Vida y Obras de Gabriel García Márquez | Biografía Comlpleta
Biografía de Gabriel García Márquez
En la última década del siglo XIX, Rubén Darío dio a Hispanoamérica la independencia literaria al inaugurar la primera corriente poética autóctona, el Modernismo. Mediado el siglo XX, correspondió al colombiano Gabriel García Márquez situar la narrativa hispanoamericana en la primera línea de la literatura mundial con la publicación de Cien años de soledad (1967). Obra cumbre del llamado realismo mágico, la mítica fundación de Macondo por los Buendía y el devenir de la aldea y de la estirpe de los fundadores hasta su extinción constituye el núcleo de un relato maravillosamente mágico y poético, tanto por su desbordada fantasía como por el subyugante estilo de su autor, dotado como pocos de un prodigioso "don de contar".Gabriel García Márquez
La infancia mítica
Gabriel García Márquez nació en Aracataca (Magdalena) el 6 de marzo de 1927. Creció como niño único entre sus abuelos maternos y sus tías, pues sus padres, el telegrafista Gabriel Eligio García y Luisa Santiaga Márquez, se fueron a vivir, cuando el pequeño Gabriel contaba sólo cinco años, a la población de Sucre, en la que don Gabriel Eligio abrió una farmacia y Luisa Santiaga daría a luz a la mayoría de los once hijos del matrimonio.Los abuelos de García Márquez eran dos personajes bien particulares y marcaron el periplo literario del futuro Nobel: el coronel Nicolás Márquez, veterano de la guerra de los Mil Días (1899-1902), le contaba a Gabriel infinidad de historias de su juventud y de las guerras civiles del siglo XIX, lo llevaba al circo y al cine, y fue su cordón umbilical con la historia y con la realidad. Doña Tranquilina Iguarán, su cegatona abuela, pasaba los días contando fábulas y leyendas familiares, mientras organizaba la vida de los miembros de la casa de acuerdo con los mensajes que recibía en sueños: ella fue la fuente de la visión mágica, supersticiosa y sobrenatural de la realidad. Entre sus tías, la que más lo marcó fue Francisca, quien tejió su propio sudario para dar fin a su vida.
Gabriel García Márquez aprendió a escribir a los cinco años, en el colegio Montessori de Aracataca, con la joven y bella profesora Rosa Elena Fergusson, de quien se enamoró: fue la primera mujer que lo perturbó. Cada vez que se le acercaba le daban ganas de besarla, y sólo por el hecho de verla iba con gusto a la escuela. Rosa Elena le inculcó la puntualidad y el hábito de escribir directamente en las cuartillas, sin borrador.
García Márquez (centro) con parte de sus hermanos (Aracataca, 1935)
Durante los seis cursos que pasó en el Liceo de Zipaquirá, hubo de recorrer al menos dos veces al año, en barco de vapor, el río Magdalena, principal arteria fluvial del país; esta experiencia, acaso la última remarcable, y sobre todo aquella asombrada primera infancia en Aracataca hasta los nueve años, con el incontenible aluvión de historias y leyendas oídas de sus abuelos y sus tías, configuran el substrato mítico del que García Márquez partiría para la composición de Cien años de soledad y la mayor parte de su obras.
En Zipaquirá tuvo como profesor de literatura, entre 1944 y 1946, a Carlos Julio Calderón Hermida, a quien en 1955, cuando publicó La hojarasca, le obsequió con la siguiente dedicatoria: "A mi profesor Carlos Julio Calderón Hermida, a quien se le metió en la cabeza esa vaina de que yo escribiera". Ocho meses antes de la entrega del Nobel, en la columna que publicaba en quince periódicos de todo el mundo, García Márquez declaró que Calderón Hermida era "el profesor ideal de Literatura".
En los años de estudiante en Zipaquirá, Gabriel García Márquez se dedicaba a pintar gatos, burros y rosas, y a hacer caricaturas del rector y demás compañeros de curso. En 1945 escribió unos sonetos y poemas octosílabos inspirados en una novia que tenía: son uno de los pocos intentos del escritor por versificar. En 1946 terminó sus estudios secundarios con magníficas calificaciones.
Estudiante de leyes
En 1947, presionado por sus padres, se trasladó a Bogotá para estudiar derecho en la Universidad Nacional, donde tuvo como profesor a Alfonso López Michelsen y se hizo amigo de Camilo Torres Restrepo. La capital del país fue para García Márquez la ciudad del mundo (y las conoció casi todas) que más lo impresionó, pues era una ciudad gris, fría, donde todo el mundo se vestía con ropa muy abrigada y negra. Al igual que en Zipaquirá, García Márquez se llegó a sentir como un extraño, en un país distinto al suyo: Bogotá era entonces "una ciudad colonial, (...) de gentes introvertidas y silenciosas, todo lo contrario al Caribe, en donde la gente sentía la presencia de otros seres fenomenales aunque éstos no estuvieran allí".Los estudios de leyes no eran propiamente su pasión, pero logró consolidar su vocación de escritor. El 13 de septiembre de 1947 publicó su primer cuento, La tercera resignación, en el número 80 del suplemento Fin de Semana del rotativo El Espectador, dirigido por Eduardo Zalamea Borda. Zalamea, que firmaba sus columnas con el pseudónimo de Ulises, escribió en la presentación del relato que García Márquez era el nuevo genio de la literatura colombiana; las ilustraciones del texto estuvieron a cargo de Hernán Merino. A las pocas semanas apareció un segundo cuento: Eva está dentro de un gato.
El 9 de abril de 1948 fue asesinado el líder de la oposición, Jorge Eliecer Gaitán; los violentos desórdenes que ese mismo día asolaron la capital (en una jornada de revuelta conocida como el "Bogotazo") fueron la causa de que la Universidad Nacional cerrara indefinidamente sus puertas. García Márquez perdió muchos libros y manuscritos en el incendio de la pensión donde vivía y se vio obligado a pedir traslado a la Universidad de Cartagena, donde siguió siendo un alumno irregular. Nunca se graduó, pero inició una de sus principales actividades periodísticas: la de columnista. Manuel Zapata Olivella le consiguió una columna diaria en el recién fundado periódico El Universal.
El Grupo de Barranquilla
A principios de los años cuarenta comenzó a gestarse en Barranquilla una especie de asociación de amigos de la literatura que se llamó el Grupo de Barranquilla; su cabeza rectora era don Ramón Vinyes. El "sabio catalán", dueño de una librería en la que se vendía lo mejor de la literatura española, italiana, francesa e inglesa, orientaba al grupo en las lecturas, analizaba autores, desmontaba obras y las volvía a armar, lo que permitía descubrir los trucos de que se servían los novelistas. La otra cabeza era José Félix Fuenmayor, que proponía los temas y enseñaba a los jóvenes escritores en ciernes (Álvaro Cepeda Samudio, Alfonso Fuenmayor y Germán Vargas, entre otros) la manera de no caer en lo folclórico.Gabriel García Márquez se vinculó a ese grupo. Al principio viajaba desde Cartagena a Barranquilla cada vez que podía. Luego, gracias a una neumonía que le obligó a recluirse en Sucre, cambió su trabajo en El Universal por una columna diaria en El Heraldo de Barranquilla, que apareció a partir de enero de 1950 bajo el encabezado de "La jirafa" y firmada por "Septimus".
En el periódico barranquillero trabajaban también Cepeda Samudio, Vargas y Fuenmayor. García Márquez escribía, leía y discutía todos los días con los tres redactores; el inseparable cuarteto se reunía a diario en la librería del "sabio catalán" o se iba a los cafés a beber cerveza y ron hasta altas horas de la madrugada. Polemizaban a grito herido sobre literatura, o sobre sus propios trabajos, que los cuatro leían. Hacían la disección de las obras de Defoe, Dos Passos, Camus, Virginia Woolf y William Faulkner, escritor este último de gran influencia en la literatura de ficción de América Latina y muy especialmente en la de García Márquez; en el famoso discurso "La soledad de América Latina", que pronunció con motivo de la entrega del premio Nobel en 1982, el colombiano señaló que William Faulkner había sido su maestro. Sin embargo, García Márquez nunca fue un crítico, ni un teórico literario, actividades que, además, no fueron de su predilección: siempre prefirió contar historias.
Álvaro Cepeda Samudio y García Márquez
También fue la época en que vivía en pensiones de mala muerte, como El Rascacielos, un edificio de cuatro pisos ubicado en la calle del Crimen que alojaba también un prostíbulo. Muchas veces no tenía el peso con cincuenta para pasar la noche; entonces le daba al encargado sus mamotretos (los borradores de La hojarasca) y le decía: "Quédate con estos mamotretos, que valen más que la vida mía. Por la mañana te traigo plata y me los devuelves".
Los miembros del Grupo de Barranquilla fundaron un periódico de vida muy fugaz, Crónica, que según ellos sirvió para dar rienda suelta a sus inquietudes intelectuales. El director era Alfonso Fuenmayor, el jefe de redacción Gabriel García Márquez, el ilustrador Alejandro Obregón, y sus colaboradores fueron, entre otros, Julio Mario Santo Domingo, Meira del Mar, Benjamín Sarta, Juan B. Fernández y Gonzalo González.
Periodismo y literatura
A principios de 1950, cuando ya tenía muy adelantada su primera novela, titulada entonces La casa, acompañó a doña Luisa Santiaga al pequeño, caliente y polvoriento Aracataca, con el fin de vender la vieja casa en donde se había criado. Comprendió entonces que estaba escribiendo una novela falsa, pues su pueblo no era siquiera una sombra de lo que había conocido en su niñez; a la obra en curso le cambió el título por La hojarasca, y el pueblo ya no fue Aracataca, sino Macondo, en honor a los corpulentos árboles de la familia de las bombáceas, comunes en la región y semejantes a las ceibas, que alcanzan una altura de entre treinta y cuarenta metros.En la redacción de Prensa Latina (Bogotá, 1959)
La publicación duró sólo siete años, pero fueron suficientes, por la profunda influencia que ejerció en la vida cultural colombiana, para considerar que Mito señala el momento de la aparición de la modernidad en la historia intelectual del país, pues jugó un papel definitivo en la sociedad y en la cultura colombianas: desde un principio se ubicó en la contemporaneidad y en la cultura crítica. Gabriel García Márquez publicaría tres trabajos en la revista: un capítulo de La hojarasca, el Monólogo de Isabel viendo llover en Macondo (1955) y la novela breve El coronel no tiene quien le escriba (1958). En realidad, el escritor siempre ha considerado que Mito fue trascendental; en alguna ocasión dijo a Pedro Gómez Valderrama: "En Mito comenzaron las cosas".
En ese año de 1955, García Márquez ganó el primer premio en el concurso de la Asociación de Escritores y Artistas; publicó La hojarasca y un extenso reportaje por entregas, Relato de un náufrago, el cual fue censurado por el régimen del general Gustavo Rojas Pinilla. La dirección de El Espectador decidió que Gabriel García Márquez saliera del país rumbo a Ginebra, para cubrir la conferencia de los Cuatro Grandes, y luego a Roma, donde aparentemente el papa Pío XII agonizaba. En la capital italiana asistió, por unas semanas, al Centro Sperimentale di Cinema.
Rondando por el mundo
Tres años estuvo ausente de Colombia. Vivió una larga temporada en París, y recorrió Polonia y Hungría, la República Democrática Alemana, Checoslovaquia y la Unión Soviética. Continuó como corresponsal de El Espectador, aunque en precarias condiciones, pues si bien escribió dos novelas, El coronel no tiene quien le escriba y La mala hora, vivía pobre a morir, esperando el giro mensual que El Espectador debía enviarle pero que se demoraba debido a las dificultades del diario con el régimen de Rojas Pinilla. Esta situación se refleja en El coronel, donde se relata la desesperanza de un viejo oficial de la guerra de los Mil Días aguardando la carta que había de anunciarle la pensión de retiro a que tiene derecho. Cuando El Espectador fue clausurado por la dictadura, fue corresponsal de El Independiente, y colaboró también con la revista venezolana Élite y la colombianísima Cromos.La estancia en Europa permitió a García Márquez ver América Latina desde otra perspectiva. Le señaló las diferencias entre los distintos países latinoamericanos, y tomó además mucho material para escribir cuentos acerca de los latinos que vivían en la Ciudad de la Luz. Aprendió a desconfiar de los intelectuales franceses, de sus abstracciones y esquemáticos juegos mentales, y se dio cuenta de que Europa era un continente viejo, en decadencia, mientras que América, y en especial Latinoamérica, era lo nuevo, la renovación, lo vivo.
A finales de 1957 fue vinculado a la revista Momento y viajó a Venezuela, donde pudo ser testigo de los últimos momentos de la dictadura del general Marcos Pérez Jiménez. En marzo de 1958 contrajo matrimonio en Barranquilla con Mercedes Barcha, unión de la que nacerían dos hijos: Rodrigo (1959), bautizado en la Clínica Palermo de Bogotá por Camilo Torres Restrepo, y Gonzalo (1962). Al poco tiempo de su matrimonio, de regreso a Venezuela, tuvo que dejar su cargo en Momento y asumir un extenuante trabajo en Venezuela Gráfica, sin dejar de colaborar ocasionalmente en Élite.
Con Mercedes Barcha y sus hijos
Recién llegado a México, donde García Márquez residiría muchos años de su vida, se dedicó a escribir guiones de cine y durante dos años (1961-1963) trabajó en las revistas La Familia y Sucesos, de las cuales fue director. De sus intentos cinematográficos el más exitoso fue El gallo de oro (1963), basado en el cuento homónimo escrito por Juan Rulfo, que García Márquez adaptó con el también escritor Carlos Fuentes. El año anterior había obtenido el premio Esso de Novela Colombiana con La mala hora (1962).
La consagración
Un día de 1966 en que se dirigía desde Ciudad de México al balneario de Acapulco, Gabriel García Márquez tuvo la repentina visión de la novela que había venido rumiando durante diecisiete años. Consideró que ya la tenía madura, se sentó a la máquina de escribir y trabajó ocho y más horas diarias durante dieciocho meses seguidos, mientras que su esposa se ocupaba del sostenimiento de la casa.En 1967 apareció Cien años de soledad, novela cuyo universo es una sucesión de historias fantásticas perfectamente hilvanadas en un tiempo cíclico y mítico: pestes de insomnio, diluvios, fertilidad desmedida, levitaciones... Es una gran metáfora en la que, a la vez que se narra la historia de las generaciones de los Buendía en el mundo mágico de Macondo, desde la fundación del pueblo hasta la completa extinción de la estirpe, se refleja de manera hiperbólica e insuperable la historia colombiana desde los tiempos de la independencia hasta los años treinta del siglo XX.
Cien años de soledad mereció este juicio del gran poeta chileno Pablo Neruda: "Es la mejor novela que se ha escrito en castellano después del Quijote". Con tan calificado concepto se ha dicho todo: la novela no sólo es la opus magnum de García Márquez, sino que constituyó un hito en la historia literaria de Latinoamérica al ser señalada como una de las mejores realizaciones narrativas de todos los tiempos. El éxito entre el público acompañó esta valoración: figura entre los libros que más traducciones tiene (cuarenta idiomas por lo menos) y que mayores ventas ha logrado, alcanzando las cifras de un verdadero best seller mundial.
Gabo en los tiempos de Cien años (Barcelona, 1969)
Durante las siguientes décadas escribiría cinco novelas más y se publicarían tres volúmenes de cuentos y dos relatos, así como importantes recopilaciones de su producción periodística y narrativa. De los quince años que mediaron hasta la concesión del Nobel cabe destacar la colección de cuentos La increíble y triste historia de la Cándida Eréndira y de su abuela desalmada (1973), la novela "de dictador" El otoño del patriarca (1975), tema recurrente en la tradición hispanoamericana, y un nuevo prodigio de perfección constructiva y narrativa basado en un suceso real y alejado del realismo mágico: la Crónica de una muerte anunciada (1981), considerada por muchos su segunda obra maestra.
Varios elementos marcan ese periplo: se profesionalizó como escritor literario, y sólo después de casi veintitrés años reanudó sus colaboraciones en El Espectador. En 1985 cambió la máquina de escribir por el computador. Su esposa Mercedes Barcha siempre colocaba un ramo de rosas amarillas en su mesa de trabajo, flores que García Márquez consideraba de buena suerte. Un vigilante autorretrato de Alejandro Obregón, que el pintor le regaló, presidía su estudio; en una noche de locos, el artista lo había atravesado con cinco tiros del calibre 38 para zanjar una disputa entre sus hijos sobre quién lo heredaría. Finalmente, dos de sus compañeros periodísticos, Álvaro Cepeda Samudio y Germán Vargas Cantillo, murieron, cumpliendo cierta predicción escrita en Cien años de soledad.
Premio Nobel de Literatura
En la madrugada del 21 de octubre de 1982, García Márquez recibió una noticia que hacía ya tiempo que esperaba por esas fechas: la Academia Sueca acababa de otorgarle el ansiado premio Nobel de Literatura. Se hallaba entonces exiliado en México, pues el 26 de marzo de 1981 se había visto obligado a salir de Colombia para eludir su captura; el ejército colombiano quería detenerlo por una supuesta vinculación con el movimiento M-19 y porque durante cinco años había mantenido la revista Alternativa, de corte socialista.La concesión del Nobel fue todo un acontecimiento cultural en Colombia y en Latinoamérica. El escritor Juan Rulfo opinó: "Por primera vez después de muchos años se ha dado un premio de literatura justo". La ceremonia de entrega del Nobel se celebró en Estocolmo los días 8, 9 y 10 de diciembre; según se supo después, disputó el galardón con el novelista británico Graham Greene y el alemán Günter Grass.
En la entrega del Nobel (1982)
El flamante Nobel dio a entender cómo los europeos se han equivocado en su posición frente a las Américas, quedándose tan sólo con la carga de maravilla y magia que se ha asociado siempre a esta parte del mundo, y sugirió cambiar ese punto de vista mediante la creación de una nueva y gran utopía, la vida, que es a su vez la respuesta de Latinoamérica a su propia trayectoria de muerte. El discurso es una pieza literaria de elevado estilo y de hondo contenido americanista, una hermosa manifestación de su personalidad nacionalista, de su fe en los destinos del continente y de sus pueblos. Confirmó asimismo su compromiso con Latinoamérica, convencido desde siempre de que el subdesarrollo afecta a todos los elementos de la vida latinoamericana; los escritores de esta parte del mundo deben, por consiguiente, estar comprometidos con la realidad social total.
Con motivo de la entrega del Nobel, el gobierno colombiano, presidido por Belisario Betancur, programó una vistosa presentación folclórica en Estocolmo. Presentó además una emisión de sellos con la efigie de García Márquez dibujada por el pintor Juan Antonio Roda, con diseño de Dickens Castro y texto de Guillermo Angulo, a propósito de la cual el escritor colombiano expresó: "El sueño de mi vida es que esta estampilla sólo lleve cartas de amor".
Últimos años
Desde que se conoció la noticia de la obtención del premio, el asedio de periodistas y medios de comunicación fue permanente y los compromisos se multiplicaron. Finalmente, en marzo de 1983, Gabo regresó a Colombia. En Cartagena lo esperaba su madre, doña Luisa Santiaga Márquez de García, en su casa del Callejón de Santa Clara, en el tradicional barrio de Manga, con un suculento sancocho de tres carnes (salada, cerdo y gallina) y abundante dulce de guayaba.Gabriel García Márquez
En el terreno literario, apenas tres años después del Nobel publicó otra de sus mejores novelas, El amor en los tiempos del cólera (1985), extraordinaria y dilatadísima historia de amor que tuvo una tirada inicial de 750.000 ejemplares. Deben destacarse asimismo la novela histórica El general en su laberinto (1989), sobre el libertador Simón Bolívar, y los relatos breves reunidos en Doce cuentos peregrinos (1992). Tras algunos años de silencio, en 2002 García Márquez presentó la primera parte de sus memorias, Vivir para contarla, en la que repasa los primeros treinta años de su vida. La publicación de esta obra supuso un magno acontecimiento editorial, con el lanzamiento simultáneo de la primera edición (un millón de ejemplares) en todos los países hispanohablantes.
En 2004 vio la luz la que iba a ser su última novela, Memorias de mis putas tristes; en 2007 recibió sentidos y multitudinarios homenajes por triple motivo: sus 80 años, el cuadragésimo aniversario de la publicación de Cien años de soledad y el vigésimo quinto de la concesión del Nobel. Falleció el 17 de abril de 2014 en Ciudad de México, tras de una recaída en el cáncer linfático por el que ya había sido tratado en 1999.
Cronología de Gabriel García Márquez
1927 | El 6 de marzo nace Gabriel García Márquez en Aracataca (Magdalena, Colombia). |
1947 | Inicia la carrera de derecho en Bogotá. Publica su primer cuento. |
1948 | El "Bogotazo" provoca el cierre de la universidad; García Márquez pide traslado a la Universidad de Cartagena, pero igualmente no terminará los estudios. Inicia su actividad periodística. |
1950 | Ingresa en el periódico El Heraldo de Barranquilla y participa activamente en las tertulias literarias del llamado Grupo de Barranquilla. Viaja con su madre a Aracataca con el fin de vender la casa natal, y siente que su verdadero interés es escribir sobre ese mundo de su infancia. |
1954 | Ingresa en la redacción del periódico El espectador. |
1955 | Publica su primera novela, La hojarasca, que había comenzado a escribir en 1950. La publicación del Relato de un náufrago por entregas en El espectador es censurada por el régimen de Rojas Pinilla y García Márquez parte al exilio. |
1958 | En la revista Mito publica El coronel no tiene quien le escriba, libro que terminó en enero de 1957 en París. Se casa en Barranquilla con Mercedes Barcha. |
1962 | Publica la novela La mala hora y recopilación de cuentos Los funerales de la Mamá Grande. |
1966 | Inicia la redacción de Cien años de Soledad. |
1967 | Publica en Buenos Aires la novela Cien años de Soledad. |
1970 | Publica en forma de libro Relato de un náufrago. |
1973 | Publica la recopilación de cuentos La increíble y triste historia de la Cándida Eréndira y de su abuela desalmada. |
1975 | Publica El otoño del patriarca, novela que escribió durante ocho años y para la cual leyó durante diez años sobre la historia de América Latina y sus dictadores. |
1981 | Publica Crónica de una muerte anunciada, novela inspirada en un suceso real acaecido durante su juventud. |
1982 | La Academia Sueca le concede el Premio Nobel de Literatura. Aparecen los volúmenes Textos costeños y Entre cachacos, recopilaciones periodísticas. |
1985 | Publica El amor en los tiempos del cólera, con una edición inicial de 750.000 ejemplares. |
1986 | Publica La aventura de Miguel Littín clandestino en Chile. |
1989 | Publica la novela histórica El general en su laberinto, sobre la figura del libertador Simón Bolívar. |
1992 | Publica Doce cuentos peregrinos, recopilación de relatos breves. |
1994 | Publica el monólogo teatral Diatriba de amor contra un hombre sentado. |
1996 | Publica Noticia de un secuestro. |
2002 | Publica Vivir para contarla, primera parte de sus memorias. |
2004 | Publica la novela breve Memorias de mis putas tristes. |
2014 | Fallece el 17 de abril en Ciudad de México. |
Obras de Gabriel García Márquez
La obra novelística de Gabriel García Márquez, que
obtuvo el premio Nobel de Literatura en 1982, sobresale por su carácter
renovador y su especial fantasía imaginativa. Considerado como el máximo
exponente del llamado realismo mágico, que tendría en Cien años de soledad
(1967) su obra maestra, el escritor colombiano es autor de una extensa
producción de excelente calidad que lo ha convertido en una de las
figuras más destacadas de la narrativa mundial. García Márquez es
también una figura paradigmática del Boom de la literatura
hispanomericana de los años 60, fenómeno en algunos aspectos más
editorial que literario y que catapultó merecidamente a la fama a un
nutrido grupo de narradores de excelente calidad, que hasta entonces
apenas eran conocidos más allá de su ámbito nacional.
Gabriel García Márquez
Su primeras obras, a pesar de su calidad intrínseca, se han visto a menudo como una preparación a Cien años de soledad:
aparece ya en ellas el mundo mítico y algunos de los personajes de
Macondo y, en algunos casos, el elemento mágico y sobrenatural. En La hojarasca
(1955) encontramos el relato de tres testigos ante el cadáver de un
suicida, a través de cuyos monólogos se reconstruye fragmentariamente la
historia de un hombre solitario enfrentado a la sociedad. El coronel no tiene quien le escriba,
de 1961, es un vigoroso relato de la soledad y miseria de un coronel y
su mujer, cuyo hijo ha sido fusilado, en un pueblucho colombiano.
Completan esta etapa los cuentos de Los funerales de Mamá Grande, de 1962, y La mala hora (1962), obra que envuelve un símbolo político, el miedo colectivo como origen de la violencia.
Cien años de soledad
En 1967 apareció Cien años de soledad,
la novela más leída y admirada de García Márquez, que ha sido
calificada por Vargas Llosa como "el Amadís de América". La obra
desarrolla la saga de una familia, los Buendía, que fundan una ciudad
llamada Macondo en una región que los pantanos y la selva hacen
inaccesible para el resto del mundo. Empieza cuando José Arcadio Buendía
y su prima hermana Úrsula Iguarán se casan a pesar del tabú y dan
origen, en la ciudad por ellos fundada, a una estirpe condenada a cien
años de pasiones, revoluciones y soledades, estirpe que reincide en el
incesto y que se extingue al fin con un vástago con cola de cerdo.
En
Macondo, las relaciones con el mundo exterior son anacrónicas (ciertas
innovaciones europeas son introducidas por unos gitanos errabundos),
pero accede a ella una compañía bananera que añade, a las calamidades
naturales, la explotación y la opresión. Cabe leer sin duda la novela y
su mítica Macondo como una alegoría del subdesarrollo y aislamiento de
Hispanoamérica; pero es sobre todo una obra de prodigiosa imaginación y
humor, que rompe con un concepto limitado de realismo para recuperar en
las fuentes orales del mito y la leyenda sus motivos de inspiración. La
novela rebosa de elementos mágicos y sorprendentes como la subida al
cielo de Remedios la bella, el hallazgo de un galeón a diez kilómetros
del mar, la lluvia de pájaros muertos sobre el pueblo. José Arcadio, por
ejemplo, trata de fotografiar a Dios y más adelante muere atado a un
árbol delirando en latín.
Todos los hombres de la
familia Buendía están resueltamente solos, rodeados por otros hombres de
guerra o por mujeres que equilibran con sus corduras (o sus locuras)
los excesos del mundo cotidiano. El destino de todos los habitantes de
Macondo es el aislamiento. Y llegará el día en que el primero de los
Aurelianos (hay un Aureliano por generación: la repetición de los
nombres, como la de los sucesos a lo largo de sus veinte capítulos no
numerados, contribuyen a la sensación de que la vida es un fenómeno
circular), dé instrucciones estrictas para que nadie, incluyendo a su
mujer, pueda acercarse a él más de diez pies. "De Cien años de soledad
se han escrito toneladas de papeles -dijo García Márquez-, pero nadie ha
tocado el punto que a mí más me interesaba al escribir el libro, que es
la idea de que la soledad es lo contrario de la solidaridad y que yo
creo que es la esencia del libro."
Nuevas obras maestras
En 1970 se editó en libro el Relato de un náufrago,
una crónica periodística que ya había sido publicada por entregas en El
Espectador (1955). La veta fantástica reaparece en los siete cuentos
(todos ellos brillantes) recogidos en el volumen La increíble y triste historia de la cándida Erendira y de su abuela desalmada (1972). El otoño del patriarca,
de 1975, otra de sus novelas más celebradas, aborda el tema de la
dictadura y trata sobre las calamidades y la irremediable soledad del
poder encarnado en una figura anónima y mítica.
Posteriormente publicó Crónica de una muerte anunciada
(1981), basada en un suceso ocurrido durante la niñez del escritor (una
muerte, ya conocida al comienzo de la novela, para vengar una
deshonra), y El amor en los tiempos del cólera,
de 1986, historia de amor que transcurre en un pueblecito portuario del
Caribe. Cabe mencionar además la recopilación en cuatro tomos de su Obra periodística (1982) y la crónica política La aventura de Miguel Littin (1986).
Tras estrenar el año 1988 en Buenos Aires el monólogo teatral Diatriba de amor contra un hombre sentado, publicó El general en su laberinto
(1989), novela acerca del último viaje de Simón Bolívar desde Bogotá
hasta Santa Marta, que suscitó un animado debate entre estudiosos
colombianos y venezolanos sobre la fidelidad histórica de su contenido.
En 1992 apareció la colección de relatos Doce cuentos peregrinos. Dos años más tarde, veía la luz la novela Del amor y otros demonios, y ya en 1996 publicó Noticia de un secuestro, una novela-reportaje. En la primera parte de sus memorias, tituladas Vivir para contarla (2002), rememoró en forma novelada sus primeros treinta años de vida. En el año 2004 se publicó la que sería su última novela, Memorias de mis putas tristes, historia de amor entre un anciano periodista y una jovencísima prostituta.