Se desmoronan las ilusiones

Capítulo 4. De la Gran Colombia a la Federación 1821 / 1870

Unidad 9. La Gran Colombia 1821 / 1830


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En la iglesia de Ocaña se reúne la Convención

De acuerdo con la disposición del Congreso de Tunja, la Convención para reformar la Constitución de Cúcuta se reúne en Ocaña el 9 de abril de 1828. Asisten 67 representantes. Desde el comienzo, en la Asamblea se manifiestan dos tendencias políticas que identifican a los seguidores de Bolívar y Santander. Los venezolanos portan la bandera separatista, y por ende son aliados del grupo santanderista que apoya la federación. Consecuente con su pensar centralista, Bolívar escribe a Páez: “la división es la ruina misma y la federación el sepulcro de Colombia”.
El 17 de abril se lee el Mensaje del Libertador, quien espera en Bucaramanga los resultados. El documento es una acerba crítica a la Constitución y las leyes de Colombia por sus deplorables efectos en el devenir de la nación. Concluye con la petición de “leyes inexorables”.
Se agudizan las diferencias entre los asambleístas y Santander replica reiterando su posición federalista, “único recurso para salvar las libertades nacionales”, afirmación que para el partido de Bolívar revelaba sus aspiraciones a sustituirlo en el poder supremo.
Momento a momento las desavenencias se hacen más evidentes.
Los asuntos cruciales atañen al plan de confederación propuesto por Vicente Agüero en oposición al proyecto centralista avalado por José María Castillo. Del mismo modo se cuestiona la autoridad de Bolívar; la incertidumbre y el desaliento se generalizan. Por lógica, uno de los más afectados es el Libertador, quien le expresa a Pedro Briceño Méndez: “Desde el movimiento de Valencia, yo vi este país perdido y cada día lo veo acercarse al precipicio último”.
Tras el retiro de los bolivarianos, la Convención se disuelve. Este fracaso y la aguda crisis política tienen un peso determinante en el ánimo de Bolívar, quien en el declive de su vida acepta el poder dictatorial, apoyándose en el ejército de alto rango y en el clero, en medio de la exacerbación de sus contrarios. Un decreto del 27 de agosto reorganiza el Estado, a la cabeza del mismo el Presidente-Libertador y un Consejo que debía cuidar de la preservación de los derechos civiles.
El 25 de septiembre del mismo año Bolívar es víctima de un atentado, fraguado por militares descontentos, antibolivarianos y adversarios del poder dictatorial. Manuela Sáenz, “la libertadora de Libertador”, desempeña un papel estelar en el resguardo de la vida del héroe máximo. De sus resultas catorce conjurados sufren la pena de muerte. A Santander, por su ambigua conducta en el suceso, se le destierra al igual que a Pedro Carujo.
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Una larga ceremonia en honor a Bolívar

Para el año 1828 en Caracas está instaurada la costumbre de celebrar el día de San Simón en honor a Bolívar. El martes 28 de octubre de aquel año cánticos religiosos, salvas de cañón y un tedéum fueron los actos principales. Sin embargo, el obispo Ramón Ignacio Méndez, decidió en ese día ordenar a varios sacerdotes, lo cual alargó mucho la ceremonia. Los militares que estaban presentes comenzaron a retirarse. Su Ilustrísima, al verlos de pie en lugar de arrodillados, les soltó una reprimenda ocasionando que todos abandonaran el templo. Una hora después les tocó a los miembros del Cabildo recibir el regaño por su comportamiento impaciente. Éstos también salieron de la Catedral.
El obispo se quedó con la gente común y con gran cantidad de damas arrodilladas en sus alfombras. Al fin, cuando terminó la larga ceremonia, se inició la procesión del retrato de Bolívar.
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