Tratado entre pares

Capítulo III. La ruptura independentista 1780 / 1821

Unidad 8. Formación de la República. 1812 / 1821



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En España, una revolución liberal encabezada por Antonio Quiroga y Rafael del Riego presiona a Fernando VII sobre la necesidad de poner en vigencia la constitución de 1812 y negociar con los insurgentes americanos. Pablo Morillo sufre derrotas importantes en Venezuela y Nueva Granada, mientras el ejército patriota toma la ofensiva.
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El 6 de junio, el gobierno monárquico envía instrucciones a Morillo para que arbitre los medios de lograr una reconciliación con los jefes republicanos. El jefe realista escribe a Bolívar y a sus tenientes para anunciarles la suspensión de hostilidades por parte de su ejército. Los jefes supremos nombran comisionados para negociar un armisticio. Representan a Bolívar los plenipotenciarios Pedro Briceño Méndez, José Gabriel Pérez y Antonio José de Sucre; a Morillo, Juan Rodríguez del Toro, Ramón Correa y Francisco González Linares. Los españoles reconocen a los venezolanos como sus iguales. Las negociaciones son de gobierno a gobierno.
El 25 de noviembre se firma el tratado de armisticio, que comprende suspensión de todas las hostilidades de mar y tierra por el plazo de seis meses. Las tropas permanecerán en los lugares que ocupan.
El 26 de noviembre se firma el Tratado sobre la Regularización de la Guerra, ajustado al “derecho de gentes” y a las prácticas liberales de las naciones civilizadas.
Esto se expresa en el respeto a los prisioneros de guerra, restitución de los heridos de guerra a sus banderas, canjes de prisioneros clase por clase y grado por grado. Se suspende la pena de muerte para desertores, conspiradores y desafectos. Los vecinos serán respetados independientemente de sus ideas. Por último, los cadáveres de los combatientes serán sepultados con honores o cremados, según las circunstancias. Para firmar los acuerdos ambos jefes se encuentran el 27 de noviembre en Santa Ana de Trujillo.
El Tratado pone fin a la guerra a muerte. De él dice Bolívar que es “digno del alma de Sucre”.