Los ciegos y el elefante - Educar Valores y el Valor de Educar. Parábolas

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Las diversas interpretaciones que de las funciones que hacen el jefe, el empleado, el ingeniero de métodos y el evaluador del desempeño, se parece mucho a este cuento clásico.
Una vez llegó un elefante a una ciudad habitada por ciegos. En dicha ciudad se ignoraba qué y cómo era tan extraño y enorme animal, así que decidieron llamar a unos eruditos de su ciudad—ciegos también—para que formularan un dictamen.
El primer experto se acercó al elefante, palpó con­cienzudamente sus patas y luego sentenció:
—Puedo afirmar que este animal es como una co­lumna.
El segundo erudito, en cambio, tocó a fondo la oreja del paquidermo.
—Debo decirles que mi colega está equivocado; este animal es como un abanico y no se parece en absoluto a una columna —dijo con firmeza.
Finalmente el tercer sabio exploró minuciosamente la trompa del elefante y dictaminó:
—Quiero aclarar que mis dos colegas han errado cla­ramente su apreciación. Es evidente que este animal se parece a una serpiente.
De este modo, se levantó entre los habitantes de la ciudad una gran polémica entre los que defendían una u otra de las opiniones de los eruditos, creándose así varios bandos beligerantes.
Sin embargo, acertó a pasar por allí un hombre que veía perfectamente y, enterado de la disputa, quiso sa­cara aquellas personas de su error describiéndoles cómo era el elefante en realidad y explicando que cada letra­do sólo había percibido una parte del animal.
Como los ciegos se empecinaron en su error, dijeron que aquel individuo estaba loco, lo expulsaron de ma­las maneras de su ciudad y, aún hoy, continúan deba­tiendo el asunto entre ellos.

Recuperado para fines educativos del libro:
Educar Valores y el Valor de Educar. Parábolas
Autor: Antonio Pérez Esclarin