La Conjunción Y - QUE

Gramática Española de María Moliner

Gramática Española de María Moliner

LA CONJUNCIÓN - Y -


A veces, «y» tiene sentido consecutivo: 'Tengo muchos años y sé más del mundo que tú'. Sobre todo cuando una de las oraciones es afirmativa y la otra negativa: 'Conocía al capataz y no se fiaba de él'. También tiene a veces sentido adversativo: 'Está cansado y (y sin embargo) se empeña en seguir'. Sobre todo en frases interrogativas: '¿Dices que sabes tanto y no sabes esto?'. En algunos casos tiene valor concesivo: 'Ande yo caliente y ríase (aunque se ría) la gente'. Se pone «y» entre dos adjetivos aplicados a un mismo nombre o delante del último si son más de dos; igualmente, entre dos complementos del verbo o delante del último si hay varios: 'Era blanco, rubio y de ojos azules. He estado en Madrid, Valencia y Barcelona'. Sin embargo, lo mismo puede emplearse en el uso de esta conjunción la figura retórica llamada «asíndeton» suprimiéndola incluso delante del último de los términos coordinados, que la figura «polisíndeton», repitiéndola delante de todos ellos para dar énfasis a la acumulación: 'Es perezoso, ladrón, descarado... no sé qué hacer con él. Estoy aburrido, y molido, y fastidiado, y con ganas de echarlo todo a rodar'. En estilo moderno, tiende a descargarse de íes la frase suprimiéndola tanto delante de un adjetivo que puede considerarse aplicado al total de la expresión que le precede, incluidos en ella otro u otros adjetivos, como a un complemento en caso semejante. Decía en el D. R. A. E. («Challulla») «Pez fluvial y sin escamas»; y en la edición de 1956 dice ya «pez fluvial sin escamas», considerando «pez fluvial» como una unidad. También se diría «planta tropical del género del cañacoro, de fruto comestible», en vez de «y de fruto comestible», y «ave gallinácea de caza, de carne estimada», en vez de «ave gallinácea de caza y de carne estimada», como dice en el D. R. A. E. («Chivicoyo»). La frase, igualmente en el D. R. A. E., «palanca encajada en la cabeza del timón y con la cual se maneja» se diría más bien sin la «y» que precede al segundo complemento. A veces, se pone «y» al principio de una expresión, de modo que, aparentemente, no enlaza ésta con nada. Se puede suponer que el enlace se realiza mentalmente con algo pensado o dicho antes o por otra persona: 'Y no tardes. ¡Y no me habías dicho nada!'. A veces, no es tan fácil suponer un antecedente tácito y la «y» debe considerarse como una partícula expletiva; como en '¿y todavía no ves la torre del pueblo?' o en '¿y dejas, pastor santo,...?'.

Se usa también expletivamente en lenguaje hablado informal entre una interjección y el complemento de ella: '¡Caramba y qué niña!'. Delante de palabras que empiezan por «i», la conjunción «y» se transforma en «e». Pero no se hace así en los casos en que «y» está al comienzo de la frase; no se dice, por ejemplo, '¿e hiciste eso?', sino '¿y hiciste eso?'; si el choque de íes le resulta incómodo al que habla, deberá buscar otro giro. Tampoco suele substituirse delante de un nombre propio: 'Son las doce y Irene no está aquí'. Ni delante de la «i» de un diptongo: 'y hiende' y no 'e hiende'.

LA CONJUNCIÓN - QUE -


También es llamada por algunos gramáticos «substantiva» y podría mejor ser llamada substantivante, pues, en efecto, transforma en substantivas, o sea, en aptas para desempeñar el papel de sujetos o complementos directos expresiones u oraciones enteras; mediante «que» una oración con el verbo en forma personal queda apta para ser usada como complemento directo, como si el verbo estuviera en infinitivo, que es la otra forma de oración substantiva: 'No le dejó que viniera' equivale a 'no le dejó venir'. También resulta utilizable como sujeto: 'Que no entiendes nada de eso está bien claro'; particularmente, de verbos terciopersonales: 'Es que yo no lo sabía. Hay que decírselo. No hace falta que vengas'. En realidad, admite esta misma interpretación la composición de «que» siguiendo a una preposición o expresión prepositiva: Las construcciones 'me alegro de que venga, me conformo con que. me deje en paz, lo sé sin que me lo digas' admiten indistintamente la interpretación de que la conjunción «que» sirve para transformar en conjunción la expresión prepositiva que la precede que la de que sirve para transformar en substantiva, y, por tanto, en apta para ser afectada por una preposición, la oración subordinada.

En oraciones que hacen de complemento directo puede elidirse «que»; especialmente con verbos de opinión o sentimiento: 'Él opina (que) no debemos ir. Siento (que) no hayáis llegado a tiempo'. Pero la G. R. A. recomienda como más elegante la forma completa, y bien sea por tendencia espontánea, bien sea por efecto de esa recomendación, la elipsis de «que» va siendo cada vez menos frecuente y es probable que quede en una moda pasajera.

Con verbos de temor, si la subordinada es negativa y se suprime «que», toda la oración compuesta pasa a tener significado afirmativo: 'Temo no se presente aquí antes de tiempo' (tengo miedo de que se va a presentar antes de tiempo).

La oración anterior a «que» puede estar reducida a un gerundio o un participio absoluto: 'Creyendo que no había nadie... Visto que no veníais...'. A veces, en vez de una oración completa, precede a la afectada por «que» una expresión desiderativa, exclamativa o de aseveración o juramento: 'Lástima que no hayas podido venir. Ojalá que no sea tarde. Por mi honor que es como digo. A fe mía que estoy arrepentido'. También es frecuente la conversión en oración con «que» de la oración precedida de «seguramente»: 'Seguramente que no lo sabe'; es menos frecuente con «ciertamente» y no admite esa conversión «probablemente».

En lenguaje coloquial se coloca también detrás de «sí» o de otro adverbio o expresión del mismo significado, como «cierto, seguro, a fe», bien por eufonía, bien para reforzarlas: '¡Sí que lo haré!'. En principio de oraciones interrogativas o exclamativas sin otra anterior a la que se enlacen, implica un verbo de expresión, de mandato o de deseo: '¿Que no estaba en casa? ¡Que no puedo! ¡Que vengas pronto! ¡Que Dios te proteja!'. (Los verbos implícitos pueden ser, por ejemplo, «dices..., te digo, deseo, pido».) A veces, esta clase de oraciones, dichas con interrogación y tono suspensivo, expresan duda, negativa o desconfianza: '¿Que te invite al cine...? ¿Que tú lo vas a arreglar...?'. Como se ve en los dos primeros ejemplos, el verbo afectado por «que» se pone en indicativo cuando está en pretérito o presente y el verbo implícito es «decir» u otro equivalente. Se usa en exclamaciones de *queja con el verbo en subjuntivo, implicando una oración o una expresión de lamentación

antecedente tales como «¡qué triste es!», «¡qué lástima!» o «¡qué desgraciada casualidad!»: '¡Que tenga yo que aguantar este insulto...! ¡Que no pueda decirle lo que merece...! ¡Que haya llegado la noticia justamente en estos momentos...!'.

Puede también la exclamación con «que» no implicar ningún verbo antecedente: '¡Ay, que no puedo olvidarla! ¡Que me estoy cansando!'; en las cuales el «que» es puramente enfático.

A veces, la oración con «que» en papel de sujeto o complemento directo va precedida de «lo» o un pronombre demostrativo seguidos de la preposición «de»: 'Eso de que llegó ayer no es verdad. Lo de que tú sabes más lo veremos'.

En estilo familiar o popular se repite «que» delante de la oración principal de una compuesta con «si»: 'Dile que si no le conviene que lo diga pronto'; antiguamente, por ejemplo en Cervantes, esta repetición era frecuente. Ahora no es tolerada en lenguaje escrito ni siquiera en lenguaje hablado culto.

Se emplea en vez de «y» para unir una oración afirmativa con otra negativa con el mismo verbo, que se le contrapone: 'Necesito dinero, que no consejos. Lo dijo él, que no yo'. Puede substituir a cada una de las dos partes de las expresiones correlativas de significado *concesivo «lo mismo si... que si...», «tanto si... como si...», etc., poniendo el verbo en subjuntivo: 'Que ría o que llore, se lo tengo que decir'. Cuando la segunda oración tiene el mismo verbo que la primera, en forma negativa, puede suprimirse el primer «que»: '(Que) le guste que no le guste, se tendrá que aguantar'; esta construcción es particularmente frecuente con el verbo «querer»: 'Quieras que no quieras, te lo hará comer'. Puede suprimirse también el segundo verbo: 'Quiera que no (quiera), tendrá que venir'.

Antiguamente, se empleaban expresiones concesivas con «que» de forma algo distinta: 'Barbadas o lampiñas que seamos las dueñas, también nos parieron nuestras madres'(Quijote).

Un empleo propio de «que», indudablemente conjuntivo, es enlazar el verbo «tener» como auxiliar con otro, formando la llamada conjugación de obligación: 'Tengo que marcharme'.

Forma «que» expresiones frecuentativas o *reiterativas de sentido ponderativo: 'Está dale que le das al latín. Se estuvieron habla que habla hasta las tantas de la noche'. A veces, el segundo verbo se pone en futuro: 'Se pasó toda la noche llora que te llorarás'. «Que» en oraciones de complemento directo se substituía antiguamente y se substituye todavía en lenguaje popular por «como»: 'Sabréis como... Dile como mi hermano llegó ayer'. Con el verbo «ver» la oración tiene verdadero significado modal y la substitución por «como» es no sólo corriente y actual, sino que ha barrido a la misma con «que»: 'Verás como no viene', se dice siempre así aunque el significado es 'verás que no viene'.

También puede hacer «que», en lenguaje coloquial, el papel de conjunción *hipotética: 'Que nos cansamos... nos quedamos a dormir en algún sitio del camino. Que no puedes venir... me avisas'. Antepuesto o pospuesto «que» al sujeto, se emplea para formar exclamaciones de *deseo: '¡Yo que supiera lo que él sabe! ¡Que todo fuera tan fácil!'.

La locución «a [a lo, al, por lo] MENOS que...» puede quedar reducida a «que»: 'Por aquí no ha pasado nadie... que yo sepa'. Hay infinidad de giros o expresiones formadas con la conjunción «que» y un elemento básico constituido por una preposición, un adverbio o un nombre, con las que se expresan multitud de relaciones: 'Me iré sin que se enteren. Volveré antes que anochezca. Luego que llegaron. De MANERA [MODO] que. Al PUNTO que. Como QUIERA que. De SUERTE que. Al TIEMPO que. A la VEZ que'. No es descaminado interpretar las expresiones conjuntivas de esta clase en que hay un nombre como esquematizaciones de oraciones en las cuales «que» sería un pronombre relativo que tendría como antecedente el nombre en cuestión; lo cual suministra otro punto de tránsito entre el «que» pronominal y el «que» conjuntivo.

No todas las preposiciones son igualmente aptas para formar con «que» expresiones conjuntivas; no lo es «contra», pues no suena bien, por ejemplo, la frase 'yo voto contra que vengan', en lugar de la cual se dice 'yo voto en contra de que vengan'.

La conjunción «que» tiene cierto poder expansivo por el que, en muchos casos, llena ella sola el papel de otras conjunciones o de expresiones completas, de las que ella formaría parte: 'No vayas, que (porque) no le encontrarás. Nos fuimos antes que (de lo que) pensábamos. Habla que (de modo que) nadie lo entiende'. Y también expresiones con las que se inicia un inciso: 'si va, que sí irá... (y es seguro que sí irá...). Se acostó de madrugada, que (y eso que) no le gusta trasnochar, por acabar la novela. Bailé, que no sé bailar, por hacer como todos'. «Que» enlaza oraciones en que se establece una comparación, generalmente con el verbo de la segunda sobreentendido: 'Está más alto que (estoy) yo. Toledo está más cerca que (está) Salamanca'. Cuando la comparación es de igualdad, el enlace se realiza con «igual [lo mismo] que», expresión equivalente a «como»: 'Te pasa lo mismo que a mí'. Puede también establecerse la comparación refiriendo «que» a las expresiones «de tal manera, de tal modo, tal, tan (con un adjetivo), tanto» puestas en la primera oración: 'Me dijo tales cosas que no supe qué contestar. Su atrevimiento es tan grande que no me extrañaría que hubiese dicho eso'. También puede considerarse como comparativo el «que» de giros tales como 'huele que apesta, tiene un genio que no hay quien le aguante'.

Se construye a veces con un verbo de conocimiento o percepción en subjuntivo, equivaliendo a la expresión «a menos que» y con el significado de una oración de gerundio: 'Que yo sepa no ha venido nadie. Que tengamos noticia, no se ha dado ninguna orden referente a eso'.

Choque de dos «que».-Son muy frecuentes, por la multiplicidad de usos de «que», los casos en que la construcción lógica de la frase produce la repetición cacofónica de esta conjunción. Cuando el encuentro procede de poner en forma indirecta una interrogación, puede suprimirse el «que» conjunción: 'Me preguntó [que] qué quería'. O bien pueden substituirse ambos «que» por otra construcción con «que» pronombre relativo: 'Me preguntó por lo que quería. Le pregunté que qué hora era' puede cambiarse en 'le pregunté qué hora era' o 'le pregunté la hora que era'.