones de Serrano y de Santander; es decir, que fuese jefe absoluto de la llanura. La elección recayó en Páez, el más aparente, según la junta, para los propósitos de los asambleístas. En aquella oportunidad Páez fue ascendido a general de brigada. El 11 de octubre del mismo año libra el combate de El Yagual y después de esta fecha varios encuentros menores. El 28 de enero de 1817 derrota al brigadier Miguel de la Torre en la batalla de Mucuritas. En plena acción, Páez hizo prender fuego a la sabana, al mismo tiempo que hacía repetidas cargas de caballería contra la infantería realista; se salvaron estas tropas de perecer abrasadas gracias a la presencia de una vaguada con agua, por la cual escaparon. Entre otros combates librados por Páez ese año, se cuentan: San Antonio de Apure (13 abril), paso de Apurito (18 junio), paso de Utrera (20 junio), Barinas (14 agosto), Apurito (8 noviembre).

El 30 de enero de 1818, en el hato Cañafístola, se entrevistó el general de brigada José Antonio Páez con el general en jefe Simón Bolívar, que venía de Angostura con el ejército que ejecutaba la campaña del centro; este encuentro marca el comienzo de la unión de las tropas de los 2 jefes para la prosecución de las operaciones contra el ejército del general Pablo Morillo. El 6 de febrero el Ejército Libertador cruzó el río Apure por el paso del Diamante; lo hizo en las naves realistas capturadas por 50 lanceros mandados por los tenientes coroneles José de la Cruz Paredes y Francisco Aramendi, mediante una operación ideada y planeada por Páez, conocida como la Toma de las Flecheras. El 12 del mismo mes, tomó parte en la batalla de Calabozo, en la cual Bolívar derrotó a Morillo. Como comandante de la vanguardia, actuó en la persecución de los realistas y combatió en la Uriosa (15 febrero) y en El Sombrero (16 febrero). El 22 de ese mes, recibió el nombramiento de gobernador de Barinas y la misión de liberar a San Fernando de Apure, acción que fue ejecutada el 8 de marzo. El 26 del mismo mes participa en la batalla de Ortiz y el 2 de mayo libra la de Cojedes contra el mariscal de campo Miguel de la Torre; acción que resultó indecisa. El 20 de enero de 1819, en San Juan de Payara, fue ascendido a general de división; entre este mes y el de abril hizo con Bolívar la campaña de Apure contra las fuerzas realistas que habían invadido la zona. El 2 de abril de ese año, a la cabeza de unos 150 lanceros, derrotó en las Queseras del Medio a una fuerza de caballería que, a las órdenes del teniente coronel Narciso López, había destacado el general Morillo; allí, una vez más, empleó Páez la táctica de "volver caras" ("el vuelvan caras", como se le conoce popularmente). En mayo del mismo año, cuando Bolívar inició la campaña libertadora de Nueva Granada (Paso de los Andes), Páez quedó en Apure cumpliendo funciones de seguridad y reserva estratégicas. El 28 de abril de 1821 se iniciaron las operaciones de la campaña de Carabobo. De Achaguas salió Páez el 10 de mayo, a la cabeza del ejército de Apure, a incorporarse en San Carlos (Edo. Cojedes) al Ejército Libertador. El 24 de junio de dicho año se libró la batalla de Carabobo, en la cual los realistas fueron derrotados; Páez mandaba la primera división, la que, seguida de la segunda (general Manuel Cedeño), tuvo a su cargo la acción principal. Ese día fue ascendido a general en jefe.

A comienzos de agosto de ese año, Bolívar partió para Bogotá y dejó a Páez de comandante general de uno de los distritos militares en que había sido dividida Venezuela: el formado por las provincias de Caracas, Barquisimeto, Barinas y Apure. De Valencia marchó Páez a los llanos de Calabozo a dirigir las operaciones contra unos focos de resistencia realistas y ese mismo año regresó a Valencia, donde permaneció atento a las actividades de los realistas refugiados en Puerto Cabello, cuya plaza tenían sitiada los republicanos; debido a las muchas bajas que ocasionaron las fiebres, suspendió el sitio y trasladó sus tropas a Valencia, a comienzos de 1822. El 11 de agosto de ese año derrotó en la sabana de La Guardia, cercana a Naguanagua, a los realistas que mandados por el mariscal de campo Francisco Tomás Morales habían salido de Puerto Cabello en dirección de Valencia; esta acción la había combinado el jefe realista con una insurrección que debía provocar el teniente coronel Antonio Martínez en los llanos de Calabozo. Para septiembre de 1823, Páez estrechó las operaciones del sitio y bloqueo de Puerto Cabello, lo cual dio por resultado la toma de dicha plaza fuerte, entre el 7 y el 8 de noviembre del citado año. El jefe realista, brigadier Sebastián de la Calzada, se entregó prisionero, y Páez concedió una capitulación a las últimas tropas realistas que se habían hecho fuertes en el castillo.

De este modo terminó la Guerra de Independencia en Venezuela, aunque se mantuvieron activas algunas partidas acaudilladas por antiguos miembros del ejército realista; este hecho y la posibilidad de una invasión por tropas españolas, crearon un estado de emergencia, el cual motivó que el gobierno de la República decretase en 1825 una conscripción militar. Páez dio cumplimiento a dicha disposición; pero acusado por la Municipalidad de Caracas ante las autoridades de Bogotá de haber cometido atropellos, fue reemplazado por el general de brigada Juan de Escalona, según decretos del Poder Ejecutivo y del Senado de la República, de fecha 28 y 30 de marzo de 1826, respectivamente, y llamado a aquella capital para ser sometido a juicio. Cuando llegó la noticia a Valencia, surgió un movimiento de protesta (alentado, si no promovido, por el propio Páez y sus partidarios) que desconoció la autoridad del gobierno central e instó a Páez a permanecer en el mando, como lo hizo el 30 de abril de 1826, iniciándose así La Cosiata. Este movimiento, cuyo jefe indiscutido fue Páez, rompió relaciones con el gobierno de Bogotá, a la cabeza del cual se hallaba el vicepresidente Santander, y se orientó hacia la separación de Venezuela de la Gran Colombia.

El regreso de Bolívar desde el Perú, quien asumió en Bogotá la presidencia de la República, cortó entonces este proceso. El 1 de enero de 1827 llegó Bolívar a Puerto Cabello y allí emitió un decreto mediante el cual expresaba un olvido total a los actos de hostilidad y rebeldía últimos; reconocía al general Páez como jefe superior civil y militar de Venezuela y anunciaba la pronta reunión de la Gran Convención; este decreto fue respondido por Páez con otro de reconocimiento a la autoridad de Bolívar como presidente de la República. Días después, Páez y Bolívar se abrazaron en Valencia y el 10 de enero entraron juntos a Caracas, aclamados por la multitud. En el transcurso de este año Bolívar le expuso el plan que tenía en preparación para la liberación de Cuba. Páez sería el encargado de esta empresa, a la cabeza de un ejército de 10.000 soldados de infantería y 1.000 de caballería. La operación no llegó a ejecutarse porque la situación política interna se deterioró rápidamente. Al salir Bolívar para Bogotá a mediados de 1827, Páez vio reforzada su posición en Venezuela y, sin enfrentarse abiertamente al Libertador, fue aumentando el poder real que ejercía, como jefe superior civil y militar de los "departamentos del Norte", es decir, de toda Venezuela.

Renació entonces el sentimiento separatista, que era compartido por muchos individuos de la élite y de las clases populares, el cual fue hábilmente fomentado y encauzado por Páez y por Miguel Peña. A fines de noviembre de 1829 una Asamblea celebrada en el convento caraqueño de San Francisco desconoció la autoridad de Bolívar y de los órganos de gobierno de Bogotá, y entregó el poder a Páez, consumando así, de hecho, la separación de Venezuela de la Gran Colombia. Páez exhorta a Bolívar, el 24 de diciembre, a reconocer este hecho cumplido.

El 13 de enero de 1830 establece un gobierno provisional con Miguel Peña en la Secretaría del Interior, Justicia y Policía; Diego Bautista Urbaneja en la de Hacienda y Relaciones Exteriores, y Carlos Soublette en la de Guerra y Marina. El mismo día convoca a elecciones y el 20 de febrero se reúnen las asambleas primarias que eligen los diputados al Congreso Constituyente, el cual inicia sus sesiones en Valencia, a comienzos de mayo de 1830 y nombra a Páez presidente provisional. Como tal, promulga el 22 de septiembre de ese año la Constitución de Venezuela, aprobada por el Congreso.

El 24 de marzo de 1831 Páez es electo presidente constitucional por 136 votos de los 158 sufragantes surgidos de las asambleas electorales, e inmediatamente prosigue su labor organizadora del Estado con medidas administrativas en materia de impuestos, inmigración, liberalización del crédito, educación, orden público, asuntos internacionales. Entre finales de 1830 y comienzos de 1831 enfrenta 2 crisis: la resistencia a jurar la Constitución por parte del arzobispo de Caracas, Ramón Ignacio Méndez, que terminó con la expulsión de éste, y el alzamiento de los generales José Tadeo y José Gregorio Monagas (primero con el pretexto de reconstituir la Gran Colombia y luego en favor de la autonomía de un Estado Oriental) que fue contenido militarmente y concluyó con un convenio entre esos jefes y Páez. Desde hacía años, Páez se había separado de su esposa Dominga Ortiz y vivía con su amante, Barbarita Nieves. En el ejercicio de la presidencia, en noviembre de 1831, Páez se entrevistó con el bandolero Dionisio Cisneros en la propia guarida de éste, después de haberse convertido en su compadre por haber llevado a la pila bautismal, junto con Barbarita, a un hijo de Cisneros que tenía en su poder; el bandolero se sometió.

Durante las elecciones presidenciales de 1834 Páez era partidario del general Carlos Soublette, pero en febrero de 1835 entregó la Primera Magistratura al candidato civil que resultó triunfador, José María Vargas. Se retiró al hato San Pablo que poseía en el llano, de donde acudió en auxilio del régimen constitucional cuando Vargas fue depuesto en julio de 1835 por el movimiento militar conocido como Revolución de las Reformas, que acaudillaba el general Santiago Mariño. Reconquistada la capital por Páez, Vargas fue repuesto en el poder, y el general continuó guerreando hasta comienzos de 1836, cuando la rebelión quedó completamente dominada. Poco después, Vargas renuncia y lo reemplaza el vicepresidente Carlos Soublette; durante el mandato de éste, Páez derrota los alzamientos de Francisco Farfán en el llano; por su actuación en defensa del poder civil, Páez recibe el título de "Ciudadano Esclarecido" y por haber sometido a Farfán, lo llaman "El León de Payara". En 1838 es electo para una segunda Presidencia que asume el 1 de febrero de 1839; prosigue ocupándose de la educación, el crédito exterior, la deuda pública contraída por la antigua República de Colombia, la vialidad y el retorno de los restos mortales del Libertador.

Lo sustituye en la presidencia, en enero de 1843, el general Soublette, contra quien arremete la prensa liberal, y luego se desata una insurrección inspirada en la prédica de Antonio Leocadio Guzmán. Páez sale personalmente a combatirla y tiene éxito. Durante las elecciones de 1846, apoya para la Primera Magistratura al general José Tadeo Monagas, quien resulta electo y toma posesión en marzo de 1847; Páez y sus partidarios, los llamados conservadores, tratan de controlar el nuevo presidente, pero éste se aleja cada vez más de ellos y se inclina hacia los liberales. En estas circunstancias, fallece Barbarita Nieves, hecho que afecta profundamente a Páez.

Frente a Monagas, los conservadores reaccionan, primero a través del Congreso, que es acallado con el asalto del 24 de enero de 1848, y luego con la sublevación que el mismo Páez inicia el 4 de febrero, en Calabozo, con una proclama por la cual se declara jefe de los ejércitos de operaciones encargado de restablecer la Constitución de la República. De Calabozo siguió hacia San Fernando de Apure, plaza que ocupó el 20 de febrero; para hacer frente a este movimiento, el general José Tadeo Monagas organiza un ejército y lo pone bajo las órdenes del general Santiago Mariño. Directamente contra Páez actúa el genccceral José Cornelio Muñoz, quien se dirige al Apure y en la batalla de Los Araguatos, lo derrota (10.3.1848). Emigra Páez a Nueva Granada y desde Ocaña, sigue a Santa Marta y de allí se dirige a Curazao.

El 2 de julio de 1849 invade a Venezuela por La Vela de Coro; ofensiva que concluye con su captura en Macapo Abajo (Edo. Cojedes) por el general José Laurencio Silva, quien lo remite a Caracas. Monagas lo encarcela en el castillo de San Antonio de la Eminencia de Cumaná, donde lo visitan su esposa Dominga Ortiz y su hija; de allí sale el 23 de mayo de 1850 y va al destierro. Es agasajado en Saint Thomas, en Filadelfia, en Nueva York, en Nueva Jersey, en Baltimore, en Washington, en México, en París, en Múnich; unas veces espontáneamente, por los pueblos, y otras por los jefes de Estado, que desde 1837, comenzando con el rey Guillermo IV de Inglaterra, lo habían honrado con condecoraciones.

Vuelve a Venezuela el 18 de diciembre de 1858 a solicitud del presidente Julián Castro y de la Convención de Valencia, para que se encargue del ejército y la pacificación del país convulsionado por el alzamiento de los promonaguistas, liberales y federalistas. Cuando éstos últimos proclaman la Federación el 20 de febrero de 1859 en Coro, el gobierno central lo nombra jefe de operaciones en la provincia de Carabobo; pero al no obtener las amplias facultades que exige, renuncia en abril y retorna el 6 de mayo a Caracas; hay inestabilidad en el Poder Ejecutivo y Páez opta por regresar a Estados Unidos, esta vez como ministro plenipotenciario de Venezuela para una misión especial que, al parecer, no tuvo el éxito esperado.

A su regreso, el presidente Manuel Felipe de Tovar lo nombra comandante general de todos los ejércitos del gobierno. Asume la presidencia Pedro Gual y como primer designado es nombrado Ángel Quintero, quien había sido ministro y secretario de Páez durante sus primeros mandatos. Instigado por Pedro José Rojas, su nuevo consejero personal, Páez aspira a tomar el mando; Rojas dirige y redacta el diario El Independiente, que prepara el terreno para que Páez asuma la dictadura con el carácter de jefe supremo de la República, lo cual hace el 10 septiembre de 1861, en sustitución de Pedro Gual, apresado por los militares. A fines de ese año, se entrevista en el campo de Carabobo con el jefe de los federalistas, general Juan Crisóstomo Falcón, en busca de avenimiento que no se produce. Páez conduce la guerra con dureza durante todo el año 1862 y los primeros meses de 1863, hasta que la situación se vuelve insostenible; el Tratado de Coche pone fin a las hostilidades en abril de 1863 y Páez gobierna nominalmente en Caracas hasta mediados de junio; el 13 de agosto sale de Venezuela por tercera vez y establece su residencia en Estados Unidos.

Allí traduce del francés las Máximas de Napoleón sobre el arte de la guerra y escribe su Autobiografía, la cual publica en 1869 en Nueva York con el título Autobiografía del general José Antonio Páez, que llega en su relato sólo hasta 1850. El 13 de julio de 1867 el gobierno de Venezuela le expide el diploma que lo acredita como Ilustre Prócer de la Independencia Suramericana. Durante este último exilio, del cual no habría de volver a Venezuela en vida, reside en Nueva York, pero viaja a varios países de Iberoamérica, donde es recibido con respeto y admiración. Luego de visitar Brasil y Uruguay, vive en la Argentina desde agosto de 1868 hasta abril de 1871, promoviendo un artefacto inventado por el norteamericano Horace J. Lewis para desollar reses. El presidente Domingo Faustino Sarmiento lo incorpora a las Fuerzas Armadas de la Argentina con el grado honorífico de brigadier general, como "veterano de la Independencia Suramericana".

Masón activo, Páez asiste en Buenos Aires al banquete que las logias argentinas ofrecen a Sarmiento. Los gobiernos de Bolivia y Nueva Granada le confieren también distinciones. Vuelve a Nueva York, de donde sale de nuevo hacia el sur en febrero de 1872, llegando al Perú en marzo, después de haber cruzado el istmo de Panamá. En Lima también se le tributan honores, entre ellos un banquete ofrecido por su compatriota el general Luis Level de Goda y notables personajes peruanos como el coronel Francisco Carassa, presidente de la Sociedad de Fundadores de la Independencia, y otros suramericanos residentes en Lima. Recibe allí una carta del presidente de Venezuela Antonio Guzmán Blanco, a quien contesta el 13 de julio de 1872 diciéndole que "la suerte de mi patria me es de mayor interés que la misma mía"

Por la vía de México volvió nuevamente Páez a Nueva York, donde se hallaba ya en febrero de 1873, y allí falleció pocos meses después. Sus restos fueron repatriados y sepultados en el Panteón Nacional el 19 de abril de 1888.

Adolfo Rodríguez

Información tomada de: Diccionario de Historia de Venezuela. 2da Edición. Caracas: Fundación Polar, 1997.

Información recuperada de:
Diccionario de Historia de Venezuela. 2da Edición. Caracas: Fundación Polar, 1997.