Historia del anzuelito - Educar Valores y el Valor de Educar. Parábolas

Parabolas e Ilustraciones para Educar en Valores

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Esta historia, de autor anónimo, es una muestra de la creatividad que tienen algunos vendedores y la clase de motivos que les sirven para alcanzar resultados en una situación dada.
Un paisano decide buscar trabajo en una gran tienda por departamentos en un centro comercial de Orlando, Florida. Se entrevista con el gerente de recursos huma­nos quien le pregunta:
—¿Tiene alguna experiencia en ventas?
El paisano responde: —Sí, trabajé un tiempo en el mer­cado Las Playitas, vendiendo ropa.
Al gerente le cae en gracia y lo contrata.
—Entonces mañana viernes comienza su trabajo. A la hora del cierre vengo para saber cómo le fue —dice el jefe.
Al final izar el día, el gerente baja y le pregunta:—¿Cuán­tas ventas hizo hoy?
El paisa responde: —Una sólita, patrón.
—¡¿Cómo que una sola venta?! ¡Pero si el promedio de venías en este almacén es de 30 ó 40 por día! ¿Usted cree que yo puedo contratar vendedores que sólo ten­gan una venta al día ?—contesta iracundo el jefe.
-Sí, patrón, pero hice una venta -responde temeroso el paisano.
—¡Una venta! Bueno, ¿y de qué valor fue la venta? ¿De un dólar siquiera? —pregunta molesto y cínico e! jefe.
—Jefe, la venta fue de 200.000 dólares.
—¡¿200.000 dólares?! ¿Y qué rayos fue lo que ven­dió? —exclama incrédulo el jefe.
—Bueno patrón, aunque no me lo va a creer; mire le cuento. Vino un cliente y yo lo atendí. Resulta que pri­mero le vendí un anzuelito pequeño. Después le vendí dos anzuelos más grandes y luego uno de ésos con for­ma de pez, todo colorido. Pero le expliqué que los an­zuelos eran tan buenos y tan finos que se merecían una caña de pescar más fina, y así le vendidos cañas chicas y una caña de pescar enorme. Entonces le vendí la caja de anzuelos más grande que tenemos, ésa de 130 tipos de anzuelos.
También le vendí tres clases de carnada, unos guan­tes de cuero, una chaqueta impermeable, una gorra de pescador y un chaleco especial. No se podía ir sin sus pantalones especiales para el agua.
Y como todo eso no se lo iba a llevar en la mano enton­ces le vendí también una hermosa valija para los artículos de pesca. Como estaba medio nublado le dije que se cuidara de la lluvia y le vendí un par de botas, un ca­puchón de lluvia y todo un conjunto impermeable, in­cluyendo el paraguas. Nos pusimos a conversar y tampoco tenía linterna ni radio, por lo que se llevó eso, además del celular impermeable. Le pregunté dónde pescaba y me dijo que le gustaba la pesca de mar, entonces le ofrecí un bote con motor fuera de borda que también compró.
También le vendí todo el sistema de neveras y de re­frigeración para guardar los pescados, la batería com­pleta de sartenes y el BBQ para cocinar, además de todo un juego de condimentos y salsas.
Cuando ya se iba me dijo: "Pero este bote tan grande me va a rayar mi automóvil". Entonces le ofrecí una ca­mioneta Land Rover 4x4 especial para llevar botes, que le encantó, para que así no tuviera ningún problema en el viaje por carretera hacia el puerto. Como le tocaba dejar el auto ahí, le instalamos un equipo de seguridad y alarmas de última generación. Y como la pesca era mar adentro también decidió llevarse unas cuantas re­des. No podía faltar el whisky, la comida adicional y el hielo, que también se los vendí, pues ante una sugeren­cia mía decidió invitar a tres de sus mejores amigos—.
El jefe, al borde de un ataque de nervios, le dice me­dio enfadado: —¿Y usted me cree a mi tan (...) para creerle que le vendió un bote con motor fuera de borda y una camioneta 4x4 nueva y todo eso a un cliente que vino a comprar un par de anzuelitos?
—¿Anzuelos? No, no, no jefe. Vea le explico: el tipo éste lo que vino a comprar fue unas toallas higiénicas para su esposa y entonces yo le dije: "Ya que se le arrui­nó el fin de semana... ¿por qué no se va de pesca?"

Recuperado para fines educativos del libro:
Educar Valores y el Valor de Educar. Parábolas
Autor: Antonio Pérez Esclarin