Cómo nace la cultura venezolana


La educación, la formación intelectual, forma parte de la cultura de un pueblo. Va moldeando ésta al ser humano, que así se ve cada día más realizado en su quehacer habitual. El hombre, en sí, es cultura, con su bagaje interior, su riqueza espiritual, sus vestidos, sus modas, sus costumbres, su alimentación, su lenguaje, en fin, todo lo que hace su vividura cotidiana.

La cultura en Venezuela comienza con el choque inicial de dos elementos enteramente distintos que se encuentran o se "reencuentran" en el momento del descubrimiento colombino: el indio y el español. Son dos civilizaciones que se ignoraban mutuamente. Una, la europea, en pleno renacimiento artístico, literario y científico; y la otra, la civilización indígena, sumida en una postración cuasi-salvaje, según la óptica de España.

No todo intercambio cultural, sin embargo, es positivo. La transculturación, con su aporte de nuevos ingredientes, llega a un determinado grupo social o pueblo, para bien o para mal. Es así como cada pueblo construye su propia cultura. Pero cuando se recibe cierto material cultural sin previo análisis, sin la debida depuración, sin que pase por el crisol o tamiz del eclecticismo, se corre el riesgo de que un grupo cultural así aceptado empobrezca, en lugar de enriquecer.

El choque de estas dos culturas, pues, la del español y la del indio, es el punto de partida de nuestra formación como pueblo y de nuestra conciencia como ente social, pues de inmediato se dio el fenómeno del mestizaje, como ya se ha visto. Ambos aprenderán en el proceso de transculturación. Uno tomará del otro lo que más le interese, hasta que la suma de aportes se convierta en una masa común, uniforme, sin que importe mucho saber quién debe a quién. Esa es la nueva y auténtica cultura venezolana, una vez que se ha fundido en el crisol de la sangre y los saberes.

Pero hay que puntualizar algo importante. Si es cierto, como lo señala Laureano Vallenilla Lanz, que la sangre de nuestros indígenas "fue la que entró en mayor cantidad en la composición de nuestro pueblo, no sólo en la llamada gente de color, sino en la inmensa mayoría de los blancos, y hasta de los propios mantuanos", en el fenómeno cultural ocurre lo contrario, según apunta muy acertadamente Guillermo Morón:

"Predominan en nuestro pueblo las formas de pensamiento, los hábitos, las estructuras de los conquistadores o pacificadores, que fueron, después de todo, los fundadores del pueblo. La sicología, el modo, el ser cultural del venezolano, están plasmados en el alma del conquistador, con todas las normales y eficaces transformaciones ocurridas en un escenario geográfico diferente al originario y con la poderosa aportación del aborigen y el negro".

Arturo Uslar Pietri, por su parte, comenta que lo más importante de nuestra mezcla no es la sangre, el fenómeno biológico: "Es la mezcla cultural la que hace que la América Latina tenga la fisonomía que tiene. Nosotros hemos nacido y nos hemos hecho combinando y tejiendo, como la tejedora teje los distintos hilos, la cultura hispánica que recibimos de los colonizadores, la tradición indígena que nos ha venido en mayor o menor grado según el poderío de las civilizaciones precolombinas y que continúa viva en muchos pueblos hispanoamericanos y la influencia del negro, que aunque es menos aparatosa que la de los indios o la de los blancos, porque el negro en sí no levantó monumentos propios, no es menos activa".