2 Crónicas 33-36 | Tesoros de la Biblia

2 Crónicas 33-36 | Tesoros de la Biblia

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TEXTOS BÍBLICOS Y REFERENCIAS PARA: 2 CRÓNICAS 33-36


“JEHOVÁ VALORA EL ARREPENTIMIENTO SINCERO” (10 MINS.):


TESOROS DE LA BIBLIA | 2 CRÓNICAS 33-36
Jehová valora el arrepentimiento sincero


MANASÉS

Jehová permitió que los asirios lo capturaran y se lo llevaran encadenado a Babilonia
ANTES DE SER CAPTURADO
• Hizo altares a dioses falsos
• Ofreció a sus hijos en sacrificio
• Derramó sangre inocente
• Promovió el espiritismo por todo el país
DESPUÉS DE SER LIBERADO
• Se humilló muchísimo
• Oró a Jehová y le hizo sacrificios
• Quitó los altares a dioses falsos
• Rogó al pueblo que sirviera a Jehová

JOSÍAS

DURANTE TODO SU REINADO
• Buscó a Jehová
• Limpió Judá y Jerusalén
• Reparó la casa de Jehová; encuentran el libro de la Ley

2Cr 33:2-9, 12-16. Dios le muestra misericordia a Manasés porque se arrepiente de corazón (w05 1/12 pág. 21 párr. 6).


2 Crónicas 33:2-9 Traducción del Nuevo Mundo con referencias

2 Y procedió a hacer lo que era malo a los ojos de Jehová, conforme a las cosas detestables de las naciones que Jehová había expulsado de delante de los hijos de Israel. 3 Así que volvió a construir los lugares altos que Ezequías su padre había demolido, y erigió altares a los Baales e hizo postes sagrados, y se puso a inclinarse ante todo el ejército de los cielos y a servirles. 4 Y edificó altares en la casa de Jehová, respecto a la cual Jehová había dicho: “En Jerusalén mi nombre resultará estar hasta tiempo indefinido”. 5 Y pasó a edificar altares a todo el ejército de los cielos en dos patios de la casa de Jehová. 6 Y él mismo hizo pasar a sus propios hijos por el fuego en el valle del hijo de Hinón, y practicó la magia y usó la adivinación y practicó la hechicería e hizo médium espiritistas y pronosticadores profesionales de sucesos. Hizo en gran escala lo que era malo a los ojos de Jehová, para ofenderle.
7 Además, la imagen tallada que había hecho la puso en la casa del Dios [verdadero], respecto a la cual Dios había dicho a David y a Salomón su hijo: “En esta casa y en Jerusalén, que he escogido de entre todas las tribus de Israel, pondré mi nombre hasta tiempo indefinido. 8 Y no volveré a quitar el pie de Israel de sobre el suelo que asigné a sus antepasados, con tal que solo pongan cuidado en hacer todo lo que les he mandado respecto a toda la ley y las disposiciones reglamentarias y las decisiones judiciales por la mano de Moisés”. 9 Y Manasés siguió seduciendo a Judá y a los habitantes de Jerusalén para que hicieran peor que las naciones que Jehová había aniquilado de delante de los hijos de Israel.

2 Crónicas 33:12-16 Traducción del Nuevo Mundo con referencias

12 Y tan pronto como esto le causó angustia, él ablandó el rostro de Jehová su Dios, y siguió humillándose mucho a causa del Dios de sus antepasados. 13 Y siguió orando a Él, de modo que Él se dejó rogar por él y oyó su petición de favor y lo restauró en Jerusalén a su gobernación real; y Manasés llegó a saber que Jehová es el Dios [verdadero].
14 Y después de esto él edificó un muro exterior para la Ciudad de David, al oeste de Guihón, en el valle torrencial, y hasta la Puerta del Pescado, y [lo] hizo continuar alrededor hasta Ofel y procedió a hacerlo muy alto. Además, puso jefes de la fuerza militar en todas las ciudades fortificadas de Judá. 15 Y procedió a quitar los dioses extranjeros y la imagen-ídolo de la casa de Jehová y todos los altares que él había edificado en la montaña de la casa de Jehová y en Jerusalén, y entonces mandó arrojarlos fuera de la ciudad. 16 Además, preparó el altar de Jehová y empezó a sacrificar sobre él sacrificios de comunión y sacrificios de acción de gracias, y pasó a decir a Judá que sirviera a Jehová el Dios de Israel.

Puntos sobresalientes del libro de Segundo de las Crónicas

33:2-9, 12, 13, 15, 16. El verdadero arrepentimiento se demuestra abandonando el mal proceder y esforzándose al máximo por hacer lo que es bueno. Sobre la base del arrepentimiento sincero, hasta alguien que haya sido tan perverso como el rey Manasés puede recibir la misericordia de Jehová.

2Cr 34:18, 30, 33. Leer la Biblia y meditar en ella puede tener un gran efecto en nosotros (w05 1/12 pág. 21 párr. 11).


2 Crónicas 34:18 Traducción del Nuevo Mundo con referencias

18 Y Safán el secretario pasó a dar informe al rey, diciendo: “Hay un libro que Hilquías el sacerdote me dio”. Y Safán se puso a leer de él delante del rey.

2 Crónicas 34:30 Traducción del Nuevo Mundo con referencias

30 El rey ahora subió a la casa de Jehová con todos los hombres de Judá y los habitantes de Jerusalén y los sacerdotes y los levitas y todo el pueblo, el grande lo mismo que el pequeño; y se puso a leer a oídos de ellos todas las palabras del libro del pacto, que se había hallado en la casa de Jehová.

2 Crónicas 34:33 Traducción del Nuevo Mundo con referencias

33 Después de aquello Josías quitó todas las cosas detestables de todas las tierras que pertenecían a los hijos de Israel, e hizo que todos los que se hallaban en Israel emprendieran el servicio, para servir a Jehová el Dios de ellos. Durante todos los días de él, no se desviaron de seguir a Jehová el Dios de sus antepasados.

Puntos sobresalientes del libro de Segundo de las Crónicas

Leer la Palabra de Dios y meditar en su mensaje puede tener en nosotros un profundo efecto. Cuando reflexionamos sobre el registro de los reyes davídicos, ¿no nos sentimos impulsados a imitar el ejemplo de los que confiaron en Jehová y a evitar la conducta de los que no lo hicieron? Segundo de las Crónicas nos anima a dar devoción exclusiva al Dios verdadero y serle fieles. Su mensaje es ciertamente vivo y ejerce poder (Hebreos 4:12).

2Cr 36:15-17. La compasión y paciencia de Jehová tienen límites (w05 1/12 pág. 21 párr. 8).


2 Crónicas 36:15-17 Traducción del Nuevo Mundo con referencias

15 Y Jehová el Dios de sus antepasados siguió enviando [avisos] contra ellos por medio de sus mensajeros, enviando vez tras vez, porque sentía compasión por su pueblo y por su morada. 16 Pero ellos continuamente estuvieron burlándose de los mensajeros del Dios [verdadero] y despreciando sus palabras y mofándose de sus profetas, hasta que la furia de Jehová subió contra su pueblo, hasta que no hubo curación.
17 De modo que él hizo subir contra ellos al rey de los caldeos, que procedió a matar a espada a los jóvenes de ellos en la casa del santuario de ellos, y no sintió compasión por joven ni virgen, viejo ni decrépito. Todo lo dio Él en la mano de él.

Puntos sobresalientes del libro de Segundo de las Crónicas

36:15-17. Jehová es compasivo y paciente; sin embargo, su compasión y paciencia no son ilimitadas. La gente tiene que aceptar el mensaje del Reino si desea sobrevivir cuando Jehová elimine el presente sistema de cosas malvado.

BUSQUEMOS PERLAS ESCONDIDAS (8 MINS.):



2Cr 33:11. ¿Qué profecía se cumplió cuando se llevó a Manasés a Babilonia? (it-1 pág. 41 párr. 2).


2 Crónicas 33:11 Traducción del Nuevo Mundo con referencias

11 Por fin Jehová trajo contra ellos a los jefes del ejército que pertenecía al rey de Asiria, y así ellos capturaron a Manasés en los huecos, y lo sujetaron con dos grilletes de cobre y se lo llevaron a Babilonia.

Acaz

Con relación a los “sesenta y cinco años” de Isaías 7:8, cuando, según este profeta, Efraín sería “hecho añicos”, el Comentario exegético y explicativo de la Biblia (de Jamieson, Fausset y Brown, C.B.P., 1981, vol. 1, pág. 560) dice: “Unos dos años después de esta fecha tuvo lugar una deportación de israelitas bajo Tiglat-pileser (2 Reyes 15:29). Unos veinte años más tarde, se efectuó otra por Salmanasar (2 Reyes 17:1-6), cuando reinaba Oseas. Pero la última, que ‘cortó’ enteramente a Israel, al punto de ‘no ser ya pueblo’, y fue seguida de la colonización de Samaria por extranjeros, tuvo lugar bajo Esar-hadón, quien se llevó también a Manasés, rey de Judá, el año vigésimo segundo de su reinado, sesenta y cinco años después de haberse proferido esta profecía (Cf. Esdras 4:2, 3, 10, con 2 Reyes 17:24; 2 Crónicas 33:11)”.

2Cr 34:1-3. ¿Por qué nos anima el ejemplo de Josías? (w05 1/12 pág. 21 párr. 7).


2 Crónicas 34:1-3 Traducción del Nuevo Mundo con referencias

34 Ocho años de edad tenía Josías cuando empezó a reinar, y por treinta y un años reinó en Jerusalén. 2 Y procedió a hacer lo que era recto a los ojos de Jehová y a andar en los caminos de David su antepasado; y no se desvió a la derecha ni a la izquierda.
3 Y en el año octavo de reinar, siendo todavía muchacho, comenzó a buscar al Dios de David su antepasado; y en el año doce comenzó a limpiar a Judá y Jerusalén de los lugares altos y los postes sagrados y las imágenes esculpidas y las estatuas fundidas.

Puntos sobresalientes del libro de Segundo de las Crónicas

34:1-3. Las circunstancias negativas de la niñez no implican que uno no pueda conocer y servir a Dios. Es posible que Josías haya contado de niño con la influencia positiva de su arrepentido abuelo, Manasés. Sea lo que sea que haya influido en él, dio buenos resultados. Lo mismo nos puede suceder a nosotros.

¿Qué me enseña sobre Jehová la lectura bíblica de esta semana?



¿Qué ideas de la lectura bíblica de esta semana pueden servirme en la predicación?



LECTURA DE LA BIBLIA: 2CR 34:22-33 (4 MINS. O MENOS)


2 Crónicas 34:22-33 Traducción del Nuevo Mundo con referencias

22 Por lo tanto, Hilquías junto con los que el rey [había dicho] fueron a Huldá la profetisa, la esposa de Salum hijo de Tiqvá hijo de Harhás el cuidador de las prendas de vestir, puesto que ella moraba en Jerusalén en el segundo barrio; y procedieron a hablarle conforme a esto. 23 A su vez, ella les dijo:
“Esto es lo que ha dicho Jehová el Dios de Israel: ‘Digan al hombre que los envió a mí: 24 “Esto es lo que ha dicho Jehová: ‘¡Mira!, voy a traer calamidad sobre este lugar y sus habitantes, todas las maldiciones que están escritas en el libro que ellos leyeron delante del rey de Judá, 25 debido a que me han dejado y se han puesto a hacer humo de sacrificio a otros dioses, a fin de ofenderme con todos los hechos de sus manos y para que mi furia se derrame sobre este lugar y no se extinga’”. 26 Y al rey de Judá, que los envía a inquirir de Jehová, esto es lo que deben decirle: “Esto es lo que ha dicho Jehová el Dios de Israel: ‘En cuanto a las palabras que has oído, 27 por razón de que tu corazón estuvo blando de manera que te humillaste a causa de Dios al oír sus palabras acerca de este lugar y sus habitantes, y te humillaste delante de mí y rasgaste tus prendas de vestir y lloraste delante de mí, yo, sí, yo, he oído, es la expresión de Jehová. 28 ¡Mira!, te voy a recoger a tus antepasados, y ciertamente serás recogido a tu cementerio en paz, y tus ojos no mirarán toda la calamidad que voy a traer sobre este lugar y sus habitantes’”’”.
Entonces llevaron la respuesta al rey. 29 Y el rey procedió a enviar y a reunir a todos los ancianos de Judá y de Jerusalén. 30 El rey ahora subió a la casa de Jehová con todos los hombres de Judá y los habitantes de Jerusalén y los sacerdotes y los levitas y todo el pueblo, el grande lo mismo que el pequeño; y se puso a leer a oídos de ellos todas las palabras del libro del pacto, que se había hallado en la casa de Jehová. 31 Y el rey se quedó de pie en su lugar y procedió a celebrar el pacto ante Jehová, de ir siguiendo a Jehová y de guardar sus mandamientos y sus testimonios y sus disposiciones reglamentarias con todo su corazón y con toda su alma, para ejecutar las palabras del pacto que estaban escritas en este libro. 32 Además, hizo que todos los que se hallaban en Jerusalén y Benjamín se levantaran [en apoyo del pacto]. Y los habitantes de Jerusalén procedieron a hacer conforme al pacto de Dios, el Dios de sus antepasados. 33 Después de aquello Josías quitó todas las cosas detestables de todas las tierras que pertenecían a los hijos de Israel, e hizo que todos los que se hallaban en Israel emprendieran el servicio, para servir a Jehová el Dios de ellos. Durante todos los días de él, no se desviaron de seguir a Jehová el Dios de sus antepasados.

INVESTIGACIÓN PARA BUSCAR MÁS TESOROS DE LA PALABRA DE DIOS: 2 CRÓNICAS 33-36


(2 CRÓNICAS 33:3)

“Así que volvió a construir los lugares altos que Ezequías su padre había demolido, y erigió altares a los Baales e hizo postes sagrados, y se puso a inclinarse ante todo el ejército de los cielos y a servirles.”

it-1 pág. 265 Baal
Hay indicios de que tanto a Baal como a otros dioses y diosas cananeos sus adoradores los relacionaban con ciertos cuerpos celestes. Por ejemplo, uno de los textos de Ras Shamra menciona una ofrenda a la “Reina Shapash (el Sol) y a las estrellas”, y otro alude al “ejército del sol y la hueste del día”.
Por tanto, es preciso mencionar que la Biblia hace varias alusiones a los cuerpos celestes en relación con la adoración a Baal. Al describir el derrotero pecaminoso del reino de Israel, el registro de las Escrituras dice: “Siguieron dejando todos los mandamientos de Jehová [...], y empezaron a inclinarse ante todo el ejército de los cielos y a servir a Baal”. (2Re 17:16.) En cuanto al reino de Judá, se informa que en el mismo templo de Jehová llegaron a estar “los utensilios hechos para Baal y para el poste sagrado y para todo el ejército de los cielos”. También, la gente por todo Judá hizo “humo de sacrificio a Baal, al sol y a la luna y a las constelaciones del zodíaco y a todo el ejército de los cielos”. (2Re 23:4, 5; 2Cr 33:3; véase también Sof 1:4, 5.)

(2 CRÓNICAS 33:9)

“Y Manasés siguió seduciendo a Judá y a los habitantes de Jerusalén para que hicieran peor que las naciones que Jehová había aniquilado de delante de los hijos de Israel.”

w86 1/10 pág. 25 El sacrificio de hijos... ¿por qué tan detestable?
EN LOS días de los reyes de Judea Acaz y Manasés, la nación de Israel cayó en el lazo de la adoración depravada de las naciones vecinas. Esto incluía el sacrificar a sus hijos a Mólek. (2 Crónicas 28:3; 33:6, 9.) Aunque el rey Josías abolió después muchas de las prácticas “detestables”, “Jehová no se volvió del gran ardor de su cólera, con que ardía su cólera contra Judá por todas las cosas ofensivas con las cuales Manasés los había hecho ofender”. (2 Reyes 23:10, 26.) ¿Por qué? ¿Qué hizo que la transgresión fuera tan “ofensiva” que no podía perdonarse?
“El sacrificio de hijos era un rasgo prominente de la adoración del fenicio Malik-Baal-Kronos”, dice la
Jewish Encyclopedia
de Funk y Wagnalls. Originalmente los fenicios ocupaban las regiones costaneras al norte de Canaán. Puesto que eran navegantes, establecieron colonias por todo el Mediterráneo, y dondequiera que iban llevaban consigo su rito detestable del sacrificio de hijos. Un reciente hallazgo arqueológico en la antigua ciudad fenicia de Cartago (ahora un suburbio de Túnez en Tunicia, África del Norte) ha arrojado más luz sobre la profunda depravación de esta práctica.
El sitio fue descubierto primero en 1921. Pero a partir de los años setenta se hizo una excavación intensiva debido a la expansión de la ciudad moderna hacia esa área. La excavación resultó en un inmenso cementerio de restos de niños sacrificados. La publicación
Biblical Archaeology Review
informa:
“Aquí, desde el siglo octavo a.E.C. hasta el siglo segundo a.E.C., padres y madres de Cartago enterraban los huesos de sus hijos sacrificados al dios Baal Hamón y a la diosa Tanit. Para el siglo cuarto a.E.C. el Tófet (del Tófet bíblico) quizás haya sido tan grande como de unos 6.000 metros cuadrados (64.800 pies cuadrados), con nueve niveles para enterrar”.
Se descubrieron sitios iguales a este en Sicilia, en Cerdeña y otros lugares de Tunicia. En un tiempo estas habían sido colonias fenicias. En el cementerio cartaginés, los investigadores encontraron numerosas marcas de piedra inscritas con figuras de la diosa Tanit, quien ha sido identificada con la diosa cananea Astoret, o Astarté, la esposa de Baal. Debajo de esas marcas se encontraron urnas de barro, algunas brillantemente decoradas, que contenían los huesos chamuscados de las víctimas sacrificadas.
Como indicación de lo difundida que estaba tal práctica, el informe dice: “Usando la densidad de las urnas en nuestra área excavada como modelo, calculamos que pueden haberse depositado allí tantas como 20.000 urnas entre los años 400 y 200 a.E.C.”. Esta enorme cifra es más horrible aún cuando se toma en cuenta que Cartago, en su apogeo, tenía solamente unos 250.000 habitantes, señala el artículo.
Las inscripciones en los marcadores de piedra muestran que los hijos eran sacrificados para cumplir con los votos que sus padres hacían a Baal o Tanit a cambio de favores. Los rangos y títulos en los marcadores indican que la práctica era particularmente popular en la clase social más elevada, evidentemente para invocar la bendición de los dioses en sus esfuerzos por conseguir y mantener su riqueza e influencia. Se descubrió que algunas de las urnas contenían los restos de dos o tres niños, posiblemente de la misma familia, juzgando por las diferencias en la edad.
Si la práctica de los fenicios era horrenda, entonces recuerde que “Manasés siguió seduciendo a Judá y los habitantes de Jerusalén para que hiciesen
peor
que las naciones que Jehová había aniquilado de delante de los hijos de Israel”. (2 Crónicas 33:9.) No fue exageración cuando Jehová dijo: “Han llenado este lugar de la sangre de los inocentes”. (Jeremías 19:4.)

(2 CRÓNICAS 33:11)

“Por fin Jehová trajo contra ellos a los jefes del ejército que pertenecía al rey de Asiria, y así ellos capturaron a Manasés en los huecos, y lo sujetaron con dos grilletes de cobre y se lo llevaron a Babilonia.”

it-1 pág. 41 Acaz
Con relación a los “sesenta y cinco años” de Isaías 7:8, cuando, según este profeta, Efraín sería “hecho añicos”, el
Comentario exegético y explicativo de la Biblia
(de Jamieson, Fausset y Brown, C.B.P., 1981, vol. 1, pág. 560) dice: “Unos dos años después de esta fecha tuvo lugar una deportación de israelitas bajo Tiglat-pileser (2 Reyes 15:29). Unos veinte años más tarde, se efectuó otra por Salmanasar (2 Reyes 17:1-6), cuando reinaba Oseas. Pero la última, que ‘cortó’ enteramente a Israel, al punto de ‘no ser ya pueblo’, y fue seguida de la colonización de Samaria por extranjeros, tuvo lugar bajo Esar-hadón, quien se llevó también a Manasés, rey de Judá, el año vigésimo segundo de su reinado, sesenta y cinco años después de haberse proferido esta profecía (Cf. Esdras 4:2, 3, 10, con 2 Reyes 17:24; 2 Crónicas 33:11)”.

it-1 pág. 237 Asiria
Esar-Hadón. Durante el reinado de Manasés (716-662 a. E.C.), Jehová permitió que los jefes del ejército asirio se llevaran cautivo a este rey judaíta a Babilonia, para aquel entonces bajo el control asirio. (2Cr 33:11.) Hay quien cree que se deportó a Manasés para el tiempo de la victoriosa campaña de Esar-hadón contra Egipto. Sea como sea, en algunas inscripciones se menciona a
Menasi
(Manasés) de Judá entre los que pagaban tributo a Esar-hadón. Más tarde Manasés fue devuelto a Jerusalén. (2Cr 33:10-13.)

it-1 pág. 827 Esar-hadón
El registro de 2 Crónicas 33:10-13 muestra que “los jefes del ejército que pertenecía al rey de Asiria” capturaron a Manasés y lo condujeron a Babilonia. En el pasado hubo quienes pensaron que esta referencia a Babilonia era un error y que Manasés había sido llevado a Nínive. Sin embargo, según se ha visto, Esar-hadón, cuyas inscripciones muestran que fue contemporáneo de Manasés, había reconstruido Babilonia, y se dice que se había “interesado mucho menos que cualquier otro rey asirio en el embellecimiento de su capital, Nínive”. (
The Interpreter’s Dictionary of the Bible,
edición de G. A. Buttrick, 1962, vol. 2, pág. 125.) Si Manasés fue capturado durante el reinado de Esar-hadón, no sería incongruente que se le hubiera llevado a Babilonia, ciudad de cuya restauración Esar-hadón se jactó con tanto orgullo. No obstante, se puede señalar que Asurbanipal, hijo de Esar-hadón, también hace referencia a Manasés como rey tributario durante su reinado.

w88 15/2 pág. 28 La cruel Asiria... la segunda gran potencia mundial
Esar-hadón,
uno de los hijos menores de Senaquerib —y su sucesor— es mencionado tres veces en la Biblia... en Segundo de los Reyes, Esdras e Isaías. La Biblia informa que los asirios capturaron al rey Manasés de Judá. Los arqueólogos han hallado una lista asiria que pone a “Manasés rey de Judá” entre los que pagaban tributo a Esar-hadón. (2 Crónicas 33:11.)

(2 CRÓNICAS 33:14)

“Y después de esto él edificó un muro exterior para la Ciudad de David, al oeste de Guihón, en el valle torrencial, y hasta la Puerta del Pescado, y [lo] hizo continuar alrededor hasta Ofel y procedió a hacerlo muy alto. Además, puso jefes de la fuerza militar en todas las ciudades fortificadas de Judá.”

it-2 págs. 758-759 Puerta, paso de entrada
Puerta del Pescado. Parece ser que Ezequías edificó una parte del muro del segundo barrio hasta la Puerta del Pescado. (2Cr 32:5; 33:14.)

(2 CRÓNICAS 33:20)

“Por fin Manasés yació con sus antepasados, y lo enterraron junto a su casa; y Amón su hijo empezó a reinar en lugar de él.”

it-2 pág. 1007 Sepultura
El lugar podía estar cerca del dueño, como en el jardín. (1Sa 25:1; 1Re 2:34; 2Re 21:25, 26.) La expresión “junto a su casa” no quiere decir dentro del edificio, como se ve al comparar 2 Crónicas 33:20 con 2 Reyes 21:18.

(2 CRÓNICAS 34:1)

“Ocho años de edad tenía Josías cuando empezó a reinar, y por treinta y un años reinó en Jerusalén.”

w05 1/12 pág. 21 Puntos sobresalientes del libro de Segundo de las Crónicas
34:1-3. Las circunstancias negativas de la niñez no implican que uno no pueda conocer y servir a Dios. Es posible que Josías haya contado de niño con la influencia positiva de su arrepentido abuelo, Manasés. Sea lo que sea que haya influido en él, dio buenos resultados. Lo mismo nos puede suceder a nosotros.

(2 CRÓNICAS 34:2)

“Y procedió a hacer lo que era recto a los ojos de Jehová y a andar en los caminos de David su antepasado; y no se desvió a la derecha ni a la izquierda.”

w05 1/12 pág. 21 Puntos sobresalientes del libro de Segundo de las Crónicas
34:1-3. Las circunstancias negativas de la niñez no implican que uno no pueda conocer y servir a Dios. Es posible que Josías haya contado de niño con la influencia positiva de su arrepentido abuelo, Manasés. Sea lo que sea que haya influido en él, dio buenos resultados. Lo mismo nos puede suceder a nosotros.

(2 CRÓNICAS 34:3)

“Y en el año octavo de reinar, siendo todavía muchacho, comenzó a buscar al Dios de David su antepasado; y en el año doce comenzó a limpiar a Judá y Jerusalén de los lugares altos y los postes sagrados y las imágenes esculpidas y las estatuas fundidas.”

w96 1/3 págs. 8-9 párr. 3 “Manténganse en expectación de mí”
3 Llama la atención que Sofonías proclamara los juicios divinos contra los “príncipes” civiles de Judá (nobles o jefes tribales) y “los hijos del rey”, pero que no aludiera a la persona del monarca en sus reprensiones. (Sofonías 1:8; 3:3.) Ello indica que el joven rey Josías ya propendía a la adoración pura, aunque, en vista de las denuncias de Sofonías, obviamente no había acometido aún su gran reforma religiosa. Lo anterior nos lleva a situar el ministerio profético de Sofonías en Judá en los comienzos del reinado de Josías, que abarcó de 659 a 629 a.E.C. Sin duda, las enérgicas profecías de Sofonías hicieron que el joven rey adquiriera mayor conciencia de la idolatría, la violencia y la corrupción imperantes en Judá, y lo impulsaron a emprender su posterior campaña contra la idolatría. (2 Crónicas 34:1-3.)

(2 CRÓNICAS 34:14)

“Ahora bien, mientras estaban sacando el dinero que se traía a la casa de Jehová, Hilquías el sacerdote halló el libro de la ley de Jehová por la mano de Moisés.”

it-1 pág. 1154 Hilquías
Durante el transcurso de la obra de restauración del templo, halló el mismísimo “libro de la ley de Jehová por la mano de Moisés”. Este hallazgo fue sobresaliente, ya que es muy probable que fuese el libro original escrito por Moisés. Hilquías se lo dio a Safán, el secretario, quien llevó el manuscrito al rey. Cuando el rey Josías oyó a Safán leer el libro, despachó una delegación encabezada por el sumo sacerdote Hilquías para que acudiese a la profetisa Huldá a fin de inquirir de Jehová en su favor y en favor del pueblo. (2Re 22:3-14; 2Cr 34:14.)

it-2 pág. 129 Josías
Una vez que el rey Josías limpió la tierra de Judá y en el transcurso de la reparación del templo de Jehová, el sumo sacerdote Hilquías halló el “libro de la ley de Jehová por la mano de Moisés”, que debió ser el original escrito por Moisés.

it-2 pág. 130 Josías
2Cr 34:8-28;

it-2 pág. 198 Lectura pública
Siglos más tarde, Josías leyó a oídos de todo el pueblo “el libro de la ley de Jehová por la mano de Moisés”, libro que el sacerdote Hilquías halló durante las obras de reparación del templo y que pudo tratarse del libro original de la Ley escrito por Moisés. (2Re 23:2; 2Cr 34:14.) Como resultado, se eliminó de la nación la adoración demoniaca.

(2 CRÓNICAS 34:19)

“Y aconteció que en cuanto el rey oyó las palabras de la ley, inmediatamente rasgó sus prendas de vestir.”

w01 15/4 pág. 27 Su crianza no lo condena al fracaso
“En cuanto el rey oyó las palabras de la Ley —escribe Esdras—, inmediatamente rasgó sus prendas de vestir”, una sentida expresión de dolor al comprender que había mandamientos divinos que sus antepasados no habían obedecido. ¡Qué muestra de humildad! Sin perder tiempo, el rey destacó a cinco hombres para inquirir de Jehová mediante la profetisa Huldá. La delegación regresó con el siguiente mensaje: ‘Vendrá calamidad a causa de la desobediencia a la ley de Jehová. Pero debido a que tú, Josías, te humillaste, serás recogido a tu cementerio en paz y no verás la desdicha’ (2 Crónicas 34:19-28). La actitud de Josías agradó a Jehová.

(2 CRÓNICAS 34:22)

“Por lo tanto, Hilquías junto con los que el rey [había dicho] fueron a Huldá la profetisa, la esposa de Salum hijo de Tiqvá hijo de Harhás el cuidador de las prendas de vestir, puesto que ella moraba en Jerusalén en el segundo barrio; y procedieron a hablarle conforme a esto.”

it-2 pág. 71 Jerusalén
En el tiempo de Josías se menciona por primera vez “el segundo barrio” (“la ciudad nueva”,
BJ
) de la ciudad. (2Re 22:14; 2Cr 34:22.) Por lo general se cree que este “segundo barrio” era la sección de la ciudad que quedaba al O. o NO. del recinto del templo. (Sof 1:10.)

it-2 pág. 758 Puerta, paso de entrada
Estas son las del muro que se construyó antes del siglo VIII a. E.C. y las del muro que rodeaba “el segundo barrio”. (2Re 22:14; 2Cr 34:22; Sof 1:10.) “El segundo barrio” era una zona de la ciudad protegida al O. y parte del N. por el muro de Ezequías (2Cr 32:5), al que se unía el de Manasés que seguía al NE. y E. (2Cr 33:14.) El muro de Manasés estaba al N. de la ciudad antigua y su muro, pero al parecer no llegaba tan al O. como este.

it-2 pág. 916 Salum
8. Esposo de Huldá, la profetisa a quien visitó la delegación del rey Josías; hijo de Tiqvá. Debió ser “el cuidador de las prendas de vestir” de los sacerdotes o del rey. (2Re 22:14; 2Cr 34:22.) Posiblemente sea el mismo que el núm. 10.

(2 CRÓNICAS 34:28)

“¡Mira!, te voy a recoger a tus antepasados, y ciertamente serás recogido a tu cementerio en paz, y tus ojos no mirarán toda la calamidad que voy a traer sobre este lugar y sus habitantes’”’”. Entonces llevaron la respuesta al rey.”

it-1 pág. 1185 Huldá
Cuando Josías oyó la lectura del “mismísimo libro de la ley”, hallado por Hilquías, el sumo sacerdote, durante las obras de reparación del templo, envió una delegación para inquirir de Jehová. Se dirigieron a Huldá, quien a su vez les transmitió la palabra de Jehová, indicándoles que todas las calamidades registradas en el “libro” le acaecerían a la nación apóstata por causa de su desobediencia. Huldá añadió que Josías no tendría que contemplar la calamidad, sino que sería recogido a sus antepasados y llevado a su cementerio en paz debido a que se había humillado delante de Jehová. (2Re 22:8-20; 2Cr 34:14-28.)
Algunos consideran equivocada la profecía de Huldá en vista de la muerte de Josías en una batalla innecesaria. (2Re 23:28-30.) Sin embargo, es obvio que la “paz” que Josías hallaría en su cementerio contrasta con la “calamidad” que tenía que venir sobre Judá. (2Re 22:20; 2Cr 34:28.) Josías murió antes de la llegada de esa calamidad, cuando los babilonios en 609-607 a. E.C. sitiaron y destruyeron Jerusalén. Además, la expresión ‘ser recogido a sus antepasados’ no excluye necesariamente el morir de una manera violenta en batalla, como lo indica el uso de la expresión equiparable ‘yacer con los antepasados’, que hace referencia tanto a morir en batalla como a una muerte no violenta. (Compárese con Dt 31:16; 1Re 2:10; 22:34, 40.)

it-2 pág. 607 Paz
La profecía sobre que Josías ‘sería recogido a su propio cementerio en paz’ indicó que moriría antes de la predicha calamidad sobre Jerusalén. (2Re 22:20; 2Cr 34:28; compárese con 2Re 20:19.)

(2 CRÓNICAS 34:33)

“Después de aquello Josías quitó todas las cosas detestables de todas las tierras que pertenecían a los hijos de Israel, e hizo que todos los que se hallaban en Israel emprendieran el servicio, para servir a Jehová el Dios de ellos. Durante todos los días de él, no se desviaron de seguir a Jehová el Dios de sus antepasados.”

w05 1/12 pág. 21 Puntos sobresalientes del libro de Segundo de las Crónicas
Estimulado a la acción por un libro
“Josías quitó todas las cosas detestables de todas las tierras que pertenecían a los hijos de Israel —señala 2 Crónicas 34:33—, e hizo que todos los que se hallaban en Israel emprendieran el servicio, para servir a Jehová el Dios de ellos.” ¿Qué movió a Josías a obrar de esta manera? Cuando Safán, el secretario, le llevó el libro de la Ley de Jehová que acababan de encontrar, el rey pidió que se le leyera en voz alta. Lo que oyó lo impresionó tanto que se dedicó con ardor a fomentar la adoración pura el resto de su vida.
Leer la Palabra de Dios y meditar en su mensaje puede tener en nosotros un profundo efecto.

(2 CRÓNICAS 35:3)

“Y pasó a decir a los levitas, los instructores de todo Israel, los que eran santos a Jehová: “Pongan el Arca santa en la casa que edificó Salomón hijo de David el rey de Israel; no es de ustedes como carga sobre el hombro. Ahora sirvan a Jehová su Dios y al pueblo de él, Israel.”

w09 1/9 pág. 18 ¿Lo sabía?
Lo último que se sabe del arca es que, en el año 642 antes de nuestra era, el rey Josías ordenó colocarla de nuevo en el templo, según indica 2 Crónicas 35:3. Pero ¿por qué la habían sacado? Es posible que la hubiera quitado del templo uno de los predecesores de Josías, el apóstata rey Manasés, de quien se dice que introdujo una imagen pagana en el templo. O puede que la hubieran trasladado a fin de protegerla durante las obras de reparación encargadas por Josías (2 Crónicas 33:1, 2, 7; 34:1, 8-11).

w05 1/12 pág. 20 Puntos sobresalientes del libro de Segundo de las Crónicas
35:3. ¿De dónde mandó traer Josías el Arca santa para ponerla en el templo? Ya sea que uno de los reyes malvados anteriores la haya quitado, o que Josías la haya cambiado de lugar para protegerla durante las importantes obras de reparación del templo, la Biblia no lo dice. La última vez que la historia alude al arca después de los días de Salomón es cuando Josías la trae al templo.

it-1 pág. 181 Arca del pacto
La única referencia histórica al arca del pacto posterior a Salomón es de 642 a. E.C. —unos novecientos años después de su construcción—, y se halla en 2 Crónicas 35:3, donde se lee la orden del rey Josías de que el Arca se colocase de nuevo en el templo. Sin embargo, no se dice cómo llegó a estar fuera de él. Josías había ascendido al trono después de algunos reyes particularmente apóstatas, uno de los cuales había introducido una imagen tallada en la casa de Jehová, por lo que es posible que uno de estos reyes inicuos sacase el Arca de su lugar. (2Cr 33:1, 2, 7.) Por otra parte, bajo el patrocinio de Josías se había llevado a cabo en el templo un amplio programa de reformas, así que cabe la posibilidad de que durante las obras se trasladase el Arca a otro lugar con el fin de evitar que sufriese algún desperfecto. (2Cr 34:8–35:19.)

(2 CRÓNICAS 35:4)

“Y hagan preparación según la casa de sus antepasados conforme a sus divisiones, según lo escrito por David el rey de Israel y según lo escrito por Salomón su hijo.”

it-1 pág. 439 Casa del padre
Cuando se celebró la Pascua en Jerusalén en los días del rey Josías, al parecer el pueblo entró en el patio del templo según sus casas paternas para ofrecer sacrificios. Los levitas recibieron y prepararon los sacrificios del pueblo según sus divisiones basadas en las casas paternas. (2Cr 35:4, 5, 12.)

(2 CRÓNICAS 35:5)

“Y estén de pie en el lugar santo según las clases de la casa de los antepasados por sus hermanos, los hijos del pueblo, y la porción de una casa paterna perteneciente a los levitas.”

it-1 pág. 439 Casa del padre
Cuando se celebró la Pascua en Jerusalén en los días del rey Josías, al parecer el pueblo entró en el patio del templo según sus casas paternas para ofrecer sacrificios. Los levitas recibieron y prepararon los sacrificios del pueblo según sus divisiones basadas en las casas paternas. (2Cr 35:4, 5, 12.)

(2 CRÓNICAS 35:12)

“Además, prepararon las ofrendas quemadas a fin de darlas a las clases según la casa paterna, a los hijos del pueblo, a fin de hacer una presentación a Jehová conforme a lo que está escrito en el libro de Moisés; y así también [hicieron] con las reses vacunas.”

it-1 pág. 439 Casa del padre
Cuando se celebró la Pascua en Jerusalén en los días del rey Josías, al parecer el pueblo entró en el patio del templo según sus casas paternas para ofrecer sacrificios. Los levitas recibieron y prepararon los sacrificios del pueblo según sus divisiones basadas en las casas paternas. (2Cr 35:4, 5, 12.)

(2 CRÓNICAS 35:24)

“Por lo tanto, sus siervos lo bajaron del carro e hicieron que montara en el segundo carro de guerra que era suyo, y lo trajeron a Jerusalén. Así murió y fue enterrado en el cementerio de sus antepasados; y todo Judá y Jerusalén estuvieron de duelo por Josías.”

it-2 pág. 1008 Sepultura
El que se diga que el hijo de Amón, el fiel rey Josías, fue enterrado en “el cementerio de sus antepasados”, puede indicar tanto que se le enterró en las tumbas reales de la Ciudad de David como que el entierro fue en las sepulturas de Manasés y Amón. (2Cr 35:23, 24.)

(2 CRÓNICAS 35:25)

“Y Jeremías se puso a salmodiar por Josías; y todos los cantores y las cantoras siguen hablando de Josías en sus endechas hasta hoy; y las tienen establecidas como disposición reglamentaria sobre Israel, y allí están escritas entre las endechas.”

it-1 pág. 811 Endecha
ENDECHA
Composición lírica (elegía) o musical que expresa profundo pesar, como la pena ocasionada por la muerte de un amigo o de un ser querido. En la
Traducción del Nuevo Mundo
el término “endecha” suele traducirse de la palabra hebrea qi•náh, que denota una composición de duelo, una elegía o una lamentación.
El término hebreo
schig•ga•yóhn,
usado en el encabezamiento del Salmo 7, se traduce asimismo “endecha”, y puede denotar una canción sumamente emotiva con rápidos cambios de ritmo (NM, nota). En Habacuc 3:1 aparece la palabra en plural y se traduce “endechas”. Debido a su naturaleza, las endechas se relacionan con gemir y plañir (Eze 2:10), y algunas de ellas se pusieron por escrito y se conservaron durante tiempo. Segundo de las Crónicas 35:25 informa que Jeremías salmodió con ocasión de la muerte del rey Josías e indica que en aquel tiempo se disponía de una colección de endechas (heb. qi•nóhth), pues dice: “Todos los cantores y las cantoras siguen hablando de Josías en sus endechas hasta hoy; y las tienen establecidas como disposición reglamentaria sobre Israel, y allí están escritas entre las endechas”.

it-2 pág. 445 Música
Se puede decir que la salmodia es mitad canto y mitad recitación. Su sonoridad es más bien monótona y reiterativa, destacándose principalmente el ritmo. Si bien la salmodia todavía es muy popular en algunas de las principales religiones del mundo, parece ser que en la Biblia se limita a las endechas, como cuando David cantó una endecha por la muerte de su amigo Jonatán y del rey Saúl. (2Sa 1:17; 2Cr 35:25; Eze 27:32; 32:16.) Solo en el caso de las endechas, o lamentaciones, se prefería el salmodiar a la melodía de la música o la modulación y el énfasis oral del habla. (Véase ENDECHA.)

(2 CRÓNICAS 36:2)

“Veintitrés años de edad tenía Jehoacaz cuando empezó a reinar, y por tres meses reinó en Jerusalén.”

it-2 pág. 106 Joacaz
3. Según 2 Crónicas 36:2, variante del nombre de Jehoacaz, el rey de Judá que sucedió a Josías. Muchas versiones (
BJ, CI, MK
y otras) se basan en el texto masorético y traducen el nombre Joacaz, mientras que otras (FS, 1966; NM) leen Jehoacaz. (Véase JEHOACAZ núm. 3.)

(2 CRÓNICAS 36:6)

“Contra él subió Nabucodonosor el rey de Babilonia para sujetarlo con dos grilletes de cobre para llevárselo a Babilonia.”

it-2 pág. 31 Jehoiaquim
Puede haber sido en el sentido de haber muerto durante el sitio y que su hijo tuviese que ir después al cautiverio, de modo que el linaje de Jehoiaquim sufrió la pérdida del reinado a manos de Nabucodonosor. No hay modo de confirmar la tradición judía (registrada por Josefo) de que Nabucodonosor mató a Jehoiaquim (Joacim) y mandó que se arrojase su cuerpo muerto fuera de los muros de Jerusalén. (
Antigüedades Judías,
libro X, cap. VI, sec. 3.) Sea cual fuere el medio por el que le llegó la muerte a Jehoiaquim, parece que no se dio el uso previsto a los grilletes de cobre que Nabucodonosor había llevado para encadenarle. (2Cr 36:6.)

(2 CRÓNICAS 36:10)

“Y a la vuelta del año el rey Nabucodonosor envió y procedió a llevarlo a Babilonia con objetos deseables de la casa de Jehová. Además, hizo rey sobre Judá y Jerusalén a Sedequías el hermano [de su padre].”

it-2 pág. 326 Babilonia conquista Jerusalén
tres años más tarde, en 617 a. E.C., saqueó los tesoros de la ciudad y deportó a muchos de sus habitantes, entre los que se encontraban sus nobles, hombres poderosos y artífices. (2Cr 36:5-10.)

(2 CRÓNICAS 36:16)

“Pero ellos continuamente estuvieron burlándose de los mensajeros del Dios [verdadero] y despreciando sus palabras y mofándose de sus profetas, hasta que la furia de Jehová subió contra su pueblo, hasta que no hubo curación.”

g03 8/6 pág. 19 Evitemos el lenguaje hiriente
Otro ejemplo es el de los israelitas, quienes “continuamente estuvieron burlándose de los mensajeros del Dios verdadero y despreciando sus palabras y mofándose de sus profetas, hasta que la furia de Jehová subió contra su pueblo, hasta que no hubo curación” (2 Crónicas 36:16). Aunque la furia de Dios se debió principalmente al proceder idolátrico y desobediente del pueblo, es interesante notar que la Biblia menciona específicamente los ataques verbales que sufrieron los profetas de Dios, lo cual subraya que él desaprueba por completo tal conducta.

(2 CRÓNICAS 36:19)

“Y procedió a quemar la casa del Dios [verdadero] y a demoler el muro de Jerusalén; y quemaron con fuego todas sus torres de habitación y también todos sus objetos deseables, a fin de causar ruina.”

si págs. 68-69 párr. 25 Libro bíblico número 11: 1 Reyes
Sin embargo, más sobresalientes son las profecías relacionadas con la casa de Jehová edificada por Salomón. Jehová le dijo a Salomón que el apostatar para adorar a dioses falsos llevaría a que Jehová cortara a Israel de sobre la superficie del suelo y arrojara de delante de sí la casa que había santificado a Su nombre. (1 Rey. 9:7, 8.) En 2 Crónicas 36:17-21 se nos indica con cuánta exactitud se realizó esa profecía. Además, Jesús mostró que al templo posterior que edificó Herodes el Grande en el mismo lugar le ocurriría lo mismo y por la misma razón. (Luc. 21:6.) ¡Cuán cierto fue aquello también! Debemos recordar aquellas catástrofes y su causa, para que siempre andemos en las sendas del Dios verdadero.

si pág. 156 párr. 4 Libro bíblico número 33: Miqueas
Hay abundancia de pruebas de la autenticidad del libro de Miqueas. Siempre ha sido aceptado por los judíos como parte del canon hebreo. Jeremías 26:18, 19 hace referencia directa a estas palabras de Miqueas: “Sión será arada como un simple campo, y Jerusalén misma llegará a ser simples montones de ruinas”. (Miq. 3:12.) Esta profecía se cumplió con exactitud en 607 a.E.C. cuando el rey de Babilonia asoló a Jerusalén, “a fin de causar ruina”. (2 Cró. 36:19.)

(2 CRÓNICAS 36:21)

“para cumplir la palabra de Jehová por boca de Jeremías, hasta que la tierra hubo pagado sus sábados. Todos los días de yacer desolada guardó sábado, para cumplir setenta años.”

w06 15/11 pág. 32 ¿De verdad permaneció desolada la tierra de Judá?
¿De verdad permaneció desolada la tierra de Judá?
LA Biblia predijo que los babilonios devastarían la tierra del reino de Judá y que esta permanecería desolada hasta el regreso de los judíos exiliados (Jeremías 25:8-11). La razón más poderosa para creer que esta profecía se cumplió es el relato histórico inspirado, el cual se escribió unos setenta y cinco años después de que el primer grupo de desterrados regresara a su tierra. Dicho relato señala que “a los que quedaron de la espada se los llevó cautivos [el rey de Babilonia] [...], y llegaron a ser siervos para él y sus hijos hasta que la realeza de Persia empezó a reinar”. Y con respecto a la tierra, afirma que “todos los días de yacer desolada guardó sábado” (2 Crónicas 36:20, 21). ¿Hay hallazgos arqueológicos que apoyen estas declaraciones?
Ephraim Stern, profesor de Arqueología Palestina de la Universidad Hebrea, comenta en la revista
Biblical Archaeology Review:
“Tanto los asirios como los babilonios saquearon grandes zonas del antiguo Israel, pero los hallazgos arqueológicos del período posterior a sus respectivas conquistas cuentan dos historias muy diferentes”. Entonces pasa a explicar: “Mientras que los asirios dejaron una huella muy clara de su presencia en Palestina, se produce una extraña laguna tras la destrucción que causaron los babilonios. [...] No hallamos pruebas de una ocupación del territorio hasta la época persa [...]; hay un absoluto vacío de pruebas que delaten una ocupación del país. En todo ese tiempo, ni una sola ciudad destruida por los babilonios fue repoblada”.
El profesor Lawrence E. Stager, de la Universidad de Harvard, es del mismo parecer. “Por toda Filistea, y más tarde por toda Judá —afirma—, la política de tierra quemada del rey de Babilonia creó un verdadero yermo al oeste del río Jordán.” Y añade: “No es hasta Ciro el Grande, el sucesor persa de los babilonios, que el registro arqueológico se reanuda [...] en Jerusalén y Judá, cuando muchos judíos exiliados regresaron a su tierra”.
En efecto, la palabra de Jehová respecto a que Judá permanecería desolada se cumplió sin falta. Lo que Jehová Dios predice siempre se hace realidad (Isaías 55:10, 11). ¿La lección? Podemos confiar por completo en Jehová y en las promesas recogidas en su Palabra, la Biblia (2 Timoteo 3:16).

it-1 pág. 149 Año sabático
Antes del cautiverio de Israel, la tierra habría disfrutado de 121 años sabáticos, además de 17 años de Jubileo, si la nación hubiese guardado apropiadamente la Ley. Pero no se guardaron todos los años sabáticos. Cuando el pueblo fue al exilio babilonio, la tierra permaneció desolada durante setenta años “hasta que la tierra hubo pagado sus sábados”. (2Cr 36:20, 21; Le 26:34, 35, 43.) No se indica en ninguna parte de las Escrituras que los israelitas dejaran de observar precisamente setenta años sabáticos, pero Jehová les impuso setenta años de abandono forzoso de la tierra a fin de que pagaran por todos los años sabáticos que habían dejado de guardar.

it-1 pág. 488 Ciro
Según el registro bíblico, el decreto de Ciro de libertar a los judíos para regresar a Jerusalén probablemente se promulgó a finales de 538 o a principios de 537 a. E.C. Esto permitiría suficiente tiempo para que los exiliados judíos preparasen su salida de Babilonia, emprendieran el largo y difícil viaje a Judá y Jerusalén (un viaje que pudo durar unos cuatro meses, según Esd 7:9) y se establecieran “en sus ciudades”, en Judá, para el “séptimo mes” (Tisri) de 537 a. E.C. (Esd 3:1, 6.) Este suceso señaló el final de los setenta años de desolación de Judá profetizados, que habían comenzado en el mismo mes de Tisri de 607 a. E.C. (2Re 25:22-26; 2Cr 36:20, 21.)

it-1 pág. 600 Cronología
Desde 607 a. E.C. hasta el regreso de los judíos del exilio. La duración de este período viene fijada por el propio decreto divino con relación a Judá, que dice: “Toda esta tierra tiene que llegar a ser un lugar devastado, un objeto de pasmo, y estas naciones tendrán que servir al rey de Babilonia setenta años”. (Jer 25:8-11.)
La profecía bíblica no permite otra aplicación de estos setenta años que no sea al período comprendido entre la desolación de Judá, que llegó con la destrucción de Jerusalén, y el regreso de los judíos exiliados a su tierra como resultado del decreto de Ciro. La profecía especifica con toda claridad que los setenta años serían años de
devastación de la tierra de Judá.
Daniel el profeta entendió de esta manera la profecía, pues dijo: “Yo mismo, Daniel, discerní por los libros el número de los años acerca de los cuales la palabra de Jehová había ocurrido a Jeremías el profeta, para cumplir las devastaciones de Jerusalén, a saber, setenta años”. (Da 9:2.) Después de describir la conquista de Jerusalén por Nabucodonosor, en 2 Crónicas 36:20, 21 se dice: “Además, a los que quedaron de la espada se los llevó cautivos a Babilonia, y llegaron a ser siervos para él y sus hijos hasta que la realeza de Persia empezó a reinar; para cumplir la palabra de Jehová por boca de Jeremías, hasta que la tierra hubo pagado sus sábados. Todos los días de yacer desolada guardó sábado, para cumplir setenta años”.
Jerusalén fue sitiada definitivamente en el noveno año de Sedequías (609 a. E.C.) y cayó en su undécimo año (607 a. E.C.), que corresponde con el decimonoveno año del reinado de Nabucodonosor (si contamos desde 625 a. E.C., su año de ascenso al trono; 2Re 25:1-8). En el quinto mes de 607 (el mes de Ab, que correspondía a parte de julio y agosto) la ciudad fue incendiada, los muros demolidos y la mayor parte de sus habitantes llevados al destierro. Sin embargo, se permitió que quedaran “algunos de condición humilde de la gente”, quienes al final huyeron a Egipto cuando Guedalías, el gobernador nombrado por Nabucodonosor, fue asesinado, dejando de ese modo la tierra de Judá desolada por completo. (2Re 25:9-12, 22-26.) Esto ocurrió en el séptimo mes, Etanim (o Tisri, que correspondía a parte de septiembre y octubre). Por consiguiente, la cuenta de los setenta años de desolación debió haber comenzado hacia el 1 de octubre de 607 a. E.C., para finalizar en 537 a. E.C. Fue en el séptimo mes de este último año cuando los primeros judíos repatriados llegaron a Judá, justo setenta años después del comienzo de la desolación completa de la tierra. (2Cr 36:21-23; Esd 3:1.)

si pág. 84 párr. 33 Libro bíblico número 14: 2 Crónicas
Finalmente Sedequías se rebela contra el yugo de Babilonia, y esta vez Nabucodonosor no muestra misericordia. La furia de Jehová ha llegado al límite, y no hay curación. Jerusalén cae, su templo es saqueado y quemado, y los sobrevivientes del sitio de 18 meses son llevados cautivos a Babilonia. La tierra de Judá queda desolada. Así, en aquel mismo año de 607 a.E.C. comienza la desolación “para cumplir la palabra de Jehová por boca de Jeremías [...] para cumplir setenta años” (36:21). El cronista entonces salta ese lapso de casi 70 años y en los últimos dos versículos registra el decreto histórico que Ciro dio en 537 a.E.C. ¡A los judíos cautivos se les pondrá en libertad! ¡Jerusalén tiene que levantarse de nuevo!

si pág. 84 párr. 35 Libro bíblico número 14: 2 Crónicas
Los versículos de conclusión de Segundo de las Crónicas (36:17-23) dan prueba convincente del cumplimiento de Jeremías 25:12 y, además, muestran que hay que contar 70 años
completos
desde la desolación total del país hasta que se restaura la adoración de Jehová en Jerusalén en 537 a.E.C. Por lo tanto, esa desolación empieza en 607 a.E.C.. (Jer. 29:10; 2 Rey. 25:1-26; Esd. 3:1-6.)

(2 CRÓNICAS 36:22)

“Y en el primer año de Ciro el rey de Persia, para que se realizara la palabra de Jehová por boca de Jeremías, Jehová despertó el espíritu de Ciro el rey de Persia, de modo que él hizo pasar por todo su reino un pregón, y también por escrito, que decía:”

it-1 págs. 487-488 Ciro
El decreto de Ciro para el regreso de los exiliados. Al decretar el fin del exilio judío, Ciro cumplió su comisión como ‘pastor ungido’ de Jehová para Israel. (2Cr 36:22, 23; Esd 1:1-4.) La proclamación se hizo “en el primer año de Ciro el rey de Persia”, lo que quiere decir en su primer año como gobernante de la recién conquistada Babilonia. El registro bíblico de Daniel 9:1 se refiere al “primer año de Darío”, que pudo transcurrir entre la caída de Babilonia y “el primer año de Ciro” sobre esta ciudad. En tal caso, el escritor posiblemente consideró que el primer año de Ciro empezó en la última parte del año 538 a. E.C. No obstante, aun pensando que Darío fuese un virrey sobre Babilonia que hubiera gobernado a la vez que Ciro, la costumbre babilonia hubiera sido considerar el primer año
reinante
de Ciro desde Nisán de 538 hasta Nisán de 537 a. E.C.

it-1 pág. 591 Cronología
Cronología persa. Durante la época persa tuvieron lugar varios acontecimientos bíblicos importantes: la caída de Babilonia, seguida de la liberación de los judíos por Ciro y el fin de los setenta años de desolación de Judá; la reedificación del templo de Jerusalén, terminada “en el sexto año del reinado de Darío [I el persa]”, y la reconstrucción de los muros de Jerusalén por Nehemías, según el decreto dado en el año vigésimo de Artajerjes Longimano. (2Cr 36:20-23; Esd 3:8-10; 4:23, 24; 6:14, 15; Ne 2:1, 7, 8.)
Se puede llegar a la fecha de 539 a. E.C. para la caída de Babilonia, no solo por el canon de Tolomeo, sino también por otros medios. El historiador Diodoro, así como Africano y Eusebio, muestra que el primer año de Ciro como rey de Persia correspondió a la LV Olimpiada, año 1 (560/559 a. E.C.), mientras que el último año de Ciro se coloca en la LXII Olimpiada, año 2 (531/530 a. E.C.). Las tablillas cuneiformes dan a Ciro un reinado sobre Babilonia de nueve años, lo que apoya el año 539 como la fecha de la conquista de Babilonia. (
Handbook of Biblical Chronology,
de Jack Finegan, 1964, págs. 112, 168-170; Babylonian Chronology, 626 B.C.–A.D. 75, pág. 14: véanse comentarios anteriores bajo “Cronología babilonia”, también PERSIA, PERSAS.)

it-1 pág. 600 Cronología
Desde 607 a. E.C. hasta el regreso de los judíos del exilio. La duración de este período viene fijada por el propio decreto divino con relación a Judá, que dice: “Toda esta tierra tiene que llegar a ser un lugar devastado, un objeto de pasmo, y estas naciones tendrán que servir al rey de Babilonia setenta años”. (Jer 25:8-11.)
La profecía bíblica no permite otra aplicación de estos setenta años que no sea al período comprendido entre la desolación de Judá, que llegó con la destrucción de Jerusalén, y el regreso de los judíos exiliados a su tierra como resultado del decreto de Ciro. La profecía especifica con toda claridad que los setenta años serían años de
devastación de la tierra de Judá.
Daniel el profeta entendió de esta manera la profecía, pues dijo: “Yo mismo, Daniel, discerní por los libros el número de los años acerca de los cuales la palabra de Jehová había ocurrido a Jeremías el profeta, para cumplir las devastaciones de Jerusalén, a saber, setenta años”. (Da 9:2.) Después de describir la conquista de Jerusalén por Nabucodonosor, en 2 Crónicas 36:20, 21 se dice: “Además, a los que quedaron de la espada se los llevó cautivos a Babilonia, y llegaron a ser siervos para él y sus hijos hasta que la realeza de Persia empezó a reinar; para cumplir la palabra de Jehová por boca de Jeremías, hasta que la tierra hubo pagado sus sábados. Todos los días de yacer desolada guardó sábado, para cumplir setenta años”.
Jerusalén fue sitiada definitivamente en el noveno año de Sedequías (609 a. E.C.) y cayó en su undécimo año (607 a. E.C.), que corresponde con el decimonoveno año del reinado de Nabucodonosor (si contamos desde 625 a. E.C., su año de ascenso al trono; 2Re 25:1-8). En el quinto mes de 607 (el mes de Ab, que correspondía a parte de julio y agosto) la ciudad fue incendiada, los muros demolidos y la mayor parte de sus habitantes llevados al destierro. Sin embargo, se permitió que quedaran “algunos de condición humilde de la gente”, quienes al final huyeron a Egipto cuando Guedalías, el gobernador nombrado por Nabucodonosor, fue asesinado, dejando de ese modo la tierra de Judá desolada por completo. (2Re 25:9-12, 22-26.) Esto ocurrió en el séptimo mes, Etanim (o Tisri, que correspondía a parte de septiembre y octubre). Por consiguiente, la cuenta de los setenta años de desolación debió haber comenzado hacia el 1 de octubre de 607 a. E.C., para finalizar en 537 a. E.C. Fue en el séptimo mes de este último año cuando los primeros judíos repatriados llegaron a Judá, justo setenta años después del comienzo de la desolación completa de la tierra. (2Cr 36:21-23; Esd 3:1.)

(2 CRÓNICAS 36:23)

““Esto es lo que ha dicho Ciro el rey de Persia: ‘Todos los reinos de la tierra me los ha dado Jehová el Dios de los cielos, y él mismo me ha comisionado para que le edifique una casa en Jerusalén, que está en Judá. Cualquiera que haya entre ustedes de todo su pueblo, esté Jehová su Dios con él. Así, pues, que suba’”.”

it-1 pág. 195 Arqueología
En el lugar donde estaba ubicada la antigua Sippar, en el Éufrates, a unos 32 Km. de Bagdad, se encontró un cilindro de arcilla del rey Ciro, el conquistador de Babilonia. Este cilindro relata la facilidad con que Ciro capturó la ciudad y también da cuenta de su política de repatriar a los pueblos cautivos que residían en Babilonia, lo que armoniza con el registro bíblico que había profetizado que Ciro sería el conquistador de Babilonia y quien repatriaría a los judíos a Palestina durante su reinado. (Isa 44:28; 45:1; 2Cr 36:23.)

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