El cuero comienza a secarse

Capítulo 4. De la Gran Colombia a la Federación 1821 / 1870

Unidad 11. Venezuela federal 1858 / 1870


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Vista de Puerto Cabello. El robo y los asaltos son frecuentes en los caminos


122-02Hasta el momento en que comienza la Guerra Federal, el proceso político venezolano, a pesar de su intensidad, no ha logrado hacer que la República se reconozca en sus leyes e instituciones. El sistema centro-federal es falseado y en lugar de consolidarse, pierde vigencia paulatinamente. Las ordenanzas de policía son inoperantes para recomponer el equilibrio social; la subordinación a la convivencia pacífica se ha relajado. La anarquía asoma por todas partes, mientras los motines y alzamientos permiten muchas impunidades. En los llanos, los peones cambian el trabajo por el abigeato –robo de ganado– y los jueces no proceden al castigo por temor a las represalias o porque están en connivencia con los ladrones. Partidas de salteadores cruzan el país en todas las direcciones, y asaltan viajeros
en los caminos, los hatos y hasta en los pueblos.
En este clima de inestabilidad, una baja en los precios de los productos de exportación incide en las ganancias de los productores, lo que a su vez afecta las importaciones y disminuye las rentas aduanales que son, para el momento, la base de los recursos fiscales. La ejecución de hipotecas y el remate de bienes alimenta dramas y tragedias familiares.
El gobierno de la “Fusión”, en manos de un grupo de liberales y conservadores con Julián Castro a la cabeza, considera que la crisis puede resolverse con la convocatoria a una Asamblea Constituyente.
La Asamblea se convoca y redacta, en 1858, una constitución que gusta sólo a sus redactores.
122-03El único motivo que une a la clase política es el derrocamiento de los Monagas. Pronto los liberales vuelven a su objetivo esencial: tomar el poder. Para ello comienzan a conspirar contra el gobierno y buscan apoyo en las escuadras de Francia y Gran Bretaña, que bloquean La Guaira y Puerto Cabello como secuela del Protocolo Urrutia, que le daba protección diplomática a la familia Monagas. Descubiertos sus manejos, son expulsados del país Juan Crisóstomo Falcón –promotor de la federación desde las Antillas–, Ezequiel Zamora, Antonio Leocadio Guzmán y, más tarde, Napoleón Sebastián Arteaga, Rafael Urdaneta hijo, y Antonio Guzmán Blanco.
Falcón, desterrado en Curazao, se traslada a Saint-Thomas. Allí presencia los homenajes que se rinden a Páez a su vuelta a Venezuela por invitación de los conservadores en el gobierno.