Entre la intriga y la guerra civil


Sucre llega a Lima el 2 de mayo. La situación aquí no podía ser más calamitosa. Por un lado, el Congreso dividido en tres partidos; por el otro, mientras Riva Agüero, a exigencias del Congreso, solicitaba la presencia de Bolívar, también mandaba precipitadamente al general Santa Cruz a que iniciara la campaña, la cual tuvo tan mal suceso que no hizo sino rubricar lo que había ya escrito Bolívar. "La expedición de Santa Cruz es el tercer acto de la catástrofe del Perú... por muy bien que le vaya deja al enemigo la mitad de sus fuerzas". Y así ocurrió, pero con mayor tragedia, pues sin que le dispararan un tiro, Santa Cruz perdió 5.000 fusiles y dejó en manos de los españoles más de 4.000 prisioneros.

El secreto deseo de Riva Agüero era el de empujar a Santa Cruz a una victoria -imposible a todas luces, de acuerdo con el plan de obrar por Intermedios-, con el propósito de anular la acción que pudieran tener en suelo peruano Bolívar y Sucre. Contrasta con su carta del 15 de mayo, dirigida a Bolívar, en la que le pide que vaya él mismo, porque su "nombre vale más que numerosos ejércitos...".

De quien sí no se podía dudar era del íntegro e ilustre peruano José Sánchez Carrión, quien en compañía del poeta José Joaquín Olmedo fue hasta Guayaquil comisionado por el Congreso del Perú para rogar a Bolñivar que volara a salvarlos. Sánchez carrión escribió entonces: "Mi Libertador: sin V.E. el Perú se pierde aun cuando Canterac fuera derrotado: sin V.E. no hay centro en la máquina peruana: elementos heterogéneos la componen, y sólo un poder como el del General Bolívar puede concertarlos".

De modo que Sucre encuentra en Lima partidarios y opositores. Pero éstos parecen que eran más. Sin embargo, sabían cuidarse el pellejo y ante el avance del General Canterac, con más de siete mil hombres sobre la capital peruana, ofrecen a Sucre el mando del ejército.

Sucre se niega una y otra vez. Al fin acepta, siempre que la ciudad esté en peligro. Y como ya hemos dicho, Canterac se acercaba. Entonces nuestro general ordena la evacuación de Lima. Algunos se oponen, pero él insiste: "...observé que sin esta valerosa resolución iba no sólo a perderse la capital sino con ella el Ejército..."

Entre tanto, en Maracaibo se estaba sellando la Independencia de Venezuela con la Batalla Naval, que ganó el Almirante Padilla al General Morales, último Capitán General que tuvo Venezuela. Esto ocurría el 24 de julio de 1823; y después de ello, al desalojar a los "alzados" que estaban en el Castillo de Puerto Cabello, se acabó la guerra independentista en la patria de Bolívar y de Sucre.

Para colmo, con el enemigo en las narices, a Riva Agüero se le ocurrió disolver el Congreso, porque entorpece sus proyectos. El Congreso, a su vez, destituye al Presidente; pero Sucre no se muestra conforme con estas actitudes y logra mantener un equilibrio y desligarse por completo de toda ingerencia política, evitando así una guerra civil.

Para los realistas, la posesión de Lima en muy fugaz. Pronto se dan cuenta de que en la cordillera tienen más recursos y deciden abandonar la ciudad de los virreyes. Sucre ha obtenido el cargo de Jefe Supremo Militar, bajo la condición de que nadie se meta en lo relacionado al ejército. Es un triunfo del cumanés, quien sale airoso por encima del Congreso y del Presidente, pero sin indisponerse con ninguno de los dos.

El 30 de agosto está nuestro general en Arequipa. Hace contacto con el General Santa Cruz y se entera con tristeza de que casi todo su ejército se había perdido.

El Libertador llega al Perú


El tan deseado permiso del Congreso de Colombia para que Bolívar se pudiera mover hacia el Perú, llegó finalmente a sus manos el 2 de agosto. El Libertador estaba en Guayaquil y ya casi se iba sin la autorización, tal era la situación que vivía el país peruano.

El 7 de agosto se embarca en el bergatín Chimborazo y el primer día de setiembre llega al puerto de El Callao, donde acuden a recibirlo las autoridades de Lima y muchísima gente del pueblo, que ya adoraba a Bolívar, sin conocerlo personalmente.

Pero la situación que encuentra es nueva y peor. Riva Agüero ha sido destituido, y alzado con 3.000 hombres, se niega a entregar el poder. Se le ha considerado "reo de alta traición", al descubrirse que se entendía secretamente con los jefes realistas.

El nuevo presidente es Torre Tagle. Bolívar recibe al día siguiente de su llegada, la autorización del Congreso peruano para reducir a Riva Agüero, como acto inicial para ordenar el país.

Sucre estaba en Arequipa cuando supo la llegada de Bolívar a Lima. Entonces volo a abrazar a su amigo Libertador, a ponerse a sus órdenes, ya que en él veía a la única persona capaz de conjurar con éxito la doble situación peruana: la militar (los enemigos tenían las tres cuartas partes del territorio) y la política.

Ya en Lima, Sucre es comisionado para batir a Riva Agüero. Sucre, con toda la energía de su carácter se opone a tal comisión, dando ejemplo de nobleza, pues se pensaría que iba a descargar toda su furia contra el Presidente alzado, quien había desatado todo tipo de injurias contra Sucre.

Bolívar le dijo, finalmente, que le acompañara "como amigo, sin tomar parte en las operaciones militares. Que nadie sepa lo que ha pasado entre los dos. Sobre mí recaerá la responsabilidad". Sólo así acepta y sale en campaña con Bolívar de Jefe... Este capítulo se cierra cuando uno de los propios oficiales de Riva Agüero, el coronel Antonio Gutiérrez de la Fuente, se da cuenta de la traición de su jefe y lo arresta poniéndolo a las órdenes de Colombia.