Puntos Sobresalientes de la Lectura de la Biblia: Marcos

Puntos sobresalientes del libro de Marcos


Puntos Sobresalientes de la Lectura de la Biblia: Marcos

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PUNTOS SOBRESALIENTES DEL LIBRO DE MARCOS


MARCOS 1

A fin de prepararse para su misión, "el espíritu lo impelió a irse al desierto" (Marcos 1:12). Durante los cuarenta días que pasó a solas, pudo reflexionar profundamente en el desafío del Diablo a la soberanía de Jehová y en lo que él tendría que hacer para defenderla. Aquel desafío implica a todas las criaturas inteligentes, tanto las del cielo como las de la Tierra. Así que nos conviene examinar la fiel trayectoria de Jesús y pensar en lo que debemos hacer nosotros para apoyar y defender la soberanía de Jehová (Job 1:6-12; 2:2-6).
Marcos 1:15. ¿A qué se refería Jesús cuando dijo que se había cumplido "el tiempo señalado"? Jesús quiso decir que se había cumplido el tiempo señalado para que comenzara su ministerio. Puesto que él estaba presente como el futuro rey que Jehová había elegido, podía afirmar que el Reino de Dios se había acercado. Las personas sinceras que se sintieran motivadas por su predicación podrían entonces dar pasos para obtener la aprobación divina.
Procure entender los sentimientos de su cónyuge. Este percibirá su respeto —o su falta de respeto— por la forma en que lo escuche.Jesús nos enseñó cómo hacerlo. Por ejemplo, cuando un hombre enfermo se le acercó para pedirle ayuda, él no le resolvió de inmediato su problema. Primero lo escuchó, después sintió su angustia en el corazón, y por último lo sanó (Marcos 1:40-42). Trate de seguir también esos tres pasos. Recuerde que lo más probable es que su pareja espere comprensión, no una solución instantánea. De modo que escuche con cuidado, sienta lo que el otro siente, y entonces, solo entonces, piense qué se puede hacer. Así le mostrará verdadero respeto.
Jesús cuando era hombre, comprobó por experiencia propia lo poderosa que podía ser la fuerza activa de Dios en su vida. Siempre aceptó su influencia, de modo que cuando lo impulsaba a hacer algo, lo realizaba de buena gana (Mar. 1:12, 13)
Expresen a sus hijos el cariño que les tienen y no escatimen elogios. Jehová es un magnífico ejemplo para los padres. Cuando Jesús se bautizó, le dijo: "Tú eres mi Hijo, el amado; yo te he aprobado" (Mar. 1:11). En vista de las muchas pruebas que le esperaban a Jesús, ¡cuánto debieron fortalecerle esas palabras de su Padre! Hagan ustedes lo mismo: digan a sus hijos que los aman y que se sienten orgullosos de ellos.
Ciertamente, Jehová merece algo más que el cumplimiento mecánico de sus mandamientos; en realidad, los animales e incluso los demonios son capaces de seguir órdenes (Mar. 1:27; Sant. 3:3). Quien obedece de verdad a Jehová lo hace con un corazón lleno de amor y de gozo, pues confía plenamente en que él nunca pone mandamientos irrazonables y en que es "remunerador de los que le buscan solícitamente"
Mar. 1:15 Durante su vida en la Tierra, Jesús sabía perfectamente en qué punto de la historia se encontraba,
así como la labor que debía realizar. Supo definir bien sus prioridades, pues comprendía que había llegado el tan esperado momento de que se cumplieran muchas profecías mesiánicas (1 Ped. 1:11; Rev. 19:10). Entre otras cosas, tenía que demostrar que él era el Mesías prometido, dar amplio testimonio del Reino y reunir a sus futuros compañeros de gobierno. Además, debía poner los fundamentos de la congregación cristiana, la cual se encargaría de predicar y hacer discípulos hasta la parte más lejana de la Tierra.
Sin duda, es muy apropiado que sea principalmente Jesús, nuestro Sumo Sacerdote, quien nos aplique los beneficios de su sacrificio.. Cristo curó a enfermos y discapacitados, resucitó muertos, alimentó a multitudes e incluso controló los elementos naturales. Y no lo hizo por exhibir su autoridad y poder, sino por amor y compasión. Cuando un leproso le preguntó si quería curarlo, le contestó sin vacilación: "Quiero" (Mar. 1:40, 41). Durante el Milenio demostrará esa misma misericordia, pero a toda la humanidad.
Isaías también predijo que Jesús estaría "familiarizado con ia enrermedad|i; Aunque, como indica la Biblia, Jesús se cansaba de vez en cuando, nunca tuvo problemas de salud (Juan 4:6). ¿En qué sentido, entonces, se familiarizó con la enfermedad? En el sentido de que en su ministerio conoció a personas que estaban enfermas, a muchas de las cuales curó, movido por la compasión (Mar. 1:32-34)
En solo catorce versículos, Marcos relata la obra de Juan el Bautista y lo que sucedió durante los cuarenta días que Jesús pasó en el desierto. Luego inicia una emocionante descripción del ministerio de Jesús en Galilea. El empleo repetido de la palabra inmediatamente confiere un tono de urgencia a la narración (Mar. 1:10, 12).
Mar 1:15. ¿A qué se refería Jesús cuando dijo que se había cumplido "el tiempo señalado"? Jesús quiso decir que se había cumplido el tiempo señalado para que comenzara su ministerio. Puesto que él estaba presente como el futuro rey que Jehová había elegido, podía afirmar que el Reino de Dios se había acercado. Las personas sinceras que se sintieran motivadas por su predicación podrían entonces dar pasos para obtener la aprobación divina.
Mar 1:44 ¿Por qué no quería Jesús que se dieran a conocer sus milagros? Él no quería que las personas llegaran a conclusiones basadas en informes sensacionalistas o posiblemente distorsionados. Más bien, quería que comprobaran por sí mismas que él era el Cristo y que tomaran su decisión en consecuencia (Isa. 42:1-4; Mat. 8:4; 9:30; 12:15-21; 16:20; Luc. 5:14).
Las oraciones privadas son un excelente indicativo de cuánto amamos a Dios y confiamos en él. No sorprende, por tanto, que Jesús buscara a menudo lugares solitarios para orar. En una ocasión oró "muy de mañana, mientras todavía estaba oscuro" (Marcos 1:35)
El reconocimiento y los elogios harán aflorar lo mejor de nuestros hermanos y contribuirán a la armonía y felicidad. ¡Qué feliz debió de sentirse Jesús el día de su bautismo al oír las palabras de reconocimiento de su Padre celestial: "Tú eres mi Hijo, el amado; yo te he aprobado"! (Marcos 1:11.) Nosotros también haremos felices a nuestros hermanos si los encomiamos desde el corazón.
Aunque^ nos interesamos por lo que opina la gente, no queremos incomodarla. Por eso, seguimos el ejemplo de Jesús. Él no sometía a nadie a un interrogatorio implacable. Más bien, empleaba preguntas que hacían pensar. Además, escuchaba con amabilidad a las personas sinceras y conseguía que estuvieran tranquilas y a gusto. Todo el mundo se sentía con la libertad de mencionarle sus preocupaciones (Marcos 1:40). En nuestro caso es igual: si queremos que nuestros oyentes sean francos y nos expresen sus opiniones acerca de la Biblia y sus enseñanzas, tenemos que evitar los interrogatorios.
Muchos alcohólicos han llegado a su misma conclusión. A fin de mantenerse sobrios y agradar a Dios, algunos han tenido que ser hospitalizados para soportar el síndrome ae abstinencia o para contrarrestar con medicamentos las irreprimibles ganas de beber. De hecho, el Hijo de Dios, que podía hacer milagros, recomendó: "Los fuertes no necesitan médico, pero los que se hallan mal sí" (¡Vlarcos 2:17).
Los fariseos, por su parte, eran conocidos por sus haoituales períodos de ayuno (Marcos 2:18). No obstante, Jesús los condenó, pues Dios no concedía ningún valor a esos esfuerzos (Mateo 6:16; Lucas 18:12). Del mismo modo, Jehová no prestó atención al ayuno de ciertos israelitas, ya que ni su conducta ni sus motivos eran los correctos (Jeremías 14:12).
Quienes ponen fe en Jesús y obedecen sus mandatos reciben el perdón de los pecados y mantienen limpia la conciencia (Marcos 2:5-12; 1 Timoteo 1:19; 1 Pedro 3:16-22). Y si llegaran a morir, tienen la esperanza de volver a la vida, pues Jesús promete resucitarlos "en el último día".
La actitud de Jesús atraía a las personas a su mensaje. Por ejemplo, su amor y su humildad hacían que los mansos lo buscaran. Él los trataba con compasión y los consolaba con palabras llenas de bondad; a muchos incluso los curó (Marcos 2:1-5). Nosotros no podemos efectuar milagros, pero sí podemos mostrar amor, humildad y compasión, cualidades que nos ayudan a atraer a la gente a la verdad.
La ley del sábado reflejaba el interés de Jehová por el bienestar físico y espiritual de su pueblo. "El sábado vino a existir por causa del hombre", dijo Jesús (Marcos 2:27). Esta disposición no solo permitía descansar a los israelitas, sino que también les daba la oportunidad de acercarse a su Creador y demostrarle que lo amaban (Deuteronomio 5:12). Era un día dedicado exclusivamente a los asuntos espirituales, en el que la familia podía adorar a Dios, orarle y meditar sobre su Ley. El sábado sirvió para evitar que los israelitas emplearan todo su tiempo y energías en ir tras intereses materiales, pues les recordaba que su relación con Jehová era lo más importante en la vida.

MARCOS 2

La tierra de un camino que cruza los sembrados está compactada por las continuas pisadas de los caminantes (Marcos 2:23). De manera similar, quienes permiten que el ajetreado ir y venir de este mundo les consuma una cantidad excesiva de tiempo y energías, quizá se encuentren demasiado ocupados para cultivar un aprecio sincero por la palabra de Dios. La oyen, pero como no meditan en ella, su corazón permanece insensible.
Los escritores de los Evangelios también aludieron a "los discípulos de Juan [el Bautista] y los discípulos de los fariseos" (Marcos 2:18). Puesto que Jesús advirtió a sus seguidores que "se guardaran [...] de la enseñanza de los fariseos", cabe preguntarse: "¿De quién me he hecho discípulo?" (Mateo 16:12). Si somos discípulos de Jesús, si en verdad hemos aprendido de él, entonces los demás deberían sentirse espiritualmente reconfortados en nuestra presencia. Tendrían que percibir que nos hemos vuelto más apacibles y humildes de corazón.
Cuando la Ley de Dios era concluyente, no había más que hablar. Pero si tenía un carácter más general, la conciencia cobraba mayor protagonismo, lo que permitía que las decisiones que ellas tomaran evidenciaran su amor a Dios. La Ley les otorgaba cierto margen de libertad (Marcos 2:27, 28). Dios amaba a sus siervos, procuraba constantemente su bien y estaba dispuesto a ser misericordioso con ellos cuando flaqueaban. Jesús también fue así (Juan 14:9).
Jesús no pensaba que la gente de las naciones y los recaudadores de impuestos estuvieran fuera del alcance de la redención. Uno de estos últimos, Mateo Leví, se arrepintió, 'siguió a Jesús' sinceramente e incluso fue escogido como apóstol (Marcos 2:15). En consecuencia, si un pecador hoy "no escucha ni siquiera a la congregación" y se le excluye de ella, podemos esperar para ver si con el tiempo se arrepiente y hace sendas rectas para sus pies. Si así sucede y vuelve a pertenecer a la congregación, nos sentiremos felices de haber ganado de nuevo a nuestro hermano al redil de la adoración verdadera.
Jesús preguntó lo siguiente a los escribas que tramaban contra él:'"¿Por qué piensan cosas inicuas en sus corazones?". ( Marcos 2:6, 7.)
Estos hechos indican que la mente y el corazón están relacionados estrechamente. Existe una dependencia recíproca entre ellos, y en ocasiones se refuerzan mutuamente para colaborar juntos; no obstante, muchas veces luchan entre sí para imponerse. (Mateo 22:37; compárese con Romanos 7:23.) Por eso, si queremos recibir el favor de Jehová, no solo tenemos que estar seguros de la condición de nuestra mente y nuestro corazón, sino que también hemos de enseñarles a colaborar en armonía, a aunar sus esfuerzos y actuar de común acuerdo. Debemos transformar nuestra mente e iluminar nuestro corazón.

MARCOS 3

La maldad puede arraigarse y convertirse en parte inseparable del individuo que comete —a propósito y repetidas veces— un pecado grave. La persona podría corromperse hasta el punto de volverse depravada e incorregible. La Biblia la compara a un leopardo que no puede cambiar sus manchas (Jeremías 13:23). Este tipo de persona pierde la capacidad de arrepentirse y comete lo que la Biblia llama el "pecado eterno", que es imperdonable (Marcos 3:29).
Nuestro ejemplo puede hacer que algunas personas cambien. Si demostramos que amamos y tememos a Dios y no cedemos ante la presión de los opositores, podemos influir positivamente en ellos. Pensemos en los familiares de Jesús. Al principio, algunos no creían en él y hasta afirmaban que había "perdido el juicio" (Marcos 3:21; Juan 7:5). Sin embargo, después de la muerte y resurrección de Jesús, varios se hicieron creyentes.
Marcos 3:21. Los parientes de Jesús no eran creyentes. Por lo tanto, él comprende cómo se sienten quienes debido a su fe reciben oposición o burlas de sus familiares incrédulos.
Marcos 3:31-35. Al bautizarse, Jesús se convirtió en Hijo espiritual de Dios, y "la Jerusalén de arriba" llegó a ser su madre (Gál. 4:26). A partir de ese momento, Jesús sintió más cariño y afecto por sus discípulos que por sus parientes carnales. Esto nos enseña a poner los intereses espirituales en primer lugar en nuestra vida (Mat. 12:46¬50; Luc. 8:19-21).
Jesucristo, el Juez nombrado por Jehová, será el que determine si hay algún miembro del Sanedrín del siglo primero que merezca ser resucitado, así como quiénes de entre sus integrantes pecaron contra el espíritu santo (Marcos 3:29; Juan 5:22). Y estamos seguros de que, a ia hora de tomar sus decisiones, Jesús actuará con justicia perfecta (Isaías 11:3-5).
Los opositores judíos del cristianismo nunca pusieron en entredicho las obras poderosas que se mencionan en los Evangelios. Lo único que cuestionaron fue el poder mediante el cual se realizaron (Marcos 3:22-26). Tampoco pudo ningún detractor posterior negar los milagros de Jesús. Todo lo contrario: durante los dos primeros siglos de nuestra era se hicieron diversas alusiones a las obras milagrosas realizadas por Jesús. Obviamente, tenemos base sólida para considerar auténticas las narraciones de los Evangelios sobre estos milagros.
Jesús no era el único que debía dar prioridad a la predicación y a la enseñanza, como expresión de amor y compasión, sino que exhortó a sus seguidores a imitar sus motivos, prioridades y acciones. Por ejemplo, cuando Jesús seleccionó a sus doce apóstoles, ¿qué les dijo que hicieran? Marcos 3:14, 15 nos explica: "Formó un grupo de doce, a quienes también dio el nombre de 'apóstoles', para que continuaran con él y para enviarlos a predicar y a tener autoridad para expulsar los demonios". ¿Percibimos qué es lo que debía ser prioritario para nosotros?
Jesús no se dejó intimidar por sus enemigos. Un sábado encontró a un hombre que tenía una mano seca. Jesús sabía que a muchos de los judíos que estaban presentes les desagradaría que efectuara una curación en sábado. Por ello les pidió que expresaran su opinión al respecto. Como estos se quedaron callados, Jesús curó al hombre (Marcos 3:1-6). Nunca se retrajo de cumplir lo que sabía que era su comisión. Los testigos de Jehová hoy reconocen que la posible reacción negativa de los opositores tampoco debe intimidarlos. Muchos se oponen, algunos porque desconocen los hechos y otros porque los odian a ellos o a su mensaje. Pero no dejemos nunca que su actitud hostil influya en nuestra actitud positiva. Nunca debemos permitir que otros nos dicten cómo debemos adorar a Dios.
A los cristianos verdaderos les une un vínculo semejante a los lazos familiares. De hecho, desde el siglo primero se han llamado entre ellos "hermano" y "hermana" (Marcos 3:31-35; Filemón 1, 2). Estas no son meras palabras; definen lo que los adoradores de Dios sienten los unos por los otros (compárese con 1 Juan 4:7, 8). Jesús dijo: "En esto todos conocerán que ustedes son mis discípulos, si tienen amor entre sí" (Juan 13:35).
Por eso, a veces le puede parecer al cristiano que no es posible dejar que un pariente expulsado o desasociado esté presente en una ocasión social o celebración que normalmente incluiría a los miembros de la familia. Sin embargo, los cristianos pueden disfrutar de la asociación de los miembros leales de la congregación, a la vez que tienen presentes estas palabras de Jesús: "Cualquiera que hace la voluntad de Dios, éste es mi hermano y hermana y madre."—Mar. 3:35.
Jesús se encolerizó o indignó por la insensibilidad y la falta de compasión que desplegaban los fariseos. (Mar. 3:4-6) Por lo tanto, pudiera ser que un cristiano se encolerizara si, por ejemplo, viera que se hubiera difamado el nombre de Jehová o que se maltratara a su semejante. Pero se le aconseja: "Estén airados, y no obstante no pequen." (Efe. 4:26) Es cuando la persona da rienda suelta a la ira, y se descontrola, cuando probablemente comete pecado.

MARCOS 4

Muchos hombres anteponen la seguridad material a la espiritualidad. A menudo dan preferencia a la educación avanzada y los trabajos bien retribuidos. Creen que ganar dinero es más urgente y beneficioso que estudiar las Escrituras y forjar una buena relación con Dios. Puede que les gusten las enseñanzas bíblicas, pero "las inquietudes de este sistema de cosas y el poder engañoso de ias riquezas" ahogan su interés (Mar. 4:18, 19).
¿ALGUNA vez se ha imaginado lo maravilloso que hubiera sido vivir en Israel durante la época de Jesús? Quizá le hubiera encantado escucharlo y recibir su instrucción, o verlo realiza" alguno de sus milagros (Mar. 4:1, 2; Luc. 5:3-9; 9:11). ¡Qué gran honor hubiera sido estar allí y ser testigo de sus obras! (Luc. 19:37.) Ninguna otra generación ha presenciado nada semejante. Es más, "mediante el sacrificio de sí mismo", Jesús logró un triunfo irrepetible: quitar de en medio el pecado (Heb. 9:26; Juan 14:19).
Léales en voz alta todos los días a sus hijos. Gracias a esta buena costumbre les enseñará a pronunciar bien las palabras y cultivará su gusto por la lectura. Es importante que adopte una actitud entusiasta, pues seguramente se les contagiará. Muy probable que acaben pidiéndole que les repita la misma historia una y otra vez. Deles el gusto. Ya verá que más adelante quieren explorar nuevos temas. Pero no convierta estas actividades en una obligación. Imite a Jesús, quien enseñaba a las personas solo "hasta el grado que podían escuchar" (Mar. 4:33). No los presione. Así logrará que esperen con gusto esos momentos, y estará avanzando en su objetivo de inculcarles amor por los libros.
La valentía de Jesús era real. Nacía de su fe en Dios. Y así debe ser también en nuestro caso (Mar. 4:40). ¿Cómo podemos tener verdadera fe? De nuevo, Jesús fija el modelo a seguir. Él conocía a fondo los escritos sagrados y tenía plena confianza en su contenido. Su arma no era una espada literal, sino la espada del espíritu, la Palabra de Dios. Vez tras vez hacía referencia a ella para apoyar sus enseñanzas. De hecho, a menudo iniciaba sus declaraciones con la expresión "está escrito" y pasaba a citar de las Escrituras.
Notemos que lo que se enfatiza es el crecimiento gradual de la planta. "Por sí misma la tierra gradualmente fructifica: primero el tallo de hierba, luego la espiga, finalmente el grano lleno en la espiga." (Mar. 4:28.) El crecimiento de una planta se produce poco a poco y por etapas. Ninguno de nosotros puede forzarlo ni acelerarlo. Lo mismo sucede con el crecimiento espiritual. La persona correctamente dispuesta para la vida eterna va progresando por etapas en la medida en que Jehová permite que la verdad vaya creciendo en su corazón
¿Qué hemos aprendido al repasar estas dos parábolas del capítulo 4 de Marcos? Hemos visto claramente que tenemos un trabajo que hacer: sembrar la semilla del Reino. Jamás busquemos pretextos para no realizarlo ni permitamos que nos detenga la posibilidad de que surjan problemas (Ecl. 11:4). También hemos visto que tenemos el extraordinario privilegio de ser colaboradores de Dios. Jehová es quien produce el crecimiento espiritual, bendiciendo así nuestros esfuerzos y los de quienes aceptan el mensaje.
Jesús dijo que "la semilla brota y crece alta —precisamente cómo, [el hombre] no lo sabe—" (Mar. 4:27). ¡Qué forma tan sencilla de ilustrar que el proceso de crecimiento espiritual no es visible! Sin embargo, aunque al principio no podamos verlo, al final los resultados son obvios.
En las reuniones cristianas, por ejemplo, es fácil que nuestra mente divague o que nos pongamos a pensar en lo que haremos más tarde. En vez de eso, debemos escuchar atentamente !a información que se presenta y buscar maneras prácticas de aplicarla en nuestra vida. Así mejoraremos nuestra relación con nuestro Padre celestial, Jehová Dios, y con nuestros hermanos cristianos ( Marcos 4;24).
Jesús habló del "poder engañoso de las riquezas" (Marcos 4:19) ¿En qué sentido son engañosas? Porque parece que dan felicidad, pero no es así. "El aue ama el dinero nunca se satisface con lo que tiene". Ahora bien, ¿es posible ir tras metas materialistas y al mismo tiempo servir a Dios de todo corazón? No, no es posible. Jesús explicó: "Nadie puede servir como esclavo a dos amos; porque u odiará al uno y amará al otro, o se apegará al uno y despreciará al otro. No pueden ustedes servir como esclavos a Dios y a las Riquezas". De ahí que exhortara a sus seguidores a que en vez de acumular bienes materiales en la Tierra, acumularan "tesoros en el cielo". En otras palabras, debían hacerse un buen nombre ante Dios.
El malvado sistema de Satanás induce a las personas a desear cosas materiales. Este deseo puede infiltrarse de tal modo en la vida del cristiano que poco a poco ahogue la palabra y la haga "infructífera" (Marcos 4:19). La Biblia nos anima a estar satisfechos teniendo sustento y abrigo. ¿Será que su orgullo los hace creer que deben mantener cierto estilo de vida? ¿Y qué hay de nosotros? ¿Permitimos que nuestro deseo de poseer cosas desplace a un segundo lugar la adoración verdadera? (Ageo 1:2-8.) Es triste reconocer que, en tiempos de estrechez económica, algunos han sacrificado su espiritualidad por mantener el nivel de vida al que estaban acostumbrados.
En ocasiones, las presiones de la vida u otras dificultades pueden llevar a algunos a aflojar el paso o hacerse inactivos en el servicio del campo (Marcos 4:18, 19). Aunque tal vez no los veamos en las reuniones de la congregación, es probable que los inactivos todavía abriguen amor por Jehová en su corazón. ¿Qué hacer para fortalecer su fe? Los ancianos pueden visitarlos y ofrecerles ayuda (Hechos 20:35). Asimismo, quizá se solicite la colaboración de otros miembros de la congregación. Es fácil que tales visitas amorosas sean la medicina precisa, por así decirlo, para reavivar a los débiles en la fe.

MARCOS 5

Su compasión por los pobres A lo largo de su ministerio en la Tierra, Jesús se compadeció de los pobres. Por ejemplo, una mujer que había gastado todos sus recursos en médicos tocó la prenda exterior de Jesús esperando curarse. Hacía doce años que padecía hemorragias, y sin duda estaba gravemente anémica. Según la Ley, cualquiera a quien tocara se volvería inmundo en sentido ceremonial. Pero Jesús fue bondadoso con ella. Le dijo: "Hija, tu fe te ha devuelto la salud. Ve en paz, y queda sana de tu penosa enfermedad" (Marcos 5:25-34).
Cuando Jesús resucitó a una jovencita, sus padres "estuvieron fuera de sí con gran éxtasis" (Marcos 5:42). También era indescriptible la alegría de los ciegos que recuperaban la vista. ¿Cómo nos ayudan hoy esos milagros? Nos ilustran lo que Cristo hará cuando ponga fin al actual sistema de cosas y convierta la Tierra en un paraíso.
Jesús afirmó que el segundo mandamiento en importancia era el siguiente: "Tienes que amar a tu prójimo como a ti mismo". De aquí se desprende que nadie puede odiar a su semejante y llamarse a sí mismo "cristiano". Jesús amaba a las personas, les dedicó su tiempo y energías, y las ayudó hasta en asuntos que poco tenían que ver con las cosas espirituales (Marcos 5:25-34; Juan 2.1-10).
En cierta ocasión vino a su encuentro un hombre endemoniado tan fuerte que nadie podía mantenerlo atado, ni siquiera con cadenas. Sin embargo, Jesús no se dejó intimidar y expulsó a los muchos demonios que tenían dominado al hombre (Mar. 5:1-13). Hoy día, Dios no nos ha dado e! poder de realizar ese tipo de milagros. No obstante, al predicar y enseñar a la gente, estamos librando una lucha espiritual contra Satanás, quien "ha cegado las mentes de los incrédulos" (2 Cor. 4:4). Tal como en el caso de Jesús, nuestras armas "no son carnales, sino poderosas por Dios para derrumbar cosas fuertemente atrincheradas", es decir, creencias falsas muy arraigadas (2 Cor. 10:4).
Es cierto que el dolor provocado por la pérdida de un ser querido es grande, pero mayor aún será la felicidad que sentiremos cuando sea resucitado (Marcos 5:42).
Un medio que Satanás usa para impedir que los cristianos reflejen la gloria de Dios es la burla. Esta táctica no nos debería tomar por sorpresa, pues Jesucristo tuvo que enfrentarse a ella en su ministerio terrestre: se rieron de él, lo trataron con desprecio e insolencia, y hasta le escupieron (Marcos 5:40). Los cristianos podemos ser objeto de burlas en la escuela, en el empleo y, a veces, hasta en nuestra propia familia. Sin embargo, en vez de desanimarnos, seguimos reflejando la gloria de Jehová mediante nuestra predicación, pues, al igual que Jesús, sabemos que la Palabra de Dios es la verdad (Juan 17:17).
Los Evangelios muestran que Jesús llevó a cabo sus obras poderosas sin accesorios, sin escenas preparadas y sin luces de trucaje. Se efectuaban en público, con frecuencia delante de muchos testigos. (Marcos 5:24-29; Lucas 7:11-15.) A diferencia de los sanadores por fe de la actualidad, jamás fracasó en la curación de algún enfermo porque a este supuestamente le faltara fe. Mateo 8:16 dice: "Curó a todos los que se sentían mal".
El amor de Jehová se extenderá también hasta a los que hayan estado muertos por largo tiempo, pues tendrán la oportunidad de vivir en el Nuevo Orden de Dios por medio de ser restaurados a la vida en la resurrección. Vez tras vez se repetirán las ocasiones de gozo que recordarán la ocasión en la que Jesús resucitó a una jovencita y los testigos oculares "estuvieron fuera de sí con gran éxtasis". (Marcos 5:41, 42)

MARCOS 6

Veamos lo que ocurrió durante una gira de predicación de Jesús y sus apóstoles. Como estaban agotados y ni siquiera habían tenido tiempo de comer algo, se retiraron en una barca a un sitio apartado para descansar. Sin embargo, la gente se enteró del lugar adonde iban y se les adelantó. El relato bíblico cuenta: "Al salir, él vio una muchedumbre grande, y se enterneció por ellos, porque eran como ovejas sin pastor. Y comenzó a enseñarles muchas cosas" (Marcos 6:30-34). Los seguidores de Jesús siguen su ejemplo y por eso se esfuerzan por hacer siempre la voluntad de Dios, incluso cuando va en contra de sus intereses personales.
También reconocemos (particularmente los que servimos de pastores en la congregación) que cuando estamos dispuestos a interrumpir lo que hacemos para dedicar tiempo a nuestros hermanos, demostramos que les tenemos respeto. Es como si les dijéramos que, a nuestros ojos, son personas de tanta valía que consideramos más importante dedicarles un poco de tiempo que continuar con lo que estábamos haciendo (Mar. 6:30-34).
Todos necesitamos descanso y diversión sana (Marcos 6:31) Pero nuestra vida no debe girar en torno a tales cosas. El esparcimiento debe ser como el postre que se sirve ai final de la comida, no el plato principal. Por mucho que a uno le gusten los platos dulces, si no come otra cosa, pronto se cansará, y además obtendrá poca nutrición.
Es cierto que a veces tenemos que retrasar algunas o incluso todas las tareas a causa de nuestro estado físico o emocional. Además, ¿quién no necesita escapar de la rutina diaria de vez en cuando? Ni siquiera Jesús, el Hijo de Dios, fue la excepción. Aunque se mantuvo muy ocupado en su ministerio, sacó tiempo para él y sus discípulos (Marcos 6:31, 32). Pero una cosa es tomarse un respiro, lo cual ofrece claros beneficios, y otra muy distinta es la dejadez, que casi siempre resulta perjudicial.
Observemos lo que dice el libro Organizados para hacer la voluntad de Jehová: "Los primeros discípulos de Jesucristo concedían importancia a los informes que ponían de manifiesto el avance de la predicación (Mar. 6:30). Las emocionantes noticias de tales aumentos sin duda estimularon a los hermanos". Por la misma razón, los testigos de Jehová hoy procuran llevar registros exactos de lo que se está efectuando por todo el mundo. Tales informes ofrecen una visión realista de lo que se está logrando en el campo mundial. Muestran dónde hace falta ayuda, así como qué clase de publicaciones se necesitan y en qué cantidad.
Jesús sentía compasión por las personas. En cierta ocasión, "se enterneció por ell[a]s, porque eran como ovejas sin pastor. Y comenzó a enseñarles muchas cosas" (Marcos 6:34). Sabía que la mayor necesidad del ser humano era espiritual. Nosotros también podemos manifestar compasión y misericordia dando a conocer al prójimo lo que con más urgencia necesita: las "buenas nuevas del reino" (Mateo 24:14)
Durante los años que pasó en Nazaret, Jesús aprendió el oficio de la carpintería, probablemente trabajando con su padre adoptivo, José. Tan bien aprendió la profesión que a él mismo se le llamó "el carpintero" (Marcos 6:3). El trabajo no era fácil, pues probablemente los carpinteros de tiempos antiguos no podían comprar la madera, sino que tenían que seleccionar un árbol, cortarlo y llevar la madera a casa. De modo que Jesús posiblemente conoció por experiencia propia la dificultad de ganarse la vida, tratar con clientes y administrar económicamente la casa.
Los hermanos se interesarán en el progreso espiritual de su estudiante. . Al nuevo publicador quizás le cueste trabajo hablar convincentemente en la obra de casa en casa. (Hechos 20:20.) Por lo tanto, agradecerá la ayuda que otros le brinden, en especial quien le ha dirigido el estudio bíblico. Esta ayuda práctica es apropiada, pues Jesucristo también preparó a sus discípulos para el ministerio. (Marcos 6:7-13; Lucas 10:1-22.)
Con el tiempo quedó claro que si no debía celebrarse el natalicio más importante de la historia, tampoco debía celebrarse ningún cumpleaños. Además, ni los israelitas ni los primeros cristianos celebraron cumpleaños. La Biblia solo menciona dos: el de Faraón y el de Herodes Antipas. En ambas fiestas se ejecutó a alguien. Los testigos de Jehová no celebran los cumpleaños porque tales fiestas son de origen pagano y en general exaltan a la persona que cumple años. (Marcos 6:21-28.)
Al hacer visitas de pastoreo, los ancianos también deben tener cuidado de no aconsejar a una hermana a solas. Las emociones pudieran intensificarse durante esas conversaciones y resultar en una situación embarazosa para ambos. (Marcos 6:7; Hechos 15:40.) Las circunstancias que se han mencionado han llevado a algunos cristianos a bajar la guardia y cometer actos inmorales.
¿Acaso sus seguidores simplemente inventaron cuentos acerca de aquellos actos poderosos después que sucedieron? Pues bien, Jesús ejecutó muchos de sus milagros ante testigos oculares, a veces ante miles de personas a la vez. Ni siquiera sus enemigos podían negar la realidad de esos hechos. (Marcos 6:2; Juan 11:47.) Además, si los seguidores de Jesús hubieran tenido la inclinación de idear esos cuentos, entonces ¿por qué expresaron sus propias debilidades con tanta franqueza? En realidad, ¿hubieran estado dispuestos a morir por una fe basada en simples mitos que ellos mismos habían ideado? No. Los milagros que ejecutó Jesús son hechos históricos.

MARCOS 7

La adoración que Dios acepta no necesita de imágenes ni de ningún otro objeto. No hay un solo pasaje en las Escrituras que siquiera dé a entender que los cristianos deban utilizar en el culto una representación del instrumento de tortura donde murió Jesús ( Marcos 7:13).
El aprecio por el rescate debe impulsarnos a vivir en armonía con las normas que enseñó Cristo, entre ellas las normas de moralidad (Mar. 7:21-23). A quienes se nieguen a abandonar prácticas como "la fornicación", el "bromear obsceno" y "la inmundicia de toda clase" —en la que caen, por ejemplo, quienes tienen la costumbre de ver pornografía— tan solo les aguarda la ira de Dios (Efe. 5:3-6).
No podemos siquiera imaginar el contraste entre las circunstancias de Jesús en la Tierra y sus circunstancias en el cielo, al lado de su Padre y rodeado de ángeles que servían fielmente a Jehová (Job 38:7). Vivir entre humanos imperfectos en un mundo corrompido era algo muy distinto a lo que él estaba acostumbrado (Mar. 7:20-23). Hasta tuvo que lidiar con las rivalidades que surgían entre sus discípulos más allegados (Luc. 20:46; 22:24). Con todo, Jesús siempre manejó a la perfección las situaciones que enfrentó mientras fue humano.
¿Quién es el causante de esta gran oscuridad espiritual? Irónicamente, la religión, en particular las organizaciones y los líderes religiosos que han enseñado ideas contrarias a los pensamientos de Dios (Marcos 7:7, 8). Como consecuencia, a muchas personas se les ha hecho creer que adoran al Dios verdadero, cuando lo cierto es que lo ofenden. La religión falsa es la responsable directa de tan lamentable situación.
Los cristianos que no son ricos deben evitar tener un "ojo envidioso" y han de recordar que la altivez puede desarrollarse en cualquiera de nosotros, seamos ricos o pobres (Marcos 7:21-23; Santiago 4:5). La altivez, junto con otros defectos, puede echar a perder una buena relación con Jehová.
Como a su Padre celestial, a Jesucristo le importan los sentimientos de los demás. Cuando sanó a un sordo, lo llevó aparte, probablemente para que su curación milagrosa no lo avergonzara ni sobresaltara (Marcos 7:32-35).
Los judíos que regresaron habían aprendido bien la lección, de modo que abandonaron la idolatría y la religión espiritista. Sin embargo, con el paso de los años cayeron en otras trampas. Algunos fueron víctimas de la filosofía griega. Otros antepusieron la tradición humana a la Palabra de üios. Y también hubo quienes se dejaron seducir por el nacionalismo (Marcos 7:13).
Jesús condenó el pensar equivocado de quien dijera haber dedicado todo a Dios y entonces no "[hiciera] ni una sola cosa por su padre o su madre" (Marcos 7:9-13).
Nunca debemos justificarnos a nosotros mismos discurriendo que es inofensivo ceder levemente a nuestros deseos o tomarnos pequeñas libertades en algún otro asunto. Por el contrario, debemos mantenernos vigilantes para detectar toda influencia impía y corruptora que haya penetrado en nuestro corazón y mente, y eliminarla sin dilación antes de que arraigue. La lucha contra el dominio que ejerce el pecado sobre la carne caída comienza en nuestro interior. (Marcos 7:21.)
Tal como es excelente honrar a Jehová Dios con los labios, también tenemos que honrarlo por nuestra conducta. Jesús condenó a los que honraban a Dios con los labios, pero tenían su corazón muy alejado de Él. (Marcos 7:6.) La conducta incorrecta de seguro trae deshonra a Jehová Dios.

"De dentro, del corazón de los hombres, proceden razonamientos perjudiciales: fornicaciones, [...] adulterios, codicias". (Marcos 7:21, 22.) El corazón figurativo abarca las facultades de pensar, y por eso está relacionado con "razonamientos". Por lo tanto, para permanecer limpio en sentido moral tienes que esforzarte por mantener limpieza mental. ¿Cómo? Puesto que los sentidos alimentan la mente, es necesario que seas cauteloso respecto a lo que permites que tus ojos miren, y que evites libros, programas de televisión o películas que presenten o aprueben tácitamente la inmoralidad sexual. Además, es necesario que vigiles lo que oyes, y no escuches canciones de explícito contenido sexual. Requiere valor adoptar esta postura, especialmente cuando estás bajo la presión de otros jóvenes, pero el hacerlo te ayudará a seguir limpio en sentido moral y a mantener tu dignidad.

MARCOS 8

Imiten la actitud que Jesús tenía hacia sus oyentes. De toda la gente que ha vivido, nadie ha tenido cosas más importantes que decir que Jesús. Sin embargo, él dedicó gran parte de su tiempo a hacer preguntas, pues le interesaba profundamente lo que pensaban y sentían sus oyentes (Marcos 8:27-29). De igual modo, los padres tienen muchas lecciones valiosas que enseñar a sus hijos, pero para lograr buenos resultados deben imitar a Jesús y animarlos a expresarse con toda libertad.
Debemos analizar la inversión de tiempo que requiere cierta actividad recreativa y plantearnos si vale la pena. Si vemos que nos llevará a descuidar obligaciones como el estudio personal, la adoración en familia, las reuniones cristianas y la predicación, entonces sería un "derroche" que no pedamos permitirnos (Mar. 8:36). Pero si concluimos que se trata de una diversión ocasional q je renovará nuestras energías y nos permitirá seguir buscando primero el Reino, será una buena "inversión".
Cuando Jesús hablo con Pedro, este debió quedarse atónito cuando Jesús le dio la espalda y, mirando a los demás discípulos —quienes tal vez opinaran como Dedro—, exclamó "¡Ponte detrás de mí, Satanás! Me eres un tropiezo, porque no piensas los pensamientos de Dios, sino los de los hombres" ( Marcos 8:32, 33). Todos podemos aprender mucho de la respuesta de Jesús. Admitámoslo: es muy fácil que nuestra mentalidad humana desplace a la espiritual. Y si no vigilamos nuestros comentarios, sin quererlo podríamos ponernos del lado de Satanás, aun cuando nuestra intención sea contribuir a la voluntad de Dios.
El propósito de algunas oraciones interrogativas es provocar una respuesta verbal, mientras que otras pretenden lograr un impacto más profundo. De estas últimas encontramos muchos ejemplos en los Evangelios. Pensemos en el momento en que Jesús advirtió a sus discípulos: "Cuídense de la levadura de los fariseos y de la levadura de Herodes" (Mar. 8:15; Mat. 16:12). Ellos no entendieron lo que el Maestro quería decirles —que evitaran la hipocresía y las falsas doctrinas de aquellas personas— y se pusieron a discutir debido a que habían olvidado el pan. Ante aquello, Jesús decidió recurrir a las preguntas: "¿Por qué discuten sobre el no tener panes? ¿Todavía no perciben ni captan el significado? ¿Tienen su corazón embotado e incapaz de entender? 'Aunque tienen ojos, ¿no ven?; y aunque tienen oídos, ¿no oyen?' [...] ¿Todavía no captan el significado?". Eran cuestiones que tenían que contestar en su mente y que los hacían reflexionar sobre el verdadero significado de sus palabras. (Mar. 8:16-21)
El propio Cristo había dicho: "El que se avergüence de mí y de mis palabras en esta generación adúltera y pecadora, el Hijo del hombre también se avergonzará de él cuando llegue en la gloria de su Padre con los santos ángeles" (Mar. 8:38).
Hoy también se nos presiona para que abandonemos los principios cristianos. Nuestros vecinos o nuestros compañeros de estudio o de trabajo tal vez traten de enredarnos en la inmoralidad sexual, la conducta deshonesta o cualquier otra cosa que Dios condena. Y quizás intenten abochornarnos por ser fieles a nuestros principios. ¿Cómo debemos reaccionar en esas circunstancias?
Aunque los padres cristianos den lo mejor de sí para ayudar a sus hijos a convertirse en siervos de Jehová, estos deben cultivar el deseo de llegar a serlo (Mar. 8:34).
Para estar plenamente convencidos de que esta es la verdad, debemos tener pruebas sólidas. De esta manera, tendremos una fe firme, serviremos a Jehová por amor y nos mantendremos fieles pase lo que pase (Efe. 3:17; Col. 2:6, 7).
Mar 8:22-26. ¿Por qué le devolvió Jesús la vista al ciego en dos etapas? Es probable que lo hiciera por consideración al hombre. El ciego llevaba mucho tiempo acostumbrado a la oscuridad, y recuperar la vista de forma gradual posiblemente le permitiera ir adaptándose al brillo de la luz solar. Asi demostro que Jesús se interesaba por el.
Mar 8:32-34. Deberíamos reconocer y rechazar rápidamente cualquier muestra de bondad equivocada por parte de otros. El discípulo de Cristo tiene que estar preparado para repudiarse] a sí mismo", es decir, negarse a sí mismo rechazando sus deseos y ambiciones egoístas Ha de estar dispuesto a "tom[ar] su madero de tormento", es decir, a sufrir si fuera necesario, pasar vergüenza, ser perseguido e incluso asesinado, por ser cristiano. Y debe seguir "de continuo" a Jesús viviendo tal como él lo hizo. Si queremos ser discípulos de Cristo, hemos de desarrollar y mantener un espíritu de sacrificio semejante al suyo (Mat 16:21-25; Luc. 9:22, 23).
El Diablo trata de seducir nuestros sentidos con tentaciones materialistas. Sin embargo, cuando nos negamos a leer, ver o escuchar cosas que son inaceptables para un cristiano, estamos diciendo "¡Vete, Satanás!". Al rechazar con firmeza lo que nos ofrece este mundo, demostramos que imitamos a Jesús. También demostramos que no somos parte del mundo de Satanás cuando no tenemos temor de decirles a nuestros compañeros de trabajo o de estudios, así como a vecinos y parientes, que somos testigos de Jehová y discípulos de Jesucristo (Marcos 8:38).
Las personas se sentían reconfortadas con Jesús, y sus discípulos se expresaban sin miedo, pues nunca los intimidaba. De hecho, les hacía preguntas para saber qué opinaban (Marcos 8:27-29). Los superintendentes cristianos hacen bien en preguntarse: "¿Causo la misma impresión en mis hermanos cristianos? ¿Me expresan los demás ancianos sus opiniones francamente, o dudan en hacerlo?". Los superintendentes constituyen un verdadero consuelo cuando son accesibles, flexibles y escuchan a los demás. Mostrarse irrazonable solo sirve para dificultar la comunicación franca y fluida.

MARCOS 9

Ahora bien, ¿y si los hijos se ponen un tanto rebeldes o les cuesta aprender alguna de esas lecciones? Fíjense en cómo trató Jesús a los apóstoles. A veces discutían entre sí y no entendían por qué debían ser humildes. Pero Jesús no perdió la paciencia, y una y otra vez los animó a conducirse con humildad (Marcos 9:33, 34; Lucas 9:46-48; 22:24, 25). Los padres que imitan a Jesús corrigen con paciencia a sus hijos y, si es preciso, les repiten la misma lección hasta que ellos captan toda su importancia.
Hoy día, los cristianos deben demostrar la misma actitud cuando surgen diferencias entre ellos. Han de analizar los principios bíblicos pertinentes y aplicarlos con amor y humildad. Claro está, para que "mantengan [la] paz", es probable que todas las partes involucradas necesiten hacer cambios, tal y como hicieron los cristianos de Roma (Mar. 9:50).
Jesús les hablaba a sus discípulos de manera sencilla y directa. Y aunque siempre los aconsejaba con cariño, nunca adornó la verdad para complacerlos (Juan 15:9-12). Por ejemplo, cada vez que sus apóstoles discutían acerca de quién era el más importante, Jesús les ayudaba a entender el valor de la humildad, y siempre lo hacía de forma paciente, pero firme (Mar. 9:33-37). Hoy día, los superintendentes cristianos también defienden la justicia con firmeza, pero no se portan como si fueran dueños del rebaño de Dios.
Jesús fue paciente y comprensivo. Por ejemplo, aunque no duaaba en corregir a sus discípulos cuando era necesario, siempre lo hacía con cariño (Mar. 9:33-37). Les dejó claro que confiaba en que ellos también serían buenos predicadores de las buenas nuevas, lo cual tuvo que haberles animado mucho. Jamás ha existido un maestro tan amoroso como Jesús. Su actitud le ganó el cariño de sus discípulos y los motivó a obedecer sus mandamientos.
Supo ser un buen amigo. Jesús fue el mejor de los amigos. ¿Por qué? Él nunca se alejó de sus amigos porque cometieran errores, aun cuando los repitieran una y otra vez. Es cierto que ellos no siempre actuaron como a Jesús le hubiera gustado. Aun así, él les demostró su amistad concentrándose en sus buenas cualidades, en vez de atribuirles malos motivos (Marcos 9:33-35)
"Si alguien quiere ser el primero, tiene que ser el último de todos y ministro de todos" (Marcos 9:35). Esas palabras seguramente los dejaron atónitos. El razonamiento de Jesús era totalmente contrario a los conceptos judíos sobre la grandeza. ¡Qué gran ejemplo de humildad!¡Qué inocente y confiado se le ve! No tiene malicia ni ningún sentimiento de rivalidad. Ahí está: sumiso, sin pretensiones. ¡De qué manera tan hermosa demuestra el pequeño la cualidad de la humildad!
Jesús dijo: "Cualquiera que reciba a uno de tales niñitos sobre la base de mi nombre, a mí me recibe; y cualquiera que me recibe a mí, no me recibe a mí solamente, sino también al que me envió" (Marcos 9:37). Si cultivamos un espíritu generoso y humilde como el de un niño, estaremos en unión con el Personaje más excelso del universo y con su Hijo (Juan 17:20, 21; 1 Pedro 5:5). Obtendremos, además, la felicidad que viene de dar (Hechos 20:35). Y sentiremos la satisfacción de contribuir a la paz y unidad que caracteriza al pueblo de Dios (Efesios 4:1-3).
Hace dos mil años, hubo ocasiones en las que los apóstoles de Jesucristo se enzarzaron en acaloradas discusiones Tras una de tales disputas, Jesús les preguntó: "¿Qué discutían en el camino?". Avergonzados, ninguno de ellos le respondió (Marcos 9:33, 34). Las enseñanzas de Jesús los ayudaron a reconciliarse. Pues bien, los consejos del Gran Maestro, así como los de varios de sus discípulos, continúan ayudando a las personas a resolver conflictos y a reparar amistades rotas.
Es apropiado que en nuestras oraciones pidamos más fe. Cuando Jesús estaba a punto de expulsar un demonio que tenía poseído a un muchacho, el padre de este le rogó: "¡Tengo fe! ¡Ayúdame donde necesite fe!" (Marcos 9:24). Y los discípulos le dijeron a Jesús: "Danos más fe". Por lo tanto, pidamos fe a Dios, seguros de que él contestará tales oraciones (1 Juan 5:14).
Los apóstoles de Jesús estuvieron a punto de verse atrapados por esta actitud desequilibrada. Empezó a preocuparles mucho la gloria y el poder personales. Cuando llegó el momento de una gran prueba, abandonaron a Jesús y huyeron (Marcos 9:33, 34; Lucas 22:24). Su inmodestia y engreimiento casi les hacen perder de vista el propósito de Jehová y el papel que tenían en relación con Su voluntad.

MARCOS 10

Los cristianos no casados que están dando lo mejor de sí a Jehová merecen nuestras más sinceras felicitaciones. Apreciamos sus hermosas cualidades y la valiosa ayuda que prestan en la congregación. Todos debemos demostrarles que somos para ellos auténticos "hermanes, y hermanas, y madres, e hijos". Así nunca se sentirán solos (Marcos 10:28-30).
Si un hombre quiere que su esposa lo respete, debe preguntarse sf él está respetando a Jesús e imitando su forma de ejercer la autoridad. Jesús no se comportaba como si fuera el mandamás (Marcos 10:42-44). Es cierto que utilizaba su autoridad para guiar a sus discípulos y corregirlos cuando era necesario, pero nunca era duro ni severo. Los trataba con amabilidad y no esperaba de ellos más de lo que podían dar (Mateo 11:29, 30; Marcos 6:30, 31; 14:37, 38). Además, siempre se preocupaba más por ellos que por sí mismo (Mateo 20:25-28).
Ser serios no significa que no podamos relajarnos ni pasar ratos agradables con los amigos. Jesús nos dejó un modelo perfecto. No solo enseñaba a la gente, sino que también buscaba momentos para descansar y estrechar lazos con otras personas. Tampoco es cuestión de que nunca podamos sonreír. Si Cristo hubiera tenido un carácter severo o demasiado formal, ¿quién habría querido acercársele? Pero él no era así. Incluso los niños se sentían cómodos a su lado (Mar. 10:13-16).
Hubo ocasiones en las que los apóstoles de Jesús intentaron alcanzar puestos de autoridad por motivos puramente egoístas. Parece que, al igual que los gobernantes de su época, se habían dejado dominar por las ansias de poder (Marcos 10:42-45). En nuestros tiempos, el cristiano que esté "procurando alcanzar un puesto de superintendente" hace bien en preguntarse qué lo motiva (1 Tim. 3:1). De igual modo, quienes ya realizan esa función deben plantearse con franqueza: "¿Habré caído yo en el mismo error que los apóstoles?". Si a ellos les costó resistirse a los encantos del poder, lo mismo puede ocurrirles a los ancianos. Está claro que no pueden bajar la guardia.
Tal vez a usted le parezca que la predicación es demasiado difícil. En tal caso, tenga presente que "todas las cosas son posibles para Dios" (Mar. 10:27). Por eso, no deje de pedirle su ayuda. Podemos estar seguros de que él nos dará a todos las fuerzas que necesitamos. Si nos armamos de valor, nos bendecirá (Luc. 11:9-13).
Para devolverle la vida a alguien, Dios tiene que conocer hasta el más mínimo detalle de esa persona: su aspecto, su personalidad e incluso todos sus recuerdos (Marcos 10:27). Y por muchos milenios que pasen, él no se olvida de ella (Job 14:13-15; Lucas 20:38). Si Jehová Dios recuerda perfectamente a los miles de millones de personas que han muerto, ¿no es esto prueba de cuánto se interesa por cada uno de nosotros?
Las riquezas materiales a menudo son un obstáculo para la fe, pues la persona rica tiende a confiar más en su dinero que en Dios. De ahí que en una ocasión Jesús dijera: "¡Cuán difícil les será a los que tienen dinero entrar en el reino de Dios!" (Marcos 10:23). Así que podemos concluir que las riquezas que Jesús concedía a sus discípulos no podían ser de carácter material.
Imagínese lo que algunos de esos niños sintieron años después, ya de adultos, al recordar que Jesús los había tomado en sus brazos y los había bendecido (Mar. 10:16). Hoy día, los niños del pueblo de Dios reciben los cuidados y el interés sincero de los ancianos y de otros miembros de la congregación, y cuando crezcan también recordarán con cariño toda esa atención. Lo que es más importante, estos niños aprenden desde pequeños que el espíritu santo de Jehová está con su pueblo.
Jesús no solo nos cuida dándonos ancianos que nos pastorean con amor, sino también dándonos madres, hermanos y hermanas espirituales (Marcos 10:29, 30). ¿Recuerda cómo reaccionaron sus familiares cuando usted empezó a acercarse al pueblo de Jehová? Quizás se alegraron de que diera ese paso. Pero Jesús dijo que habría ocasiones en que "los enemigos del hombre [serían] personas de su propia casa" (Mat. 10:36). Por eso, es reconfortante saber que en la congregación encontramos amigos con los que podemos entablar una relación más fuerte incluso que la que podríamos tener con un hermano carnal
Marcos 10:17, 18. ¿Por qué corrigió Jesús al hombre que lo llamó "Buen Maestro"? Al negarse a aceptar dicho título halagador, Jesús dirigió la gloria a Jehová y mostró que el Dios verdadero es la fuente de todas las cosas buenas. Además, Jesús llamó la atención sobre una verdad fundamental: que el Creador de todo, Jehová Dios, es el único que tiene el derecho a establecer las normas respecto a lo que es bueno o malo (Mat. 19:16, 17; Luc. 18:18, 19).
Marcos 10:6-9. El propósito de Dios es que los cónyuges permanezcan juntos. Por lo tanto, en vez de recurrir enseguida al divorcio, la pareja debe esforzarse por poner en práctica los principios bíblicos para superar cualquier dificultad que surja en su matrimonio (Mat. 19:4-6).
Como Jesús imitaba a su Padre a la perfección, se centraba en las virtudes de sus discípulos y estaba siempre dispuesto a perdonarlos (Mar. 10:35-45). Su actitud encaja muy bien con la descripción que él mismo hizo de la misión que había recibido: "Dios no envió a su Hijo al mundo para que juzgara al mundo, sino para que el mundo se salve por medio de él" (Juan 3:17). Ciertamente, el amor que nos tienen Jehová y Jesús es muy profundo y constante, como se observa en sus deseos de que alcancemos la vida eterna.

MARCOS 11

¿qué debería hacer el cristiano si alguien lo ofende? Recordar que tanto él como la otra persona son pecadores, por lo que ambos necesitan recibir el perdón de Dios y saber perdonar (Mar. 11:25).
Jesús dio gracias a Dios antes de comer (Lucas 22:17). Sus discípulos también oraban cada vez que se reunían para adorar a Dios. Pero esta no era una costumbre nueva. Ya se hacía en las sinagogas judías y en el templo de Jerusalén, el cual Dios quería que fuera una "casa de oración para todas las naciones" (Marcos 11:17).
Cuando los hipócritas líderes religiosos le preguntaron con qué poder o autoridad realizaba sus milagros, él respondió: "Les haré una pregunta. Contéstenme, y yo también les diré con qué autoridad hago estas cosas". Como ellos se negaron a darle una respuesta, él les dijo: "Tampoco les digo yo con qué autoridad hago estas cosas" (Mar. 11:27-33). En vista de las malas acciones y la falta de fe de aquellos hombres, Jesús no se sintió obligado a contestarles (Mat. 12:10-13; 23:27, 28). Hoy día, los cristianos tenemos que cuidarnos de los apóstatas y de quienes tratan de engañarnos y aprovecharse de nosotros.
Demostró ser un hombre valiente. Jesús no era el personaje débil y sin voluntad que pintan muchos artistas; al contrario, era enérgico y fuerte. En dos ocasiones echó del templo a los mercaderes con sus artículos (Marcos 11:15-17; Juan 2:14-17). Un ejemplo para nosotros.
Está claro que el resentimiento no nos ayudará a aguantar, mientras que el amor y la misericordia sí lo harán. Cuando no guardamos resentimiento, nos sentimos reconfortados en sentido espiritual. Y este es el proceder que Jehová bendice (Marcos 11:25).
En la República Democrática del Congo, una mujer cuyo esposo incrédulo abandonó a la familia tiene que esforzarse mucho para estudiar debido a su limitada educación. Su hijo mayor visita a la familia todas las semanas para dirigir un estudio del que se benefician tanto sus hermanos menores como su madre. Esta pone un magnífico ejemplo por su preparación diligente. ¿Existe alguna situación que dificulte que su familia estudie junta con regularidad? No se rinda. Pida a Jehová de todo corazón que bendiga su esfuerzo por tener un estudio de la Biblia regular (Marcos 11:23, 24).
La apariencia exterior de una copa, de un plato o incluso de un edificio solo revela ciertas cosas. La hermosura del templo de Jerusalén asombraba a los discípulos de Jesús, pero él lo llamó "una cueva de salteadores" por lo que ocurría en su interior. (Marcos 11:17 ) ¿Emitió Jesús algun juicio equivocado? En absoluto. Jesús reflejó el parecer de Jehová , vio los motivos que había tras las obras y juzgó en consecuencia. Demostro celo por la adoración verdadera.
Cuando uno se encara a problemas que parecen insuperables y que tienden a enfriar el celo por la adoración verdadera, puede que uno se sienta pequeño e insignificante. No se desespere. Diríjase a su omnipotente Padre celestial. El fortalece a 'todos los que cifran su esperanza en él'. ¿No puede el Creador del átomo infundir en su pueblo suficiente energía dinámica como para mover esas 'montañas'? ¡Claro que puede! (Marcos 11:23.)
La única manera en que la gente puede alcanzar el perdón de Dios es si ya 'ha perdonado' a las personas que han pecado contra ella. (Mar. 11:25.) Dios otorga perdón solamente a personas que perdonan generosamente a otras.
Si una persona ha obrado incorrectamente y quizás haya violado la ley de Dios o pasado por alto el consejo en Su Palabra, entonces debe buscar el perdón de Dios. Al proceder así, debe aprovecharse de las provisiones que Dios ha hecho. Jesús mandó a sus seguidores que oraran a Dios pidiendo perdón. (Mar. 11:24, 25) No dijo que serían remunerados por preocuparse, sino por pedir con fe. Jehová ha hecho provisión para el perdón de los pecados de los que verdaderamente se arrepienten, corrigen su proceder y humildemente buscan su perdón sobre la base del rescate.

MARCOS 12

Puesto que le debemos la vida, Dios merece que lo amemos como a nadie más. Le expresamos nuestro amor al orarle y al obedecer sus mandamientos (Proverbios 15:8). Uno de ellos es que tratemos con amor a nuestros semejantes. ( Marcos 12:29-31.) El principal objetivo de dedicar una noche a estudiar en familia o individualmente es estar más cerca de Dios. Cuando pasamos tiempo todas las semanas profundizando nuestro conocimiento de Jehová y de su Palabra, nuestra amistad con él se fortalece. Y cuanto más se estrecha esa relación, mayor es el impulso de amarlo con todo el corazón, el alma, la mente y las fuerzas.
Conviene señalar que el celo no se mide necesariamente por el ciemoo que dedicamos al ministerio. Las circunstancias varían de una persona a otra. Así, un pub'icador que solo pasa una o dos horas al mes en la predicación puede muy bien estar agradando a Jehová si eso es todo !o que le permite la salud (Marcos 12:41-44). Por eso, cada uno debe evaluar con honradez sus propias aptitudes y circunstancias a fin de determinar si está sirviendo a Dios con toda el alma.
A pesar de los maravillosos actos de curación que ejecutó durante su ministerio en la Tierra, Jesús no era conocido principalmente como un realizador de milagros o curaciones, sino como maestro (Mar. 12:19). Para él, lo más importante era declarar las buenas nuevas del Reino de Dios, y lo mismo se puede decir de sus seguidores hoy día.
Mar 12:41-44. El ejemplo de la viuda pobre nos enseña que debemos ser generosos al apoyar la adoración verdadera, con nuestras donaciones monetarias.
Si no permitimos que este mundo nos contamine, conseguiremos otra bendición: una conciencia tranquila. La mantenemos tranquila sometiéndonos a los justos principios de Dios y obedeciendo las leyes de César que no estén en pugna con las leyes divinas (Mar. 12:17).
Tal vez recordemos la respuesta que dio Jesús cuando le preguntaron cuál era el mandamiento más importante (Marcos 12:28-30). Jesús no solo dijo cuál era ese mandamiento, sino que lo cumplió a la perfección. Él, como nadie, amó a Jehová con todo su corazón, alma, mente y fuerzas. Y con su ejemplo dejó claro que la integridad no se demuestra solo con palabras, sino también con acciones, y que esas acciones deben estar impulsadas por un corazón puro. Por eso, si queremos ser íntegros, es imprescindible que sigamos los pasos de Cristo (1 Ped. 2:21).
Para los cristianos, el punto de vista de Jesucristo sobre los primeros libros bíblicos constituye una confirmación de la integridad textual de las Santas Escrituras. Expresiones como: "¿No leyeron en el libro de Moisés [...]?", o como: "Moisés les dio la Ley, ¿no es verdad?", muestran que Jesús consideraba que las copias manuscritas que circulaban cuando él estuvo en la Tierra eran confiables (Marcos 12:26). Además, confirmó la integridad textual de la totalidad de las Escrituras Hebreas cuando dijo: "Todas las cosas escritas en la ley de Moisés y en los Profetas y en los Salmos acerca de mí tenían que cumplirse" (Lucas 24:44).
"Maestro, bien dijiste de acuerdo con la verdad: 'Uno Solo es Él, y no hay otro fuera de Él'; y esto de amarlo con todo el corazón y con todo el entendimiento y con todas las fuerzas, y esto de amar al prójimo como a uno mismo, vale mucho más que todos los holocaustos y sacrificios" (Marcos 12:32, 33).
Ciertamente, aunque Dios pedía en la Ley que sus siervos ie nicieran holocaustos y otros sacrificios, le interesaba mucho más que tuvieran el corazón lleno de amor. Para él era más valioso un gorrión ofrecido con cariño y devoción, que miles de carneros presentados con maios motivos (Miqueas 6:6-8).
Recordemos a la viuda pobre que Jesús observó en el templo de Jerusalén: las dos moneditas que echó en el arca de la tesorería no alcanzaban ni para comprar un simple gorrión, pero demostraban profundo amor a Jehová y significaban más para él que las grandes ofrendas de qu'enes andaban sobrados de dinero (Marcos 12:41-44). ¡Qué alentador es saber que lo que más valora Jehová es algo que todos podemos darle: nuestro amor!
Como indicó Jesús, en el amor a Dios están implicados el corazón, la mente, el alma y las fuerzas (Marcos 12:30). Este amor sin duda procede del corazón —la sede de nuestros sentimientos, deseos y más íntimos pensamientos— y nos infunde el ferviente anhelo de agradar a Jehová. Pero este amor también abarca la mente, pues la devoción a Dios no es irracional, sino que se basa en el conocimiento de él y de sus cualidades, normas y propósitos. Por último, el amor a Dios exige que, a fin de servirle y alabarlo, usemos el alma —es decir, la totalidad de nuestra vida y ser— y también el conjunto de nuestras fuerzas.
Jesús estaba diciendo a la gente que si una autoridad les imponía algún tipo de servicio legítimo, lo efectuaran de buena gana y sin guardar resentimiento. Aunque no podían pasar por alto la obligación de pagar "a Dios las cosas de Dios", debían pagar "a César las cosas de César" (Marcos 12:17).
Las noticias sobre el crecimiento y la expansión mundiales nos llenan de alegría, nos impulsan a aumentar la actividad y nos aseguran que tenemos la bendición de Jehová. Asimismo resulta muy gratificante saber que nuestro informe personal está incluido en el informe mundial. Aunque pequeño en comparación con el gran total, no le pasa inadvertido a Jehová (Marcos 12:42, 43). Recordemos que sin nuestro informe, el informe mundial estaría incompleto.

MARCOS 13

El cumplimiento de los rasgos de la señal muestra que la tribulación tiene que estar cerca. Es tiempo de permanecer alerta y actuar con urgencia (Mar. 13:37). Si así lo hacemos, demostraremos que estamos al día con la iluminación más reciente y que seguimos la guía del espíritu.
Hoy día, no hay nada más urgente para los cristianos verdaderos que predicar las buenas nuevas del Reino y hacer discípulos de gente de todas las naciones (Mat. 24:14; 28:19, 20). Según indicó Marcos en su Evangelio, Jesús dijo que esta labor debe llevarse a cabo "primero", o sea, antes de que llegue el fin (Mar. 13:10). Y eso es lo que tiene que suceder.
No basta con reconocer la señal. Jesús pasó a decir: "Lo que les digo a ustedes, a todos lo digo: Manténganse alerta" (Mar. 13:37). El que así lo hagamos es de primordial importancia para todos nosotros hoy, seamos de los ungidos o de la gran muchedumbre. Ya han pasado más de nueve décadas desde 1914, año en que Jesús fue coronado en los cielos. Y por difícil que resulte, debemos estar iistos y mantenernos alerta. Algo que nos ayuda a lograrlo es comprender que, aunque no lo veamos, Cristo ya está presente ejerciendo su autoridad de Rey. Esto también nos mantiene en expectativa, sabiendo que pronto, 'a la hora que menos pensemos', vendrá para destruir a sus enemigos (Luc. 12:40).
Debemos esperar con paciencia a que Jehová actúe. El hecho de que el fin de este sistema aún no haya llegado no debe ser motivo de queja. ¿Verdad que la misericordia y la paciencia de Jehová son mucho mayores que lo que habíamos pensado originalmente? ¿Podemos demostrar que también somos pacientes ocupándonos en predicar las buenas nuevas antes de que venga el fin? (Marcos 13:10.)
Nunca perdamos de vista dónde estamos en la corriente del tiempo ni dejemos de incitarnos unos a otros al amor y a las obras excelentes (Marcos 13:28-33; Hebreos 10:24, 25). Que la voluntad de Jehová Dios y la conciencia de que estamos viviendo en "el tiempo del fin" rijan todo lo que hagamos en la vida.
A nosotros nos fortalecen para soportar la persecución, pues la afrontamos sabiendo que nuestro Padre celestial puede cortar las ataduras restrictivas que nos imponen los enemigos. A su tiempo, él nos libera de tales trabas para que prediquemos el Reino (Marcos 13:10).
No hay razón de vivir en temor de lo que va a suceder. Jesús no quiso atemorizar a los discípulos de su tiempo, y no quiere que temamos nosotros ni hoy ni en los días por venir. Nos advirtió para que podamos preparar la mente y el corazón. Debemos recordar que la destrucción de la religión falsa y el resto de este inicuo sistema no supondrá ningún castigo para los cristianos obedientes. Que nunca olvidemos la promesa de Jesús: "El que haya aguantado hasta el fin es el que será salvo" (Marcos 13:13).
"Sigan mirando, manténganse despiertos [...], manténganse alerta" (Marcos 13:33, 37; Lucas 21:36). Una lectura cuidadosa del contexto de esas exhortaciones a la vigilancia muestra que Cristo no hablaba principalmente de estar alerta a la señal del comienzo de su presencia, sino que debían ser vigilantes durante su presencia. ¿En cuanto a qué debían mantenerse alerta los cristianos? A la señal predicha, esta no solo serviría para identificar la presencia de Cristo, sino también los acontecimientos que llevarían al fin del presente sistema inicuo de cosas.
El sacrificio de rescate de Jesús abrió el camino para esa grandiosa salvación. Jehová ha hecho que se proclamen "buenas nuevas" que señalan el camino de la salvación, como lo hizo en el tiempo de Noé y en otros días de juicio posteriores. (Marcos 13:10, 19, 20.) De igual manera, los testigos de Jehová se gastan hoy en la obra de predicar, no solo a los que se llaman cristianos, sino a todos los pueblos, hasta "la parte más distante de la tierra". (Hechos 1:8; 18:5.)

MARCOS 14

Muchos son como la fiel María que aplicó aceite perfumado a Jesús. ¿Qué dijo él sobre aquel gesto? "Ella ha hecho una obra buena conmigo. [...] Lo que ella podía hacer, ¡o hizo." (Mar. 14:6-8, Comentario al Evangelio de Marcos, de F. Lentzen-Deis.) Desde luego, no siempre es fácil dar el máximo a Jehová, pues vivimos en un mundo dominado por Satanás. Aun así, ponemos todo nuestro empeño y confiamos en nuestro Padre celestial.
Aunque ninguno de los apóstoles de Jesús era cobarde, todos lucharon con el temor al hombre (Mar. 14:50, 66¬72). ¿De qué manera les ayudó Cristo a progresar a pesar de la intensa presión de sus contemporáneos? Preparándolos para la oposición que sufrirían. En primer ¡ugar, les advirtió que, por ser discípulos suyos, iban a venirles críticas. Además, les garantizó que recibirían ánimo y fortaleza si se lo pedían a Dios (Luc. 12:4-12). Por otra parte, invitó a los recién interesados en su mensaje a relacionarse libremente con sus discípulos y entablar amistad con ellos (Mar. 10:29, 30).
Cristo no les ocultó sus pensamientos y sentimientos más íntimos a sus discípulos. Por ejemplo, la noche que fue traicionado llevó consigo a Pedro, Santiago y Juan al jardín de Getsemaní, donde lo vieron expresar en una oración fervorosa las angustias de su corazón. Puede que los tres apóstoles no escucharan las palabras que pronunciaba, pero comprendieron la seriedad de la ocasión (Mar. 14:33-38). Sin duda, gozaban de una estrecha relación con Jesús, la cual les sirvió de ancla tiempo después, cuando tuvieron que asumir grandes responsabilidades.
No se puede decir que Pedro sea un cobarde. Se necesita valor para atreverse a seguir a una multitud armada. Además, no hay que olvidar que ya había herido a uno de ellos. Con todo, ¿dónde estaba la lealtad de la que tanto presumió? ¿Arriesgó su vida para salvar a Jesús como había dicho? (Marcos 14:31.) Al igual que Pedro, hoy muchas personas siguen a Cristo "de lejos"; no quieren que otros se den cuenta. Pero como más tarde escribió Pedro mismo, la única manera de seguir correctamente a Cristo es manteniéndonos lo más cerca posible de él. Debemos seguir su ejemplo con valor, sin miedo a las consecuencias (1 Pedro 2:21).
Después que Jesús fue llevado a Caifas, sale a un balcón con vista al patio, y su mirada se encuentra con la de su amigo. Ahora Pedro se da cuenta del grave error que ha cometido. Le ha fallado a su Maestro. Aplastado por el peso de su culpa, abandona el lugar. Camina sin rumbo por las sombrías calles bajo la débil luz de la luna llena que casi ha desaparecido. Con los ojos inundados de lágrimas trata de avanzar, pero no puede. Entonces no aguanta más y se echa a llorar desconsoladamente (Marcos 14:72; Lucas 22:61, 62). Después de cometer un error como este, es fácil pensar que el pecado ha sido tan terrible que uno no merece el perdón. Pedro demostró tener fe genuina al decidir estar con sus hermanos a pesar de sentirse desanimado. Cuando la tristeza y el cargo de conciencia se apoderan de nosotros, la idea de aislarnos pudiera ser atractiva, pero es muy peligrosa (Proverbios 18:1). Para fortalecernos espiritualmente, tenemos que mantenernos cerca de la congregación (Hebreos 10:24, 25).
A Jesús sus enemigos lo abofetearon, le escupieron, lo desvistieron, lo azotaron, lo clavaron en un madero y lo insultaron (Mar. 14:65; 15:29-32). Pero él demostró que despreciaba el oprobio que querían causarle. ¿Cómo? No acobardándose. A él no le interesaba contar con la aprobación de los hombres, y comprendía muy bien que a los ojos de Jehová no estaba perdiendo su dignidad. Aunque tuvo la muerte de un esclavo, fue exaltado por su Padre, quien lo resucitó y le concedió el lugar de máximo honor junto a él.
no debemos pensar que a Jesús no le preocupaba la deshonra que acarreaba su ejecución. Ciertamente le inquietaba la posibilidad de que, al ser condenado por olasfemo, el nombre de su Padre cayera en el descrédito. De hecho, le pidió que lo librara de padecer esa indignidad. "Remueve de mí esta copa", le rogó. No obstante, se sometió a la voluntad de Jehová (Mar. 14:36). Lo que es más, soportó las presiones y despreció la vergüenza. A fin de cuentas, para abochornarse tendría que haber aceptado sin ningún cuestionamiento los valores de la época. Y ese no era el caso de Cristo.
Justo antes de que se diera muerte a Jesús, los apóstoles lé abandonaron y huyeron", y tal como se había predicho, fueron "esparcidos cada uno a su propia casa" (Mar. 14:50; Juan 16:32). Luego, tras su resurrección, Jesús invitó a sus desmoralizados apóstoles a una reunión especial. En respuesta, "los once discípulos fueron a Galilea, a la montaña donde Jesús les había ordenado". Cuando llegaron, "Jesús se acercó y les habló" (Mat. 28:10, 16, 18). ¡Qué aliviados debieron sentirse al ver que Jesús tomó la iniciativa! Que gran ejemplo para todos nosotros.
Es importante pensar en lo que otros han hecho por nosotros y agradecérselo. El propio Jesús lo hizo. Cuando su amiga María le derramó un aceite muy caro sobre los pies y la cabeza, hubo quienes dijeron molestos: "¿Por qué se ha efectuado este desperdicio del aceite perfumado?". Creían que era mejor venderlo y repartir el dinero entre los pobres. Sin embargo, Jesús dijo: "Déjenla. ¿Por qué tratan de causarle molestia?". Y luego añadió: "Ella hizo lo que pudo" (Marcos 14:3-8; Juan 12:3). Jesús no se concentró en lo que María no había hecho, sino en lo que sí hizo, y se lo agradeció.
Por desgracia, mucha gente solo se da cuenta de las cosas buenas que tiene —como la familia y los amigos— cuando las pierde. De ahí la importancia de nunca darlas por sentadas. Tal vez podríamos empezar haciendo una lista —mentalmente o por escrito— de cosas por las que estamos agradecidos.
Jesús no quiso decir que nunca pudiéramos repetir expresiones sinceras de agradecimiento o súplica, pues la noche antes de morir, él mismo oró vez tras vez en el jardín de Getsemaní "diciendo la misma palabra" (Mar. 14:32-39). Lo malo sería que imitáramos las oraciones repetitivas que hace "la gente de las naciones", es decir, quienes no adoran a Jehová. Ellos recitan "repetidas veces" interminables frases aprendidas de memoria.

MARCOS 15

¿Y qué se puede decir de los líderes religiosos? Que la mayoría de ellos apenas prestaron atención a Jesús, le tenían envidia, pues recibía la atención constante de la gente (Mar. 15:10). Y no olvidemos la reacción negativa de muchos de ellos cuando Jesús puso al descubierto su hipocresía y falsedad (Mat. 23:13-36).
Poco después, Jesús estuvo frente a Pilato, quien tenía la autoridad para ponerlo en libertad. Pero se quedó callado ante las acusaciones que se le hicieron (Mar. 15:1-5). Todo esto requirió enorme valor de su parte.
"A la hora nona [o sea, hacia las tres de la tarde] Jesús clamó con voz fuerte: 'Éli, Éli, ¿láma sabajtháni?', que, traducido, significa: 'Dios mío, Dios mío, ¿por qué me has desamparado?'" (Mar. 15:34). No es que él hubiera perdido la fe en su Padre celestial. Entonces, ¿en qué sentido lo abandonó Jehová en manos de sus enemigos? Lo hizo al retirarle su protección para que pudiera ser puesto a prueba hasta el límite. También es posible que lo dijera porque quería cumplir con lo que Salmo 22:1 predijo respecto a él.
Jesús podía ver la hipocresía de los que trataban de entramparlo y no oermitió que sus opositores lo condujeran a debates inútiles. Sin embargo, cuando lo considero apropiado, sí dio breves y contundentes respuestas enunciando principios, usando ilustraciones o citando pasajes de las Escrituras (Mateo 12:38-42; 15:1-9; 16:1-4). En otras ocasiones, cuando era obvio que hablar no serviría de nada, optó sencillamente por quedarse callado (Marcos 15:2-5; Lucas 22:67-70).
Jesús vio las flagrantes injusticias que cometían los seres humanos unos contra otros. Ya en la Tierra, sufrió en su carne el mayor de los atropellos cuando lo acusaron de blasfemia a él, que no tenía pecado, y le dieron muerte como si fuera un delincuente (Marcos 15:27). Hoy siguen proliferando los actos injustos, y los cristianos verdaderos los han padecido sobremanera, pues son "objeto de odio de parte de todas las naciones" (Mateo 24:9). Pues bien, a pesar de sus horribles experiencias en los campos de la muerte nazis y en los gulag soviéticos, a pesar de ser víctimas de las violentas agresiones de las turbas, de acusaciones falsas y de ataques mentirosos, se han mantenido firmes gracias a la paz del Cristo. Han imitado a Jesús.
Jesús mismo fue firme al no cometer nunca un mal, incluso en los últimos momentos de su vida, cuando los soldados le ofrecieron "vino drogado con mirra". Si lo hubiera aceptado, eso podría haber debilitado su resolución en aquellos momentos críticos (Marcos 15:23; Mateo 4:1-10).
El Evangelista Marcos usan el término griego fthónos para designar el móvil de los individuos responsables de la muerte de Jesús. (Marcos 15:10.) Sí, les motivaba la envidia. Esta perniciosa emoción también ha hecho que los apóstatas odien cruelmente a los que fueron sus hermanos. (1 Timoteo 6:3-5.) No sorprende que a los envidiosos se les impida la entrada en el Reino de Dios. Jehová Dios ha decretado que todos los que sigan "llenos de envidia" sean "merecedores de muerte". (Romanos 1:29, 32; Gálatas 5:21.)
Podemos comprender mejor la intensidad del sufrimiento que Jesús aguantó si tomamos en cuenta que su organismo perfecto expiró unas horas después de haber sido fijado en el madero, mientras que a los malhechores que estaban a su lado tuvieron que quebrarles las piernas para acelerar su muerte. (Juan 19:31-33.) Ellos no habían pasado por el sufrimiento mental y físico al que Jesús había sido sometido durante toda la noche anterior; sufrió tanto que tal vez no podía ni siquiera cargar su propio madero de tormento. (Marcos 15:15, 21.)
¿De qué color era la vestidura que llevaba Jesús el día de su muerte?
Según Marcos 15:17 y Juan (19:2), los soldados vistieron a Jesús con una prenda púrpura. Sin embargo, Mateo (27:28) la llama "un manto escarlata", con lo que destaca su rojez. Como el púrpura es un color que tiene por componentes el rojo y el azul, Marcos y Juan concuerdan en que el manto tenía un tono rojo. El reflejo de la luz y el fondo pudieron dar distintos matices a la prenda, de modo que los evangelistas indicaron el color que les pareció más intenso a ellos o a los que les dieron la información. Esta ligera variación muestra el carácter individual de cada autor y prueba que no estaban confabulados.
Jesús también aceptó que mujeres le ministraran mientras viajaoa por el país. Marcos, en su Evangelio, menciona a "mujeres [...], las cuales acostumbraban acompañarlo [a Jesús] y ministrarle cuando estaba en Galilea". (Marcos 15:40, 41.)

MARCOS 16

"Dejen de aturdirse. Ustedes buscan a Jesús el Nazareno, que fue fijado en un madero. Fue levantado; no está aquí. ¡Miren! El lugar donde lo pusieron" (Mar. 16:6). Dios no permitió que el cuerpo de Jesús se corrompiera. Lo que es más, hizo que su Hijo amado resucitara milagrosamente como espíritu (1 Ped. 3:18).
Jesús resucitó el 16 de Nisán y al poco tiempo regresó al cielo (Marcos 16:1-8). En calidad de Rey nombrado por Jehová, tiene plena autoridad para realizar el propósito original de Dios para el hombre (Isaías 9:6, 7; Lucas 1:32, 33). En efecto, según la Biblia, Jesús es la figura clave en el cumplimiento de los propósitos divinos.
El relato de Marcos acerca de las seguidoras de Jesús que acudieron a su tumba y la hallaron vacía (Marcos 16:1-8). De acuerdo con Gregg Easterbrook, "en el medio social del antiguo Oriente Medio se consideraba automáticamente que el testimonio de la mujer era indigno de confianza: por ejemplo, bastaba con dos testigos varones para declarar adúltera a una esposa, pero con el testimonio femenino no podía inculparse a ningún hombre". De hecho, los propios discípulos de Cristo no dieron fe a aquellas mujeres (Lucas 24:11). Algunos críticos afirman que las normas de la comunidad cristiana primitiva indujeron a los evangelistas a retocar la historia de Jesús, pero esto no fue asi, porque toda escritura fue inspirada por Dios y nadie podia cambiarla.
Cuando un cristiano pierde a su cónyuge, el dolor y el sentimiento de pérdida son muy fuertes. Quizá hayan servido juntos a Jehová por muchos años, o incluso por varias décadas. El cónyuge sobreviviente sabe que la muerte rompe el vínculo matrimonial (1 Corintios 7:39). Para que la confianza no se debilite en esos momentos, es necesario controlar las emociones (Marcos 16:8).
La evidencia que suministran los manuscritos no parece totalmente convincente a los doctos. Marcos 16:9-20, este versículo viene de un tiempo mucho más tardío que el tiempo en que se escribió la Biblia, y es de naturaleza tan claramente espuria, muchas traducciones modernas ni siquiera lo tratan como hacen con otros versículos que se omiten.
ESPECIA: Nombre genérico con el que se hace referencia a toda una variedad de plantas aromáticas, como áloe, bálsamo, cálamo, casia, canela, olíbano, gálbano, ládano, mirra y estacte. Pero no aplican a condimentos alimenticios.
Las especias se empleaban a la hora de preparar a los muertos para el entierro, y en el caso de Jesús se hace mención específica de la mirra y los áloes. ( Mr 16:1; Lu 23:56; 24'1 )
La sto-le (estola), a la que hacen referencia las Escrituras Griegas Cristianas, era un traje de aire digno que llegaba hasta los pies. Jesús criticó a los escribas porque les gustaba llevar este tipo de traje en las plazas públicas para atraer la atención e impresionar a la gente con su importancia. (Lu 20:46.) El ángel que estaba en la tumba de Jesús llevaba esta prenda. (Mr 16:5.) Con este tipo de ropa, "la mejor", se vistió al hijo pródigo a su regreso. (Lu 15:22.) En la visión de Juan, los siervos de Dios que habían sufrido martirio están vestidos con la sto-le (Rev 6:11), al igual que los miembros de la "gran muchedumbre". (Rev 7:9, 13, 14.)
Los manipuladores de serpientes fundamentan su práctica en el pasaje de Marcos 16:17, 18, que en parte dice: "Con las manos tomarán serpientes". Sin embargo, otras versiones como la Reina-Valera Actualizada, la Versión Popular y la Nueva Versión Internacional señalan que estos versículos no aparecen en la mayoría de los manuscritos más antiguos del evangelio de Marcos. La Biblia no apoya la idea de que el rito religioso de manipular serpientes cuente con la aprobación divina.