Artrosis de Cadera

Autor: Dr. Mariano Crespo Peña
Información sobre artrosis de cadera
¿Qué es la artrosis de cadera?
¿Qué síntomas origina la artrosis de cadera?
¿Cómo se diagnostica la artrosis de cadera?
¿Cómo se trata la artrosis de cadera?

INFORMACIÓN SOBRE LA ARTROSIS DE CADERA

La cadera es la articulación más importante de las extremidades inferiores. El correcto funcionamiento de la cadera, junto con la rodilla, es necesario para que podamos realizar todas las actividades de nuestra vida diaria que requieren el movimiento de nuestras piernas, como caminar, subir y bajar escaleras, incorporarnos desde una silla o sentarnos. En las extremidades inferiores es mucho más necesaria la cadera que la rodilla para realizar estas actividades tan frecuentes, por lo que, por desgracia, los pacientes con artrosis de cadera pueden ver limitadas sus actividades cotidianas en un mayor grado que los pacientes en los que la artrosis afecta a otras articulaciones menos importantes.
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¿QUÉ ES LA ARTROSIS DE CADERA?

La artrosis de cadera es una enfermedad degenerativa de la articulación bastante frecuente, aunque menos que la artrosis en otras localizaciones como la rodilla, las articulaciones de las manos o la columna.
Al igual que, en el resto de las artrosis, aparece con mucha más frecuencia en las personas de más edad. Es raro que se desarrolle una artrosis de cadera en una persona joven. Cuando esto sucede, generalmente es debido a que la cadera afectada ha sufrido algún otro tipo de enfermedad previa, como una luxación congénita, un traumatismo o algún tipo de inflamación o infección. Todos estos procesos previos pueden dejar secuelas en la cadera que favorecen el que se desarrolle una artrosis precoz en la articulación. Por alguna razón, que se desconoce, la artrosis de cadera es algo más frecuente entre los hombres que entre las mujeres.
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La articulación de la cadera está formada por la unión entre los huesos de la pelvis y el fémur, que es un hueso de gran tamaño que da la estructura al muslo en la extremidad inferior. En la porción del fémur que se junta con la pelvis, el fémur tiene la forma de una esfera o bola que se denomina cabeza del fémur. Esta bola del fémur encaja dentro de un hueco que existe en la pelvis, de tal forma que se forma un engranaje perfecto que permite el movimiento del fémur en muchas direcciones, gracias a los músculos que se sitúan en la pelvis, los glúteos y los músculos del muslo.
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Tanto la cabeza del fémur como el hueco de la pelvis en el que se articula, están recubiertos de cartílago, que es el tejido que facilita los movimientos entre los huesos y evita que rocen directamente hueso con hueso. Con el paso de los años y como consecuencia del desgaste progresivo de estos cartílagos, se pierde su grosor y textura y llegan incluso a desaparecer. Esto da origen a que se pierda el correcto engranaje entre el fémur y la pelvis, que es precisamente lo que produce los síntomas de la artrosis de cadera.

¿QUÉ SÍNTOMAS ORIGINA LA ARTROSIS DE CADERA?

Al igual que la artrosis de otras localizaciones, el síntoma fundamental que produce la artrosis de cadera es el dolor. El dolor en la artrosis de cadera se localiza fundamentalmente en la región de la ingle. A veces, la localización de este dolor se puede extender, y el paciente también nota molestias por la cara anterior del muslo, que incluso llegan hasta la rodilla, y también puede notarse dolor en la nalga.
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Lo que popularmente se conoce como "las caderas", en realidad corresponde anatómicamente a las regiones laterales de la pelvis y a una porción del hueso del fémur que se denomina como trocánter. Existe la falsa creencia, muy extendida entre la gente, de que cuando se tiene dolor en esta zona, que popularmente se denomina "la cadera", éste se debe a la artrosis de la articulación, circunstancia que es completamente errónea. Como ya ha sido comentado, la artrosis de la articulación de la cadera produce dolor en la región de la ingle y no en lo que la gente denomina como "la cadera". En realidad, estos dolores "de cadera" corresponden por lo general a problemas de tendinitis de los músculos de la pelvis y de los glúteos, muy frecuentes entre las mujeres, sobre todo las que tienen exceso de peso o acúmulos de grasa en estas regiones. En ocasiones, estos problemas de tendinitis coexisten en el mismo paciente que también padece una artrosis de cadera, y en estos casos la localización del dolor sí es mucho más extensa, e incluye la región mal denominada "cadera".
En la artrosis de cadera el dolor, en las primeras fases de la enfermedad, sólo aparece en las circunstancias en las que se fuerza mucho la articulación, como por ejemplo después de una gran caminata o tras subir o bajar largos tramos de escalera. El dolor se calma fácilmente con el reposo. Sin embargo, conforme avanza la artrosis, este dolor se hace más intenso y más continuo y aparece tras la realización de menores esfuerzos físicos. Además, el paciente nota cierta dificultad progresiva para realizar acciones como calzarse o cruzar una pierna encima de la otra cuando se está sentado. Cuando la enfermedad está evolucionada, puede aparecer una cojera al caminar.
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La artrosis de cadera es una enfermedad crónica; es decir, que dura toda la vida. Por lo general suele evolucionar muy lentamente, en el transcurso de años. Esta artrosis no necesariamente desemboca en una invalidez o incapacidad importante. Muchos enfermos, con la ayuda de un tratamiento adecuado, pueden desenvolverse razonablemente bien en todas las actividades de su vida cotidiana, sin más menoscabo que una cierta limitación para realizar algunas actividades concretas.

¿CÓMO SE DIAGNOSTICA LA ARTROSIS DE CADERA?

El diagnóstico de la artrosis de cadera es relativamente sencillo para el médico. Se basa en el interrogatorio que el facultativo efectúa al paciente sobre el tipo de síntomas que padece y sus características, seguido de una exploración de la articulación de la cadera, con sus movimientos. Mediante la exploración, el médico puede objetivar el grado de artrosis que existe. Para confirmar el diagnóstico es necesario efectuar una radiografía de la cadera. En ella, se pueden ver los cambios típicos que produce la artrosis en la articulación, y se puede establecer un pronóstico sobre la gravedad de la misma, en función de que la cadera se encuentre más o menos desgastada.
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Los análisis de sangre no sirven para nada en el diagnóstico de la artrosis de cadera, ya que todos los resultados, así como las denominadas "pruebas reumáticas" son normales. Otras pruebas de diagnóstico más sofisticadas y complejas, como el scaner o la resonancia, tampoco son necesarias para diagnosticar y tratar una artrosis de cadera. Asimismo, la densitometría ósea, en la que se suele evaluar la cadera además de la columna lumbar, no sirve para diagnosticar la artrosis. La densitometría ósea se emplea para diagnosticar la osteoporosis, que es una enfermedad producida por la descalcificación de los huesos (y no por el desgaste de las articulaciones), y que por lo tanto no tiene nada que ver con la artrosis.

¿CÓMO SE TRATA LA ARTROSIS DE CADERA?

Aunque todavía no existe un tratamiento que cure la artrosis, hoy en día disponemos de un amplio arsenal de medidas terapéuticas para combatir la artrosis y frenar su progresión. Estos tratamientos permiten a los enfermos desenvolverse en su vida diaria con una calidad de vida muy aceptable, logrando una notable disminución e incluso la desaparición del dolor con que cursa la artrosis.
Entre las medidas de tratamiento, como en el resto de las artrosis, se incluyen los tratamientos de rehabilitación. La rehabilitación abarca una serie de ejercicios físicos que deben realizar todos los pacientes, para mantener al máximo la movilidad de la cadera y fortalecer los músculos que la mueven. Es muy importante que los pacientes obesos se sometan a una dieta adelgazante adecuada, con el fin de evitar la sobrecarga que supone el sobrepeso sobre la articulación. En ocasiones, el uso de un bastón para caminar puede resultar muy beneficioso para el alivio del dolor en la articulación.
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En cuanto a los medicamentos, el médico es quien debe valorar, en cada paciente y de forma individual, cuál es el tratamiento farmacológico más indicado en cada momento de la evolución de la enfermedad (analgésicos, antiinflamatorios...).
Por último, y como recurso final, la artrosis de cadera se puede operar. La intervención quirúrgica está indicada en aquellos pacientes que padecen una artrosis muy avanzada, en los que existe una limitación muy importante para caminar o para realizar sus actividades cotidianas. La intervención consiste en sustituir la articulación dañada por una prótesis de cadera. A pesar de ser una operación importante, hoy en día se realiza de una forma rutinaria y con una gran garantía en cuanto a sus resultados. Tras un programa de rehabilitación después de la intervención, los pacientes se recuperan y notan la desaparición de los síntomas, pudiendo caminar y realizar una vida prácticamente normal.
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Fuente de información e imágenes: artrosis.livemed.es/index.html