1 Reyes 9 a 11, Puntos sobresalientes de la Biblia

Puntos sobresalientes de la lectura de la Biblia: 1 Reyes 9-10-11. 

Información para el estudio personal

Leer y Escuchar la lectura de la Biblia en JW.org

Investigación para los Puntos sobresalientes de: 1 Reyes 9 a 11


(1 REYES 9:3)

“Y Jehová pasó a decirle: “He oído tu oración y tu petición de favor con que solicitaste favor delante de mí. He santificado esta casa que has edificado mediante poner allí mi nombre hasta tiempo indefinido; y mis ojos y mi corazón ciertamente resultarán estar allí siempre.”

*** it-2 págs. 911-912 Salomón ***
Hay quienes han cuestionado esta explicación —que el templo se inauguró el año después de acabarse su construcción— debido a que 1 Reyes 9:1-9 indica que Jehová se apareció a Salomón después que “la casa del rey” había sido edificada y le dijo que había oído su oración. (Compárese con 2Cr 7:11-22.) Esto ocurrió en su vigesimocuarto año, después de haber terminado los veinte años que duraron las edificaciones. ¿Pero acaso tardó Dios doce años en contestar la oración que Salomón hizo con motivo de la inauguración del templo? No, pues en la inauguración, una vez que Salomón terminó su oración, “el fuego mismo bajó de los cielos y procedió a consumir la ofrenda quemada y los sacrificios, y la gloria misma de Jehová llenó la casa”. Esta fue una poderosa demostración del poder de Jehová para escuchar la oración y responder a ella por medio de una acción, y así lo reconoció el pueblo. (2Cr 7:1-3.) El hecho de que Dios se manifestara a Salomón doce años después solo indica que no había olvidado su oración y que entonces la contestaba verbalmente, como una garantía de su respuesta. En esta segunda ocasión, Dios además aconsejó a Salomón que permaneciese fiel como su padre David.

(1 REYES 9:4)

“Y tú, si andas delante de mí, tal como anduvo David tu padre, con integridad de corazón y con rectitud, haciendo conforme a todo lo que te he mandado, y guardas mis disposiciones reglamentarias y mis decisiones judiciales,”

*** w12 15/11 pág. 7 párr. 18 “Enséñame a hacer tu voluntad” ***
Aunque David fue ejemplar en muchos sentidos, a lo largo de su vida cometió varios pecados graves (2 Sam. 11:2-4, 14, 15, 22-27; 1 Crón. 21:1, 7). Sin embargo, en cada caso demostró su arrepentimiento. Puede decirse que anduvo con Dios “con integridad de corazón” (1 Rey. 9:4). ¿Por qué? Porque siempre trató de actuar en armonía con la voluntad divina.

*** w07 15/8 pág. 12 ‘Oh Jehová, ponme a prueba’ ***
Sus debilidades le llevaron a cometer varios pecados graves, pero aun así “anduvo [...] con integridad de corazón” (1 Reyes 9:4). ¿Cómo logró hacerlo? Aceptando la censura y corrigiendo su forma de actuar. Así demostró que amaba de verdad a Jehová y que su devoción a él era absoluta.

*** w97 1/5 pág. 5 La confianza en un mundo imperfecto ***
El rey israelita David cometió muchos errores, incluido su conocido adulterio con Bat-seba. (2 Samuel 11:1-27.) Las múltiples equivocaciones de David pusieron de relieve que distaba mucho de ser perfecto. Entonces, ¿qué vio Jehová en él? Al dirigirse a Salomón, el hijo de David, Jehová dijo: “[Anda] delante de mí, tal como anduvo David tu padre, con integridad de corazón y con rectitud”. (1 Reyes 9:4.) A pesar de sus muchos errores, Jehová vio que David era, de hecho, un hombre confiable. ¿Por qué?
David mismo ofrece la respuesta en sus palabras a Salomón: “Todos los corazones Jehová los está escudriñando, y toda inclinación de los pensamientos la está discerniendo”. (1 Crónicas 28:9.) David cometió fallos, pero fue humilde y quiso hacer lo correcto. Siempre aceptó la censura y la corrección, e incluso las pidió. “Examíname, oh Jehová, y ponme a prueba; refina mis riñones y mi corazón”, solicitó. (Salmo 26:2.) David fue refinado. Por ejemplo, las penas que sufrió por su pecado con Bat-seba se prolongaron hasta el final de sus días. Sin embargo, David nunca trató de justificar su mala acción. (2 Samuel 12:1-12.) Más importante aún, nunca se apartó de la adoración verdadera. Por este motivo, y debido a que David mostró contrición y arrepentimiento de corazón genuinos, Jehová estuvo dispuesto a perdonar sus errores y aceptarlo como hombre íntegro. (Véase también Salmo 51.)

(1 REYES 9:11)

“(Hiram el rey de Tiro había él mismo ayudado a Salomón con maderas de cedros y maderas de enebros y con oro, cuanto en ello se deleitó), aconteció que en aquel tiempo el rey Salomón procedió a dar a Hiram veinte ciudades en la tierra de Galilea.”

*** w05 1/7 pág. 29 Puntos sobresalientes del libro de Primero de los Reyes ***
9:10-13. ¿Estaba en armonía con la Ley mosaica el que Salomón regalara veinte ciudades de la tierra de Galilea a Hiram, el rey de Tiro? Puede que el mandato de la Ley que se expone en Levítico 25:23, 24 solo fuera aplicable a la zona ocupada por los israelitas. Es posible que las tierras que Salomón dio a Hiram hayan estado habitadas por no israelitas, aunque se hallaban dentro de los límites de la Tierra Prometida (Éxodo 23:31). La acción de Salomón también pudiera ser una indicación de que él no estaba cumpliendo por completo con la Ley, como cuando ‘aumentó para sí caballos’ y tomó muchas esposas (Deuteronomio 17:16, 17). Sea como fuere, Hiram no estaba contento con el regalo. Quizás los habitantes paganos de dichas ciudades las tenían en malas condiciones, o tal vez estaban en una ubicación poco conveniente.

(1 REYES 9:13)

“Por lo tanto, dijo: “¿Qué clase de ciudades son estas que me has dado, hermano mío?”. Y llegaron a ser llamadas la Tierra de Cabul hasta el día de hoy.”

*** it-1 pág. 385 Cabul ***
2. Este término hace referencia a un distrito galileo de veinte ciudades que Salomón le dio al rey Hiram de Tiro, probablemente como regalo de agradecimiento por la ayuda que Hiram le había prestado en su programa de construcción. Sin embargo, cuando Hiram inspeccionó las ciudades, halló que “no fueron precisamente apropiadas a sus ojos”, y le dijo a Salomón: “¿Qué clase de ciudades son estas que me has dado, hermano mío?”. A partir de entonces se las llamó la “Tierra de Cabul”. (1Re 9:10-13.)
Según Josefo, las ciudades “estaban situadas cerca de Tiro”. (Antigüedades Judías, libro VIII, cap. V, sec. 3.) Isaías (9:1) llama a Galilea “Galilea de las naciones”, y algunos doctos creen que esas veinte ciudades probablemente las habitaban paganos. No parece razonable que Salomón las hubiese cedido a un rey extranjero si las hubiesen habitado israelitas, y puede que hasta estuvieran fuera de la zona que ocupaba Israel en aquel tiempo, aunque dentro de los límites del territorio que Dios había prometido en un principio a Israel y que David, el padre de Salomón, había conquistado. (Éx 23:31; 2Sa 8:1-15.) Debido a lo que dice la ley de Dios en Levítico 25:23, 24, se ha puesto en duda lo apropiado de esa acción de Salomón. Sin embargo, puede que dicha ley solo aplicara a la región que en ese tiempo ocupaba el pueblo de Dios, en cuyo caso el regalo de Salomón no habría sido impropio. De no ser así, entonces se trató de otro caso en el que Salomón no se adhirió por completo al consejo divino, como cuando acumuló muchos caballos y también tomó muchas esposas extranjeras. (Compárese Dt 17:16, 17 con 1Re 4:26; 11:1-8.)
El relato no dice por qué a Hiram no le satisficieron aquellas ciudades; hay quien ha supuesto que se debió a que los habitantes paganos las tenían en muy malas condiciones, mientras que otros opinan que el motivo era su mala ubicación geográfica. Sea cual fuere la razón, lo que sí es seguro es que el nombre “Tierra de Cabul” obedece a la reacción negativa que causó la inspección de estas ciudades. El significado de Cabul en este texto ha sido objeto de bastante discusión. Josefo dice en la obra citada antes que Cabul, “interpretado en lengua fenicia, significa ‘lo que no agrada’”, pero los eruditos modernos no han hallado apoyo para esta interpretación. Los lexicógrafos por lo general proponen que se trata de un juego de palabras, y que Cabul se usa en el mismo sentido que una palabra hebrea similar, kevál, que significa “como nada”.

*** it-1 pág. 1122 Hermano, hermana ***
Estos términos también se aplican a los que están unidos en una causa común y tienen metas y propósitos similares. Por ejemplo, el rey Hiram de Tiro llamó al rey Salomón mi hermano, no solo por tener su mismo rango y posición, sino posiblemente también por sus intereses mutuos en suministrar madera y otros materiales para la construcción del templo. (1Re 9:13; 5:1-12.)

(1 REYES 9:14)

“Mientras tanto, Hiram envió al rey ciento veinte talentos de oro.”

*** w08 1/11 pág. 22 ¿Lo sabía? ***
¿Cuánto oro poseía el rey Salomón?
Según las referencias bíblicas, Hiram —el rey de Tiro— envió a Salomón cuatro toneladas de oro, la reina de Seba le regaló una cantidad similar y la flota comercial del propio Salomón le llevó 14 toneladas de oro de Ofir. El relato explica que “el peso del oro que vino al rey Salomón en un año ascendió a seiscientos sesenta y seis talentos [unas 22 toneladas] de oro” (1 Reyes 9:14, 28; 10:10, 14). ¿Son exageradas estas cifras? Comparémoslas con las reservas de oro de otros reyes de la antigüedad.
Una inscripción muy antigua —que los expertos consideran fiable— indica que el faraón Tutmosis III (segundo milenio antes de nuestra era) donó 12 toneladas de oro al templo de Amón-Ra, en Karnak. En el siglo VIII antes de nuestra era, el rey asirio Tiglat-piléser III recibió cuatro toneladas de oro como tributo de Tiro, y Sargón II entregó esa misma cantidad como ofrenda a los dioses de Babilonia. Por otro lado, se dice que Filipo II de Macedonia (359-336 antes de nuestra era) extraía anualmente unas 25 toneladas de oro de las minas del monte Pangeo, en la región de Tracia.
También se dice que su hijo, Alejandro Magno (336-323 antes de nuestra era), reunió un botín de unas 1.000 toneladas de oro al ocupar la ciudad persa de Susa y más de 6.000 toneladas durante su conquista de toda Persia. En vista de estas cifras, es obvio que la Biblia no exagera al hablar de la cantidad de oro que poseía el rey Salomón.

*** it-1 pág. 1157 Hiram ***
Cuando terminó el proyecto de edificación, que duró veinte años, Salomón le dio a Hiram veinte ciudades, pero no fueron muy de su agrado. (1Re 9:10-13; véase CABUL núm. 2.) No se sabe si Hiram devolvió a Salomón estas mismas ciudades o le dio otras. (2Cr 8:1, 2.) Tampoco se sabe si Hiram envió a Salomón 120 talentos de oro (46.242.000 dólares [E.U.A.]) después de recibir el regalo de las ciudades o si de algún modo esta cantidad figuró en el cambio. (1Re 9:14.)

(1 REYES 9:15)

“Ahora bien, esta es la relación de los que fueron reclutados para trabajo forzado, una leva que el rey Salomón hizo para edificar la casa de Jehová y su propia casa y el Montículo y el muro de Jerusalén y Hazor y Meguidó y Guézer.”

*** it-1 pág. 205 Arquitectura ***
Entre las ruinas más impresionantes que se han descubierto se hallan las puertas que daban entrada a las ciudades de Meguidó, Hazor y Guézer, todas ellas de idéntica construcción y edificadas, según se cree, durante el reinado de Salomón. (1Re 9:15.) La extensión del muro exterior de cada una de estas tres puertas era de unos 20 m. y había sido levantado con piedras colocadas cuidadosamente. El paso de entrada tenía a cada lado tres pilastras equidistantes que hacían de jambas y permitían la formación de seis cámaras, tres a cada lado, que lo flanqueaban, donde se solían materializar algunas operaciones comerciales o se apostaban soldados con el fin de repeler el intento de los ejércitos enemigos de abrirse paso al interior de la ciudad. (Véase PUERTA, PASO DE ENTRADA.)

*** it-1 pág. 966 Fortificaciones ***
Aparte de haber dirigido la construcción del magnífico templo de Jehová levantado en Jerusalén, Salomón reforzó las murallas de la ciudad y construyó fortificaciones en Meguidó, Hazor y Guézer. Para llevar a cabo las obras de excavación en estos lugares, los arqueólogos se orientaron por el comentario de 1 Reyes 9:15, que dice: “Ahora bien, esta es la relación de los que fueron reclutados para trabajo forzado, una leva que el rey Salomón hizo para edificar la casa de Jehová y su propia casa y el Montículo y el muro de Jerusalén y Hazor y Meguidó y Guézer”. Hallaron que las puertas de estas tres últimas ciudades obedecían a un mismo diseño: tenían 17 m. de anchura, y la entrada, flanqueada por dos torres cuadradas, conducía a un vestíbulo de 20 m. de largo que tenía tres recámaras a cada lado; tenían cierto parecido con las puertas del templo de la visión de Ezequiel. (Eze 40:5-16.)

*** it-1 pág. 1096 Hazor ***
En una época posterior, el rey Salomón fortificó Hazor, al igual que Guézer y Meguidó. (1Re 9:15.) Los hallazgos arqueológicos indican que las puertas de estas tres ciudades eran de una construcción similar. Yigael Yadin informa de las excavaciones realizadas en Hazor en su obra The Art of Warfare in Biblical Lands (1963, vol. 2, pág. 288): “Cuando asomaron las primeras señales de la puerta de esta muralla entre el polvo y la tierra que se apartaban con cuidado, nos sorprendió su similitud con la ‘Puerta de Salomón’ descubierta en Meguidó. Antes de continuar con las excavaciones, trazamos en el suelo un plano aproximado de la puerta basándonos en la puerta de Meguidó. A continuación dijimos a los trabajadores que siguiesen removiendo escombros. Cuando terminaron, nos miraron boquiabiertos, como si fuésemos magos o adivinos. Porque allí, ante nosotros, se alzaba la puerta cuyo plano habíamos dibujado, una réplica exacta de la puerta de Meguidó, lo que demostró no solo que Salomón había construido las dos puertas, sino que había seguido el mismo plano para ambas”.

*** w88 15/8 págs. 24-26 El misterio de las puertas ***
El misterio de las puertas
A MUCHAS personas les atraen los misterios... relatos que encierren un enigma, con claves que puedan interpretarse de varias maneras, y con un final que sorprenda, como el de hallar un tesoro. Si a usted le atraen los misterios, quizás disfrute de ‘El misterio de las puertas’.
Este misterio empezó a manifestarse en Meguidó, una ciudad estratégica que dominaba rutas comerciales y militares en el antiguo Oriente Medio. Ciertos arqueólogos descubrieron los restos de una gigantesca puerta defensiva, y la evidencia los convenció de que databa de los tiempos del rey Salomón. ¿Cómo era aquella puerta? Comenzaron a presentarse las claves.
Considere, en la vista a la derecha, el modelo de la antigua Meguidó, y especialmente el área que se hace resaltar. Un viajero de la antigüedad o un ejército atacante que subiera por el camino hacia la ciudad fortificada llegaría primero a la puerta anterior. En aquella entrada había una plaza o patio. En ella los agresores quedarían expuestos a ataque a medida que avanzaran y dieran vuelta hacia la izquierda para llegar a la puerta principal de defensa, que es el centro de nuestro misterio.
A los lados del frente de esta puerta había torres fortificadas. Para construir la estructura de la puerta no se usaron piedras del campo ni ladrillos, sino los sillares (bloques de piedra cuidadosamente labrados) que eran típicos del período de Salomón. Pero note el estilo distintivo dentro de la puerta. A los lados de un largo vestíbulo había pilastras, o pilares de mampostería, que formaban seis cámaras donde podía haber guardias estacionados. (Compárese con Ezequiel 40:6, 10, 20, 21, 28, 29.) En tiempos de paz un carro o un grupo de mercaderes podía pasar por aquella puerta sin dificultad, pero sería un asunto muy diferente para los atacantes que lograran entrar después de abrirse paso derribando las pesadas hojas de la puerta. Las seis pilastras obligarían a los atacantes a entrar por un pasaje estrecho, defendido por la flor y nata del ejército de Meguidó en las cámaras de la derecha y la izquierda.
Ahora el misterio pasa hacia el norte del mar de Galilea al tell, o montículo, de la antigua Hazor, donde el profesor John Garstang hizo excavaciones en 1928. El arqueólogo israelí Yigael Yadin vino a excavar aquí en 1955. Tenía presente una declaración bíblica que dice: “Esta es la relación de los que fueron reclutados para trabajo forzado, una leva que el rey Salomón hizo para edificar la casa de Jehová y [...] el muro de Jerusalén y Hazor y Meguidó y Guézer”. (1 Reyes 9:15.) Parecía lógico que los ingenieros de Salomón seguirían un modelo similar de construcción para las fortificaciones de otras ciudades que reedificaran. ¿Existían en Hazor puertas salomónicas como las ya descritas?
Al excavar, los trabajadores de Yadin hallaron un muro hueco, una muralla doble con habitaciones entre un muro y el otro. Entonces empezó a surgir una gran estructura conectada con los muros. Yadin dice: “Inmediatamente nos dimos cuenta de que habíamos descubierto la puerta [...] Además, pronto quedó patente que el plano de la puerta —que comprendía seis cámaras y dos torres— así como sus dimensiones eran idénticos a los de la puerta descubierta [muchos años] antes en Meguidó [...] El campamento se agitó [...] Trazamos el plano de la puerta de Meguidó en el terreno, marcándolo con estacas para señalar las esquinas y los muros, y entonces les indicamos a los trabajadores que excavaran según lo que habíamos marcado, mientras prometíamos: ‘Aquí van a hallar un muro’ o ‘allí van a encontrar una cámara’. Cuando nuestras ‘profecías’ resultaron correctas, nuestro prestigio aumentó tremendamente [...] Cuando [les] leímos el versículo bíblico sobre las actividades de Salomón en Hazor, Meguidó y Guézer, nuestro prestigio desapareció, ¡pero el de la Biblia llegó al cielo!” (Hazor: The Rediscovery of a Great Citadel of the Bible [Hazor: Se redescubre una gran ciudadela bíblica]).
Parecía que el misterio de las puertas se resolvía precisamente como se esperaba, con fundamento en la Biblia. Pero ¿qué hay de Guézer, al sur? Yadin sabía que cuando el arqueólogo irlandés R. A. S. Macalister había excavado allí entre 1902 y 1909 no había hallado nada que pudiera asignarse a Salomón. ¿Pudieran haberse pasado por alto claves importantes en lo que hasta Yadin llamó “El misterio de Guézer”?
Él dice: “Los hallazgos de Hazor y el famoso pasaje de 1 Reyes me llevaron a examinar de nuevo el informe de Macalister con la esperanza de localizar una puerta. Bien puede el lector imaginarse mi sorpresa y agitación cuando [...] me topé con un trazado [...] que llevaba el título de ‘Plano del castillo macabeo de Guézer’”. Macalister fechó los restos de aquel “castillo” como del tiempo de la rebelión de los macabeos judíos (siglo II a.E.C.). Pero Yadin pensó que en aquel viejo trazado él podía ver ‘una muralla hueca, una casa exterior de guardas y, lo que era más importante, algo que parecía la mitad de una puerta de ciudad, exactamente como las que se habían hallado en Meguidó y Hazor’. Yadin publicó un artículo sobre estas claves. Después, el Dr. William G. Dever excavó en Guézer. ¿Con qué resultado? Dever escribió excitadamente: “¡Sí, Salomón reedificó a Guézer!”. O, como Yadin lo explica: “Como era de esperarse, el equipo de Dever no solo halló la otra mitad de la puerta, sino que la estratigrafía y la cerámica demostraron de manera definitiva que aquel complejo había sido edificado en los tiempos de Salomón”.
Así se resolvió el misterio. Yadin hizo la siguiente observación en The Biblical Archaeologist (Vol. XXXIII, 1970, 3): “Con la ayuda del breve pasaje bíblico de Reyes, se localizaron y fecharon las fortificaciones salomónicas, cuyo plan era idéntico en las tres ciudades”. “Sí, parece que en la historia de la arqueología no hay otro ejemplo de un pasaje que ayudara tanto a identificar y fechar estructuras en varios de los tells más importantes [...] como el de 1 Reyes 9:15.”
[Fotografía/Ilustración en la página 25]
Basándose en 1 Reyes 9:15, unos arqueólogos hallaron en Hazor una puerta del mismo tamaño y forma de la de Meguidó
[Fotografía/Ilustración en la página 26]
Una vista aérea de la puerta de Guézer. El dibujo muestra lo que se descubrió primero (en trazos gruesos) y lo que se halló unos 60 años después (en líneas punteadas)
[Reconocimiento]
Pictorial Archive (Near Eastern History) Est.
[Reconocimiento en la página 24]
Pictorial Archive (Near Eastern History)

*** w86 15/2 pág. 23 Megidó... antiguo campo de batalla con significado profético ***
“Ahora bien, ésta es la relación de los que fueron reclutados para trabajo forzado, una leva que el rey Salomón hizo para edificar [...] el muro de Jerusalén y Hazor y Meguidó y Guézer”. (1 Reyes 9:15.) Un montículo de unos 21 metros [70 pies] de alto, que domina un ancho valle, señala ahora el lugar donde en un tiempo estuvo Meguidó. En tiempos antiguos se edificaban las nuevas viviendas sobre las ruinas de las antiguas. De modo que cada nivel de tierra o estrato puede corresponder a una determinada época histórica. El arqueólogo, empezando desde arriba, va excavando a través de los diferentes estratos históricos. Se han descubierto por lo menos 20 estratos en Meguidó, lo cual indica que la ciudad fue reconstruida muchas veces. ¿Cómo ha ayudado la Biblia a esos pacientes excavadores?
La construcción de las puertas de la ciudad fue sin duda una parte importante del proyecto de Salomón de fortificar a Meguidó, Hazor y Guézer. Hace unos años se descubrieron las puertas de la ciudad de Meguidó. Poco después se encontraron en Hazor puertas de idéntico estilo. Los arqueólogos, siguiendo las indicaciones bíblicas, empezaron también a excavar en Guézer. En esa ciudad también se encontraron puertas del mismo estilo. ¿Por qué es eso importante para los estudiantes de la Biblia? Un conocido arqueólogo, el profesor Yohanan Aharoni, dice:
“En las excavaciones que se llevaron a cabo en los tres lugares, se descubrieron puertas de idéntica planificación en estratos del siglo décimo a. de la E.C. [...] Puertas como estas, con tres cuerpos de guardia y cuatro juegos de pilares en cada lado del corredor, se han descubierto solo hasta el momento en otros dos lugares. [...] Por lo tanto, prácticamente todos los eruditos concuerdan en que las puertas de Hazor, Meguidó y Guézer, con sus cuarteles triples, pertenecen al reinado de Salomón”.
El Dr. Yigael Yadin llega a la misma conclusión: “El descubrimiento de las fortificaciones de Salomón en Hazor, Meguidó y Guézer es un ejemplo instructivo de que la Biblia es una guía importante y práctica para los arqueólogos”.

(1 REYES 9:16)

“(Faraón el rey de Egipto había subido él mismo y entonces tomado a Guézer y la había quemado con fuego, y a los cananeos que moraban en la ciudad los había matado. De modo que la dio como regalo de despedida a su hija, la esposa de Salomón.)”

*** it-1 pág. 776 Egipto, egipcio ***
No se especifica cuándo este Faraón desconocido conquistó Guézer, la ciudad que luego dio como dote o regalo de boda de despedida a su hija. (1Re 9:16.)

(1 REYES 9:22)

“Y a ninguno de los hijos de Israel constituyó Salomón en esclavo; pues ellos eran los guerreros, y los siervos de él, y sus príncipes, y sus adjutores y jefes de los que conducían sus carros y de sus hombres de a caballo.”

*** it-1 pág. 53 Adjutor ***
Después de decir que Salomón no constituyó en esclavo a ninguno de los hijos de Israel, 1 Reyes 9:22 declara: “Pues ellos eran los guerreros, y los siervos de él, y sus príncipes, y sus adjutores y jefes de los que conducían sus carros y de sus hombres de a caballo”. En un comentario sobre este texto, C. F. Keil dice que el término scha•li•schím (plural), usado en este pasaje, podría entenderse como “adjutores reales”. (Commentary on the Old Testament, 1973, vol. 3, “1 Kings”, pág. 146.)

(1 REYES 9:23)

“Estos eran los jefes de los comisarios que estaban sobre la obra de Salomón, quinientos cincuenta, los capataces sobre la gente que estaba activa en la obra.”

*** w05 1/12 pág. 19 Puntos sobresalientes del libro de Segundo de las Crónicas ***
2:18; 8:10. Estos versículos indican que el número de comisarios empleados como supervisores y capataces para vigilar las obras era de 3.600 más 250, mientras que en 1 Reyes 5:16 y 9:23 se dice que el número era de 3.300 más 550. ¿A qué se debe la diferencia? La diferencia parece radicar en los métodos de clasificación de los comisarios. Puede ser que Segundo de las Crónicas distinga entre 3.600 comisarios no israelitas y 250 israelitas, en tanto que Primero de los Reyes establezca una diferencia entre 3.300 capataces y 550 supervisores de mayor rango; de cualquier modo, la cifra total en cada caso es la misma: 3.850.

*** it-1 pág. 515 Comisario ***
Los “comisarios principescos” también servían de encargados y superintendentes de los que trabajaban en la construcción durante el reinado de Salomón. Parece que los dos relatos sobre estos comisarios, el de 1 Reyes y el de 2 Crónicas, solo difieren en los métodos de clasificación: el primero contabiliza 3.300 más 550, lo que arroja un total de 3.850 (1Re 5:16; 9:23), mientras que el segundo da 3.600 más 250, lo que también totaliza 3.850. (2Cr 2:18; 8:10.) Algunos eruditos (Ewald, Keil, Michaelis) creen que las cifras dadas en el libro de Crónicas hacen una distinción entre los 3.600 comisarios que no eran israelitas y los 250 israelitas, en tanto que en el libro de Reyes la distinción de comisarios que se hace es entre los 3.300 encargados subordinados y los 550 supervisores principales, entre los que se incluía a 300 supervisores que no eran israelitas.

(1 REYES 9:24)

“Sin embargo, la hija de Faraón misma subió de la Ciudad de David a su propia casa que él le había edificado. Fue entonces cuando él edificó el Montículo.”

*** it-1 pág. 641 David, Ciudad de ***
Después de casarse con la hija de Faraón, Salomón la instaló en la Ciudad de David (1Re 3:1), pero una vez finalizadas las obras de una nueva residencia real más cercana al templo, la sacó de allí, pues aquel lugar se consideraba sagrado por haber albergado el Arca. (1Re 9:24; 2Cr 8:11.)

(1 REYES 9:25)

“Y Salomón continuó ofreciendo tres veces al año sacrificios quemados y sacrificios de comunión sobre el altar que había edificado a Jehová, y había un hacer humo de sacrificio sobre el [altar], que estaba delante de Jehová; y completó la casa.”

*** it-1 pág. 105 Altar ***
La declaración registrada en 1 Reyes 9:25 en cuanto a que Salomón ‘ofrecía sacrificios sobre el altar’ obviamente significa que hacía que se ofreciesen por medio del sacerdocio autorizado. (Compárese con 2Cr 8:12-15.)

(1 REYES 9:26)

“Y había una flota de naves que el rey Salomón hizo en Ezión-guéber, que está junto a Elot, sobre la orilla del mar Rojo en la tierra de Edom.”

*** it-2 pág. 1088 Tarsis ***
Relaciones comerciales con Salomón. El comercio fenicio con Tarsis está corroborado claramente por el registro del tiempo del rey Salomón (unos trece siglos después del Diluvio), cuando la nación de Israel también empezó a efectuar comercio marítimo. Salomón tenía una flota de naves en la zona del mar Rojo, parte de cuya tripulación eran marineros expertos que el rey fenicio Hiram de Tiro le había proporcionado, y estaba dedicada especialmente al tráfico con la tierra de Ofir, rica en oro. (1Re 9:26-28.) Después se hace referencia a “una flota de naves de Tarsis” que Salomón tenía en el mar “junto con la flota de naves de Hiram”, y se dice que estas naves hacían viajes cada tres años para importar oro, plata, marfil, monos y pavos reales. (1Re 10:22.) Se cree que la expresión “naves de Tarsis” con el transcurso del tiempo representó un tipo de nave, como dice cierto léxico: “Naves grandes, propias para la navegación de altura, adecuadas para hacer el trayecto a Tarsis”. (A Hebrew and English Lexicon of the Old Testament, de Brown, Driver y Briggs, 1980, pág. 1077.) De manera similar, el nombre inglés Indiamen se aplicó originalmente a las grandes naves británicas que participaban en actividades comerciales con la India, pero con el tiempo el término aplicó a todas las naves de ese tipo sin importar su origen o su destino. De modo que en 1 Reyes 22:48 se muestra que el rey Jehosafat (c. 936-911 a. E.C.) “hizo naves de Tarsis para que fueran a Ofir por oro”.
No obstante, el relato de las Crónicas especifica que las naves que utilizó Salomón para los viajes trienales “iban a Tarsis” (2Cr 9:21); además, comenta que las naves de Jehosafat estaban diseñadas para que “fueran a Tarsis”, pero “se destrozaron, y no retuvieron fuerza para ir a Tarsis”. (2Cr 20:36, 37.) Estos textos indican que Ofir no era el único puerto de escala de las “naves de Tarsis” israelitas, sino que también navegaban por aguas del Mediterráneo. Naturalmente, esto plantea un problema, pues se muestra que el lugar de botadura de al menos algunas de estas naves fue Ezión-guéber, en el golfo de ʽAqaba. (1Re 9:26.) Para que las naves llegasen al mar Mediterráneo, tenían que atravesar por un canal desde el mar Rojo hasta el río Nilo y luego hasta el Mediterráneo, o circunnavegar el continente africano. Aunque hoy resulta completamente imposible determinar los detalles de las rutas de navegación (y los canales) que existían o se utilizaban en el tiempo de Salomón y en el tiempo de Jehosafat, no es suficiente razón para poner en tela de juicio el registro de sus actividades marítimas.

(1 REYES 9:28)

“Y procedieron a ir a Ofir y a tomar de allí cuatrocientos veinte talentos de oro, y a traerlo al rey Salomón.”

*** w08 1/11 pág. 22 ¿Lo sabía? ***
¿Cuánto oro poseía el rey Salomón?
Según las referencias bíblicas, Hiram —el rey de Tiro— envió a Salomón cuatro toneladas de oro, la reina de Seba le regaló una cantidad similar y la flota comercial del propio Salomón le llevó 14 toneladas de oro de Ofir. El relato explica que “el peso del oro que vino al rey Salomón en un año ascendió a seiscientos sesenta y seis talentos [unas 22 toneladas] de oro” (1 Reyes 9:14, 28; 10:10, 14). ¿Son exageradas estas cifras? Comparémoslas con las reservas de oro de otros reyes de la antigüedad.
Una inscripción muy antigua —que los expertos consideran fiable— indica que el faraón Tutmosis III (segundo milenio antes de nuestra era) donó 12 toneladas de oro al templo de Amón-Ra, en Karnak. En el siglo VIII antes de nuestra era, el rey asirio Tiglat-piléser III recibió cuatro toneladas de oro como tributo de Tiro, y Sargón II entregó esa misma cantidad como ofrenda a los dioses de Babilonia. Por otro lado, se dice que Filipo II de Macedonia (359-336 antes de nuestra era) extraía anualmente unas 25 toneladas de oro de las minas del monte Pangeo, en la región de Tracia.
También se dice que su hijo, Alejandro Magno (336-323 antes de nuestra era), reunió un botín de unas 1.000 toneladas de oro al ocupar la ciudad persa de Susa y más de 6.000 toneladas durante su conquista de toda Persia. En vista de estas cifras, es obvio que la Biblia no exagera al hablar de la cantidad de oro que poseía el rey Salomón.

*** it-2 pág. 521 Ofir ***
Más tarde, la flota comercial de Salomón, hijo de David, transportaba regularmente desde Ofir 420 talentos de oro. (1Re 9:26-28.) Por otra parte, el relato paralelo de 2 Crónicas 8:18 da la cifra de 450 talentos. Algunos eruditos opinan que esta discrepancia apareció cuando comenzaron a usarse las letras del alfabeto en lugar de cifras, y que quizás algún copista haya confundido la letra nun (נ), que representaba el número 50, por la letra kaf (כ), que significaba 20, o viceversa. Sin embargo, existen claros indicios de que los números no se representaban por letras en las Escrituras Hebreas, sino que se escribía la palabra correspondiente a cada uno. Una explicación más probable, por lo tanto, es que ambas cifras sean correctas y que la cantidad bruta que se llevaba fuese de 450 talentos, de los que 420 componían la ganancia neta.

*** it-2 pág. 559 Oro ***
Ingresos en oro de Salomón. Grandes cantidades de oro engrosaron las arcas de la tesorería de Salomón procedentes del rey de Tiro (120 talentos) y la reina de Seba (120 talentos), tributos e impuestos anuales y su propia flota mercante. El registro bíblico dice: “Y el peso del oro que vino al rey Salomón en un año ascendió a seiscientos sesenta y seis talentos de oro [aproximadamente 256.643.000 dólares (E.U.A.)]”. Esa cantidad no incluía los ingresos procedentes de comerciantes, gobernadores, etc. (1Re 9:14, 27, 28; 10:10, 14, 15.)
Ofir era un lugar de donde Salomón adquiría oro de excelente calidad. Se ha descubierto un fragmento de cerámica, que se cree data del siglo VIII a. E.C., con la siguiente inscripción: “Oro de Ofir a bet horón, 30 siclos”. (1Re 9:28; 10:11; Job 28:16; véase OFIR.)

(1 REYES 10:1)

“Ahora bien, la reina de Seba oía el informe acerca de Salomón respecto al nombre de Jehová. Por lo tanto, vino a probarlo con preguntas de las que causan perplejidad.”

*** w99 1/7 pág. 30 Una visita bien recompensada ***
Observe, sin embargo, que la reina tuvo noticias de la fama de Salomón “respecto al nombre de Jehová”. Así pues, este no era simplemente un viaje de negocios. Es evidente que su principal objetivo era escuchar la sabiduría de Salomón e incluso quizás aprender algo acerca de su Dios, Jehová. Puesto que ella probablemente descendía de Sem o Cam, quienes fueron adoradores de Jehová, puede que sintiese curiosidad por la religión de sus ancestros.
Preguntas que causan perplejidad, respuestas satisfactorias
Después de encontrarse con Salomón, la reina comenzó a probarle con “preguntas de las que causan perplejidad” (1 Reyes 10:1). El término hebreo correspondiente a esta expresión también puede traducirse por “acertijos”. Esto no quiere decir que la reina entretuviese a Salomón con juegos banales. Es interesante notar que en el Salmo 49:4 se utiliza la misma palabra hebrea para referirse a preguntas importantes relacionadas con el pecado, la muerte y la redención. Por lo tanto, lo más probable es que la reina de Seba conversara con él sobre temas profundos que pusiesen a prueba la grandeza de su sabiduría.

*** w99 1/7 pág. 30 Una visita bien recompensada ***
Hicieron la voluntad de Jehová
Una visita bien recompensada
EL VIAJE de Seba a Jerusalén debió de ser agotador para la reina. Estaba acostumbrada a vivir rodeada de lujo y, sin embargo, recorrió a camello unos 2.400 kilómetros por el desierto abrasador. Según algunos cálculos, el desplazamiento le pudo llevar unos setenta y cinco días, sin contar el regreso.
¿Por qué abandonó esta reina acaudalada su cómodo hogar de Seba para emprender tan riguroso viaje?
Un informe intrigante
La reina de Seba vino a Jerusalén tras “[oír] el informe acerca de Salomón respecto al nombre de Jehová” (1 Reyes 10:1). No se dice lo que la reina oyó exactamente. Sabemos, no obstante, que Jehová bendijo a Salomón con sabiduría, riqueza y honra excepcionales (2 Crónicas 1:11, 12). ¿Cómo le llegó a ella dicho informe? Puesto que Seba era un centro de comercio, es posible que la fama de Salomón llegase a sus oídos mediante los comerciantes que pasaban por sus dominios. Puede que algunos de ellos hubiesen estado en la tierra de Ofir, con la que Salomón realizaba importantes transacciones comerciales (1 Reyes 9:26-28).

*** g94 22/4 pág. 25 Yemen: un país lleno de sorpresas ***
El reino de Seba, situado, según se cree, en lo que ahora es la parte oriental de Yemen, se hizo con el control de la ruta de las caravanas y cobró fama por el comercio del incienso, la mirra, el oro, las piedras preciosas y el marfil. (Isaías 60:6.) En los días de Salomón, la reina de Seba viajó desde “los fines de la tierra” para oír en persona la sabiduría del rey. (Mateo 12:42.) Según el relato histórico recogido en la Biblia, fue a Jerusalén con “un séquito muy impresionante, camellos que traían aceite balsámico y muchísimo oro y piedras preciosas”. (1 Reyes 10:1, 2.) Los actuales yemeníes todavía recuerdan a esta antigua reina, que, si bien no es mencionada por nombre en el Corán, en la tradición islámica recibe el nombre de Bilqis. Este nombre aparece en muchos productos comerciales de Yemen.

*** it-2 págs. 882-883 Sabeos ***
3. Descendientes de Seba (no se sabe si de la línea de Sem o de la de Cam) que formaron un reino en el S. de la península arábiga. La reina de Seba que visitó a Salomón probablemente era de esta tierra. (1Re 10:1.) Las fuentes seglares suelen llamar sabeo a este reino, y puede que la Biblia haga lo mismo. (Véase SEBA núm. 6).

(1 REYES 10:2)

“Por fin llegó a Jerusalén con un séquito muy impresionante, camellos que traían aceite balsámico y muchísimo oro y piedras preciosas; y procedió a entrar a donde Salomón y a hablarle todo lo que se hallaba junto a su corazón.”

*** w99 1/7 pág. 30 Una visita bien recompensada ***
Según el antiguo geógrafo griego Estrabón, la población de Seba era inmensamente rica. Dice que utilizaban grandes cantidades de oro para adornar sus muebles, sus utensilios e incluso las paredes, las puertas y los tejados de sus casas.

*** w99 1/7 pág. 30 Una visita bien recompensada ***
En cualquier caso, la reina llegó a Jerusalén “con un séquito muy impresionante, camellos que traían aceite balsámico y muchísimo oro y piedras preciosas” (1 Reyes 10:2a). Algunos expertos afirman que este ‘séquito impresionante’ incluía una escolta armada, lo cual sería comprensible, dado que la reina era una poderosa dignataria que, además, llevaba consigo un cargamento de un valor equivalente a decenas de millones de dólares.

*** g94 22/4 pág. 25 Yemen: un país lleno de sorpresas ***
El reino de Seba, situado, según se cree, en lo que ahora es la parte oriental de Yemen, se hizo con el control de la ruta de las caravanas y cobró fama por el comercio del incienso, la mirra, el oro, las piedras preciosas y el marfil. (Isaías 60:6.) En los días de Salomón, la reina de Seba viajó desde “los fines de la tierra” para oír en persona la sabiduría del rey. (Mateo 12:42.) Según el relato histórico recogido en la Biblia, fue a Jerusalén con “un séquito muy impresionante, camellos que traían aceite balsámico y muchísimo oro y piedras preciosas”. (1 Reyes 10:1, 2.) Los actuales yemeníes todavía recuerdan a esta antigua reina, que, si bien no es mencionada por nombre en el Corán, en la tradición islámica recibe el nombre de Bilqis. Este nombre aparece en muchos productos comerciales de Yemen.

*** it-1 pág. 167 Arabia ***
Debido a la gran superioridad del camello sobre el asno para hacer viajes largos por el desierto, se piensa que su domesticación significó para Arabia algo así como una revolución económica, que contribuyó al desarrollo de los llamados “reinos de las especias” de Arabia meridional.
Las caravanas de camellos que provenían de las regiones más fértiles del S. serpenteaban a lo largo de las rutas del desierto que corrían paralelas al mar Rojo, viajando de oasis en oasis y de pozo en pozo hasta llegar a la península del Sinaí, desde donde podían bifurcarse hacia Egipto o continuar hacia el N., hasta Palestina o Damasco. Además de sus muy apreciadas especias y resinas aromáticas, como el olíbano y la mirra (Isa 60:6), quizás transportaran oro y madera de algum desde Ofir (1Re 9:28; 10:11), al igual que piedras preciosas, como hizo la reina de Seba al visitar al rey Salomón. (1Re 10:1-10, 15; 2Cr 9:1-9, 14.)

*** it-2 pág. 978 Seba ***
Esta reina, cuyo nombre no se menciona en la Biblia, fue a Jerusalén con un “séquito muy impresionante, camellos que traían aceite balsámico y muchísimo oro y piedras preciosas”. (1Re 10:1, 2.) Su manera de viajar y el tipo de regalos que llevó indican que procedía del reino de Seba, al SO. de Arabia.

(1 REYES 10:5)

“y el alimento de su mesa, y el sentarse de sus siervos, y la manera de servir la mesa sus mozos, y el atavío de ellos, y las bebidas de él, y sus sacrificios quemados que él con regularidad ofrecía en la casa de Jehová, entonces resultó que no hubo más espíritu en ella.”

*** w99 1/7 pág. 30 Una visita bien recompensada ***
A la reina de Seba le impresionaron tanto la sabiduría de Salomón y la prosperidad de su reino que “no hubo más espíritu en ella” (1 Reyes 10:4, 5). Algunos entendidos piensan que esta oración significa que la reina “se quedó sin aliento”. Un experto cree incluso que se desmayó. Sea como fuere, a ella le sorprendió mucho lo que vio y oyó.

(1 REYES 10:8)

“¡Felices son tus hombres!; ¡felices son estos siervos tuyos que están de pie ante ti constantemente, escuchando tu sabiduría!”

*** w99 1/11 pág. 20 Cuando la generosidad abunda ***
Sorprendida por todo lo que oyó y vio, la reina respondió humildemente: “¡Felices son estos siervos tuyos que están de pie ante ti constantemente, escuchando tu sabiduría!” (1 Reyes 10:4-8). No pronunció felices a los siervos de Salomón por vivir en la opulencia, aunque así era, sino porque podían escuchar constantemente la sabiduría que Salomón había recibido de Dios. La reina de Seba es un buen ejemplo para los siervos de Jehová de la actualidad, que se benefician de la sabiduría del Creador mismo y la de su Hijo, Jesucristo.

(1 REYES 10:9)

“Llegue a ser bendito Jehová tu Dios, que se ha deleitado en ti al ponerte sobre el trono de Israel; porque Jehová ama a Israel hasta tiempo indefinido, de modo que te ha nombrado rey para que ejecutes decisión judicial y justicia”.”

*** w99 1/11 pág. 20 Cuando la generosidad abunda ***
También es digno de nota el siguiente comentario que le hizo la reina a Salomón: “Llegue a ser bendito Jehová tu Dios” (1 Reyes 10:9). Es evidente que percibió la mano de Jehová en la sabiduría y la prosperidad de Salomón. Estas palabras concuerdan con lo que Jehová prometió a Israel en tiempos anteriores. ‘Si guardan mis regulaciones’, dijo, “esto es sabiduría de parte de ustedes y entendimiento de parte de ustedes ante los ojos de los pueblos que oirán acerca de todas estas disposiciones reglamentarias, y ciertamente dirán: ‘Esta gran nación sin duda es un pueblo sabio y entendido’” (Deuteronomio 4:5-7).

(1 REYES 10:10)

“Entonces dio al rey ciento veinte talentos de oro y grandísima cantidad de aceite balsámico y piedras preciosas. Nunca más vino semejante aceite balsámico, en cuanto a cantidad, como el que la reina de Seba dio al rey Salomón.”

*** w08 1/11 pág. 22 ¿Lo sabía? ***
¿Cuánto oro poseía el rey Salomón?
Según las referencias bíblicas, Hiram —el rey de Tiro— envió a Salomón cuatro toneladas de oro, la reina de Seba le regaló una cantidad similar y la flota comercial del propio Salomón le llevó 14 toneladas de oro de Ofir. El relato explica que “el peso del oro que vino al rey Salomón en un año ascendió a seiscientos sesenta y seis talentos [unas 22 toneladas] de oro” (1 Reyes 9:14, 28; 10:10, 14). ¿Son exageradas estas cifras? Comparémoslas con las reservas de oro de otros reyes de la antigüedad.
Una inscripción muy antigua —que los expertos consideran fiable— indica que el faraón Tutmosis III (segundo milenio antes de nuestra era) donó 12 toneladas de oro al templo de Amón-Ra, en Karnak. En el siglo VIII antes de nuestra era, el rey asirio Tiglat-piléser III recibió cuatro toneladas de oro como tributo de Tiro, y Sargón II entregó esa misma cantidad como ofrenda a los dioses de Babilonia. Por otro lado, se dice que Filipo II de Macedonia (359-336 antes de nuestra era) extraía anualmente unas 25 toneladas de oro de las minas del monte Pangeo, en la región de Tracia.
También se dice que su hijo, Alejandro Magno (336-323 antes de nuestra era), reunió un botín de unas 1.000 toneladas de oro al ocupar la ciudad persa de Susa y más de 6.000 toneladas durante su conquista de toda Persia. En vista de estas cifras, es obvio que la Biblia no exagera al hablar de la cantidad de oro que poseía el rey Salomón.

*** w99 1/7 págs. 30-31 Una visita bien recompensada ***
Entonces le hizo regalos muy costosos; solo en oro le dio lo que equivaldría hoy a unos 40.000.000 de dólares.

*** w99 1/11 pág. 20 Cuando la generosidad abunda ***
La Biblia nos dice que su regalo constaba de 120 talentos de oro “y grandísima cantidad de aceite balsámico y piedras preciosas”. A precios actuales, solo el oro costaría unos 40.000.000 de dólares. El aceite balsámico, un aceite aromático y medicinal, se valoraba en aquel tiempo tanto como el oro. Aunque la Biblia no especifica cuánto aceite llevó la reina a Salomón, sí nos dice que su presente nunca fue igualado (1 Reyes 10:10).

*** g92 22/12 pág. 3 Dar produce gozo ***
La Biblia menciona muchas ocasiones en las que se dieron regalos, a veces hasta regalos valiosísimos. Cuando la reina de Seba presenció la sabiduría de Salomón, “dio al rey ciento veinte talentos de oro y grandísima cantidad de aceite balsámico y piedras preciosas”. (1 Reyes 10:10.) El valor moderno de tan solo el oro que le regaló sería de más de 46 millones de dólares (E.U.A.).

*** it-2 pág. 913 Salomón ***
Luego le entregó a Salomón el magnífico regalo de 120 talentos de oro (46.242.000 dólares [E.U.A.]), muchísimas piedras preciosas y aceite balsámico en una cantidad extraordinariamente grande. Salomón, a su vez, le dio a la reina todo lo que ella le pidió, además de un generoso regalo, que posiblemente superó lo que ella le había llevado. (1Re 10:10, 13; 2Cr 9:9, 12.)

(1 REYES 10:11)

“Y la flota de naves de Hiram, que traía oro de Ofir, también trajo de Ofir maderas de árboles algum en muy grande cantidad, y piedras preciosas.”

*** it-1 pág. 88 Algum ***
ALGUM
(heb. ʼal•gum•mím [2Cr 2:8; 9:10, 11]; ʼal•mug•gím [1Re 10:11, 12]).
Árbol que figuraba entre las maderas que Salomón pidió a Hiram de Tiro para la construcción del templo. Los escalones y los soportes, así como las arpas e instrumentos de cuerda, se hicieron con este tipo de madera.
No se puede identificar con certeza el árbol mencionado en estos pasajes. Tradicionalmente se ha considerado que el algum es el sándalo rojo (Pterocarpus santalinus) que hoy día se halla en la India y Sri Lanka, aunque hay quien opina que es el sándalo blanco (Santalum album), tal vez debido al comentario de Josefo de que era como la madera de pino, “pero [...] más blanca y más brillante”. (Antigüedades Judías, libro VIII, cap. VII, sec. 1.) El sándalo rojo crece hasta una altura de 7,5 a 9 m., su madera es dura, de veta o grano fino y de color marrón rojizo. Al pulirla, adquiere mucho brillo. Es particularmente recomendable para la confección de instrumentos musicales como los mencionados en la Biblia. La madera es olorosa y de gran resistencia a los insectos.
En la actualidad el sándalo rojo no se da en el Líbano, y en lo que respecta al registro bíblico, no se especifica si el algum era oriundo de ese país. En cualquier caso, Hiram después vio conveniente obtenerlo en Ofir, lo que no excluye la posibilidad de que aun en Ofir esta madera fuese de importación, ya que esta ciudad —por su ubicación— pudo servir de centro para el comercio con la India, Egipto y otras regiones de África. (1Re 10:11, 22.) La singularidad y belleza de la madera que Hiram envió queda reseñada en estas palabras: “Maderas de árboles algum así no han venido ni se han visto hasta el día de hoy”. (1Re 10:12.)

*** it-2 pág. 559 Oro ***
Ofir era un lugar de donde Salomón adquiría oro de excelente calidad. Se ha descubierto un fragmento de cerámica, que se cree data del siglo VIII a. E.C., con la siguiente inscripción: “Oro de Ofir a bet horón, 30 siclos”. (1Re 9:28; 10:11; Job 28:16; véase OFIR.)

(1 REYES 10:12)

“Y el rey procedió a hacer de las maderas de los árboles algum apoyos para la casa de Jehová y para la casa del rey, y también arpas e instrumentos de cuerda para los cantores. Maderas de árboles algum así no han venido ni se han visto hasta el día de hoy.”

*** it-1 pág. 88 Algum ***
ALGUM
(heb. ʼal•gum•mím [2Cr 2:8; 9:10, 11]; ʼal•mug•gím [1Re 10:11, 12]).
Árbol que figuraba entre las maderas que Salomón pidió a Hiram de Tiro para la construcción del templo. Los escalones y los soportes, así como las arpas e instrumentos de cuerda, se hicieron con este tipo de madera.
No se puede identificar con certeza el árbol mencionado en estos pasajes. Tradicionalmente se ha considerado que el algum es el sándalo rojo (Pterocarpus santalinus) que hoy día se halla en la India y Sri Lanka, aunque hay quien opina que es el sándalo blanco (Santalum album), tal vez debido al comentario de Josefo de que era como la madera de pino, “pero [...] más blanca y más brillante”. (Antigüedades Judías, libro VIII, cap. VII, sec. 1.) El sándalo rojo crece hasta una altura de 7,5 a 9 m., su madera es dura, de veta o grano fino y de color marrón rojizo. Al pulirla, adquiere mucho brillo. Es particularmente recomendable para la confección de instrumentos musicales como los mencionados en la Biblia. La madera es olorosa y de gran resistencia a los insectos.
En la actualidad el sándalo rojo no se da en el Líbano, y en lo que respecta al registro bíblico, no se especifica si el algum era oriundo de ese país. En cualquier caso, Hiram después vio conveniente obtenerlo en Ofir, lo que no excluye la posibilidad de que aun en Ofir esta madera fuese de importación, ya que esta ciudad —por su ubicación— pudo servir de centro para el comercio con la India, Egipto y otras regiones de África. (1Re 10:11, 22.) La singularidad y belleza de la madera que Hiram envió queda reseñada en estas palabras: “Maderas de árboles algum así no han venido ni se han visto hasta el día de hoy”. (1Re 10:12.)

(1 REYES 10:13)

“Y el rey Salomón mismo dio a la reina de Seba todo lo que la deleitó que ella pidió, además de lo que le dio a mano abierta, según la manera del rey Salomón. Después de eso, ella se volvió y se fue a su propio país, ella junto con sus siervos.”

*** w99 1/7 pág. 31 Una visita bien recompensada ***
Salomón también le entregó obsequios, “todo lo que la deleitó que ella pidió” (1 Reyes 10:6-13).

*** w99 1/7 pág. 31 Una visita bien recompensada ***
Hay quien piensa que estas palabras aluden a una relación íntima entre ambos. Ciertas leyendas cuentan que incluso tuvieron un hijo. Sin embargo, no hay pruebas que lo demuestren.

(1 REYES 10:14)

“Y el peso del oro que vino al rey Salomón en un año ascendió a seiscientos sesenta y seis talentos de oro,”

*** w08 1/11 pág. 22 ¿Lo sabía? ***
¿Cuánto oro poseía el rey Salomón?
Según las referencias bíblicas, Hiram —el rey de Tiro— envió a Salomón cuatro toneladas de oro, la reina de Seba le regaló una cantidad similar y la flota comercial del propio Salomón le llevó 14 toneladas de oro de Ofir. El relato explica que “el peso del oro que vino al rey Salomón en un año ascendió a seiscientos sesenta y seis talentos [unas 22 toneladas] de oro” (1 Reyes 9:14, 28; 10:10, 14). ¿Son exageradas estas cifras? Comparémoslas con las reservas de oro de otros reyes de la antigüedad.
Una inscripción muy antigua —que los expertos consideran fiable— indica que el faraón Tutmosis III (segundo milenio antes de nuestra era) donó 12 toneladas de oro al templo de Amón-Ra, en Karnak. En el siglo VIII antes de nuestra era, el rey asirio Tiglat-piléser III recibió cuatro toneladas de oro como tributo de Tiro, y Sargón II entregó esa misma cantidad como ofrenda a los dioses de Babilonia. Por otro lado, se dice que Filipo II de Macedonia (359-336 antes de nuestra era) extraía anualmente unas 25 toneladas de oro de las minas del monte Pangeo, en la región de Tracia.
También se dice que su hijo, Alejandro Magno (336-323 antes de nuestra era), reunió un botín de unas 1.000 toneladas de oro al ocupar la ciudad persa de Susa y más de 6.000 toneladas durante su conquista de toda Persia. En vista de estas cifras, es obvio que la Biblia no exagera al hablar de la cantidad de oro que poseía el rey Salomón.

*** w98 15/5 pág. 3 Un rey rico y sabio ***
Fíjese en lo que dice el versículo 14, por ejemplo: “El peso del oro que vino al rey Salomón en un año ascendió a seiscientos sesenta y seis talentos de oro”. Esa cifra equivale a 25 toneladas de oro, que hoy valdrían bastante más de 200.000.000 de dólares.

*** w96 15/10 págs. 8-9 ¿Se han exagerado las riquezas del rey Salomón? ***
¿Se han exagerado las riquezas del rey Salomón?
“El peso del oro que vino al rey Salomón en un año ascendió a seiscientos sesenta y seis talentos.” (1 Reyes 10:14.)
SEGÚN este versículo bíblico, el rey Salomón adquirió más de 25 toneladas de oro en tan solo un año. Esa cantidad de oro valdría hoy 240.000.000 de dólares, que equivale a casi dos veces la totalidad del oro que se extrajo en todo el mundo en el año 1800. ¿Es eso posible? ¿Qué indica la arqueología? Muestra que lo que la Biblia dice en cuanto a la riqueza de Salomón es ciertamente verosímil. La revista Biblical Archaeology Review dice:
□ El rey Tutmosis III, de Egipto (segundo milenio a.E.C.), obsequió aproximadamente 13,5 toneladas de artículos de oro al templo de Amón-Ra de Karnak, y esto era solo parte del presente.
□ Según inscripciones egipcias, el rey Osorkon I (principios del primer milenio a.E.C.) ofreció regalos a los dioses por un total de aproximadamente 383 toneladas de oro y plata.
Además, el tomo La Grecia Clásica, de la serie Las grandes épocas de la humanidad, informa:
□ Las minas de Pangeo, ubicadas en Tracia, producían más de 37 toneladas de oro todos los años para el rey Filipo II (359-336 a.E.C.).
□ Cuando el hijo de Filipo, Alejandro Magno (336-323 a.E.C.), conquistó Susa, la capital del Imperio persa, se hallaron tesoros que ascendían a bastante más de 1.000 toneladas de oro. (The New Encyclopædia Britannica.)
De modo que lo que dice la Biblia sobre las riquezas del rey Salomón no es exagerado. Recuerde, también, que Salomón era en aquel tiempo “más grande en cuanto a riquezas y sabiduría que todos los demás reyes de la tierra”. (1 Reyes 10:23.)
¿Cómo usó Salomón sus riquezas? Su trono estaba revestido de “oro refinado”, los vasos que usaba para beber eran “de oro”, y tenía 200 grandes escudos y 300 broqueles de “oro aleado”. (1 Reyes 10:16-21.) Salomón empleó su oro, ante todo, para la construcción del templo de Jehová en Jerusalén. Los candelabros del templo y los utensilios sagrados, como los tenedores, los tazones, los cántaros y las fuentes, estaban hechos de oro y plata. Los querubines del Santísimo, que medían cuatro metros y medio de alto; el altar de incienso, y también todo el interior del edificio, estaban revestidos de oro. (1 Reyes 6:20-22; 7:48-50; 1 Crónicas 28:17.)
¿Qué puede decirse de un templo revestido de oro? Es de interés que este uso del oro no era de ningún modo inusual en el mundo antiguo. La revista Biblical Archaeology Review indica que Amenhotep III, de Egipto, “honraba al gran dios Amón con un templo en Tebas que estaba ‘revestido de oro todo él, el suelo estaba adornado con plata [y] todos sus portales con electro’”, una aleación de oro y plata. Además, Esar-hadón, de Asiria (del siglo VII a.E.C.), revistió de oro las puertas y las paredes del santuario de Asur. En lo que respecta al templo de Sin, ubicado en Harán, Nabonido, de Babilonia (siglo VI a.E.C.), escribió: “Vestí sus paredes de oro y plata, y las hice brillar como el Sol”.
De modo que los documentos históricos indican que el relato bíblico de las riquezas del rey Salomón no es exagerado.

*** it-2 pág. 913 Salomón ***
El ingreso anual de oro durante el reinado de Salomón alcanzó los 666 talentos (c. de 256.643.000 dólares [E.U.A.]), aparte de plata y oro y otros artículos que llevaban los mercaderes. (1Re 10:14, 15; 2Cr 9:13, 14.)

(1 REYES 10:16)

“Y el rey Salomón pasó a hacer doscientos escudos grandes de oro aleado (seiscientos [siclos] de oro procedió a poner sobre cada escudo grande),”

*** it-1 págs. 189-190 Armas, armadura ***
El “escudo pequeño” o “broquel” (heb. ma•ghén) es el que solían llevar los arqueros, y por lo general se consideraba un arma ligera, como el arco. Lo llevaban los arqueros benjamitas de la fuerza militar del rey Asá de Judá. (2Cr 14:8.) El broquel casi siempre era redondo, más frecuente que el grande y se usaba sobre todo en los combates cuerpo a cuerpo. Los escudos de oro que hizo Salomón muestran que el tsin•náh y el ma•ghén hebreos diferían considerablemente en tamaño, pues necesitó cuatro veces más oro para revestir el escudo grande que para el pequeño o broquel. (1Re 10:16, 17; 2Cr 9:15, 16.) Parece que al igual que tsin•náh, el término ma•ghén se usaba como nombre genérico de armas de guerra. (2Cr 14:8; 17:17; 32:5.)

*** it-1 pág. 439 Casa del Bosque del Líbano ***
Cuando Salomón terminó la casa, colocó en ella 200 escudos de oro aleado grandes revestidos de 600 siclos de oro (unos 77.000 dólares [E.U.A.]), y 300 broqueles de oro aleado chapados con tres minas de oro (unos 19.300 dólares [E.U.A.]). El oro total empleado en los escudos y en los broqueles ascendería a más de veintiún millones de dólares (E.U.A.). Además, en la casa había una cantidad indeterminada de vasos de oro. (1Re 10:16, 17, 21; 2Cr 9:15, 16, 20.) Sisaq, el rey de Egipto, se llevó estos escudos de oro durante el reinado del hijo de Salomón, Rehoboam,

(1 REYES 10:17)

“y trescientos broqueles de oro aleado (tres minas de oro procedió a poner sobre cada broquel). Entonces el rey los puso en la Casa del Bosque del Líbano.”

*** it-1 págs. 189-190 Armas, armadura ***
El “escudo pequeño” o “broquel” (heb. ma•ghén) es el que solían llevar los arqueros, y por lo general se consideraba un arma ligera, como el arco. Lo llevaban los arqueros benjamitas de la fuerza militar del rey Asá de Judá. (2Cr 14:8.) El broquel casi siempre era redondo, más frecuente que el grande y se usaba sobre todo en los combates cuerpo a cuerpo. Los escudos de oro que hizo Salomón muestran que el tsin•náh y el ma•ghén hebreos diferían considerablemente en tamaño, pues necesitó cuatro veces más oro para revestir el escudo grande que para el pequeño o broquel. (1Re 10:16, 17; 2Cr 9:15, 16.) Parece que al igual que tsin•náh, el término ma•ghén se usaba como nombre genérico de armas de guerra. (2Cr 14:8; 17:17; 32:5.)

*** it-1 pág. 439 Casa del Bosque del Líbano ***
Cuando Salomón terminó la casa, colocó en ella 200 escudos de oro aleado grandes revestidos de 600 siclos de oro (unos 77.000 dólares [E.U.A.]), y 300 broqueles de oro aleado chapados con tres minas de oro (unos 19.300 dólares [E.U.A.]). El oro total empleado en los escudos y en los broqueles ascendería a más de veintiún millones de dólares (E.U.A.). Además, en la casa había una cantidad indeterminada de vasos de oro. (1Re 10:16, 17, 21; 2Cr 9:15, 16, 20.) Sisaq, el rey de Egipto, se llevó estos escudos de oro durante el reinado del hijo de Salomón, Rehoboam,

(1 REYES 10:22)

“Porque el rey tenía en el mar una flota de naves de Tarsis junto con la flota de naves de Hiram. Una vez cada tres años la flota de naves de Tarsis venía y traía oro y plata, marfil, y monos y pavos reales.”

*** w08 1/11 pág. 27 “Las naves de Tarsis”: ecos de una próspera civilización ***
La “flota de naves de Tarsis” de Salomón colaboró con la flota de Hiram, probablemente operando desde Ezión-guéber y comerciando en el mar Rojo e incluso más lejos (1 Reyes 10:22).

*** it-2 pág. 421 Mono ***
MONO
(heb. qohf).
Los monos que importó el rey Salomón quizás hayan pertenecido a una especie de monos de cola larga que, según los escritores antiguos, eran oriundos de Etiopía. (1Re 10:22; 2Cr 9:21.) Por otra parte, el hecho de que la palabra hebrea qohf quizás se derive de la palabra sánscrita kapi y el que se crea que los pavos reales son originarios del SE. de Asia, ha dado apoyo a la conclusión de que la flota de Salomón los trajo desde la India o Sri Lanka. Sin embargo, no era necesario que los artículos importados llegasen directamente desde su país de origen ni desde la misma tierra, pues hay indicios de relaciones comerciales entre la India y África anteriores incluso a la época de Salomón. (Véanse PAVO REAL; TARSIS núm. 4.)

*** it-2 pág. 606 Pavo real ***
En el tiempo del rey Salomón, su flota de naves de Tarsis llevaba cargamentos de “oro y plata, marfil, y monos y pavos reales” en sus viajes trienales. (1Re 10:22.) Aunque algunas de las naves de Salomón viajaban a Ofir (posiblemente, en la zona del mar Rojo; 1Re 9:26-28), en 2 Crónicas 9:21 se relaciona el transporte del mencionado cargamento —incluidos los pavos reales— con las naves que “iban a Tarsis” (probablemente en España). Por lo tanto, no se sabe con seguridad de qué lugar se importaban los pavos reales.

*** it-2 pág. 1088 Tarsis ***
Relaciones comerciales con Salomón. El comercio fenicio con Tarsis está corroborado claramente por el registro del tiempo del rey Salomón (unos trece siglos después del Diluvio), cuando la nación de Israel también empezó a efectuar comercio marítimo. Salomón tenía una flota de naves en la zona del mar Rojo, parte de cuya tripulación eran marineros expertos que el rey fenicio Hiram de Tiro le había proporcionado, y estaba dedicada especialmente al tráfico con la tierra de Ofir, rica en oro. (1Re 9:26-28.) Después se hace referencia a “una flota de naves de Tarsis” que Salomón tenía en el mar “junto con la flota de naves de Hiram”, y se dice que estas naves hacían viajes cada tres años para importar oro, plata, marfil, monos y pavos reales. (1Re 10:22.) Se cree que la expresión “naves de Tarsis” con el transcurso del tiempo representó un tipo de nave, como dice cierto léxico: “Naves grandes, propias para la navegación de altura, adecuadas para hacer el trayecto a Tarsis”. (A Hebrew and English Lexicon of the Old Testament, de Brown, Driver y Briggs, 1980, pág. 1077.) De manera similar, el nombre inglés Indiamen se aplicó originalmente a las grandes naves británicas que participaban en actividades comerciales con la India, pero con el tiempo el término aplicó a todas las naves de ese tipo sin importar su origen o su destino. De modo que en 1 Reyes 22:48 se muestra que el rey Jehosafat (c. 936-911 a. E.C.) “hizo naves de Tarsis para que fueran a Ofir por oro”.
No obstante, el relato de las Crónicas especifica que las naves que utilizó Salomón para los viajes trienales “iban a Tarsis” (2Cr 9:21); además, comenta que las naves de Jehosafat estaban diseñadas para que “fueran a Tarsis”, pero “se destrozaron, y no retuvieron fuerza para ir a Tarsis”. (2Cr 20:36, 37.) Estos textos indican que Ofir no era el único puerto de escala de las “naves de Tarsis” israelitas, sino que también navegaban por aguas del Mediterráneo. Naturalmente, esto plantea un problema, pues se muestra que el lugar de botadura de al menos algunas de estas naves fue Ezión-guéber, en el golfo de ʽAqaba. (1Re 9:26.) Para que las naves llegasen al mar Mediterráneo, tenían que atravesar por un canal desde el mar Rojo hasta el río Nilo y luego hasta el Mediterráneo, o circunnavegar el continente africano. Aunque hoy resulta completamente imposible determinar los detalles de las rutas de navegación (y los canales) que existían o se utilizaban en el tiempo de Salomón y en el tiempo de Jehosafat, no es suficiente razón para poner en tela de juicio el registro de sus actividades marítimas.

(1 REYES 10:27)

“Y el rey llegó a hacer que la plata en Jerusalén fuera como las piedras, e hizo que la madera de cedro fuera como los sicómoros que hay en la Sefelá, por su gran cantidad.”

*** it-2 pág. 151 Judá ***
Justo al E. de Filistea se eleva una zona de colinas, separadas por numerosos valles, que en la parte meridional alcanzan una altitud de unos 450 m. Es la Sefelá (que significa “Tierra Baja”), región que en la antigüedad estaba cubierta de sicómoros. (1Re 10:27.) Se puede decir que es una tierra baja al compararla con la región montañosa de Judá, situada más al E., y que tiene elevaciones que van desde unos 600 m. a más de 1.000 m. sobre el nivel del mar.

(1 REYES 10:29)

“Y un carro comúnmente subía y se exportaba de Egipto por seiscientas piezas de plata, y un caballo por ciento cincuenta; y así era para todos los reyes de los hititas y los reyes de Siria. Era mediante ellos que hacían la exportación.”

*** g 11/10 pág. 16 Un libro digno de confianza. Primera parte ***
El comercio. Jeremías, escritor de los dos libros de los Reyes, incluyó detalles específicos sobre el comercio de caballos y carros de guerra que mantuvo el rey Salomón con los egipcios y los hititas. La Biblia explica que un carro de guerra costaba “seiscientas piezas de plata, y un caballo [...] ciento cincuenta”, es decir, la cuarta parte del precio de un carro (1 Reyes 10:29).
Según el libro Archaeology and the Religion of Israel, tanto los escritos del historiador griego Herodoto como los hallazgos arqueológicos confirman que hubo un intenso comercio de caballos y carros de guerra durante el reinado de Salomón. De hecho, el libro señala que “se estableció una tasa estándar de intercambio de cuatro [...] caballos por un carro egipcio”, proporción que confirma la mencionada en la Biblia.

*** it-1 pág. 379 Caballo ***
Durante el reinado de Salomón, los mercaderes reales traficaban con caballos y carros. El precio de un caballo era de 150 piezas de plata (330 dólares [E.U.A.], si las piezas de plata eran siclos), y el de un carro era de 600 piezas de plata (c. 1.320 dólares [E.U.A.], si eran siclos). (1Re 10:28, 29; 2Cr 1:16, 17.)

(1 REYES 11:1)

“Y el rey Salomón mismo amó a muchas esposas extranjeras junto con la hija de Faraón, a moabitas, ammonitas, edomitas, sidonias [e] hititas,”

*** it-1 pág. 945 Reinos fronterizos de Israel ***
Fenicia 1Re 11:1, 2, 5; 16:30, 31

(1 REYES 11:4)

“Y al tiempo en que envejeció Salomón aconteció que sus esposas mismas habían inclinado el corazón de él a seguir a otros dioses; y su corazón no resultó completo para con Jehová su Dios como el corazón de David su padre.”

*** w05 1/7 pág. 29 Puntos sobresalientes del libro de Primero de los Reyes ***
11:4. ¿Se hizo infiel Salomón en su vejez debido a la senilidad? No parece que esa haya sido la razón. Salomón era bastante joven cuando empezó a gobernar, y aunque fue rey durante cuarenta años, no llegó a una edad muy avanzada. Además, no dejó de adorar a Jehová por completo. Aparentemente intentó practicar alguna forma de unión de fes.

*** it-2 pág. 914 Salomón ***
Se aparta de la justicia. Salomón prosperó mientras permaneció fiel a la adoración de Jehová. Debió escribir sus proverbios, así como los libros de Eclesiastés y de El Cantar de los Cantares, y al menos uno de los Salmos (Sl 127), durante el período en que sirvió fielmente a Dios. Sin embargo, Salomón empezó a descuidar la ley de Dios. El registro bíblico dice a este respecto: “Y el rey Salomón mismo amó a muchas esposas extranjeras junto con la hija de Faraón, a moabitas, ammonitas, edomitas, sidonias e hititas, de las naciones de las que Jehová había dicho a los hijos de Israel: ‘Ustedes no deben meterse entre ellas, y ellas mismas no deben meterse entre ustedes; verdaderamente inclinarán el corazón de ustedes a seguir a los dioses de ellas’. A ellas se adhirió Salomón para amarlas. Y llegó a tener setecientas esposas, princesas, y trescientas concubinas; y poco a poco sus esposas le inclinaron el corazón. Y al tiempo en que envejeció Salomón aconteció que sus esposas mismas habían inclinado el corazón de él a seguir a otros dioses; y su corazón no resultó completo para con Jehová su Dios como el corazón de David su padre. Y Salomón empezó a ir tras Astoret, la diosa de los sidonios, y tras Milcom, la cosa repugnante de los ammonitas. Y Salomón empezó a hacer lo que era malo a los ojos de Jehová, y no siguió de lleno a Jehová como David su padre. Fue entonces cuando Salomón procedió a edificar un lugar alto a Kemós, la cosa repugnante de Moab, en la montaña que estaba enfrente de Jerusalén, y a Mólek, la cosa repugnante de los hijos de Ammón. Y así hizo para todas sus esposas extranjeras que hacían humo de sacrificio y ofrecían sacrificios a sus dioses”. (1Re 11:1-8.)
Aunque este alejamiento ocurrió “al tiempo en que envejeció Salomón”, no hay razón para concluir que se debió a senilidad, pues Salomón era relativamente joven cuando ascendió al trono y su reinado duró cuarenta años. (1Cr 29:1; 2Cr 9:30.) El relato no dice que Salomón abandonó por completo la adoración y ofrenda de sacrificios en el templo. Al parecer, intentó practicar una especie de unión de fes con el fin de agradar a sus esposas extranjeras. Por esto “Jehová llegó a estar enojado con Salomón, porque su corazón se había inclinado a alejarse de Jehová el Dios de Israel, el que se le había aparecido dos veces”. Jehová le informó a Salomón que como consecuencia le arrancaría parte del reino, pero no en sus días, por respeto a David y por causa de Jerusalén, sino en los días de su hijo, a quien solo dejaría una tribu (aparte de la de Judá). Esa tribu resultó ser la de Benjamín. (1Re 11:9-13.)

(1 REYES 11:7)

“Fue entonces cuando Salomón procedió a edificar un lugar alto a Kemós, la cosa repugnante de Moab, en la montaña que estaba enfrente de Jerusalén, y a Mólek, la cosa repugnante de los hijos de Ammón.”

*** it-2 pág. 548 Olivos, Monte de los ***
Fue allí, “a la derecha [o sur] del monte de Arruinamiento”, donde el rey Salomón edificó lugares altos para adoración idolátrica, que tiempo después el rey Josías hizo inservibles para ese propósito. (1Re 11:7; 2Re 23:13, nota.)

(1 REYES 11:13)

“Solo que no será todo el reino lo que arrancaré. Daré una tribu a tu hijo, por causa de David mi siervo, y por causa de Jerusalén que he escogido”.”

*** it-1 pág. 947 La división del reino ***
La división del reino
SOLO ciento veinte años después que Saúl llegó a ser el primer rey de Israel, la nación se había dividido. ¿Por qué? A causa de la apostasía de Salomón. Por querer complacer a sus esposas extranjeras, dejó que la idolatría se infiltrase en Israel y edificó ‘lugares altos’ para los dioses falsos. Jehová aborrecía esa mezcla con la adoración pagana, pero por lealtad a su pacto con David, no acabó con la dinastía davídica, sino que decretó la secesión de la nación. (1Re 11:7-13.)
Esta se produjo en 997 a. E.C., cuando la actuación de Rehoboam, el terco hijo de Salomón, incitó a diez tribus a sublevarse y constituirse en un reino aparte, que abarcaba sobre todo el norte del país, aunque también comprendía los enclaves simeonitas esparcidos por Judá. Solo permanecieron leales al reino meridional de Judá las tribus de Benjamín y Leví.

(1 REYES 11:26)

“Y estuvo Jeroboán hijo de Nebat, efraimita de Zeredá, un siervo de Salomón, y el nombre de su madre era Zeruá, una enviudada. Él también empezó a alzar la mano contra el rey.”

*** it-2 pág. 64 Jeroboán ***
1. Primer rey del reino de diez tribus de Israel. Era de la tribu de Efraín; hijo de Nebat, uno de los oficiales de Salomón en la aldea de Zeredá. Parece ser que quedó huérfano de padre a temprana edad y lo crió su madre, Zeruá. (1Re 11:26.)

(1 REYES 11:27)

“Y esta es la razón por la cual alzó la mano contra el rey: Salomón mismo había edificado el Montículo. Había cerrado la brecha de la Ciudad de David su padre.”

*** it-2 pág. 912 Salomón ***
Después fortificó el Montículo que David había edificado. “[Cerró] la brecha de la Ciudad de David.” (1Re 11:27.) Estas palabras posiblemente quieran decir que edificó o extendió “el muro de Jerusalén todo en derredor”. (1Re 3:1.)

(1 REYES 11:36)

“Y a su hijo daré una tribu, a fin de que David mi siervo continúe teniendo una lámpara siempre delante de mí en Jerusalén, la ciudad que yo me he escogido para poner allí mi nombre.”

*** it-2 pág. 76 Jerusalén ***
Fue la única ciudad en toda la Tierra sobre la que Jehová Dios puso su nombre. (1Re 11:36.) Cuando se llevó a Jerusalén el arca del pacto —que simbolizaba la presencia de Dios— y en especial cuando se construyó el santuario del templo o casa de Dios, la ciudad llegó a ser la ‘residencia’ figurativa de Jehová, su “lugar de descanso”. (Sl 78:68, 69; 132:13, 14; 135:21; compárese con 2Sa 7:1-7, 12, 13.)

(1 REYES 11:38)

“Y tiene que suceder que, si obedeces todo lo que yo te mande, y de veras andas en mis caminos y realmente haces lo que es recto a mis ojos, guardando mis estatutos y mis mandamientos, así como lo hizo David mi siervo, entonces yo ciertamente resultaré estar contigo, y ciertamente te edificaré una casa duradera, tal como se la he edificado a David, y ciertamente te daré Israel.”

*** it-2 págs. 64-65 Jeroboán ***
A continuación, el profeta de Dios, Ahíya, le comunicó noticias sorprendentes. Después de rasgar su vestidura nueva en doce pedazos, le dijo a Jeroboán que tomara diez de los pedazos en símbolo de cómo Jehová dividiría el reino de Salomón en dos y haría a Jeroboán rey sobre diez de las tribus. Sin embargo, solo se trataría de una división gubernamental, no de una desviación de la adoración verdadera centralizada en el templo de Jerusalén, la capital del reino meridional. De modo que Jehová le aseguró a Jeroboán que si guardaba sus leyes y mandamientos, le bendeciría, haría prosperar su reino y le levantaría una casa duradera de sucesores. (1Re 11:29-38.)

(1 REYES 11:40)

“Y Salomón empezó a buscar la manera de dar muerte a Jeroboán. Por eso Jeroboán se levantó y se fue huyendo a Egipto, a Sisaq el rey de Egipto, y continuó en Egipto hasta la muerte de Salomón.”

*** w05 1/7 pág. 30 Puntos sobresalientes del libro de Primero de los Reyes ***
11:30-40. El rey Salomón procuró matar a Jeroboán por lo que Ahíya había profetizado acerca de este. ¡Qué diferente había sido la reacción del rey unos cuarenta años atrás, cuando rehusó vengarse de Adonías y los demás conspiradores! (1 Reyes 1:50-53.) Este cambio de actitud fue el resultado de haberse alejado de Jehová.

*** it-2 págs. 64-65 Jeroboán ***
A continuación, el profeta de Dios, Ahíya, le comunicó noticias sorprendentes. Después de rasgar su vestidura nueva en doce pedazos, le dijo a Jeroboán que tomara diez de los pedazos en símbolo de cómo Jehová dividiría el reino de Salomón en dos y haría a Jeroboán rey sobre diez de las tribus. Sin embargo, solo se trataría de una división gubernamental, no de una desviación de la adoración verdadera centralizada en el templo de Jerusalén, la capital del reino meridional. De modo que Jehová le aseguró a Jeroboán que si guardaba sus leyes y mandamientos, le bendeciría, haría prosperar su reino y le levantaría una casa duradera de sucesores. (1Re 11:29-38.)
Posiblemente fue al enterarse de esta promesa cuando Salomón intentó matar a Jeroboán. Sin embargo, Jeroboán huyó a Egipto y allí permaneció bajo la protección del faraón Sisaq hasta la muerte de Salomón. (1Re 11:40.)

(1 REYES 11:43)

“Entonces yació Salomón con sus antepasados, y fue enterrado en la Ciudad de David su padre; y Rehoboam su hijo empezó a reinar en lugar de él.”

*** w05 15/7 pág. 31 Preguntas de los lectores ***
Por lo tanto, los fieles mencionados en el capítulo 11 de Hebreos se hallan en el Seol, o Hades, aguardando la resurrección. Forman parte de este grupo Abrahán, Moisés y David. Examinemos ahora lo que la Biblia dice con respecto a la muerte de estos hombres. Jehová dijo a Abrahán: “En cuanto a ti, irás a tus antepasados en paz; serás enterrado en buena vejez” (Génesis 15:15). A Moisés dijo: “¡Mira! Vas a yacer con tus antepasados” (Deuteronomio 31:16). Con respecto a David, el padre de Salomón, la Biblia informa: “Yació David con sus antepasados y fue enterrado en la Ciudad de David” (1 Reyes 2:10). De lo anterior se deduce, pues, que la expresión ‘yacer con los antepasados’ es otro modo de decir que la persona ha ido al Seol.
¿Qué le ocurrió a Salomón al morir? La Biblia responde: “Los días que Salomón había reinado en Jerusalén sobre todo Israel fueron cuarenta años. Entonces yació Salomón con sus antepasados, y fue enterrado en la Ciudad de David su padre” (1 Reyes 11:42, 43). Por ello, parece lógico concluir que Salomón está en el Seol, o Hades, de donde será resucitado.

Clic en la Imagen para Descargar la información completa en archivo digital para Computadora Portatil (Laptop), Tableta (Tablet PC) y Teléfono Inteligente (Smartphone)

Descargar información para el Estudio Personal para Computadora Portatil (Laptop), Tableta (Tablet PC) y Teléfono Inteligente (Smartphone)

Descargar información para el Estudio Personal para Computadora Portatil (Laptop), Tableta (Tablet PC) y Teléfono Inteligente (Smartphone)