Lo que deja la guerra

Capítulo 4. De la Gran Colombia a la Federación 1821 / 1870

Unidad 10. La república de los próceres. 1830 / 1862


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Los venezolanos después de la guerra han cambiado en muchos aspectos. Gran parte de la población ha perecido, desde esclavos y peones hasta miembros de la clase dominante. Para estos últimos, aparte del hecho de haberse convertido en amos del poder, el balance es negativo: propiedades destruidas y mano de obra dispersa acostumbrada al pillaje.
La élite social se fortalece con los emigrados que regresan de las Antillas, en las que han acumulado capitales considerables; con algunos extranjeros que se integran al país después de haber participado en la contienda bélica, haciendo negocios o en el ejército y con militares en ascenso social y político.
La gente del pueblo, como todos los combatientes del ejército republicano, tiene derecho a sus haberes militares, premios que la República otorga a sus próceres y que consisten en una suma de dinero proporcional al grado militar o, en su defecto, bienes muebles e inmuebles, nacionales o de desafectos al régimen. La manera irregular de entregar los haberes sólo beneficia a los militares de más altas jerarquías. Los vales que respaldan los haberes son vendidos a precios viles por los soldados. Éstos, que en tiempo de paz se integran a la sociedad como jornaleros, sirvientes o peones, quedan discriminados de los derechos políticos de elegir y ser elegidos por la condición censitaria del reglamento de elecciones. Las ordenanzas de policía violentan varios derechos constitucionales. Para las sociedades indígenas se promulga un decreto de reparto de los resguardos –las tierras de propiedad comunal que tenían asignadas–, lo cual significa su exclusión geográfica.
Los esclavos, que también se han incorporado a la lucha independentista bajo el ofrecimiento de su libertad, no ven satisfechas sus aspiraciones. La representación soberana promulga en 1821 la ley de manumisión que hace libres a los hijos de los esclavos al cumplir 18 años, pero la constitución de 1830 prolonga el período a 21 años. Los esclavos serán libres cuando los fondos de abolición sean suficientes para indemnizar a los amos.
Las aspiraciones de igualdad y libertad de los sectores populares no son satisfechas por el proyecto de nación que lideran las élites; el resentimiento social que de ello se origina justifica y sirve de pretexto para continuar en armas.
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