La Guerra Fría
Guerra Fría (1945-1970)
Término que define el periodo histórico iniciado tras el fin de la Segunda Guerra Mundial, caracterizado por un enfrentamiento constante entre los bloques capitalista y socialista y, en particular, entre los Estados Unidos de América y la Unión de Repúblicas Socialistas Soviéticas.
La Guerra Fría es de difícil definición: el concepto fue ideado en los años sesenta para explicar una situación política internacional que se situaba al límite del estado de guerra (guerra como sinónimo de no diplomacia, y fría como sinónimo de no violencia). Es decir, se trata de un periodo de paz donde dos bloques antagónicos utilizaron todos los medios de presión posibles, pero donde no se llegó a un enfrentamiento bélico claro y directo.
Origen de la Guerra Fría
Tras la Segunda Guerra Mundial, apareció un nuevo orden internaciona en el que destacaba una Europa en declive y unos enfrentamientos y alianzas que sobrepasaban nacionalidades y soberanías. Los tratados de paz y los avances técnicos, por otra parte, se configuraron como factores fundamentales de la nueva situación, por su enorme proyección en la sociedad. Si la Revolución Industrial había dividido el mundo entre países industrializados y los que no introdujeron estas innovaciones, tras la contienda unos países decidieron confiar en la propiedad privada, mientras otros apoyaron el papel primordial del estado en las relaciones económicas.
Los países pretendieron encontrar el equilibrio basado en la coexistencia de dos bloques: el occidental, liderado por los Estados Unidos de América, y el comunista, dirigido por la Unión Soviética. Pero este equilibrio fue siempre difícil, más aún cuando los imparables procesos de descolonización de los Imperios crearon tensiones: cada bloque presionaba sobre los nuevos países para que formaran parte de sus respectivas alianzas políticas y económicas.
Las tensiones entre los bloques no fueron una novedad, evidentemente, ya que existieron durante la guerra contra el III Reich (de hecho, se puede afirmar que la cordialidad sólo existió en la Conferencia de Teherán de 1943, puesto que en Yalta y en Potsdam los problemas entre Gran Bretaña, la Unión Soviética y los Estados Unidos, por sus diferentes criterios, ya se apuntaban), pero éstas se hicieron definitivamente patentes a partir de 1947, con la definición de la Doctrina Truman y con la Conferencia de París, donde se aprobó el plan de ayuda americana a Europa que hoy conocemos como Plan Marshall. A partir de entonces se inició una carrera abierta hacia la consecución de enclaves estratégicos, de establecimiento de alianzas, por el control de materias primas y, también, por lograr prestigio. A partir de entonces todos los rincones del planeta adquirían importancia para las grandes potencias, por lo que surgieron en muchos nuevos y viejos países la disyuntiva entre aceptar la ayuda de los grandes colosos (la Unión Soviética y los Estados Unidos), o considerar ésta como un peligro para su independencia.
La nueva guerra, la que a partir de entonces se denominó como Guerra Fría, utilizó como armas nuevas la disuasión, la persuasión y la subversión.
La postguerra: 1945-1947
La Segunda Guerra Mundial marcó el declive de Europa: el protagonismo del Viejo Continente fue sustituido definitivamente por las dos naciones que habían negociado juntas la paz: la Unión Soviética y los Estados Unidos. Su antagonismo ideológico se tradujo más tarde en lucha por el poder y en desconfianza, abriendo entonces el periodo que estudiamos.
La Conferencia de Yalta
El 11 de febrero de 1945 se reunieron en esta conferencia Roosevelt, presidente de los Estados Unidos; Churchill, primer ministro británico, y Stalin, presidente de la Unión Soviética. Esta conferencia, definida por algunos historiadores como un pacto feudal entre los poderes del mundo, trató de definir y decidir cómo sería el mundo tras la derrota del Eje.
Se decidieron los siguientes puntos, fundamentalmente:
- Alemania quedaría dividida en cuatro partes (en principio eran tres, pero se implicó en último término a Francia en el reparto). Esta decisión sobre el problema alemán se convertiría años más tarde en el corazón de la Guerra Fría, ya que los países occidentales decidieron unificar sus zonas asignadas, mientras la zona oriental quedó, hasta la caída del muro de Berlín y la reunificación alemana, bajo la influencia de la Unión Soviética.
- El tema polaco marcó las diferencias entre los Estados Unidos y la Unión Soviética, ya que no lograron ponerse de acuerdo sobre dónde debía establecerse la frontera. Gran Bretaña, por otra parte, apoyó la creación de un estado independiente para los polacos.
La Conferencia de Potsdam
En agosto de 1945, Truman (nuevo presidente de Estados Unidos tras la muerte de Roosvelt), Churchill y Stalin, firmaron un acuerdo internacional donde las divergencias entre las potencias se manifestaron, ante los recelos de los países occidentales por la presencia del Ejército Rojo en Europa. En esta conferencia se ratificaron los acuerdos sobre la división de Alemania y de Berlín y se discutieron las consecuencias del lanzamiento de las bombas atómicas.
Se ha interpretado que los Estados Unidos consideraron la amenaza del poder soviético como un obstáculo para sus intereses. Sobre todo, temían la posibilidad de que la Unión Soviética pudiera entrar en combate contra Japón y que amenazara por ello su hegemonía en el Pacífico. Truman, según esta teoría, aceleró el final de la guerra con el lanzamiento de las bombas atómicas: así, la bomba atómica sobre Japón fue el último episodio significativo de la Segunda Guerra Mundial y el primero de la Guerra Fría, si se entiende además como toque de atención hacia el nuevo enemigo soviético.
Gran Bretaña, también en esta conferencia internacional, se enfrentó a la Unión Soviética, no sólo por el asunto de Polonia ya mencionado sino porque los soviéticos recelaban de la presencia británica en Grecia, hecho que impedía su aspiración histórica de controlar los Balcanes.
La Organización de las Naciones Unidas
La ONU (Organización de las Naciones Unidas) fue creada por la Carta de San Francisco en 1945, tras la derrota de Alemania. Nació independientemente de los tratados de paz, a diferencia de la antigua Sociedad de Naciones. En la carta fundacional se recogen como fines e intenciones el mantenimiento de la paz y de la seguridad interior, así como confiar en la cooperación como medio de solucionar los problemas sociales, económicos y culturales a través del ejercicio de la libertad. La Carta de San Francisco establece asimismo que la ONU se organizará a través de una Asamblea General, donde formarán parte todos los países miembros. Dicha asamblea estará dirigida por un Consejo de Seguridad formado por quince miembros, de los cuales cinco serían permanentes.
En un primer momento, los Estados Unidos trataron de inutilizar la Organización para mantener el equilibrio con la Unión Soviética y como base de su política exterior, sobre todo en la cuestión coreana. Los problemas e ineficacia de la ONU en esos momentos fueron producto de la falta de entendimiento entre los dos bloques, que se negaron sistemáticamente a votar en el Consejo de Seguridad las propuestas del bloque contrario.
La organización de las alianzas
Con el mundo dividido en dos bloques a través de un sistema múltiple de alianzas, las sutilezas diplomáticas desaparecieron: las medidas de seguridad que proponía un determinado país eran interpretadas sistemáticamente por los del bloque opuesto como una agresión. Las potencias, en un primer momento, titubearon hasta que Estados Unidos formuló la Doctrina Truman en 1947: el problema internacional dejó entonces de centrarse en Alemania. Ahora el problema pasaba a ser la sovietización de ciertos países: Polonia, Rumania y Bulgaria, liberados de las tropas nazis por la URSS.
Por otro lado, la Unión Soviética ambicionaba Estonia, Lituania y parte de Finlandia. Asimismo, el nacimiento en Asia y África de nuevos países (con puntos estratégicos en algunos de ellos), comenzaron a plantear graves problemas. La lucha por su control sería durísima, a través de la subversión y la persuasión.
Periodo de alta tensión: 1947-1953
Antes de 1947, las superpotencias titubeaban y la opinión pública todavía no era sensible a esta división de poderes e influencias. Las fricciones entre la Unión Soviética y Gran Bretaña por el control de Grecia y Turquía, ya mencionados, se solucionaron a través de la presión de los Estados Unidos ante el coloso soviético.
La Doctrina Truman
Gran Bretaña, en crisis financiera, solicitó con el conflicto de Grecia y Turquía que los Estados Unidos se comprometieran en la zona de Oriente Medio (zona de riqueza petrolífera y nudo de comunicaciones). Truman así lo hizo y consideró que el Oriente Medio no debía sovietizarse, por lo que convirtió el Oriente Medio en una zona estratégica afín a su país, abandonando así su tradicional política de aislamiento.
El Plan Marshall también tuvo un papel fundamental en la nueva política estadounidense. Con este plan, Estados Unidos ofrecía ayuda a todos los países destruidos por la Guerra Mundial, ayuda financiera para su reconstrucción y, lo que era más importante aunque apareciese solapado, para que no cayeran en la tentación de aceptar la ayuda soviética. Dieciséis países lo aceptaron (12.500 millones de dólares) y tan sólo lo rechazaron los satélites de la Unión Soviética. Esta ayuda exigía contraprestaciones como la cesión de bases, la firma de acuerdos militares bilaterales...
Con el Plan Marshall (nombre del secretario de estado norteamericano), Estados Unidos conseguía también vender su productos a Europa, al tiempo que mandaba sus excedentes monetarios y equilibraba su economía. Además, no cometió entonces el error en que incurrió tras la Primera Guerra Mundial y ofreció su ayuda a Alemania, como medio de que Europa recupera lo antes posible su papel en la economía internacional.
Iniciativas Comunistas
Tras la Guerra, la Unión Soviética había ocupado Europa Oriental y Austria, gozando además del apoyo de los partidos comunistas de Italia, Francia y Bélgica, entre otros países.
En 1947, y ante la iniciativa estadounidense del Plan Marshall, la Unión Soviética creó el Kominform, oficina de información desde donde se criticaba el plan norteamericano, al que se definía como una hipoteca de los países hacia Estados Unidos. Se comenzaba así la definitiva satelización de Europa Oriental. El Kominform trataba de acabar con la dependencia de estos países del bloque capitalista, a la vez que trataba de acabar con el fascismo y de solucionar problemas campesinos y de desarrollo en los países ocupados durante la guerra por los Balcanes.
De todas formas, no todos los países aceptaron la injerencia soviética: no lo hizo la Yugoslavia de Tito, que pretendía crear una Federación Balcánica a través de la unión de Yugoslavia, Albania, Rumania y Hungría, idea que amenazaba la hegemonía soviética en la zona.
Los problemas de 1947-53
El bloqueo de Berlín
De la misma forma que Alemania había sido dividida tras la guerra, Berlín estaba administrada por los Estados Unidos, Gran Bretaña, la Unión Soviética y Francia, a través de cuatro sectores, sedes del Consejo Aliado de Control para toda Alemania.
Las decisiones sobre Alemania debían ser tomadas por quorum entre los representantes de los cuatro países, pero ello nunca fue posible: la Conferencia de Londres, convocada en 1947 para solucionar el problema alemán, fue un fracaso y las decisiones económicas de los occidentales (creación de una moneda, entre ellas), fueron respondidas por la Unión Soviética con el bloqueo terrestre de Berlín. El bloqueo duró un año y los occidentales, como exhibición de su poder, organizaron el abastecimiento aéreo de la ciudad. De las cuatro zonas en que permanecía dividida la Alemania de postguerra se pasó rápidamente a la bizona, lo que fue el origen de la República Federal Alemana (gobernada por Heuss y su canciller Adenauer), que fijó su capital en Bonn. Los occidentales bloquearon la zona bajo influencia soviética, que se vio forzada a constituir la República Democrática Alemana.
La Organización del Tratado del Atlántico Norte
La OTAN se creó a partir de una alianza surgida como consecuencia de los problemas alemanes, como pacto militar entre Estados Unidos, Canadá y algunos países de Europa Occidental, entre los que destacan Bélgica, Holanda, Francia, Gran Bretaña, Luxemburgo, Dinamarca, Islandia, Italia, Noruega y Portugal. Todos ellos firmaron una alianza donde declaraban aceptar como ataque colectivo cualquiera que les afectara a uno de ellos. El Pacto Atlántico, del que más tarde surgió la OTAN en 1949, establecía la creación de un Consejo y un Comité de Defensa con sede en París. Un año más tarde se firmó un pacto complementario donde los países se comprometían a servir con armas y bases militares, a la vez que decidían aportar hombres para un ejército europeo. En 1951 Grecia y Turquía fueron admitidos y en 1954 lo fue Alemania Federal. La OTAN se puede calificar como el órgano militar del Plan Marshall.
La Unión Soviética, como respuesta a esta alianza militar, creó su propia alianza en 1955 con el nombre de Pacto de Varsovia. Tanto el bloque atlántico como el soviético trataron de sostener una guerra fría por medio de la disuasión, evitando así una guerra caliente.
La Revolución China
China, considerada hasta entonces como una de las zonas periféricas, atrajo la atención de los bloques por ser una pieza clave en la balanza de poder. Tras la guerra mundial, dos facciones se enfrentaban por el poder en China: la China comunista de Mao Zedong y la China nacionalista de Chiang Kai Chek. La guerra se prolongó hasta 1949 y los partidarios de los nacionalistas, con apoyo de Estados Unidos, se establecieron en Formosa (actual Taiwan, o China Nacionalista). El paso de China a la órbita soviética hizo temblar a occidente. Por ello, el problema de Corea fue el primer gran conflicto de la Guerra Fría.
La Guerra de Corea
Corea dio a la Guerra Fría una dimensión planetaria (no se trataba ya sólo de problemas en Alemania). Corea había sido ocupada por Japón entre 1910-1945 y por los Aliados entre 1945-48. El territorio fue dividido en dos zonas con el paralelo 38° como frontera: el norte bajo influencia soviética y el sur bajo control occidental. Sin embargo, tras el triunfo de la Revolución China, Corea del Norte ocupó la zona meridional. La ONU, donde la Unión Soviética no asistía como protesta por que se había desestimado el reconocimiento de la China de Mao, declaró a Corea del Norte país agresor y encargó al Ejército de los Estados Unidos, representando a la ONU, el mando de tropas de socorro a los surcoreanos.
El general MacArthur llevó a cabo esta campaña, tendente a asegurar las posesiones norteamericanas en el Pacífico. Pero tras traspasar el territorio de Corea del Norte, China mandó fuerzas militares en ayuda de Corea comunista, momento en el que Estados Unidos, por miedo a una internacionalización del conflicto, negoció en nombre de la ONU el establecimiento de dos zonas en Corea para establecer un status quo similar al anterior del conflicto. Esto se producía en 1953, mientras Estados Unidos veía la conveniencia de acelerar el rearme. En estos años también China comenzó a intentar conseguir armamento nuclear, por lo que, dados sus recursos humanos y sus avances en este campo, se comenzó a calificar en los Estados Unidos a China como el peligro amarillo.
El acercamiento entre los puntos de vista de la Unión Soviética y los Estados Unidos tras Corea se logró en parte al margen de China, ya que este país se fue distanciando progresivamente de la política soviética.
En esta época, en Estados Unidos el pánico se adueñó de la población, ya que se creían infiltrados y dominados por los comunistas, según denunciaba el senador MacCarthy que durante años fomentó la denominada caza de brujas, campaña que llevó a la cárcel y al exilio a muchos intelectuales, artistas y políticos por actividades presuntamente antinorteamericanas.
La coexistencia pacífica: 1953-1956
Es esta la época del rearme imparable y del progreso en las organizaciones y alianzas. No es una época totalmente pacífica, ya que el deshielo de las relaciones entre los dos bloques se paralizó por el tema de Suez y por la sublevación de Hungría.
El cambio de las relaciones internacionales lo motivó la permuta de los dirigentes de la Unión Soviética y los Estados Unidos: Eisenhower venció en las elecciones a Truman casi al mismo tiempo que se producía el fallecimiento de Stalin. Estos cambios aclararon las relaciones entre las potencias y, en el caso soviético, sus relaciones con sus satélites. El acuerdo chino-soviético prometía ayuda económica, científica y técnica a Mao, país que cada vez era más autónomo. Por otro lado, el Kominform se disolvió en 1956 tras surgir críticas oficiales a los medios utilizados por Stalin. Sin embargo, el intento de Hungría en este contexto internacional por aprovechar la situación y convertirse en un país neutral e independiente de la Unión Soviética, fue respondido con la invasión de los tanques soviéticos que tomaron ese año Budapest.
También en 1956 Nasser, general egipcio que derrocó el rey Faruk, declaraba la nacionalización del canal de Suez, a lo que Gran Bretaña y Francia, constructores del canal, respondieron enviando sus flotas y solicitando la ayuda de los Estados Unidos, basándose en los postulados de la OTAN y de la Doctrina Truman. Sin embargo, el ultimátum de la Unión Soviética provocó la retirada de las escuadras occidentales y dejó claro que las alianzas eran inútiles ante el ímpetu de los grandes.
Las diferencias entre los países parecían irreconciliables: Occidente se negaba a reconocer la China de Mao y Alemania se mantenía como el problema central entre la Unión Soviética y los países capitalistas.
De la distensión a la crisis: 1958-1963
Los artífices de esta extraña etapa fueron Kennedy y Kruschev: el primero creó un nuevo método de hacer política y el segundo marcaba claramente sus diferencias con Stalin. Ambos países vieron en los avances técnicos la posibilidad de imponerse a su rival: las carreras atómica y espacial fueron aceleradas por ambos. La Unión Soviética se anticipó a los americanos en 1957, con la colocación del Sputnik, primer satélite artificial en órbita, lo que llevó a los Estados Unidos a incrementar sus inversiones en armamentos y técnicas espaciales.
A pesar de los viajes constantes y contactos entre ambos líderes, la carrera de armamento crecía de una forma alarmante. Los roces entre ambos bloques se mantenían y culminaron con la construcción del Muro de Berlín en 1961.
La Crisis de los misiles
Fidel Castro, presidente de Cuba que había derrocado al anterior presidente Batista (defensor de los intereses norteamericanos en Cuba), se fue alejando cada vez más de su vecino del norte. Estados Unidos comenzó a recelar de la Revolución de Cuba y ejerció inmediatas presiones económicas para más tarde impulsar las políticas. Por ello, la Unión Soviética aprovechó la ocasión de convertirse en su mecenas. En 1962, con ocasión del desfile del aniversario de la Revolución cubana, se mostró un modernísimo armamento (entre ellos, cohetes teledirigidos), lo que hacía evidente la ayuda militar soviética. Por este motivo Cuba fue expulsada de la OEA (Organización de Estados Americanos) mientras algunos países recibieron presiones chino-soviéticas para lograr el apoyo hacia Cuba. En este contexto internacional, Estados Unidos descubrió, a través de fotografías aéreas, la construcción de rampas de lanzamientos de misiles en Cuba y otras instalaciones militares. Estalló así la alarma y las relaciones entre las dos superpotencias se hicieron críticas. Las negociaciones entre Estados Unidos y la Unión Soviética, sin contar con la opinión cubana, pusieron sobre el tapete la reducción de armamento nuclear y la negociación de las bases de uno y otro bloque (por ejemplo, en Italia, Turquía...).
La intervención de la ONU y del papa Juan XXIII obligó a Kruschev a ordenar la paralización de las obras e instalaciones, a pesar de las protestas de Fidel Castro.
La descolonización en la Guerra Fría
Tras la Segunda Guerra Mundial existieron dos hechos en los nuevos países de Africa y Asia: el neocolonialismo o dependencia económica y la necesidad de los dos bloques por atraerse a los gobiernos. Estos nuevos países elaboraron una política común, establecida en la Conferencia de Bandung (1955), origen del Movimiento de Países No Alineados (1961), con voluntad de neutralidad. Países como Turquía habían soportado presiones de ambos bloques desde 1947, decantándose al fin por el occidental, como también lo hizo Irán. La decisión de ambos países aseguró el suministro petrolífero a Occidente hasta la Revolución Islámica de 1979. Como consecuencia de ello, la Unión Soviética invadió Afganistán el mismo año, para así poder controlar a su vez la zona. En Asia también los modelos capitalistas y comunistas se enfrentaron, por ejemplo en el choque entre China y Japón o el caso mencionado de las dos Coreas.
Para Estados Unidos, el conflicto de Vietnam fue un intento de mantener a este país en el lado capitalista, ya que evitar el triunfo de los comunistas era la garantía de que el resto del Extremo Oriente no cayera en la órbita chino-soviética. Era la teoría del dominó: si un país cedía, se pensaba en un inmediato contagio del vecino.
En Asia las ayudas soviéticas al Tercer Mundo cumplían el mismo papel que el Plan Marshall americano. Para Estados Unidos, las alianzas militares con los países asiáticos (SEATO) para la independencia eran similares a la función de la Organización para la Unidad Africana (OUA), que formaba parte de Movimiento de Países no Alienados y que colaboraba (y sigue colaborando) con la ONU.
Si es fácil determinar cuándo comenzó la Guerra Fría, es mucho más difícil establecer cuando llegó a su fin. Tuvo momentos críticos, como ya se ha señalado, que incluso hizo pensar en la inminencia de un nueva guerra mundial como consecuencia del conflicto de Corea, del de Vietnam o de la Crisis de los Misiles. La Guerra Fría no culminó en una guerra generalizada a nivel mundial pero sostuvo guerras localizadas en cualquier parte del planeta. Por ello, la Guerra Fría, si lo entendemos como enfrentamiento constante entre los intereses del bloque capitalista y del bloque comunista, no terminó hasta la propia desaparición de uno de los contendientes, es decir, con la desmembración de la Unión Soviética en 1991.
Mapa del mundo en Guerra Fría en 1980, en tonos de rojo los aliados de la URSS y otros países comunistas, y en tonos de azul la OTAN y sus aliados capitalistas; los puntos rojos significan guerrillas comunistas y los puntos azules guerrillas anticomunistas.
Este enfrentamiento tuvo lugar a los niveles político, ideológico, económico, social, tecnológico, militar, informativo e incluso deportivo.
Ninguno de los dos bloques tomó nunca acciones directas contra el otro, razón por la que se denominó al conflicto “guerra fría”.
Estas dos potencias se limitaron a actuar como «ejes» influyentes de poder en el contexto internacional y a la cooperación económica y militar con los países aliados o satélites de uno de los bloques contra los del otro.
Las fotografías tomadas por los aviones U-2 demostraron la construcción de silos soviéticos en suelo cubano
Si bien estos enfrentamientos no llegaron a desencadenar una guerra mundial, la entidad y la gravedad de los conflictos económicos, políticos e ideológicos, que se comprometieron, marcaron significativamente gran parte de la historia de la segunda mitad del siglo XX. Las dos superpotencias ciertamente deseaban implantar su modelo de gobierno en todo el planeta.
Tanques soviéticos enfrentados a tanques estadounidenses en el Checkpoint Charlie, durante la crisis de 1961.
Los límites temporales del enfrentamiento se ubican entre 1945 y 1947 (fin de la Segunda Guerra Mundial y fin de la posguerra, respectivamente) hasta 1985 (inicio de la Perestroika) y 1991 (disolución de la Unión Soviética).