Pueblos de misión

Capítulo II. Surgimiento de un Nuevo Mundo 1498 / 1780

Unidad 4. La huella española 1529 / 1700


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El poblamiento hispano desde mediados del siglo XVII está dirigido a incorporar al control de la administración castellana, extensas regiones aún no sujetas por la conquista.
Sobre la base de esta política, se desarrolla la etapa de la evangelización, poblamiento y producción, que se extiende por las distintas provincias de Tierra Firme.
El Estado y la Iglesia ejecutan aquella política de ocupación.
Este nuevo empuje evangelizador se caracteriza por asignar determinadas jurisdicciones, de manera exclusiva, a cuatro órdenes religiosas. El comienzo de los establecimientos misionales corresponde a los jesuitas, con la fundación de las Misiones de Guayana (1646); luego los franciscanos en Píritu (1656); al siguiente año los capuchinos por Cumaná, y finalmente los dominicos (Barinas y Apure, 1709).
Consolidado cada pueblo y siempre avanzando por los principales ríos, las misiones se adentran por aquellos parajes hasta la ocupación de las restantes tierras llaneras.
Al concluir el siglo XVII y a partir de aquellos focos originales, las misiones se encuentran establecidas en Caracas, Guayana, Trinidad, Maracaibo, el Meta y Casanare; y antes de mediar el siglo XVIII, ocupan las regiones del Caura, alto y bajo Orinoco, Río Negro y la Guajira.

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Nuestra Señora de Altagracia es fundada en 1714 por Francisco del Rincón

La Biblia y la Cruz

Para garantizar la ocupación del interior, en especial la región de los llanos, las órdenes misioneras imponen una serie de patrones distintos a los empleados por las empresas de conquista organizadas desde comienzos del siglo XVI. En alianza entre eclesiásticos y ocupantes de la tierra, las tropas desarrollan una intensa conquista; como en teoría se declaró pacífica, desde entonces comienzan a llamarla cruzada de la Biblia y la Cruz.
Las concesiones para el establecimiento de los “pueblos de misión” acuerdan que éstos se deben ubicar en regiones lo más apartadas posible de las “ciudades de españoles” y de los “pueblos de indios de doctrina”. Además, se deja precisa constancia de excluir toda presencia de españoles o negros y, en lo posible, no permitir la fundación de pueblos o villas en su jurisdicción. La creación de los pueblos de misiones persigue expandir la evangelización. La primera fase es la reducción del indígena; luego pasa a su transculturización, que consiste en llevarlo a vivir de acuerdo con el estilo occidental y cristiano e incorporarlo a la actividad productiva.
La última etapa es su conversión al cristianismo. Tales esfuerzos son mecanismos de avanzada destinados a ampliar las fronteras del poblamiento.
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Plano de Marigüitar y de las tierras repartidas entre los indígenas