Del Diario de Colón

Capítulo II. Surgimiento de un Nuevo Mundo 1498 / 1780

Unidad 3. Tiempo de exploraciones 1498 / 1528


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 3.9. Del Diario de Colón

(Tercer viaje)

“...vino de hacia Oriente una grande canoa con veinticuatro hombres, todos mancebos [...], de buena posición y no negros, salvo más blancos que otros que haya visto en las Indias...
Cuando llegó esta canoa habló de muy lejos. Yo ni otro ninguno los entendíamos, salvo que yo les mandaba hacer señas que se allegasen... Yo les hacía mostrar bacines y otras cosas que lucían, por enamorarlos porque viniesen, [...] y yo deseaba mucho haber lengua y no tenía ya cosa que me pareciese que era de mostrarles [...] hice subir un tamborín en el castillo de popa que tañasen y unos mancebos que danzasen, creyendo que se allegarían a ver la fiesta. Y, luego que vieron tañer y danzar, todos dejaron los remos y echaron manos a los arcos y los encordaron, [...] y comenzaron a tirarnos flechas. ...mandé luego sacar unas ballestas, y ellos dejáronme y fueron a más andar a otra carabela, [...] y el piloto entró con ellos y dio un sayo y un bonete a un hombre principal que le pareció de ellos, y quedó concertado que le iría hablar allí en la playa, adonde ellos luego fueron con la canoa esperándole. Y [...] como ellos le vieron venir a la nao con la barca, tornaron a entrar en la canoa y se fueron, y nunca más los vi ni a otros en esta isla.
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Juan de la Cosa, es autor del primer mapamundi que recoge una representación general de América, mencionando por primera vez el nombre de Venezuela.


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3.10. ¿Quién descubre a quién?

Así como Rodrigo de Triana gritó “¡Tierra!”, algún indígena debió haber gritado “¡barco!”. A su manera, él “descubrió” a los europeos.
Lamentablemente los indígenas no dejaron testimonio escrito de ese encuentro con estos primeros europeos, pero seguramente quedaron impresionados por el velamen, la forma y el tamaño de las tres naves, dada la pequeñez de sus canoas.
Es también probable que quedaran sorprendidos ante la avidez manifiesta del Almirante por conocer el lugar de procedencia del oro y las perlas que exhibían como adornos.
La incomprensión lingüística no es poca, tanto que Colón no entiende bien si las advertencias sobre el peligro de las tierras del oro y las perlas se debía a caníbales o a animales salvajes que engullían a los hombres. Es muy posible también que los indígenas se impresionaran por los pesados ropajes de los europeos, en comparación con su desnudez –la misma que conmovió a los tripulantes de las carabelas y por el vaho fulminante que emanaban los cuerpos de los exploradores, enemigos del agua. De este “descubrimiento” mutuo, que no es otra cosa que conocer o encontrar lo que era desconocido, surgen muchas incomprensiones, intolerancias, violencias, pero también una de las claves del mestizaje cultural que nos caracteriza.